Partida Rol por web

Lo sucedido durante la noche obligo a que hubieran varios cambios en los acontecimientos que se darían la mañana del juicio. Tras la pelea de Ser Heine y Ser Shawney, se reforzó la seguridad de la habitación de Rhialta durante la noche y la chica pudo descansar sin ningún tipo de problemas. A la mañana siguiente el Maestre no medico a la chica para que estuviera consiente el tiempo suficiente como para hablar con Ser Edmure Tully. Al Terminar de hablar con la chica el heredero de la tierra de los ríos hablo también con Lady Katherin sobre lo sucedido y sobre su plan para salvar a la chica, luego también hablo con Lord y Lady Vance y les conto todo lo que sucedió durante la noche.
 Cuando Ser Edmure termino de hablar con todos los involucrados cito a Lord Vignar y Lord Karyl para comentarles su resolución, no habría juicio y las casas no serian expuestas a mayor humillación. Cuando los señores de las casas salieron de hablar con el heredero de los Tully cada uno se dirigió a su familia para contarles como habían resuelto todo.

Lord Vignar se mostraba bastante serio y enojado, al parecer algo de lo que había sucedido no le había gustado en lo absoluto.
-Me hubiera gustado que me dijeran lo que tenían planeado.- Arrancó diciendo Lord Vignar a su esposa y a su hijo mayor. -Tramar todo a mis espaldas es faltarme el respeto como señor de la casa.- Agregó aún furioso.
-Sin embargo el plan funcionó, mi hija tenía razón en todo y Lady Rhialta lo confirmó. Aparentemente Liane está embarazada de Ser Shawney y arrojo a la chica para que no hablara por que al parecer los vio juntos.- Su tonada de voz ahora mostraba algo de orgullo por las predicciones correctas de su hija natural.
-Lord Tully sentencio a la chica a confinamiento hasta que la criatura nazca, luego será entregada a la fe para que se haga septon. Lady Liane será llevada con las hermanas silenciosas por lo que hizo, la línea sucesoria salto ahora a Rhialta que pasó a ser la heredera de los Vance.- Su tono ahora comenzaba a ser nuevamente serio, se notaba que se preparaba para dar una noticia dura para él.
-Sin embargo dijo que Morgause falto el respeto a una casa noble, dijo que no debió hacer lo que hizo.- Hizo una pausa y miro a su Esposa Lady Katherin.
-Me dijo que mi esposa le sugirió que la tomara como sierva para que sea educada como corresponde.- La mirada del señor de la casa parecía transmitir todos los deseos horribles que tenia hacia su esposa. -Ser Edmure dijo que él no quería tenerla bajo su servicio y que no tenía tiempo para educarla, sin embargo dijo que su hermana en el Norte podría educarla, además las dotes musicales de la chica eran grandes y aprovecharía el ofrecimiento para darles un lindo regalo a sus sobrinas Sansa y Arya, que tendrían ahora un bardo personal en el norte y sin costo alguno.-
 -Te felicito, me sacaste a mi hija y ni siquiera voy a poder disfrutar de su compañía por última vez. Se la llevaran con ellos cuando partan para Aguasdulces y luego la enviaran al norte con una escolta. Tienes mi bendición para irte a la casa de tu hermano y no volver a pisar mi castillo nunca más.- Lord Vignar no dijo una sola palabra más y se fue a ver a su hija

Al amanecer Morgause se despertó con el sonido de la puerta de su "habitación" siendo abierta. Del otro lado se encontraba su padre que la miraba con una sonrisa en su rostro pero con una mirada llena de tristeza.
-Hola Hija.- Dijo Lord Vignar en voz baja mientras se acercaba a la cama en donde descansaba Morgause.
-Todo está arreglado.- Comenzó diciendo para tranquilizar a la muchachita.
-Durante la noche Ser Heine protegió a Lady Rhialta y ella declaro esta mañana contra su Hermana y contra Ser Shawney. No te equivocaste, la chica fue arrojada por su hermana que esta efectivamente embarazada. Lord Karyl dejara a Lady Liane vivir en el castillo hasta que nazca el bebe y luego la mandara con las hermanas silenciosas, el niño será enviado a un septo para que estudie el camino de la fe. Lady Rhialta es ahora la heredera pero aún no se conoce el alcance de su lesión. El maestre la mantiene dormida por que los dolores son muy fuertes para que los soporte.- Hasta el momento parecía que pese a lo sucedido con Rhialta todo se había resuelto bien.
-Sin embargo Ser Edmure Tully piensa que no actuaste bien y que expusiste a dos casas nobles con tu aparición dentro de la arena de Justas. Mi esposa, Lady Katherin, hablo con él para que te llevaran a trabajar al servicio de los Tully y allí te educaran como es debido.
Ser Edmure dijo que no podía tenerte a su servicio pero que tal vez su hermana en el norte si. El te envía como un regalo para sus sobrinas ya que pocos son los bardos que se aventuran a ir al norte.- Todas aquellas palabras el señor de la casa las dijo mirando a un punto fijo, la tristeza que sentía no le permitía mirar a Morgause a los ojos. -Lord Edmure te llevara con él hasta aguasdulces y luego partirás para Invernalia en cuanto el lo disponga... asi que esta es la despedida. Aprovecha para pasar tiempo con tus hermanos hasta que Ser Edmure se vaya y te lleve con el.-Lord Vignar levanto la mirada para encontrar los ojos de su hija, la hacerlo intento dibujar en su rostro una sonrisa.
Morgause pudo ver en la mirada de su padre el cansancio de toda una vida y una tristeza infinita de un hombre al que no se le permite llorar. La chica vio a su padre más viejo que nunca y se dio cuenta el valor que ella tenía para él, al haberle sacado a su hija le habían arrebatado la vida y ya nunca podría volver a ser el regio hombre que fue durante toda su vida.

Ranthos sabía que había cierto riesgo que esto no saliera como el hubiera pretendido:

-Hicimos lo mejor que vimos para la casa y para sus intereses, padre -se encogió de hombros -no estabas allí y decidimos. El madrero de Rantos salió en defensa de su madre:

-Lo mejor para Morgause es que termine su educación en un gran castillo como Invernalia, ya es toda una mujer, si no la educamos no le encontraremos marido que la aguante, lo que hizo delante de todas esas casas nobles fue inaceptable padre, en eso Lord Tully tiene razón...además, ganaremos una buena relación con los Stark tras esto.

Cuando su padre se marchó le dijo a su madre:

-Madre, antes de que te marches, ¿crees que podrás arreglar un matrimonio con los Vance? ¿O debería ir buscando otras opciones? Con que Lady Rhialta sea fértil lo demás me importa poco...sería una buena forma de cerrar las hostilidades finalmente-dijo encogiéndose de hombros. Su madre sabía que su hijo tenía el fuego interior de su padre, que no había mejorado nada tras su paso por Dorne, si no obtenía placer de su mujer acabaría haciéndolo en otras, un destino cruel para Lady Rhialta.

-Lamentablemente las cosas no salieron como lo había planeado.- Dijo Lady Katherin a su hijo. -No lograste quedar implicado en la defensa de Rhialta así que es poco el material con el que puedo negociar con Lady Dhalia o Lord Karyl. Y al no poder presentarte como su salvador será muy difícil encontrar un motivo para que me reciba. Su atención está abocada ahora al presente de sus hijas el cual es muy negro. Sin embargo te aconsejo que cuando puedas brindes apoyo militar a Lord Karyl Vance. Ser Edmure le dio permiso para invadir las tierras de los Shawney si no entregan a Ser Etan, El intento de homicidio de la chica es razón más que suficiente como para justificar una guerra.-

Rantos sabía que de ahora en más si quería ganarse el favor de ser Karyl debería hacerlo por sus propios medios 

Al abrir los ojos aquella mañana, para luego encontrarse con la presencia de su padre, la bastarda no pudo evitar esbozar una media sonrisa, amarga, sabiendo lo que podría esperarla. - Hola... padre. - Dijo al final, sabiendo que ahora no se encontraban en presencia de otras personas, por lo que podía llamarle de esa manera sin avergonzar en demasía a Lord Kelmstiern. La pelirroja le observó desde la cama, a medida que el Señor de la Casa se acercaba a ella. Era más que factible que no tuviera buenas noticias. Lo sabía más que bien, no luego de lo que había hecho, y el hecho de que la heredera de la Casa Vance tenía todas las de ganar en aquel enfrentamiento, luego de haber silenciado a Rhialta, así como poner a todos en su contra. - ¿Vienes para guiarme al juicio? - Preguntó con cierto terror en la mirada, si bien al menos estaba contenta de haber podido salvar a su querida gatosombra. Lamentablemente, aún no había podido vengar a su hermosa amante. Aquello era algo que ciertamente lamentaba en demasía, algo que no podría perdonarse jamás, no cuando había jurado que estaría a su lado por siempre. Por un instante, se preguntó si la bella Rhialta habría sobrevivido a su caída, y si incluso habría sobrevivido a la noche en sí, si es que Liane no había intentado acabar con ella para silenciarla por completo. ¿Su medio hermano le había hecho caso? ¿La había protegido para evitar que cualquier mal cayera sobre ella? Era algo que esperaba que hubiera hecho, ya que de lo contrario no se lo perdonaría jamás. No podía imaginar la idea de que la hermosa joven muriera. Aún así, el miedo continuaba en ella, asustada por lo que le podría haber sucedido mientras ella se encontraba encerrada en aquel lugar.

No obstante, al oír las siguientes palabras de su padre, algunas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, corriendo por sus mejillas. Lágrimas de felicidad, al saber que Rhialta había sobrevivido, e incluso había dicho lo que Liane le había hecho. Tendría que agradecérselo a Ser Heine, por haber protegido a su querida amante, cuando ella había sido incapaz de hacer algo al respecto. - Lady... Lady Rhialta... ¿está viva? - Preguntó con clara alegría, sintiendo cómo el hecho de saber que continuaba con vida mejoraba su estado de ánimo. Había pensado que no despertaría luego de aquella caída, había imaginado lo peor. Sin embargo, se había equivocado, y estaba ciertamente contenta de haberse equivocado, teniendo en cuenta lo que habría sido para ella que muriera de esa forma. No podía estar más contenta por su hermosa musa. Aún así, habría deseado que la maldita de Liane hubiera sufrido un horrible final, que hubiera muerto, si bien no podía desear lo mismo por la pobre criatura que llevaba en su vientre. Su hijo no tenía la culpa, incluso si su madre era una serpiente venenosa que merecía lo peor. No tenía idea de lo que había sucedido con el escudo juramentado de la antigua heredera, si bien estaba segura de que no había sido nada bueno. Lo más posible era que había sido enviado por Liane a acabar con la vida de Rhialta, y, al final, Ser Heine había acabado con su vida... o lo habían ejecutado luego de que Lord Vance descubriera la verdad. Sin embargo, al escuchar cómo Rhialta era ahora la heredera de la Casa, no pudo evitar pensar en lo que aquello significaba. Si el acuerdo entre las dos Casas continuaba en pie... Rhialta tendría que casarse con Rantos. La expresión de la bastarda se transformó en una de suma tristeza, si bien, al menos, sabía que su amada estaba con vida, lo cual era mejor que cualquier otra cosa.

- Yo... quisiera verla... - Dijo con cierta dificultad, luego de que sintiera cómo se la hacía un "nudo" en el cuello ante la tristeza que sentía al saber que era más que factible que tendría que aceptar la pérdida de su amor. Tal vez... había sido ese el plan desde el principio por parte de los Viejos Dioses. Tal vez no era su lugar estar con ella. Algunas veces... pensaba que había cierta crueldad en la decisión de los mismos, si bien no había mucho que pudiera hacer más que seguir tales designios. Ella lo sabía muy bien, teniendo en cuenta las visiones que solía tener. Por otro lado, la continuación de la explicación de su padre, hizo que la tristeza de la joven empeorara aún más. Las lágrimas continuaron fluyendo por su rostro, aunque ésta vez por el dolor que sentía ante la decisión que se había tomado. No había forma de cambiar aquello. Sabía muy bien que Lady Katherin había aprovechado su momento para utilizar las palabras adecuadas de modo que pudiera alejar a la bastarda de la Casa. Al menos... al menos no había intentado hacer que la ejecutaran, eso era algo que tenía que agradecer, si bien algo le decía que lo habría intentado. - ¿La hermana de Lord Tully? Ah... comprendo. - Se expresó con aquel dolor característico en su voz, mientras consideraba lo que podría esperarle en el Norte. Era algo que había sido decidido, por lo que tendría que aceptarlo sin más. No era más que una bastarda que se había ganado el disgusto de muchos con su anterior acción, sólo porque se había dejado llevar por la ira, la indignación, de ver a su amante en aquel estado. - ¿Un regalo? ¿Eso soy? - Se preguntó a sí misma, y no tanto para su padre, a medida que consideraba que al menos tenía suerte de que no la ejecutarían. Incluso... tal vez podría guiar a Nor hacia el Norte. Aquella región era la ideal para la gatosombra... era su hogar. Allí no deberían de tener tanto problema con que alguien tuviera una criatura así como mascota. - Entiendo, padre. Lo siento, de verdad. No tendría que haber actuado de esa manera. - Se disculpó, tras haberse secado las lágrimas como podía, para luego mirar al Señor de la Casa a los ojos, intentando esbozar una cálida sonrisa a pesar de sus ojos cristalinos que amenazaban con llorar nuevamente. - Yo... de verdad quisiera ver a Rhialta. Sé que posiblemente no esté despierta pero... es mi amiga. Luego hablaré con mis... hermanos. Quiero despedirme de ellos antes de marcharme. - Se explicó a medida que se levantaba de la cama, antes de abrazar a su padre de manera cariñosa. - Tranquilo, padre. Sé que lo intentaste... También debería agradecer a Lady Katherin. Estoy feliz de que todo se haya resuelto. No me habría gustado que Rantos se casara con esa... serpiente que es capaz de hacerle daño a su propia familia. - Dijo con claro veneno en su voz, para luego separarse de su padre, esperando tener la oportunidad de visitar a Rhialta antes de marcharse, si bien algo le decía que no se lo permitirían.

-No sé si será una buena idea que veas a la chica. La aquejan grandes dolores producto de la fuerte caída.- Dijo el Lord de la casa Kelmstiern. -Tal vez pueda convencer al maestre para que retrasé la sedación para que la chica esté despierta el tiempo suficiente como para que hablen pero ¿querrás verla en ese estado? ella estará sufriendo muchos dolores todo el tiempo que este despierta hasta que comiencen a sanar las heridas.

Lord Vignar sabía que tenía la posibilidad de concederle esa petición a su hija pero de ella dependía el querer ver a la chica en tan deprimente estado.

Antes de poder agregar algo más. Sonó la puerta de la habitacion al abrirse

Asintió a su madre...así haría. Pero empezaría a buscar otra esposa adecuada, ahora que su hermana iba al norte tal vez se podría emparentar con una Stark, eran algo menores pero existía esa posibilidad.*

-¿Al final te irás madre?-preguntó con sinceridad.

Posteriormente fue a buscar a Morgause, quería despedirse de ella al menos.

-Si hijo me iré a la casa de tu tío, quiero ver a mis sobrinos y a mi hermano. Extraño el castillo en el que me crie y sé que allí voy a ser muy feliz.- Contesto la mujer a su heredero. -Se que tu estarás bien, has demostrado que estas a la altura de ser un gobernante y sé que no me tengo que preocupar por tu futuro. De todos modos te aconsejo que el próximo acuerdo matrimonial lo arregles tu, para muestra hace falta solo un botón.- Agregóy le regalo una sonrisa a su hijo

En la habitación que habían asignado para retener a la hija natural de Lord Kelmstiern, se encontraban Morgause y Lord Vignar, Ambos estaban teniendo una pequeña conversación cuando ingreso dentro de la misma el Heredero de los Kelmstiern, Rantos.

Rantos corrió a abrazar a su hermana:

-¡cuanto me alegro que estés bien!-  le dijo muy emocionado -Ya me ha dicho Padre que te vas al norte...iré a verte pronto

Ante la explicación por parte de su padre, la pelirroja esbozó una media sonrisa, sabiendo muy bien que el Señor de la Casa tenía algo de razón en sus palabras. Sin embargo, si iba a viajar al Norte, y posiblemente no volvería a ver a su familia o a su querida musa inspiradora, al menos quería despedirse de ella como correspondía. - Yo... sólo quiero despedirme de ella, padre. - Dijo con cierta pena en su voz, sin duda no deseando molestar a la nueva heredera de la Casa Vance, si bien le habría parecido algo malo el marcharse sin al menos poder verla una última vez, o incluso dedicarle algunas palabras de despedida. Era verdad que no deseaba verla en aquel estado lamentable, si bien la quería con todo su corazón, lo suficiente como para no querer marcharse sin verla una última vez. Además... deseaba disculparse por no haberla podido salvar de aquel horrible destino. Ni siquiera sabía si la pobre joven volvería caminar... tras semejante caída. Había observado, anteriormente, el estado en el que habían quedado sus piernas. No sólo sería doloroso, sino que también sería algo difícil de sanar con el tiempo. - Sé que ella también desearía verme, padre. No puedo irme sin despedirme. - Se explicó ante Lord Kelmstiern, esperando que escuchara su petición. No podía simplemente marcharse como si nada. En lo posible, habría deseado permanecer a su lado por siempre si bien... parecía que aquello no sería posible.

- Por favor... sólo concédeme esto, ¿sí? Sé que me dolerá verla así pero... tengo que hacerlo. Tengo que disculparme con ella. Yo supe lo que iba a suceder pero... no pude comprender mi visión a tiempo. Ha sido mi culpa... quiero verla. - Dijo con claro dolor en su voz, sabiendo que, tal vez, no volvería a verla nunca más, o que, cuando lo hiciera, su querida amante se habría casado con alguien más, tal vez su medio hermano. Sabía que no podrían mantener aquella relación, no ahora que ella era la heredera de los Vance. Por esa razón, miró a su padre, esperando que este se mostrara de acuerdo. - Sólo será un momento. No quiero que sufra pero tampoco quiero marcharme sin despedirme como es debido. - Se explicó a medida que reprimía la necesidad de volver a sollozar. La idea de alejarse de aquella que se había ganado su corazón... era ciertamente algo que le dolía en demasía. No obstante, mientras conversaba con su padre, Rantos entró en la habitación, no tardando mucho en acercarse a ella para abrazarla a lo que la pelirroja correspondió dicho abrazo al abrazarle también, para luego dedicarle una cálida sonrisa. - Yo también me alegro de verte, Rantos... Lamento todo lo que sucedió... Tendría que haberme controlado pero... no pude, no cuando la vi a ella en ese estado. - Se explicó con cierto pesar, sabiendo muy bien que había hecho algo muy estúpido de su parte, algo que le había costado bastante caro, al punto de tener que abandonar su Casa y marchar al Norte como un mero "obsequio" para las hijas de la hermana de Lord Tully. - Sé que lo harás... no me gustaría dejar de verte a ti o a Tristán. - Afirmó en un tono gentil, a medida que rompía el abrazo, esperando que su padre cumpliera con su petición. - Lo siento por estar tanto tiempo dormida... Tenía que hacer algo por una buena amiga. - Se disculpó, dejando en claro lo que había hecho.

-Morg,vas a ver a Rhialta,¿no?..transmite mis condolencias, y que si necesita algo puede acudir a mi. Buscaremos por las armas al asesino ese si no se entrega-dudó unos segundos-Padre, ¿me dejas a solas con mi hermana un momento?

-Bien hija, hare todo lo posible por concederte ese encuentro.- dijo el Lord y giro para salir de la habitación. Antes paso junto a su hijo y le apretó el hombro con su fuerte mano a modo de demostración de afecto. Rantos vio por primera vez a su padre envejecido y cansado, la tristeza se podía ver en sus ojos que antes estaban llenos de vida. Ese era el peso de la tristeza para un hombre al que no se le está permitido socialmente estar triste. Lord Vigran cruzó la puerta y la cerro tras de sí para dejar a sus hijos charlar en paz.

Rantos le dijo a su hermana tras 

Hermana..si consigues hablar con Lady Rhialta... ¿le hablarás bien de mi? Ahora es la heredera, es bella y parecía dulce, aunque quede lisiada no me importaría ser su esposo. Parece que congeniasteis muy bien y puede que te escuche si hablas en mi favor- Rantos fue sincero, quería el feudo pero admitía cualidades en ella.

Ante las palabras de su medio hermano, la joven asintió. Sin embargo, no comprendía muy bien a qué se refería Rantos cuando hablado de un asesino. ¿Quién había muerto? Era verdad que Liane había intentado asesinar a su propia hermana, si bien ésta ya había sido castigada por su horrible accionar, incluso si había sido de una manera bastante... leve en comparación a lo que la bastarda le habría hecho, una vez que diera a luz su bebé. - ¿Asesino? ¿A quién han matado? - Preguntó con cierta preocupación, no queriendo imaginar la posibilidad de que alguien pudiera haber muerto mientras ella se encontraba guiando a su gatosombra para que escapara de los cazadores. De cualquier manera, al ver cómo su padre le aseguraba que haría lo mejor que pudiera para que ella pudiera reunirse con Rhialta, la joven pelirroja le dedicó una sonrisa gentil al Señor de la Casa, agradecida por la ayuda que le ofrecía, incluso si tal vez no se lo permitirían. - Gracias, Lord Vignar. Os lo agradezco. - Dijo de manera simple, regresando a la forma de hablar formal, teniendo en cuenta que ahora Rantos se encontraba presente. No quería tratar a su padre de una manera informal en presencia de otros, incluso si se trataban de miembros de la familia. No pudo evitar fruncir sus labios, ciertamente triste por el estado en el que se encontraba su padre, ahora que ella tendría que partir al Norte.  No había duda de que aquello le había dolido en demasía. Aún así, su atención no tardó mucho en concentrarse en su medio hermano, de nuevo, principalmente porque este parecía desear hablar con ella a solas. ¿Qué era lo que quería decirle? No tenía idea. - Dime, Rantos... ¿qué sucede? ¿Qué quieres decirme? - Le preguntó de manera amable, a medida que su padre abandonaba la habitación.

No obstante, en el momento en el que escuchó las siguientes palabras de su medio hermano, la petición que le había hecho, no pudo evitar mirar hacia abajo, ciertamente entristecida, antes de suspirar. No iba a ocultarle aquello. Era necesario que se lo explicara, incluso si podría disgustarle en cierta manera. - Rantos... escucha bien. Tengo que decírtelo. No me sentiría bien si no te digo la verdad. Además, estoy segura que a ti sólo te importa heredar éstas tierras, algo que a Rhialta no le importaría mucho, la verdad. - Se explicó lentamente, a medida que consideraba cada una de las palabras que expresaría a continuación. - Rhialta... ella... tenemos algo... o tuvimos. No sé, no estoy segura si puedo mantener ésta relación con ella, no ahora que ella es la heredera, y aún más cuando yo soy sólo una bastarda y me iré pronto hacia el Norte. - Le susurró con cierto pesar, sintiendo el dolor agudo en su pecho que denotaba lo mucho que sufría ante aquel destino que se vería obligada a aceptar. Era lamentable, sin duda, pero no podía hacer mucho al respecto, no a menos que quisiera ir en contra de la decisión de Lord Tully, algo que ciertamente aseguraría su muerte. - ¿Entiendes? Ella es mi amante. La razón por la cual te digo esto es... porque no me habría gustado ocultártelo, ahora que pretendes casarte con ella. No sé si ella estará a favor de la idea pero... prefiero que se case contigo que con otra persona, la verdad. - Afirmó entre susurros, aunque sin llegar a contarle la otra verdad oculta. Había algo más, algo que ciertamente le daba vergüenza, y que Rhialta había conocido cuando se habían acostado juntas. Sin embargo, no pensaba contárselo a su medio hermano. El único que lo sabía era su padre. - Por eso quiero verla... quiero despedirme de ella antes de marcharme. Me dolería demasiado si no lo hiciera. Por eso también reaccioné de esa manera con esa serpiente desleal hacia su propia familia. - Espetó con cierto veneno en su voz, antes de intentar calmarse para volver a mirar a Rantos.

- Si me disculpan, el Lord manda verme -dice Sir Eberhard haciendo una ligera revecencia- Lady Katherin -continuando la reverencia algo más pronunciada y dejando entrever una sonrisa maliciosa a la dama.

Su hermano la volvió a abrazar:

-Te espera una vida llena de sufrimientos hermana..al menos aquí en el norte, gracias por haber confiado en mí y habérmelo contado-dijo Rantos con una lágrima que se le caía- si tu estás de acuerdo yo me haré cargo de ella, desde luego no la voy a maltratar ni le voy a dar mala vida..aunque claro, ella tiene que querer y su padre, aunque supongo que por hacerla feliz es muy probable que su padre ceda a sus deseos. No sé si me llegará a amar, ya que prefiere a las mujeres..o al menos te prefirió a ti, pero nunca pensé en casarme enamorado, aunque al menos espero tener una vida buena, y que mi esposa la tenga.

Rantos se separó del abrazo:

-Ahora entiendo un poco como reaccionaste..no obstante, cuando vaya a verte antes del invierno, espero encontrar una dama ...los Stark te educarán bien. ¿Me prometes que estarás bien?-Rantos no quería despedirse de su hermana, pero entendía que era lo mejor para ella, con los Stark quizás encontraría su lugar.

Al recibir el abrazo de su medio hermano, la bastarda le fue reciproca, antes de escuchar las siguientes palabras por parte del joven, lo que hizo que la pelirroja sonriera gentil. - No lo creo así, Rantos... los Viejos Dioses no prohíben esa clase de relación, incluso si el resto puede verlo mal. - Se explicó con cierto pesar, principalmente porque el dolor que sentía se debía al hecho de que la verdadera razón por la cual no podía disfrutar de una hermosa vida con Rhialta... se debía a que no era más que una mera bastarda, además de carecer de influencia suficiente como para ser de valor para poder estar junto a su bella amante. - ¿Por qué no confiaría en ti? Somos familia, incluso si una parte de nuestra sangre es diferente. Yo quería protegerte también de esa serpiente, por eso quería que supieras lo que había hecho. Era posible que ella hubiera intentado matarte cuando tuviera la oportunidad. - Le explicó a su medio hermano, dejando en claro que ella jamás traicionaría a su familia, incluso si era una bastarda. No había lugar para la deslealtad, no cuando su padre amaba su Casa, tanto como la amaba a ella como su hija. No obstante, al escuchar el resto de lo que Rantos tenía para decirle, la joven frunció el entrecejo. Una cosa era que ella dejara a su amante en manos de su medio hermano, si bien eso no quería decir que estuviera contenta con el hecho de que este intentara cortejarla. - Lo siento, Rantos, pero... espero que no te ame. Yo sigo enamorada de ella, y me gustaría volver con ella si alguna vez puedo hacerlo. Entiendo que quieras casarte con ella para quedarte con los dominios de los Vance pero... realmente espero que ella siga queriéndome de la misma manera. - Se expresó entre susurros con total sinceridad, dejando en claro que no pensaba dejar de querer a la hermosa Rhialta, si bien tampoco pensaba enfadarse por el hecho de que su medio hermano deseara casarse con ella. De cualquier manera, no tardó mucho en suspirar, antes de sonreír. - Estaré bien. No te preocupes por mí. - Aseguró mientras se levantaba de la cama. - Ahora... veré si puedo hablar con ella. Prefiero que quede en tus manos que en las de otro. - Dijo con cierto pesar, reprimiendo como podía la tristeza que sentía. Habría deseado hacerle el amor a su musa inspiradora, antes de marcharse, si bien aquello era ciertamente imposible en el estado en el que se encontraba la misma.

Lord Vance esperaba a Ser Heine sentado en el modesto trono de la casa y acompañado de algunos guardias y un paje.
-Bienvenido Ser.- dijo el hombre mostrándose lo más amable posible para un hombre en su situación. -Mis hombres me contaron lo que hiciste por mi familia y quería darte una recompensa.- Agregó e hizo una señal con la mano para que el Paje le acercara una bolsa.
-Aquí están los premios acumulados de los torneos y algo de oro extra que puse yo, en total son 90 Dragones de Oro. Considérelo un premio por su valentía.-
 -Además también quería invitarlo a formar parte del personal de mi casa, estoy por invadir las tierras de los Shawney para que Ser Etan pague por lo que hizo y voy a necesitar gente valiente.-

 Ser Eberhad Heine se encontraba ahora con 3 ofertas: La de Lord Vignar Kemlstiern de nombrarlo castellano, La de Lady Katherin Kelmstiern de hablar con una casa noble para que acepten un matrimonio con el y la De Lord Karyl Vance para formar parte de su guardia que pronto entraría en guerra y le daría posibilidad de crecimiento económico y social. Ahora debía pensar cuál de ellas elegir.