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Estamos a 3 de febrero de 2009

Estamos a 3 de febrero de 2009

Los últimos rayos de Sol desaparecen en el horizonte que conforman los edificiones antiguos de Venecia cuando te despiertas de tu placentero letargo. La noche anterior había sido un verdadero incordio, Gisella había sido especialmente arpía contigo y Caesarius parecía ausente. Quizás era la cercanía de su aniversario, la nostalgia de viejos tiempos pasados... La cuestión es que no te había hecho excesivo caso y eso te molestaba profundamente. Tras levantarte tu criado, Sebastían, te está esperando en la Sala de Música con un sobre con una invitación dentro, que te entrega en silencio. Es un chico muy callado y de mirada oscura. Su semblante serio contrasta con el azul claro de sus ojos y sus cabellos dorados.

-Mi Señor, han traído esto para usted a primera hora de la tarde- señala el sobre negro cerrado pulcramente con una lacra con el escudo de la Camarilla de Venecia.

-Requerirá de mis servicios esta noche, signore?

Despiertas una noche más, en tu torturada no-vida. A veces te preguntas cómo puedes seguir "vivo", si quizás deberías exponerte al Sol y acabar con todo... Pero luego recuerdas claramente que Celeste simplemente te lo impediría y eso sólo significa una cosa: pasarse el resto de la eternidad aguantando sus burlas y mofas acerca de tí y de tu intento patético de suicidio. Es tan irritante...

-Otra vez pensando en supercherías de las tuyas?- pregunta Celeste, desde el rincón oscuro en el que se ha posado -Seguro que una de esas idioteces tuyas tan humanas de oooh que vida más triste que tengo! porque me dejé engañar!! Soy un patético vampiro que sólo quiere descansar en paaaaaz...- se burla. Son los primeros sarcasmos de la noche. Sabes que te esperan mucho más.

Oyes el crujido de la maderas de las escaleras. Alguien viene. Sientes el olor familiar a fresas salvajes mezclado con el olor tenue que desprenden los no-muertos. Tu olfato te dice claramente que ese aroma es sólo de una persona, Lisbeth, pero luego recuerdas que estuvo en tu refugio hacía apenas un par de días, y ella solía pasarse una por semana, así que es pronto para una nueva visita...

La música de violines y piano de una de las sinfonias de Beethoven se oye de fondo cuando abres los ojos perezosamente, despertando a una nueva noche llena de vida y belleza que disfrutar. Es la favorita de Cassandra. Y tú lo sabes. Sólo la pone en contadas ocasiones. Sólo con las más especiales.

La noche anterior la habías visto de un extraño mal humor tras leer una nota que se guardó en el bolsillo de su chaqueta de paño blanco de diseño, pero cuando le preguntaste simplemente esquivó el tema con un "nada que tu cabecita linda deba preocuparse". No le diste mayor importancia en ese momento, más oir aquella melodia no te parecía que pudiera traer nada bueno. Es posible que tu adorada mentora esté realmente preocupada por algo que no sea la Belleza es Arte, el Arte es Belleza?

-Oh querida, ya te has despertado? No te habrá molestado la música verdad?- te pregunta ésta con una sonrisa dulce en los labios, aunque su mirada refleja una verdadera tormenta de rayos en su interior -Pero es que ya sabes, Beethoven, como Wagner, si no se oye a volumen alto, no se puede captar toda su belleza...

-Johnnie, Johnnie, Johnnie, qué vamos a hacer contigo tío? Eres como un enorme grano en el culo...- dice sarcásticamente el motero cuya jeta tienes delante tuyo, a menos de 10 cm de tu cara- Tienes una jeta increible viniendo hasta aquí, con estas maneras... Vienes a mi Bar, te sientas en mi mesa, te bebes mi cerveza, intentas ligarte a mis putas, y encima quieres irte sin pagar. Acaso crees que soy la puta Madre Teresa de Calcuta? - hace un gesto de apertura con los brazos, como abarcando todo lo que hay en el local.

- Pues NO! NO LO SOY!- golpea la mesa que tienes delante, la misma en la que te has estado tomando cerveza tras cerveza desde que empezó a anochecer. Siempre has sido un temerario así que no eres de los que espera a que sea completamente de noche para salir. Y aquel local te había llamado la atención con su letrero de neón cutre... Bueno, vale, era el único local cercano donde vendieran alcohol y no te quedó otra que entrar, aunque estuviera lleno de paletos.

-Esto no es una ONG, tío, esto es un negocio. Y es mío. Así que paga. O puedes ir despidiéndote de tus tripas y de tu ridicula guitarra!- el tono de amenaza del tipo es más que evidente.

Pero estás suficientemente borracho como para saber en qué follón te estás metiendo? O huirás como un cobarde?

-Rodrigo, Rodrigo, Rodrigo, qué vamos a hacer contigo? Ahora eres Rodrigo y mañana María la folc.. la putilla. Se hace dificil seguirte, realmente- el vampiro que ha interrumpido tu lento despertar de forma abrupta, sonríe maliciosamente. Te mira y remira, repasándote de abajo a arriba. No te queda claro si te desprecia o bien quiere estamparte contra la pared y follarte violentamente. Sea lo que sea, ese extraño brillo en sus ojos y su boca desaparece tan rápido como ha aparecido.

-Su Majestad, la Reina Mia, quiere verte de inmediato. No la hagas esperar. Ya sabes cómo se pone cuando la hacen esperar. La paciencia no es su fuerte...- te lanza el sobre con la invitación de forma brusca, contra tu pecho- Esto es para tí, no te lo dejes.

Te despiertas realmente hambriento, llevabas varias noches sin conseguir alimentarte porque no encontrabas a ninguna pelirroja por las calles de Bruselas. No entendías porqué, pero no había ninguna y te sientes realmente sediento.

Tu criado, Jean-Pierre, te espera en la entrada de tu cuarto, con una bandeja de plata en las manos y un sobre negro en ésta. Te mira con miedo, ve el Hambre que se refleja en tus ojos, pero no se mueve. Reza internamente porque decidas no devorarle pero gustosamente se sacrificará si es necesario, con tal de salvar a su Amo.

-Se encuentra bien Amo? Quiere que le traiga sangre del Depósito del Hospital?- te ofrece. Algunas veces has tenido que recurrir a ese tipo de servicio, sobretodo cuando escaseaba tu ganado favorito y te negabas en rotundo a comer de otros y otras sujetos por ser menos apetecibles. Así que recurrias a sangre de ganado de rancho, como lo nombraba tu fiel criado en broma. Es un buen chico, quizás demasiado joven, algo falto de ambición pero con inventiva. Se le ocurrió a él lo de la compra de bolsas de sangre en el mercado negro sanitario. Aunque lo que más aprecias de él es su inquebrantable lealtad hacia tí...

Te entrega el sobre en mano, sin esperar tu respuesta. En su interior hay una invitación...

 Stevani se giró malhumorado. Deseaba la sangre, se sentía debil y eso era algo que detestaba. Ademas, deseaba a ese tipo de mujeres. Su pelo rojo...quizas el parecido con el color de la sangre era lo que le excitaba en cualquier caso descargo su frustracion con un golpe en el mueble.

No! Saldré de nuevo en busca de alguien pelirrojo. Debe quedar algunien!-dijo con una amarga nota de desesperacion en su voz.-dejame ver que es eso que traes. ¿Cuando ha llegado?

Stevani cojió la carta y la leyó con detenimiento y una mueca se dibujo en su rostro. 

-Quizas allí los haya...

Salgo de mi estancia con un pijama de seda y atándome la bata de seda a juego con el.-Gracias Sebastian querído-abro el sobre y leo la invitación.-Preparame un baño por favor no se si te necesitaré esta noche, te llamaré si es así, gracias.-Voy hacia mi vestídor hacíenod ejercicios para calentar la voz es una manía que aún no se me ha quitado.

Elijo la ropa que llevaré esta noche.-¿Sebastian está listo ya el baño querído?-tarareo un aera de Madamme Pompadour.

Jean-Pierre se queda serio mirando a su Amo y su frustración pagada contra los muebles. Ese golpe en la mesita Luis XVI le iba a costar horas de trabajo, quitar los arañazos que le habrá hecho al pobre mueble harían saltar las lágrimas de cualquier anticuario o persona que aprecie el valor de estas joyas. Aún así, se mantiene imperturbable, sin apartar la vista.

-Llegó hace un par de horas, Amo, no quise interrumpir su tan preciado sueño...- contesta éste, con la poca seguridad que le queda. No quiere acabar con el cuello roto por un mal gesto de su jefe si le golpea en la cara -Lo trajo una chica muy amable. De parte de un tal Mr. Vin-cen-zo- le cuesta pronunciar el nombre. Los idiomas no anglofilos no son lo suyo, si le quitas del francés, el inglés y el alemán, se pierde por completo.

-Porqué mi Amo? Hice mal en recogerlo? Quiere que la devuelva?

Hace un gesto afirmativo con la cabeza ante la petición de su jefe y se retira discretamente para preparar el baño de éste. Unos minutos después reaparece.

-El baño ya está listo, Sr. Farinelli. Le puse sus sales de baño favoritas, las de pétalo de loto y hojas de sándalo. También le he dejado un batín limpio, el de seda roja bordada, colgado del perchero de la puerta y toallas limpias y tibias, tal como le gustan, al lado de la bañera. Sus zapatillas de seda y brocados chinas se están calentando, en seguida se las traeré paara que pueda ponerselas cuando acabe su baño- contesta éste, con suma eficiencia.

-Desea algo más? Quiere que le traiga champagne o le ponga uno de sus discos para ambientar?