Partida Rol por web

Sangrientas Navidades 5: capítulo final

Grupo de terapia

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08/02/2022, 19:42
Director

El majestuoso edificio del hospital Stevenson se erigía a las afueras de Bemidji y era una maravilla arquitectónica de paredes acristaladas, con diez plantas y cinco edificios anexos. Contaba con los servicios suficientes para dar respuesta a toda la población en un radio de 150 kilómetros, atendiendo a todos los habitantes de Bemidji y a los de los pueblos de sus alrededores. Era un edificio moderno y equipado con todo lo necesario para atender diversas patologías. Contaba con su pabellón de urgencias, con máquinas de oncología, escáneres TAC, e incluso sección de maternidad. Incluso contaba con una pequeña escuela de formación y servicio de prácticas médicas. Y por supuesto contaba con su área de psiquiatría, dirigida por el Doctor Adam Livenau. Desde que el Doctor Livenau se había hecho cargo de dicha área, los pacientes habían mejorado considerablemente en su comportamiento, y aunque muchos criticaban que sus tratamientos eran demasiado modernos, lo cierto era que los premios internacionales y los grandes resultados avalaban sus métodos. Incluso había tratado con éxito a varias de las víctimas de los asesinatos de Erik Stark, logrando que muchos superaran sus traumas con las personas disfrazadas de Santa Claus y el estrés causado por las fiestas navideñas.

Aquella tarde, precisamente la de Nochebuena, el Doctor Livenau conducía al grupo de terapeutas a través de los pasillos del hospital atendiendo las distintas consultas que tenían para ese día, con pacientes de todo tipo. El prestigioso psiquiatra se encargaba de conducir las sesiones pero permitía que sus colaboradores del grupo de terapia participaran aportando su punto de vista. Livenau solía rodearse de expertos de diferentes campos, una visión multidisciplinar para abordar los problemas, como él solía decir. Cada cuál, desde su campo, ampliaba la mirada profesional del grupo para enriquecerla y aportar su granito de arena a la solución que necesitaba cada paciente. Aunque bien era cierto que al Doctor Livenau no le gustaba hablar de soluciones, para él, el trabajo del grupo de terapia era realizar un acompañamiento a través del proceso de cura del paciente, permitiendo quien fuera él mismo quien llegara a las soluciones que necesitaba. Y para ello, el Doctor Livenau ponía en práctica metodologías que para otros doctores resultaban de lo más excéntricas.

Para hacer aquella pequeña ronda, le acompañaba el grupo de guardia formado por la psicóloga experta en trastornos del sueño Daniella Salerno, el fisioterapeuta George Warren, y el doctor Sunil Phadanis, experto en psicofarmacología. La doctora Louella Marcus, como de costumbre, llegaba tarde, aunque también debería estar con el grupo para aportar su punto de vista como psicoanalista. Pero el Doctor Livenau no tenía por costumbre esperar a nadie, y menos cuando tenía una agenda tan apretada como la suya. Atendieron al primer paciente del día, Jonas Linkbert, un hombre aquejado de una grave depresión que había intentado quitarse la vida un par de veces. Charlaron con él, tomando anotaciones mientras les ponía al día de sus fingidas esperanzas para su futuro. Su caso era prácticamente irremediable, al menos mientras no fuera sincero consigo mismo y con ellos.

El siguiente en el orden del día era Peter Robinson, hermano de la doctora Marcus, que estaba aquejado de un desorden de personalidad. En contra de lo que se solía aconsejar en las facultades de psiquiatŕia, el doctor Livenau había permitido que su hermana lo tratara, esperando ver qué resultados tenía en su comportamiento la cercanía con su gemela. Además, a Peter no le gustaba responder a las preguntas de nadie que no fuera su hermana, por lo que no les quedaba más remedio que acudir a ella. La ausencia de Louella aquella mañana complicaría que Peter les diera alguna respuesta a sus preguntas, Livenau ya sabía que Peter no respondía muy bien a los grupos de terapeutas, ni a la gente en general, pero aún así el doctor lo intentaba continuamente.

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09/02/2022, 18:03
Doctor Adam Livenau

El Doctor Livenau provenía de una familia trabajadora con pocos recursos. Desde bien pequeño tuvo claro que para conseguir las cosas en la vida uno tenía que trabajar muy duro. Fue primero de su promoción en la universidad y se especializó en psiquiatría debido a su interés personal en la mente humana. En poco tiempo, demostró sus cualidades y se hizo director del departamento de psiquiatría del hospital Stevenson, el cual por sus modernos equipos y falta de personal especialista, le pareció un destino óptimo para probar sus teorías. En los años que él llevaba al frente, todo había dado un giro radical a mejor.

—¿Qué tal, Peter? ¿Cómo te has levantado hoy? —preguntó el Doctor mirándole por encima de sus gafas de leer—. ¿Qué has soñado esta noche?

Aquel día, al doctor le interesaban los sueños de sus pacientes, lo cual era posible que tuviera que ver con el siguiente paciente de la lista, David Jordan, pero no había dejado de preguntarles a los demás por los sueños. A fin de cuentas también estaba rodeado de varios especialistas en el tema.

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09/02/2022, 18:03
Peter Robinson

Peter miró a todos con cierto aire rebelde, buscando a su hermana entre las miradas. Al no encontrarla entre los presentes se centró en la doctora o más bien en su escote. Además de la lascivia que compartía con su hermana, su parecido físico era increíble aún a pesar de que Louella ya hubiera avanzado en su tratamiento de cambio de sexo, antes de aquello debían de haber sido idénticos.

—Lo siento doctor. Ya le he dicho que sin mi hermana delante no hablo con nadie —dijo con un tímido hilillo de voz pero con el suficiente descaro como para no apartar los ojos de las vistas que ofrecía la doctora. Podía ser tímido, pero no idiota—. Y levantarme... pues verá, me he sentado en la cama y luego he sacado una pierna de la misma, luego la otra, me he calzado y me he puesto de pie... estaba claro que no estaba por la labor de cooperar.

—Pues... no... no recuerdo con lo que he soñado hoy... pero sé con lo que voy a soñar en cuanto me dejen irme... en sus labios de dibujó una sonrisilla traviesa y a todos les quedó claro en que pensaba—. Y con lo que espero soñar muchas noches... miró al doctor Livenau y le preguntó por su hermana. Al ver que el doctor negaba con la cabeza suspiró—. Soñé que estaba en un campo de amapolas, con el sol en lo alto y donde por fin me sentía libre— respondió a ver si así le dejaban en paz, se ponían a hablar entre ellos y se podía marchar de una vez. Evidentemente todo esto se lo explicó a la doctora mirándola a sus firmes y enormes ojos.

El Doctor Livenau asintió con una sonrisa y se giró hacia los demás para que pudieran formular a Peter las preguntas que consideraran.

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09/02/2022, 20:00
Daniella Salerno

Conocía bastante bien al Doctor Livenau aunque había procurado mantener las distancias. Sabía lo mucho que le preocupaban sus pacientes, aunque no me pasaba desapercibidas las miradas que me dedicaba cuando creía que no estaba pendiente de él, dirigidas a veces hacia mis pechos y en ocasiones, hacia mis piernas.

Me deseaba y me gustaba sentirme deseaba, pues eso me daba el control; siempre se trataba de lo mismo en la vida, tener el control de las situaciones, el control de la gente que te rodeaba, y de tus opciones.

Todos los problemas venían siempre de nuestra incapacidad para movernos por la vida en base a nuestras decisiones y permitir en su lugar que fuera todo lo demás lo que la determinara. Pero yo poseía el dominio de la mía, hasta tal punto que mis sueños eran precisamente los que deseaba, un reflejo de todo cuanto necesitaba.

Cuando llegamos hasta donde se encontraba Peter, me coloqué al lado del doctor, procurando rozarle con mi cuerpo y despertar así una punzada de deseo.

Control, en todo momento, de todas las situaciones.

Su manera de enfrentarse a Peter fue en principio inocente y carente de intención, pero su pregunta encerraba mucho más de lo que parecía. Lo sueños podían ser tan poderosos que a menudo alteraban nuestros comportamientos si se lo permitíamos, pero también llegaban a ser una forma de terapia, una vez aprendíamos a desplazarnos a través de ellos.

Para mí eran como una densa y salvaje jungla, que requería del mayor de nuestros esfuerzos para poder hallar el camino, y solo unos cuantos podíamos servir de guía en aquel complicado escenario. Pero una vez encontrábamos el sendero, todo cambiaba y los sueños se convertían en barro que podíamos modelar a nuestro antojo.

Sí, era fascinante como los especialistas no solo podíamos determinar a qué se debían los problemas de insomnio, sino también producir una retroalimentación positiva tanto en el carácter como en la vida de los pacientes.

Claro que en ocasiones también me aprovechaba de ello; un paciente que soñaba era un paciente que no distinguía la realidad del mundo de los deseos y era tan sencillo mezclar ambos…

Por supuesto, la fijación que Peter tenía con su hermana resultaba toda una dificultad para nosotros; la fijación que tenía con la doctora Marcus rallaba la obsesión incestuosa, pero también un profundo conflicto de personalidad.

-Es una pena que no haya llegado todavía, señor Robinson. ¿Qué cree que le diría de estar aquí en estos momentos? –le pregunté, con una sonrisa inocente.

Entones, casi sin esperar a su respuesta, le planteé otra diferente.

-Quizás haya soñado con ella de manera recurrente, señor Robinson. Es perfectamente lógico y aceptable albergar deseos que en nuestra vida diaria pueden resultar inconcebibles, pues el mundo de los sueños no tiene ninguna moral. Dentro de ellos podemos… estar con quien queramos, hacer el daño que queramos y ser felices como deseemos. Literalmente, no tiene límites.  Además, me he fijado en como mira mis pechos. Seguro que le gustaría tocarlos, acariciarlos con sus manos y compartir la humedad de su boca con ellos… Ese sería un buen sueño, ¿verdad, señor Robinson? Pero claro… antes de hacerlo, convendría liberarse de los que están ocupando su lugar.

Robinson habló de un campo de amapolas, pero era evidente que aquello era solo una pobre excusa para eludir dar una respuesta. Además, en aquellos momentos seguro que estaba desnudándome en su mente, recreando en mí una personalidad totalmente subyugada a su deseo, concentrando toda su frustración y cualquier pensamiento en el sexo, el campo abonado para crear frustraciones y a la vez, resolverlas.

-Peter, Peter. Lo hemos hablado en muchas ocasiones. Los deseos enquistados son demasiado dolorosos. Es mejor desprenderse de ellos porque solo así podemos ser libres. La aceptación de la verdad es el mejor de los remedios. Usted me desea, puedo verlo en sus ojos y también en sus… pantalones; no se preocupe, es una reacción fisiológica perfectamente normal. ¿Ve? Conociendo sus reacciones y pensamientos podemos establecer que hace algo que cualquiera haría, totalmente sano. Por eso necesitamos conocer los detalles de sus sueños. Solo así sabremos si está mejorando en su tratamiento –le dije, paladeando las últimas palabras como si estuviese a punto de envolver a su mejor… amigo.

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10/02/2022, 14:40
Sunil Phadanis

Demostrándose a sí mismo que aun estaba en plena forma mental, Sunil había conseguido terminar una cantidad ingente de papeleo para el mediodía, lo que le permitió comer con calma y tomarse un café bien caliente. Porque algo estaba bien claro, y era que el día menos pensado se encontrarían a Sunil congelado en su mesa. Le costaba entender como tanta gente podía hacer vida normal en aquella parte del país, y desde que trabajaba en el Hospital Stevenson había dejado de hablar de las nevadas de su Nueva York natal como si fueran un gran acontecimiento.

Llegó a la hora para acompañar al doctor Livenau en la ronda habitual. No podía evitar sentir cierta reticencia hacia algunos de los métodos de Livenau, pero tampoco podía negar que aquel hombre había hecho grandes cosas por sus pacientes, y mientras los resultados estuviesen ahí para acompañar a sus teorías, Sunil no podía hacer más que aportar su parte. Tomó un par de notas rápidas tras la visita a Linkbert, poco más que un "Subir dosis", y se dispuso a enfrentarse al habitual reto de hablar con Peter cuando su hermana no estaba. Bastantes problemas tenía Sunil con ella como para que, encima, tuviesen que ver su trabajo frenado por la falta de puntualidad de Louella. Escuchó a Peter sin mucho ánimo, viendo que estaba en su actitud defensiba habitual, cuando de pronto casi se atraganta con su propia saliva al oir a Daniella. Tosió e intentó disimular, como si aquel arranque de la doctora fuese lo más normal del mundo, y durante un rato miró sus notas sin saber muy bien qué hacer. Finalmente, intentó mostrarse todo lo profesional que pudo.

- ¿Qué tal te han ido los estabilizadores del estado de ánimo, Peter?

Notas de juego

Uau, vamos fuertes XD

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10/02/2022, 16:23
George Warren

Aquél día George había tenido más trabajo del habitual, como colofón a una semana agotadora. Previo a fechas señaladas como aquella, siempre pasaba lo mismo. Además, le tocaba guardia, y sabía lo que eso significaba: tendría que hacer la ronda con el Doctor Livenau, alguien a quién admiraba por su eficiencia, pero con quién prefería mantener las distancias. No era al único a quién quería evitar, por supuesto.

Unos minutos antes de la hora señalada ya estaba dónde debía, aguardando al resto del equipo. Con el director llegó la Doctora Salerno, que, como era habitual, no le dedicó más que una intensa mirada antes de pasar de él, y después Phadanis, que saludó con reticencia; suponía que estar allí les hacía la misma ilusión a ambos. A Louella no se la veía por ninguna parte, un pequeño punto a favor. Puede que al final la noche no vaya tan mal, pensó, inocente. Sería aburrido, pero al menos se había quitado un peso de encima; con suerte, la Doctora Marcus no aparecería.

Como era habitual en él, se mantuvo en silencio mientras los pacientes hablaban, observando posibles dolencias, tomando alguna nota y, cuando acababan la charla, pidiéndoles que se pasaran a verle. Mente y cuerpo tenían que estar en armonía, para que la primera estuviera bien, era necesario tener el segundo sano. Cualquier molestia, por pequeña que pareciera, era importante tratarla. Él se encargaba de eso, proporcionaba calma física para que pudieran llegar a la mental, ni más ni menos. El problema era que con algunos aquello se le atragantaba, y Peter estaba el primero en esa lista; debido a su parecido con su gemela, era incapaz de trabajar con él sin sentirse tremendamente violento, así que cada vez que estaban allí, tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano para centrarse. Daniella, por supuesto, no ayudaba.

Si mantener la compostura con Marcus había sido difícil, hacerlo tras la intervención de su compañera se volvió imposible, y por la reacción de los demás no había sido el único. Carraspeó, incómodo de repente con algunos de sus pensamientos, y se llevó la el cuaderno dónde tenía sus apuntes a su regazo, para evitar escenas aún más indecorosas y poco profesionales. Complicado, sobre todo si tenían en cuenta que aquél hospital ya había sido testigo de más de una de esas. Prefirió apartar aquellas ideas de su cabeza y volver a dónde estaban. Deseó tener alguna pregunta que hacer, pero lo cierto es que la única que se le ocurría en ese momento —y no es que estuviera muy avispado—, le parecía ridícula. Por el momento, prefirió quedarse callado un poco más.

Notas de juego

Madre mía como empieza esto. Se te ha olvidado el [+18] máster jajaja.

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10/02/2022, 18:02
Peter Robinson

—Buenos días —respondió a la doctora Salerno con un hilillo tímido de voz pero con cierto retintín en su pronunciación, para hacer notar que pese a haber intentado turbar la mente de Peter ni siquiera había saludado como correspondía a las personas civilizadas. Otro punto en favor del trato con su hermana, que al menos era educada y no se dedicaba a ir por ahí calentando al personal.

—Lo que yo desee no tiene nada que ver con lo que sueñe —dijo atragantándose la voz a mitad de frase, pues pese a todo el efecto que Daniella quería causar en él había terminado funcionado. Era lo que ocurría habitualmente cuando la doctora Salerno trataba a Peter, que terminaba hablando ella sola sin que él dijera mucho, ya que sin su hermana apenas sí abría la boca. Aunque no era menos cierto que a Peter no le desagradaba del todo al menos verla, la alegría que le producía su visión saltaba a la vista.

—¿Saben? Éramos idénticos salvo en eso... —dijo en un repentino y asombroso arranque de verborrea sin dejar de mirarse la entrepierna—. Yo le superaba, hasta que se operó y me mostró el resultado de la cirugía... Debo reconocer que ahora me supera ella y que estoy deseando que acabe con el nuevo tratamiento para dejar sus pechos en simples bolas de golf, doctora Salermo.

En las notas que el doctor Livenau les había pasado sobre Peter se encontraban subrayadas y rodeadas con un círculo las palabras: pensamientos incestuosos. Del mismo modo, también aparecía subrayadas hasta tres veces la palabra narcisista. Y por lo que sabían de él, Peter tenía un concepto muy elevado de su imagen, que reflejaba también hacia su hermana deseándola y convirtiéndola en objeto de sus fantasías.

—En cuanto a mis sueños, si pretende que le diga que usted está en ellos... siento desilusionarla. En mis fantasías sí, y si quiere le puedo demostrar lo que sé hacer si nos dejan a solas. Pero no, no sueño con usted... no me gusta que me calienten y me dejen a medias —dijo envalentonándose al recordar a su hermana con la que sí esperaba soñar, y tal vez cumplir sus sueños algún día.

—¿No está viendo mi entrepierna? —le respondió a Phadanis con su característica sonrisa traviesa cuando le preguntó por la medicación y los estabilizadores de ánimo—. Creo que salta a la vista que mi ánimo está muy bien... Ah, no se preocupe doctor, no voy a pedirle que me toque —Peter se giró hacia Livenau con gesto impaciente—. Mi necesidad de ver a mi hermana es cada vez más acuciante. ¿Dónde está? La necesito antes de que esta gente me altere más.

Notas de juego

Sí, no os paséis que no he puesto el +18 a la partida.

Por cierto, me he fijado que el apellido de Peter es Robinson y no Marcus, modifiqué el post de Daniella para adaptarlo.

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10/02/2022, 18:41
Doctor Adam Livenau

Peter se agitaba algo nervioso, secándose las palmas de las manos en el pantalón. El doctor Livenau parecía compartir su misma incógnita, pues miró el reloj primero y después a la puerta de entrada.

—Supongo que no tardará en llegar. Pero ¿ya se ha cansado de hablar usted con nosotros? Peter asintió con la cabeza, haciendo un esfuerzo por contener sus palabras—. Vaya, que lástima, con lo parlanchín que parecía al principio.

Por más que insistieron no lograron que volviera a abrir la boca salvo para insistir en que quería ver a su hermana así que el doctor dio por terminada la sesión y esperó a salir de la habitación de Peter y alejarse algo por el pasillo para hacer los comentarios pertinentes.

—Buen trabajo doctora Salerno, ha logrado usted provocarle lo suficiente para que suelte su lengua. Por un momento pensé que tendríamos que mandarle callar —bromeó el doctor—. Veremos si puede ir sustituyendo progresivamente a su hermana en el tratamiento. Me preocupa que sus tendencias incestuosas estén agravándose. ¿Qué opina usted, doctor Phanadis?

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11/02/2022, 10:33
Daniella Salerno

Como no podía ser de otra manera, Daniella percibió enseguida la incomodidad en sus acompañantes masculinos. Los hombres solían ser inmaduros sexualmente, frustrados y casi siempre basando sus respuestas en la más sencilla y eficaz de las recompensas: el halago. Pero hasta llegar a tocarla con los dedos, se sentían cohibidos y temerosos, dominados por sus propias inseguridades que solían ocultar detrás de un velo de caballerosidad fingida o a veces, a través del mayor de los salvajismos.

Oyó a Sunil carraspear y a George removerse incómodo. A Daniella le encantaba crear aquella clase de respuestas en los hombres que la rodeaban porque me ayudaba a establecer una psicología básica sobre ellos y también, y sobre todo, a ser dominadora de la situación, lo que a ella misma le proporcionaba la seguridad que le hacía sentir más cómoda.

Pero logró también una respuesta en Peter, que como hombre heterosexual y reprimido, había mordido el anzuelo y terminado por salir de su personal enclaustramiento.

-Eso está muy bien, señor Robinson. Como ya le he dicho, reconocer los propios deseos es el primer paso para alcanzar nuestras metas. Sentía celos por su hermano y ahora piensa que podrá ser superior a ella tras su operación. Competir también es algo habitual, señor Robinson. Los hermanos lo hacen cada día para conseguir el afecto de su padre o de su madre, según los intereses romántico-sexuales que se tengan. En su caso, supongo que desearía haber recibido más atenciones por parte de su madre, que se vio obligada a atender a ambos por igual e incluso un poco más a su hermano, debido a sus inquietudes de identidad sexual, ¿no es así? Ahora una mujer como yo despierta el deseo en usted y eso es completamente sano y esperable.

Hizo unas pocas anotaciones antes de proseguir mientras miraba de reojo las que les había hecho el doctor. Los deseos carnales entre hermanos también constituían un elemento frecuente en casos de inseguridad sexual y escasez afectiva.

-Además, estoy convencida de que su hermana le parecerá tremendamente atractiva, sexualmente hablando, y puedo asegurarle que eso no es tampoco infrecuente –añadí con naturalidad.

Sin embargo, Peter también sabía escabullirse. Lo había hecho durante años y no había perdido práctica en absoluto, por lo que a pesar del haber conseguido que hablase, era en ocasiones difícil reconducir la conversación.

-Desde luego, señor Robinson. Comprendo que tenga fantasías sobre mí. También estoy acostumbrada a ello y lo acepto con la misma naturalidad que usted me lo hace saber en estos momentos, así que no me desilusiona. Pero cuando dice que no le gusta que le dejen a medias, he de indicar que me decepciona. Debe aprender a manejar sus sueños, señor Robinson, y a llegar hasta el final, porque me temo que su nivel de frustración puede dificultar su tratamiento.

Al menos la medicación no dificultaba su actividad sexual, y así lo anotó en su cuaderno.

-Me alegra verle tan contento, señor Robinson. No dude en realizar algunas autoexploraciones para aliviar su tensión y avanzar con su tratamiento. Además, su hermana no debe ser su único objeto de deseo. Si se ha excitado conmigo, debe olvidarse de ella y centrarse en las imágenes que se forman en su fantasía –le dijo, intentando así que su acuciante necesidad se convirtiese en la herramienta que necesitaban para que se olvidase de su hermana.

Aunque estaba segura de que todavía podíamos conseguir algo más de Peter, el doctor Livenau consideró que era mejor dar por terminada la sesión, así que Daniella se encogió de hombros y salió con los demás.

-Gracias, doctor Livenau. No es demasiado difícil hacerle hablar. Como usted dice, lo importante es conseguir sustituir su obsesión y para ello debemos convencerle de que puede satisfacer sus necesidades de otras muchas maneras.

A continuación se volvió hacia Sunil y Daniella pasó a fijarsé también en él, sonriéndole, a la espera de ver lo que respondía.

Notas de juego

Nuuuu, nos mantendremos en la línea XD

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11/02/2022, 12:51
Sunil Phadanis

Sunil prefirió no responder a la gracia que Peter acababa de hacer sobre la medicación y su entrepierna. Prefirió sonreir y asentir mientras apuntaba "Revisar antipsicóticos" en sus notas. Los estabilizadores deberían mantener a un único y constante Peter, por decirlo de algún modo, aunque si dicha versión de él debía ser esta, Sunil empezaba a plantearse si no habría mejores opciones. Cuando la visita se dió por terminada y el doctor le preguntó, miró sus notas un instante mientras se rascaba la cabeza.

- La doctora Salermo tiene parte de razón. Peter lo centra todo en su hermana, y que esta se encargue de su terapia sólo empeora su estado. La reticencia a ser tratado no es nada nuevo, tenemos a muchos otros pacientes que se niegan a ser ayudados, pero con ellos no cedemos de este modo. -se encogió de hombros mientras miraba a Livenau.- Peter no mejorará mientras no se le aleje del origen de su problema. Puedo revisar su patrón de antipsicóticos, pero... -miró un segundo sus notas antes de volver a alzar la vista, negando con la cabeza.- Supongo que la psicoterápia sigue siendo necesaria, pero no con la doctora Marcus. Hay otros profesionales capacitados en este hospital.

Cuando terminó se quedó con la sensación de que había cargado con demasiada dureza contra Louella, pero en el fondo sabía que Peter no mejoraría mientras tuviese a su hermana como terapeuta. Jamás comprendería por qué Livenau permitía aquel circo, sobretodo viendo lo poco eficaz, a juicio de Sunil, que el tratamiento estaba siendo. Pero sabía que Livenau no renunciaría a uno de sus extraños experimentos tan fácilmente, así que intentó ofrecer más opciones.

- ¿Se le podrían ofrecer incentivos para ver a su hermana, en lugar de tenerla como terapeuta? -hizo un gesto hacia George para que participara.- Doctor Warren, ¿cree que alguna actividad física podría ayudar a calmar su comportamiento?

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12/02/2022, 09:46
George Warren

Ante la pregunta de Sunil, su primer pensamiento, mirando de reojo a Daniella, prefirió no decirlo en alto.

Eh, si, esto... —Carraspeó—. Perdón. Si, Doctor Phadanis, creo que un plan de entrenamiento físico podría ayudar al señor Robinson en ese proceso; liberaría endorfinas y dopamina, disminuiría su estrés y le ayudaría a conciliar mejor el sueño. Deberíamos evitar un programa individualizado por objetivos, pues lo único que conseguiría, si aceptara hacerlo y los alcanzara, sería potenciar su ego. En cambio, si lo realizara con otros pacientes, con objetivos en grupo, fomentaría el trabajo en equipo, la responsabilidad y las relaciones sociales, obligándose a salir de ese bucle que tiene con su hermana; en eso, estoy de acuerdo en que tendríamos que dejar de permitir a la Doctora Marcus tratarle, lo único que logramos es retroalimentar la enfermedad de Peter. En cualquier caso, volviendo al ejercicio, si lo hiciéramos, tendríamos que escoger muy bien a que otros pacientes juntar con él, no debe sentirse superior a ellos ni frustrarle el ser un lastre si los demás lo hacen mejor. —Revisó rápidamente algunas notas que había tomado y asintió—. Creo que tengo algunos candidatos que podrían servir.

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12/02/2022, 16:51
Doctor Adam Livenau

—Bien, veo que están todos de acuerdo en restringir las visitas con su hermana —dijo el doctor haciendo unas anotaciones en su libreta—. Pero la oxitocina, como cualquier otra droga, debe ser retirada poco a poco —mostró una pequeña sonrisa tras la broma—. Doctora Salerno, se irá encargando usted de sustituir paulatinamente a la doctora Marcus. Y Warren puede preparar usted unos ejercicios colaborativos para mejorar su actividad física sin alimentar su ego, me parece una buena idea. El doctor Phanadis se encargará de ajustar su medicación mientras dura el proceso de cambio de terapeuta.

El doctor Livenau continuó avanzando por los pasillos, tocaba el turno de encargarse del último paciente, David Jordan, un joven amnésico que estaba sufriendo terrores nocturnos, pesadillas y una serie de complicados síntomas que le imposibilitaban dormir. El doctor les había comentado que tenía un plan para su tratamiento, y cuando el doctor Livenau decía eso es que había tramado una de sus extravagancias.

—Es una lástima que la doctora Marcus no nos acompañe hoy, me gustaría contar con su perspectiva sobre los sueños de David... Ah, miren, parece que tendremos suerte después de todo. ¡Doctora Marcus, buenos días! —ironizó el doctor mirando el reloj de su muñeca con una amplia sonrisa mientras la doctora Marcus se acercaba a toda prisa por el pasillo.

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12/02/2022, 22:22
Dra. Louella Marcus

- Doctor Livenau, buenas tardes. - Dijo con mi mejor y más radiante sonrisa. A fin de cuentas, ese era un día especial. - Lamento el retraso, salí anoche porque la sesión con mi hermano me dejó un poco preocupada, más que por lo que me decía, por como me miraba... creo que es algo innapropiado entre hermanos porque juraría que había lujuria y deseo hacia mí. - Y sonrió de nuevo. - A ver, que sé que soy guapa, atractiva, inteligente, glamurosa, femenina, irresistible, sexy... pero... ¿mi hermano?

» Y una copa llevó a que un caballero me invitase a otra y acabásemos en su casa. ¡Qué hombre! - Le dijo a Daniella agarrándole del brazo. - Casi no me dejó pegar ojo... - Dijo agitándose el rostro con la mano, sintiéndose acalorada al recordarlo. - En fin, ya saben, vuelve a casa, dúchate..., duerme ocho horas para que no parezca que no has dormido nada en toda la noche, ponte ropa distinta para que nadie sepa que no has dormido en casa esa noche...  y menos sola... Pero... ¿de qué hablábamos? ¿Han hablado ya con mi hermano? No me digan que me perdí la reunión con él. Yo que quería sacar ese tema para ver si llevaba algo... el de sus miradas raras.

Y miró al doctor Livenau. - Con esto no quiero decir que retiren a mi hermano de mis consultas, creo que estamos haciendo grandes avances. Cuando vine a este hospital, se saltaba algunas comidas y había que buscarle por el hospital a la hora de irse a dormir. Ahora es puntual en todo eso y al menos se abre a mí. Con el tiempo lo hará a otras personas, pero si se le obliga... no colaborará. No saben lo que me costó hacerle hablar al principio y eso que era su hermana. Al final pude hacerlo con nuestros recuerdos de la infancia y empecé a llegar a él, pero si no llega a ser por eso, creo que ahora mismo sería... mudo. - Hablaba con rapidez y se la notaba sonriente y feliz al tiempo que con un gesto femenino se retiraba el pelo que le molestaba del rostro.

- Aunque claro... creo que es culpa mía que me mire así. Cuando sabía que tenía lo mismo que él entre las piernas no me miraba así, desde la operación y el día que me pidió verlo y que yo orgullosa de mi cambio no tardé mucho en ceder... pues... creo que desperté en él algo que no debía y más cuando le dije que estaba preparando a mi cuerpo para aumentar el tamaño de mi pecho. No quería hacerlo, porque así ya me llevaba a todos los hombres que necesitaba, pero desde la llegada de Daniella he notado el bajón... así que tendrá que ponerse dos globos aereostáticos para cuando acabe con mi cirugía, si quiere comerse de nuevo un roscon en este pueblo, que-ri-da.

Y después de hablar y hablar, cosa que se le daba de lujo a Louella, por eso era tan buena en su campo, miró a su jefe. - Pero por mí no hagan esperar al siguiente paciente. Vayamos ya. - Miró la hora de su reloj. - Tengo que empezar mis consultas en un rato y una de ellas es con mi hermano, a ver que me cuenta de la reunión que han mantenido con él sin mí. - Dijo como si la que tuviese prisa realmente y no los demás fuese ella.

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14/02/2022, 12:00
George Warren

Y adiós a la tranquilidad reinante, que no era demasiada, pero si mucha más que en esos momentos, cuando Louella apareció por el pasillo, ajena al retraso y hablando por los codos. Warren no tardó tres frases en suspirar, llevarse el dedo índice y pulgar al puente de la nariz y desconectar por completo de aquella cháchara que no le interesaba a nadie, atendiendo únicamente a cachos. Solo cuando por fin se calló apartó la mano y se quedó mirando al Doctor Livenau, esperando a ver como respondía o, mejor, si simplemente ignoraba todo aquello, seguían adelante, acababan cuanto antes y ya discutía con la Doctora Marcus en privado, sin necesidad de que ninguno de ellos tuviera que aguantarla.

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14/02/2022, 15:09
Sunil Phadanis

Sunil asintió ante la petición de Livenau mientras anotaba lo acordado. Con un poco de suerte aquellos cambios darían el fruto que tanto necesitaban, porque el caso de Peter empezaba a rozar lo absurdo, y no precisamente por el paciente. Y en cuanto aquel pensamiento cruzó su cabeza, cuando se disponía a hacer un comentario sobre los avances que Daniella y él habían realizado con David, apareció Louella con una de sus entradas estelares en escena. Sunil tomó aire profundamente y se contuvo con todas sus fuerzas para no dejarlo escapar en un sonoro suspiro. Esperó pacientemente a que la doctora Marcus terminara su monólogo, lanzando alguna mirada cómplice a George, y conteniendo la lengua cuando terminó como si hubiesen sido ellos los que la hubiesen hecho esperar. Sunil se pasó los dedos por los ojos e intentó calmarse.

- El siguiente es David Jordan, ¿verdad? -dijo a Livenau mientras pasaba las hojas y echaba a caminar.

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14/02/2022, 19:47
Daniella Salerno

Tal y como dijo el doctor, las visitas de la hermana de Peter no le iban a causar ningún bien. Para Daniella, el objeto de su obsesión no podía ser convertido en algo habitual, como una droga no podía ser suministrada a un adicto porque de esa manera, resultaba del todo imposible que tuviese lugar la curación del enfermo.

Pero igualmente, la doctora reconocía que cambiar lo que había sido su completo y total apoyo, equivocado, pero apoyo al fin y al cabo, iba a ser extraordinariamente complicado, sobre todo cuando el propio enfermo no parecía dispuesto a llevarlo a cabo. 

En cualquier clase de desintoxicación, la voluntad del adicto resultaba de primordial importancia para conseguir la curación completa; en aquel caso en concreto, iba a ser mucho más difícil. De ahí la seguridad que mostraba por que el objeto de su deseo fuese cambiado completamente, por ejemplo con ella misma.

-Haré lo que pueda, doctor. Le aseguro que pondré todo de mi... parte -le aseguró Daniella, en tono excitante.

Mientras tanto, la visita continuaba. David Jordan tenía un importante historial de horribles pesadillas que le habían provocado un insomnio crónico, algo con lo cual Daniella estaba demasiado familiarizada, para su desgracia.

Cuando estaban a punto de hablar sobre ello, hizo su aparición la doctora Marcus,

A Daniella le pareció que la narración de sus encuentros sexuales evidenciaban una inseguridad personal y necesidad de aprobación pública que no favorecía en nada su interacción con su hermano, ni con muchos pacientes, ya que estaba. Aquella mujer aún no parecía haber aceptado que ella era parte de su problema en aquellos momentos y que dificultaba cualquier tratamiento. Sin embargo, algo positivo debía reconocerle y era que había conseguido que saliese del cascarón, aunque quizás el precio había sido muy elevado. 

Y por supuesto, a nadie le había pasado desapercibido como Daniella era el nuevo objeto de crítica. Ella no tenía la culpa de ser tan voluptuosa, ni tampoco de saber qué hacer con su cuerpo, sin necesidad de competir por ello.

-Estoy segura de ello, doctora Marcus, y espero con ansia ese momento. De hecho, será un placer hacer con usted una salida "solo de chicas" en cuanto esté dispuesta. Sin embargo, en lo que se refiere a su hermano, debería mantenerse alejado de él, por el bien de la objetividad médica, por supuesto. Su... preocupación por él no le hace la más indicada para intervenir directamente en su curación -le dijo en tono cortante. No le molestaba la petulancia ni tampoco su profunda ansia por llamar la atención, pero sí que se considerara a sí misma competente para tratar a su hermano -. Creo que necesita atenciones mucho más... maternales que fraternales, no sé si me entiende.

Y al decir esto, colocó sus manos bajo sus dos enormes gemelas y las empujó ligeramente hacia arriba, como si quisiera destacarlas.

Después se volvió hacia el doctor Livenau, dándole la espalda a la doctora Marcus.

-David Jordan. Insomnio. Un caso verdaderamente interesante. ¿Qué se le ha ocurrido, doctor?

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17/02/2022, 19:56
Doctor Adam Livenau

El doctor Livenau parecía realmente complacido con la llegada de la doctora Louella, pero prácticamente era el único en alegrarse. Y no solo de su llegada, por alguna razón que escapaba a la comprensión de cualquier mente racional, e incluso de cualquier manual médico de psiquiatría, al doctor Livenau le encantaba escuchar a Louella hablar y hablar, y si la propia doctora no se ponía fin a sí misma, él desde luego no la detenía. En algunos círculos empezaba a temerse que el doctor Livenau se hubiera enamorado de su empleada y colega, aunque a decir verdad el bueno del doctor jamás había intentado nada y mantenía rigurosamente la distancia interpersonal, al igual que con el resto de sus empleadas y empleados.

—Desde luego ha hecho usted avances con Peter que no hubiéramos conseguido ninguno de nosotros sin su ayuda —reconoció el doctor asintiendo a Louella—, pero es hora de pasar a una nueva fase en el tratamiento de su hermano. Y eso es lo que estábamos considerando hace unos segundos. Deberá usted reducir sus horas de visita con Peter para dar el relevo a otro terapeuta: la doctora Salerno se encargará de su proceso de curación —el doctor alzó una mano que no daba lugar a discusión—. No se preocupe, se hará paulatinamente. Introduciremos ejercicio y regularemos su medicación para acompañar la terapia. Lo discutiremos más adelante si le parece bien, ahora debemos atender a David. 

Se detuvieron frente a la puerta de David Jordan. Antes de entrar, el doctor Livenau consideró explicar cuál era su extravagante plan y las últimas novedades sobre su caso.

—Verán, David ha sufrido otro episodio esta noche según me ha comentado el turno de guardia de la noche pasada. He preferido no entrar en detalles para escucharlo de boca del propio David —al doctor le gustaba no acudir condicionado a las sesiones a las que él mismo asistía con sus pacientes—, pero ha sido una pesadilla de las gordas. He ideado un tratamiento revolucionario, yo lo llamo: estrategia de afrontamiento experiencial. Como saben, las pesadillas de David se están incrementando conforme llegan las Navidades, y al parecer mantienen un denominador común: los terribles sucesos ocurridos en el pequeño pueblo de Birchmont hace unos años. Supongo que recordarán que atendimos a algunas de las víctimas. La idea es llevar a David a Birchmont y documentar su experiencia allá. Ustedes se encargarán. Horarios estrictos y regreso al hospital a las diez de la noche.  

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17/02/2022, 22:18
Dra. Louella Marcus

Escuchó las observaciones de los demás. Los hombres mudos, como siempre. Su cerebro no les daba para procesar todos los datos. Solo su amado y fiel esposo, el doctor Daniel Marcus fue el mejor en su campo y en otros... hasta que le perdió de aquella trágica manera. Él si sabía de psicoanálisis y de terapias y no los presentes, a excepción sin duda del director, pues desde que llegó al centro, se notó que todo fue a mejor.

Salvo la noticia de que quisieran cambiar de especialista a su hermano por aquella golfa tetuda. - ¿No me estará tomando el pelo, verdad? ¿Separar a dos hermanos y encima gemelos, con el buen avance que llevamos por alguien que acaba de demostrar abiertamente que solo quiere me mi pobre Peter le coma las... mal operadas tetas? Porque se ve a la legua que no son de verdad. - Dijo clavando la mirada en Daniella. -Pero sí, lo discutiremos más tarde, pues como dije tengo prisa.

Entonces el director explicó su idea con David. Sabía de los casos de Birchmond, pues su fallecido esposo tenía a un amigo en la ciudad que trató a las víctimas iniciales de aquel terrible día, tanto supervivientes, como familiares y amigos. Un tal doctor Bundy. De hecho, trataba a Mercy Wells antes de ser asesinado.

- No suena nada mal. Salir de aquí y que les dé un poco el aire siempre es bueno y hacerle enfrentarse a sus pesadillas... teniendo en cuenta que según el gran maestro, el doctor Freud y sus teorías oníricas, son simplemente necesidades y complejos sexuales en este caso, que se siente incapaz de realizar... dudo que logremos sacar demasiado de eso, pero como digo, la terapia al aire libre le vendrá bien. Espero que un día me deje realizarla con mi hermano también. Estoy segura de que le sentará bien salir de aquí unas horas y comer una hamburguesa con su hermana, como si fuese una persona normal. Así le expondría a su miedo a la gente y que viese que no pasa nada y según viésemos el avance, discutiríamos si realmente necesita estar con la doctora calientabraguetas o un cambio de aires más literal... -Y Louella miró la hora.- Supongo que la terapia la comenzaremos mañana, hoy solo tendremos la charla... mis pacientes... -Mi hermano.- ... no puedo dejarles colgados sin aviso.

Y tras aquellas palabras, miró al director y le sonrió con amabilidad guiñándole un ojo cómplice, quizás tratando así a que cediese a su petición o buscando algo más con aquel hombre. A fin de cuentas, el doctor Marcus era bastante mayor que ella cuando se casaron.

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18/02/2022, 09:22
Daniella Salerno

El ambiente general cambió al aparecer Louella. Eso era algo que a nadie le pasó desapercibido y mucho menos a Daniella, que la miró de abajo a arriba y con cierto aire de desprecio. En realidad, para Daniella no suponía un problema compartir con ella profesionalmente el tiempo, porque era además un caso extremadamente interesante, desde un punto de vista psicológico, pero no acertaba a comprender como se le había permitido acceder a su propio hermano cuando formaba parte de los mismos problemas que tenía.

Al ver la respuesta del doctor Livenau no le costó darse cuenta de que mostraba una atracción, e incluso fascinación, por la mujer. Seguramente existía lo que podía ser el comienzo de una obsesión sexual que había logrado adentrarse en su mente y que ahora emergía siempre que podía, con la mera presencia de la doctora.

Entre ambos habían perdido toda objetividad.

Su manera de responder a Louella podía ser considerada como correcta y desde un punto de vista profesional, acertada, pero Daniella estaba segura. El doctor estaba coladito por ella. Al menos le conminó a reducir las horas de visita y colocarla a ella delante, lo que hizo que en Daniella aflorara una sonrisa de autosuficiencia que ni siquiera se molestó en ocultar.

Pero por supuesto, Louella no estaba de acuerdo y sus palabras reflejaron el rechazo a que alguien más se hiciese cargo de su avance. Eso satisfizo a Daniella todavía más.

-Veo, doctora Marcus, que usted también es muy dependiente de su hermano. Eso es interesante. Presenta un profundo rechazo a cualquier intervención externa que suponga un alejamiento del control que ejerce sobre él. Sus reacciones además parecen reflejar una profunda inseguridad acerca de su cuerpo, pues hace referencia a mis pechos como si supusieran una amenaza para usted. ¿Sus relaciones sexuales son satisfactorias? 

Después llegaron a la puerta de Jordan. Sus pesadillas eran terribles y el pobre chico no era capaz de sobrellevarlas. A la vista de su origen, era entendible.

-Entiendo. Usted propone convertir el origen de sus pesadillas en algo real y con eso lograr que desaparezcan, al ver que no hay nada que temer. Es muy acertado, doctor. Estoy completamente de acuerdo con su estrategia. Pero no creo que regresar aquí sea buena idea. Eso limitaría mucho nuestra respuesta. Sería mejor encontrar un lugar en el que permanecer de noche y regresar al día siguiente. De esa manera también podría analizar con mayor profundidad sus pesadillas en el lugar de los hechos.

Hasta Louella pareció estar de acuerdo con aquel plan, lo cual por un momento hasta hizo dudar a Daniella, pero no, era una buena idea. Sacarle de aquel ambiente opresivo y lograr que viese el mundo de nuevo a través de sus propios ojos solo podía ser positivo.

Por desgracia, Louella continuaba mostrándose especialmente agresiva con ella. Afortunadamente, Daniella pocas veces perdía el control.

-En serio, doctora Marcus. Detecto un elevado nivel de frustración sexual. ¿Está satisfecha con su nuevo cuerpo? ¿Con qué nivel de éxito alcanza el orgasmo en sus relaciones? No parece que sea muy elevado, a juzgar por sus comentarios sobre mi físico, que parece causarle gran envidia. Le aseguro que si lo necesita, estoy muy versada en técnicas sexuales de autoestimulación y podría ayudarla a satisfacerse a sí misma para aliviar su necesidad. También debería aceptar sus sentimientos hacia algunas de las personas que les rodean. Me parece que quizás su frustración provenga de alguna relación no consumada. 

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18/02/2022, 10:07
George Warren

Resopló. Eso es lo que siempre pasaba cuando esas dos se juntaban, un intercambio incesante de pullas descaradas entre cada frase, a un nivel que empezaba a rayar el absurdo; eran como las protagonistas de alguna comedia de adolescentes salidas, sin ninguna clase de filtro, solo que en lugar de risas le producía... Bueno, no sabría decir exactamente, pero como mínimo más de un sobresalto. Al menos, y eso tenía que aceptarlo, mientras Louella se enfrascaba en aquellos rifirrafes con Daniella, no estaba detrás suya intentando sobarle, lo cual era de agradecer. Aún así, era mejor no dejar que esas dos siguieran por ese camino o, estaba convencido, un día llegarían a las manos.

¡Ejem! —carraspeó—. Volviendo al tema de la terapia, estoy de acuerdo con incrementar los paseos al aire libre, moverse ayudará al señor Jordan a descansar mejor, sin embargo, una terapia tan agresiva, y más en estas fechas, ¿no cree que podría agravar la situación? Opino que habría que ir aumentando el tiempo de exposición y, en cualquier caso, sería mejor dejarlo para cuando pasen las Navidades, todos sabemos lo que ocurrió en Birchmont, y el ambiente del pueblo en esta época podría ser perjudicial. Davis necesita estímulos positivos y acercarse paulatinamente a la fuente de su miedo, esto sería demasiado... Chocante —dijo—. Sería como meter a alguien con agorafobia en una habitación cerrada llena de gente, o tirar a alguien con acrofobia en paracaídas, esperando que el shock disruptivo les sanara. No lo haría, sería prácticamente tortura.