Partida Rol por web

Lo de acabar con las crías ni le iba ni le venía a Raymond. Aunque en éste caso agradecía no ser el capitán y comerse la patata caliente. Así que cuando Feijud dijo de seguir asintió y fue con los demás.

Lo cierto es que la escena de la despensa no era nada del otro mundo. Había encontrado algunas peores en algunos barcos.

Mmmm. Huele que alimenta ¿eh? Aunque mejor no para a echar un bocado. Si al menos tuvieran alguna botella de ron, o aunque fuese de groc.

El magus echó un vistazo por si acaso había algo de valor, aunque lo dudaba mucho.

Harper se acerca a la despensa y empieza a revolver viejas armas y saca varios objetos.

Aqui tenemos una varita, virotes y armas varias.

Vaya... Nunca puede uno estar seguro de dónde estarán los tesoros que Besmara nos trae.

Harper deja que lo más avezados en objetos de poder examinen la varita. Y luego seguís las indicaciones de Feijud hasta que dais con un nuevo cruce en las intrincadas cavernas sahuagin.

Parra su sorpresa entre la inmundicia se encontraba una varita que sería muy útil en combates navales, especialmente para incendiar la arboladura de barcos enemigos. El gnomo se la guardó junto con las otras varitas.

Por si acaso llevaba su espada desenfundada y esperó a que Harper explorase el nuevo ramal para seguir adelante.

Harper termina de examinar la estancio y se dirije al pasillo para ver lo que les espera.

Giráis a la derecha y llegáis a una cámara que está completamente bloqueada por una miríada de algas que van del suelo al techo.

Parece que se complica el terreno a partir de aqui. Dejadme delante y os voy hablando o atadme una cuerda para que os indique si necesito ayuda. ¿Que decis?

Un segundo comento a Harper, poniendo una mano sobre su hombro y dando un paso hacia las algas.

Antes de que entre Harper, intento golpear con la pica las algas para arrancarlas y abrir camino, aprovechando la distancia que me proporciona, lo que hace que, si algo se escondiera, no me sorprendiera tan rápidamente.

Sandara prueba a limpiar la primera hondonada de plantas marinas, pero casi se le queda la pica enredada en la terrible madeja.

Avancemos con mucho cuidado y juntitos. No me gusta tanta alga, pero no me gustaría que el tesoro que buscamos estuviese por aquí cerca y lo dejásemos pasar.

Esta bien. Vayamos muy juntos. Responde a su capitán y se dispone a avanzar el primero.

Raymond asintió al capitán y se colocó en posición. No le hacía mucha gracias usar a Laynia para cortar simples algas, pero no veía muchas más opciones. Obviamente tuvo que escuchar sus quejas.

Sí, sí. Lo sé. Qué se le va a hacer. Ya te compensaré más tarde.

Avanzáis apenas unos pocos metros sumidos en el agobiante mar de algas hasta que, como esperabais, se desata una emboscada sahuagin. Dos hombres pez surgen junto al grupo y tratan de ensartar tanto a Raymond como a Harper con suerte dispar en el intento.