Partida Rol por web

Escena privada, para dudas, consultas, y situaciones de soledad.

Cuando el PJ tenga nombre, ponemos esta escena en 'bonito'.

Leído!! Ahora hago la ficha y tal (la foto me tendrá que ayudar Black, que yo soy nulo en reduciendo imágenes xD).

¿Yo jugaré aquí? :S ¿O cómo? :S

Por cierto, es de los Ángeles, así que sigue siendo yankie. ¿No? :S

Ok, ya entendí xD

Aquí pego el link de la foto, que yo soy nulo con photoshop. ^^' Gracias. :P

http://www.yuddy.com/articleimages/elijah%20woodMT...

Hmmm... No he tenido mucho tiempo de leer las escenas (algunas sí, otras por encima). ¿Me podrías decir cómo se titula la de creación de pj's? xD

A ver si mañana curro menos T.T

Ok, tengo el photoshop algo jodido tras el formateo, pero he podido encoger un poco la imagen. Ahora te faltaría un nombre y demás...

La escena de Creación de personajes se llama, oh sorpresa, Creación de Personajes. Está de las últimas. Si no puedes verla, avisa que busco la forma. ;)

jajaja xDD

Vale, ahora sí la veo xD

Bueno, sólo me falta pegar la historia, hacer la descripción y un poco de detalles.

Sí que necesitaría tu ayuda para las disciplinas... ¿Qué podrías pegarme las del clan Assamita? ¿O las que puedo coger para mi pj? Es que yo sólo he jugado a Vampiro una vez o dos, y como que no recuerdo los detalles :$

Leído. Voy a comer y me pongo a ello.

Lo de 6ª generación... yo también he dudado, pero quería que mi vampiro fuese 'antiguo' para así hacer el choque de cambio de sociedad para su época (cuando era Assamita) y la época actual. Para hacer un contraste más fuerte.

No me importa currarme eso de los enemigos y tal. Pero si quieres, bajo a otra generación, no importa. ;)

El bar estaba llenísimo de gente, gente que bebía y comía mientras miraba el espectáculo que se cernía ante sus vistas. La iluminación es ténue, para crear una atmósfera de tranquilidad, mientras que un foco sigue los pasos de la persona que está subida al estrado, ganándose el sueldo con palabrerías.

Es mi turno y me toca salir a contar un monólogo para cuatro perras de mierda que veo. Tras oír mi nombre, me dirijo hacia el podio entre aplausos de un par de personas. Un ambiente perfecto para un bar de chistes: gente callada, carraspeando y a la expectativa de cualquier fallo para provocar el cierre de un mugriento antro.

Me enciendo un cigarrillo mientras dirijo el micro a mi boca, mirando al público en silencio y con expresión severa. Se oyen algunas risas. ¿De qué coño se reirán?

- Estaba el otro día corriendo por el parque, para hacer un poco de footing y para ver si por fin me topaba con la típica joven que está buenísima, que corría también por el parque, ¡como cada mañana!, y casualmente al chocar nos quedamos mirando y surge el amor, mientras un gondolero sin faena alguna se pone a tocar CASUALMENTE una canción super-romántica en medio del lago. Por desgracia, no apareció, así que tuve que llamar a un taxi para que me llevara a casa, ya que me había quedado sin fuelle alguno.

Nadie se ríe. El más absoluto de los silencios se hace con la sala. Se escucha algún tosido, pero poco más. Guardo silencio.

- Cuenta hasta diez y no mates a nadie -Pienso, recordando las clases de control de la ira-. ¡¡A la mierda!!

De sabe Dios dónde, saco una ametralladora M-4 y comienzo a disparar a todos los presentes, sin dejar a nadie vivo.

- ¡¡Aaaaagh!! -Grito, al despertarme sobresaltado al escuchar el despertador. Estaba teniendo un sueño tan bonito...

Miro la hora. Faltaba aún un rato para ir hacia el bar de nuevo. En el monólogo de ayer se rieron unas pocas personas, aunque no entienden mi humor. Tampoco yo entiendo el suyo.

Algo preocupado por tu sueño, por la actuación de la noche anterior, por tu autocontrol, te despejas y te preparas para ir mientras te repites mentalmente las palabras que te tocará decir cuando subas al escenario. ¿Otra vez tendrás que enfrentarte al silencio?  ¿A la poca acogida de tu humor? ¿Al desprecio de los mortales, que mejor harían muriéndose? Te pones tu chaqueta y, cuando estás a punto de salir de casa, suena tu teléfono en el salón. Un poco molesto, atiendes la llamada. Es Adam Botstein, tu representante, un personajillo de feria, con más alergias que contactos en el medio artístico, que nunca te ha conseguido nada en absoluto y al que mantienes más por pena que otra cosa. Habla rapido, con su voz nasal tono 'sinusitis crónica'.

- Jason... no te lo vas a creer... Lo he conseguido. ¿Te acuerdas que te dije que tenía un ex compañero de la facultad que trabaja en la NBC, uno que tiene un puesto alto? Seguro que lo recuerdas, te lo he dicho un millón de veces... Bueno, lo importante es que estuve comiendo con él hace unos días, y me dijo que podía conseguirte algo... No quise contártelo porque las cosas... ya sabes... nunca son seguras... El caso es que hoy, esta misma noche, van a ir a verte al bar... Si, van a ver cómo te desenvuelves... Para trabajar... ¡en SNL! Posiblemente vaya Rody Tyler en persona... - Rody Tyler es una figura dentro del mundo de la comedia. Es el jefe de guionistas y primer actor de SNL. Tiene fama de excéntrico, raro e imprevisible. Se dice que una vez, viendo un monólogo que le aburría, comenzó a hacer ruidos, como si fuera un chimpancé, y a subirse sobre las mesas, hurgando el pelo de los espectadores.- Eso si no manda a otro, que ya sabes... Luego te llevarán al estudio para hacerte casting. Prepárate algo bueno, Jason, no me falles esta vez. - Por un segundo, intentando entender algo entre las frases a medio decir, paras a pensar y descubres que no, jamás le has fallado... más bien ha sido siempre al revés. - ¿Qué dices? ¿Qué te parece?  ¡SNL! Si esto te sale, nos hacemos de oro, Jason... yo sabía que tenía que apostar por tí...

La noticia ciertamente es buena, pese a que el mensajero sea tan poco confiable.

Me quedo mirando el teléfono durante unos segundos, realmente molesto y con ganas de tirarlo por la ventana. Pero repito, sólo unos segundos. Diez, para ser exactos. Con los ojos cerrados, inspirando y expirando, cojo el maldito auricular. Interrumpiéndole a cada frase, respondo:

- No, no me acuerdo. ¿Con un puesto alto te refieres a friegasuelos? ¿O a becario? Porque me alegro por él -Mi voz es fría y monótona, aburrida. Alegrarse no es la palabra adecuada, realmente. Indiferencia se acerca más-. Pero continúa, te escucho -Cierro los ojos y hago una mueca. Cuando me comenta el por qué no me lo había dicho hasta ahora susurro: -Claro, lo que pasa es que querías ver si te sacabas suficiente para ti o tenías a alguien mejor, ¿no? ¿O tal vez tenías miedo de que te pegara una paliza si me dices que sí y luego es no? Lo importante: ¿Cuándo te he fallado yo? -Gruño, algo molesto-. Más bien será al revés, ¿no? Por una vez que haces bien tu TRABAJO... No esperes encima palmaditas en la espalda.

Cuenta hasta diez... cuenta hasta diez...

- ¿Irás tú al bar? Así no tengo que hablar yo con ellos directamente, sino que tú me dirás su decisión. Prefiero matarte a ti que matar a gente famosa -"Bromeo", con mi típico humor negro. Ja, si es que soy muy de la broma yo.

Adam ríe nervioso ante tus respuestas, produciendo un sonido parecido al de un mortal roncando, mezclado con una hiena.

- ¿Ir yo?  No, Jason, eso es imposible. Ahora mismo estoy en Atlantic City... mi padre me pidió que viniera... a ayudarle con la sinagoga... Pero ya me han garantizado que te harán casting después. Si lo que haces en el bar está bien, ganarás puntos... pero quieren verte en los estudios... Mira, tu concéntrate en tu trabajo. Esta gente... yo creo que te entenderás con ellos mejor que yo. El tema de contratación y todo eso déjamelo a mi, así no tienes que ocupar tu cabeza con número. Piensa que, si consigues ese trabajo, dejarás de tener problemas de dinero durante una larga temporada. - Suena un ruido catastrófico al otro lado.- Oye, Jason... tengo que dejarte... mi padre acaba de caerse de una escalera y creo que se ha aprtido las dos caderas... te llamo en cuanto deje de gritarme. - Abruptamente, cuelga.

Tras unos segundos de mirar el auricular con cara de idiota, pensando que tendrás que matar a Botstein pronto, lo cuelgas y te encaminas hacia el bar.

...

Cuelgo el auricular, pensando en varias cosas a la vez. Primer punto: ¿Cuánto se llevaría ese estúpido por ello? Segundo: Ojalá su padre se haya roto el cuello. Y tercer y último punto: hoy mato a alguien.

Me giro hacia la puerta abierta y salgo de mi refugio, cerrando detrás de mi. Camino a paso rápido por las calles. No me gusta. No me gusta caminar entre los mortales como si fuese uno de ellos. Los odio. Los odio a todos. Si pudiera, me los cargaría sin dudar. Ninguno sobreviviría. Pero, por desgracia, no está en mi mano.

Tengo claro qué voy a decir hoy en el monólogo, pero estoy bastante nervioso por el hecho de tener que hablar con los capullos ésos. No sé qué coño decirles... no sé si voy a poder resistir de matarlos... ¡Agh! Noto cómo comienzan a entrarme ganas de orinar. Siempre. Siempre me pasa cuando estoy nervioso... Mirando a diestro y siniestro, me meto en un callejón y me aflojo la cremallera, con intención de orinar. Salvo que... jamás recuerdo que NO puedo orinar. Eso pasó hace mucho.

Me dirijo al bar, asqueado sólo de ver la fachada del maldito antro. Un neón donde se lee "El club del chiste"*, un local con poco más tamaño que una cabaña, un color exterior gris... guarro, un gorila en la puerta y varias putas en las cercanías. Sí, el Club del Chiste no brilla precisamente por la gente que allí va. No verás a un tío de traje ahí sentado.

Entro al interior, ignorando al jefe que me grita por llegar tarde. Pronto se acerca el momento de salir. Me asomo para ver si veo a los que vienen a verme.

Al asomarte, ves un poco lo de siempre; moteros descarriados, padres de familia alcohólicos y confundidos, adolescentes con más dinero que cerebro que creían que estaban entrando en un burdel... Te llama la atención un personaje sentado al fondo, alguien a quien no recuerdas haber visto nunca... Está ubicado de tal manera que resulta imposible ver su cara. Por lo que ves, llama tan poco la atención que ni siquiera tiene una bebida en la mesa.

Una ficha encaja rápido en tu cerebro:  ese tío no es mortal. Hay un Vástago en la sala, dispuesto a ver tu trabajo. ¿Será ese el cazatalentos de SNL? Miras otra vez, algo nervioso, pero no ves a nadie más que desentone con el ambiente;  las caras abúlicas de individuos decadentes que esperan ser divertidos o, en última instancia, tener un chivo expiatorio al que gritar y abuchear... ese suele ser tu trabajo como cómico:  el punching ball humano... o vampiro.

Alguien te toca en el hombro. Es el encargado. La música está sonando y el micrófono está preparado. Es tu turno.

Trago saliva ruidosamente. Vale, ese que hay en el fondo debe ser el enviado de SNL. La pregunta es, ¿por qué un vampiro? ¿Desde cuando los vampiros trabajan en una cadena de televisión? Claro que, eso me lleva a la pregunta... ¿Por qué hago yo monólogos? Por pasta, está claro.

Gruño cuando me tocan el hombro. Detesto que me toquen. Me ensucian con sus harapientas manos de mortales. Para no acabar con él, salgo al escenario en medio de un gran y estruendoso mudo aplauso silencio. Yeah, cómo me gusta empezar con las cosas fáciles y hechas a medida. Así es como me gusta a mí, sin que supongan un reto.

- Hola, perdedores. Se preguntarán... ¿Por qué éste me llama a mí perdedor? Pues está claro -Esbozo una cruel sonrisa, mientras les miro con el micrófono a apenas unos centímetros de mi boca-. Si mi vida es una mierda y vosotros estáis aquí escuchándome, es que vuestra vida es otra mierda. No queda otra.

Me muevo un poco hacia la derecha del escenario, mientras la luz me sigue y gesticulo con la mano.

- Pero no es haceros ver la verdad sobre vuestra vida a lo que he venido -Le resto importancia, como si no les hubiera insultado en toda la cara. Lo peor, es que los muy cretinos, lejos de enfadarse y sentirse ofendidos, han soltado algunas carcajadas y han aplaudido el "chiste"-. ¿Quién sabe cómo meten los nazis a 600 judíos en un coche? -Tras una pausa de unos segundos, continúo: -En un cenicero.

Espero a oír las risas de éstos cínicos y, previsiblemente, mal nacidos de éste tugurio. Cuando las he oído, empiezo:

- ¿Por qué, si alguien me lo puede explicar, los chistes de humor negro son mal vistos por la sociedad en un momento cotidiano como es el ir a comprar? ¿Por qué, sin embargo, en un ámbiente de humor, como éste, son aceptados e incluso aplaudidos? -Camino hacia la izquierda del escenario, cambiando mi posición a una parte menos visible. Así, me dedico a observar atentamente a mi interlocutor especial: -Ser capaz de hacer un chiste de humor negro, que no de mal gusto, es todo un arte. No todo el mundo sabe. Sin ir más lejos, el otro día mi colega Michael que me contó uno que... -Chasqueo la lengua-. Te arriesgas mucho al contar un chiste. Es incluso un deporte de riesgo. Sino, ¿qué es lo que vosotros experimentáis cuando alguien os cuenta un chiste demasiado pésimo? Dá ganas de apalizar, ¿verdad? -Sonrío-. Buenas noches, y espero que sigan viniendo a perder el tiempo y el dinero, perdedores.

Me giro y entro adentro. Uf, ya he hablado demasiado. Bueno, no ha sido un monólogo muy divertido, más bien frívolo. Pero la gente se ha reído. Está claro que para hacerles reir, hay que enseñarles lo inútil que son.

Las risas del público te resultan irritantes y estúpidas. ¿De qué se ríen? La repsuesta la tienes clara: se ríen porque han venido a reirse, ni más ni menos. Sin embargo, eso no desmerece tu actuación; has visto a muchos cómicos, llenos de sí mismos, pegarse el batacazo más estrepitoso por no hacer sus deberes.

Como es costumbre, te arrastras hasta la barra, donde el camarero te sirve una cerveza. En el escenario, otro cómico habitual deshilacha chistes malos sobre las diferencias entre hombres y muejeres y habla de lo mal que le trata su esposa en términos nada amables. Sabes perfectamente que el cómico es homosexual, y que toda esa 'identificación' que siente el público con su sufrimiento es sólo un fingimiento más o menos bien conseguido. De lejos, ves levantarse al hombre de las sombras. Es alto, de pelo canoso y cara agradable. Te suena de algo. Se acerca a ti.

El hombre alto cruza el bar y se sienta a tu lado. No te mira pero, en su expresión, puedes ver pura comprensión. El camarero le ignora sistemáticamente. La magia de la Ofuscación. Al hablar, su voz es suave y trabajada. ¿Dónde has visto a este tipo? Todo en él apesta a actor a kilómetros de distancia.

- El que no se ría será condenado por sus pares, lapidado en la plaza pública y expuesto como ejemplo para que todo el mundo sepa el riesgo de ser diferente. - Se gira hacia ti.- Charles Rocket, encantado. Supongo que ya habrá adivinado, señor Evans, qué estoy haciendo aquí. Mis patrones, los coordinadores de SNL creen que pueden hacer buen uso de su talento y, a cambio, proporcionarle protección, cobijo... y propósito. - Mira su reloj con cierta desgana.- Ahora mismo debe estar terminando la fiesta de inauguración de temporada. Ya han presentado al nuevo fichaje de este año, Jose Martín Aracena. Que quede entre usted y yo, pero al señor Aracena no le doy ni una temporada entera. Quieren ganarse al público latino por el camino fácil. Su caso, señor Evans... es diferente. Ya había sido informado, pero he podido comprobar en primera persona que comprende a la perfección la melancolía de la eternidad. Hasta tal punto, que es capaz de reírse de ella. Necesitamos gente como usted, señor Evans. Más en este momento de crisis para todos. Su presencia aquí es un absoluto misterio. Los del Bronx no saben qué hacer con usted - Hasta donde sabes, Bronx es el enclave de poder del Sabbat en Nueva York, una isla conquistada a la Camarilla y preservada gracias al delicado equilibrio de poder - y los de Manhattan... Carelli parece convencido de que usted quiere verle convertido en cenizas.- David Carelli, Príncipe de Nueva York por la Camarilla; un Toreador decadente y paranoico que ve conspiraciones en cualquier esquina. - La nuestra es... la tercera vía. Créame que siento abordarle con tanta premura, pero créame que es por su propio interés. Nuestro ideario se basa en la libertad, el trabajo común y... el humor. ¿Qué opina?

Cuando termina de hablar, te das cuenta de que nadie te presta atención; su 'círculo de despiste' se ha extendido a ti.

Me despido con un simple gesto con la cabeza. No estoy de ánimo para más. Si pudiera, los mataría a todos. A todos y cada uno de ellos. Y bebería su sangre hasta no dejar ni gota. Pero no, no puedo. Ahora no está bien visto que liquides a una población entera. Agh...

No pruebo ni gota de la cerveza que me entrega el camarero, aunque la tengo en la mano. Es agradable, por su temperatura. Dá mucha calor el foco ese que te sigue en todo momento, mientras intentas recordar todo lo que habías pensado para esa actuación. Por si fuera poco, el resistir a mi ira asesina es aún más doloroso, por lo que no hago más que pasarlo mal por el agobio.

El "cómico" que está sobre el escenario es patético. Y aún así, la gente se ríe. Eso me lleva a preguntarme si yo también tengo ésa pinta desde otra perspectiva... Por desgracia, es lo único diferente a robar y matar que sé hacer. Ya intenté trabajar en un antro de comida rápida y el encargado del McDonald's fue encontrado muerto a tres calles de su casa...

Guardo silencio, mirando de reojo cómo el tipo se acerca. Me he girado, dando la espalda al cómico e intentando con todas mis fuerzas no oírle, ni a él ni a los clientes que se ríen. Simplemente, estoy con la vista fija en la cerveza hasta que el misterioso vampiro se acerca. No le miro, puesto que no me apetece, pero sí estoy completamente atento a él.

Finalmente me giro hacia el hombre, Charles Rocket. No... no me suena su nombre. En absoluto. Oigo lo que me dice del tal Aracena y suelto un desganado:

- Si quiere, me puedo hacer cargo de él. No me importaría -Sigo con la mano izquierda en la birra, aunque ni siquiera me la he llevado una vez a los labios. Guardo silencio mientras me acaba de informar sobre lo que opinan de mí-. ¿No lo ve? Estoy de vacaciones, echando unas risas con los colegas -Bromeo, de manera cínica.

Me fijo en nuestro alrededor. Nadie nos está prestando atención. Si no fuera porque le he visto actuar un par de veces, pensaría que el cómico es la hostia y le están prestando atención sólo a él. O, tal vez, lo pensaría si no fuera porque quien hay a mi lado es, sin duda, un inmortal de la noche. Me lo quedo mirando fijamente, mientras pienso.

- No me estás dando muchos datos, precisamente. ¿Cómo sé que me puedo fiar de ti? -Enarco una ceja y giro mi cuerpo para tenerlo a la vista sin tener que dejarme el cuello en el intento-. Digamos que acepto. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿A qué se refiere con "propósito"?