Partida Rol por web

Scripta Barchinone II: El Cisma de Occidente

02. Rumbo a Barcelona

Cargando editor
29/07/2012, 07:31
Agustí Blanch

-¡Alto ahí, tullido!- Digo con voz firme. -Somos viajeros humildes y no tenemos nada que ofrecer ni limosna ni alimento.

Trato de parecer convincente en mi seriedad a pesar de que realmente no me importa lo más mínimo lo que pueda hacer o buscar el caminante.

Cargando editor
29/07/2012, 16:28
Hernan de Gamboa

Los monjes miramos a los lados porque es donde se encuentran los que necesitan ayuda y que los que miran al frente ignoran. Alguna vez deberías de intentar mirar a tus lados jovencita respondo con más dureza de la que en realidad quería a las palabras de Silvana. Tal vez fuera por el dolor del golpe, lo que hacía que montar a Calcetín fuese algo bastante incomodo, pero el comentario de la joven me desagrado bastante.

Me disponía a decirle también cuatro cosas a Agustí por la forma de tratar así a aquel pobre tullido pero entonces recordé nuestra sagrada misión y el asalto que habían recibido el diácono y sus hombres por lo que permanecí callado y a la espera.

Cargando editor
29/07/2012, 17:18
Silvana "la planera"

De no ser porque la situacion no se prestaba a discusiones entre nosotros, de buena gana habria respondido a Hernan. Lo que si hice fue sonreirle, por supuesto era la tipica sonrisa falsa e ironica que todo el mundo entiende. Era increible, no solo habia oido lo que dije en voz muy baja, ademas habia dicho algo que tenia mucha gracia. Era justo al reves, los que miran al frente ignoran, desde luego el ignoro la rama que le dio en todas las narices, tambien habia ignorado al manco que se acercaba de frente, todo ir mirando a los lados, pero ya tendria ocasion de hacerle ver que sus consejos no siempre eran atinados. Me moria de calor y estaba impaciente por ver como acababa todo aquello. 

Cargando editor
30/07/2012, 13:48
Sebastián "el manco"

¿Humildes viajeros? ¿Pues qué pensarán que somos nosotros?- Se preguntó Sebastián deteniéndose a unos metros. Miró apenado los rostros de los viajeros. Empezó a temblarle la barbilla empezó a sollozar.


-¿No habrá limosna ni alimentos para quien perdió la mano en manos de los infieles en Tierra Santa por el bien de la fe? ¿Es que ya no quedan buenos cristianos en este mundo?-


Lanzó una mirada acusatoria a Agustí.


-Y eso que yo solo quería ver si el buen sacerdote se encontraba bien…Pero ya me lo advirtió  el abad antes de abandonar el monasterio: "Sebastián, eres demasiado inocente! Ahí fuera hay gente mala, malos cristianos, gentes crueles". Pero no, yo deseaba visitar Jerusalem, besar el suelo que pisó nuestro señor Jesucristo antes de morir, conocer los santos lugares. Y así me ha ido!-


Se frotó la nariz con la manga, llevó la mano buena al corazón, alzó el sucio muñón que era su mano izquierda para que lo vieran todos y gritó:


-¿No hay piedad en este mundo?-

Cargando editor
31/07/2012, 11:51
Mara "la Barata"

Conseguí disimular con una pequeña tos la risa que se me había escapado al ver al sacerdote estamparse contra la rama y caer de culo desde su montura. Me tapé la boca con la mano para que no se viese mi sonrisa y esperé hasta que mis ganas de reír se calmaron. Con lo pedantes que me solían caer los eclesiásticos, aquella torpeza tan tonta de Hernán había sido como un premio por todos los discursos de curas que tuve que soportar en mis tiempos por ser mujer dedicada a una profesión tan criticada como solicitada.

Mientras hacía esfuerzos por no partirme de risa, Agustí se puso a hablar con un viajero que había ante nosotros y al que yo no había visto hasta entonces. El hombre tenía muy mala pinta y, por muy devoto que pareciese y muy preocupado por Hernán, yo no me fiaba un pelo. Solo había que recordar nuestro viaje a Amposta y nuestro encuentro con el leproso para saber que no hay que fiarse nunca de la apariencia de un desconocido. Gonzalo se puso ante mí con gesto protector ay, es tan mono...y yo me quedé entonces en el último lugar de la comitiva. El viajero se había ofendido y no sabría decir si estaba enfado o dolido, pero sí tenía claro que no me fiaba de él. En fin, si solo quería unas monedas para poder comer, no veía problema en dárselas y seguir adelante cuanto antes. Total, ¿qué son para un miembro de la Iglesia unas simples monedas? No obstante, yo no era nadie ni era mi deber el solucionar aquella situación, así que me quedé donde estaba, calladita y quieta, observando la escena.

Cargando editor
31/07/2012, 15:39
Gonzalo "el Rata"

La verdad era que aquel discurso lastimoso que pregonaba el mendigo, lo había sentido en más de una ocasión. Qué mejor que dar un poco de pena, para conseguir alguna moneda para conseguir algo de vino, un chusco de pan o gastárselos en algun juego de azar?

Y manco???

Lo primero que pensó era que aquel desconocido era un ladronzuelo de poca monta, al que habían pillado con "las manos en la masa" y habían tomado la justícia a us manera: cortándole la mano.

"Gonzalo...no te fies ni un pelo...", pensó el muchacho. Y esperó a ver como respondían el tal Charles de Lupo frente a aquel que pedía misericordia divina.

Cargando editor
02/08/2012, 18:34
Hernan de Gamboa

Pese a mis intentos por no intervenir las palabras del manco peregrino me hicieron cambiar totalmente de parecer. El buen cristiano que había en mi no me permitía pasar de largo sin ofrecer la caridad cristiana que pedía y merecía. Y más después de escuchar aquel relato, pues si como el vagabundo afirmaba había combatido las huestes herejes en tierra santa no solo tenía bien merecida la limosna, también un sitio en algún comedor de caridad.

Espolee a Calcetín para acercarlo lentamente al pobre manco mientras sacaba de debajo de los hábitos la saca en la que llevaba las escasa pertenencias propias que tenia y no pertenecían al castillo del Barón y donde llevaba mi poco dinero particular. Saqué un reluciente maravedí y se lo puse en la palma de la mano que aún le quedaba al pobre hombre por supuesto que aún queda piedad en este mundo hijo mio. Puede que en estos oscuros tiempos parezca esquiva, pero el señor siempre vela por sus hijos y no los deja abandonados a su fortuna.

Cargando editor
02/08/2012, 21:59
Silvana "la planera"

El gesto de Hernan me sorprendio, no esperaba que se apiadara del manco y le diera una limosna, en realidad pensaba que lo trataria con desprecio tal y como habian hecho los demas religiosos. Aunque no me conmovio, si comprendi que tal vez no todos los miembros de la iglesia fueran iguales. Pero aun quedaba mucho camino por andar y mucho que ver por delante. 

Cargando editor
02/08/2012, 22:33
Charles de Lupo

Charles de Lupo no intentó disimular un bostezo.

-¿Han acabado vuestras mercedes?

Lo dijo en un profundo tono despectivo, como si fuese un Rey hablándole a la chusma más miserable de una aldeucha de mala muerte.

-A este ritmo, jamás llegaremos a Barcelona. Y yo tengo un enviado del Papa de Roma al que visitar, por si vuestras mercedes lo han olvidado.

No sé quiénes son más borricos, si los que van a cuatro patas o el grupo al que llevan encima. ¡Qué gana tengo de que acabe todo esto y volverme al lado de mi buen Papa Luna! Espero que tenga a bien darme un poco de aquel vino que guarda para ocasiones memorables. ¡Ah! ¡Mi reino por un lingotazo de aquel brebaje celestial!...

Los pensamientos del pedante de Charles se alejaron momentáneamente del grupo y de la situación presente para centrarse en un imaginado regreso triunfante ante su señor.

 

Cargando editor
03/08/2012, 12:25
Mara "la Barata"

No esperaba que Hernán le diese nada al vagabundo, pero me había equivocado. En el fondo, aún quedaba en la Iglesia alguna gente con sentimientos. En cambio, el estirado mendrugo de Lupo volvía a hacer alarde de su indiferencia y su mala educación. ¡Por Dios, qué mal me caía ese tipo y qué ganas tenía de soltarle un sopapo! Pero claro, no era yo nadie para enfrentarme a un miembro del clero, así que me tocó quedarme calladita y aguantarme lo que pensaba de él. Bueno, aguantarme hasta cierto punto, porque a Gonzalo sí le susurré algo:

Espero que lleguemos pronto a Barcelona y nos quitemos de ecima al Lupo este. ¡No le soporto más y acabamos de salir!

Cargando editor
05/08/2012, 19:24
Gonzalo "el Rata"

Gonzalo, un poco más tranquilo al ver como el mendigo no era más que un miserable que había conseguido la moneda que tanto deseaba, se situó al costado de Mara. Ella estaba sobre la mula, cosa que Gonzalo no habíaa hecho en todo el camino.

Se estrañó de la reacción de Hernan, ya que después de darse un buen golpe con aquella rama, aún le quedaba paciencia y compasión para atender las súplicas de aquel manco. Pensó que, pudiera ser sincera, la elección de su compañero elección a dedicarse en cuerpo y alma a "los caminos de nuestro señor". Debían quedar pocos como Hernan...

En cambió Lupo... Aquel tono de superioridad y de desprecio, no solo por el mendigo, si no por el resto de miembros del grupo, le produjo un naciente enfado que supo controlar. Si se encontraban en aquella situación, no era por su voluntad, si no por la obligación con su señor que les había encargado acompañar a la comitiva religiosa hasta Barcelona.

Y supo que no era el único que le desagradaba el tono del sacerdote, ya que Mara le susurró un comentario en contra de Lupo.

Gonzalo posó su mano sobre la pierna de Mara e intentó tranquilizarla.

-Tranquila Mara...en pocos días llegaremos a Barcelona y nos quitaremos de encima a esa sanguijuela. Se cree que por el hecho de llevar una túnica y una cruz colgada del cuello, es mejor que todo el resto de nosotros... ya me gustaría verlo en alguna trifulca, a ver como se "saca las castañas".

Acto seguido, y sin mucho disimulo, acarició el tobillo de la mujer. Aún recordaba el olor de su cabello y la suavidad de su piel. Aquella última noche había sido la mejor desde hacia mucho...puede que la mejor de su vida!

Cargando editor
15/08/2012, 09:49
Director

Por indicación de Charles de Lupo, el grupo reanudó su marcha. Todos iban montados en sus mulas, menos Gonzalo, que llevaba la suya sujeta por la brida mientras caminaba a su lado, y Hernán, que después del episodio de la rama decidió imitar a Gonzalo y hacer un rato del trayecto a pie. A fin de cuentas, avanzaban a un ritmo lento y soporífero, y tanto daba ir en la mula que hacerlo a ratos a pie.

En ese momento fue cuando Hernán y Gonzalo se dieron cuenta de que alguien caminaba a sus espaldas. El mendigo manco se había acoplado al grupo disimuladamente, caminando tras el cura, e iba jugando con un ratoncejo que se había sacado del bolso. En ese momento, ajeno a las miradas, comenzó a tararear una alegre melodía. Parecía gustar de contar con compañía. O acaso fuera que sus pasos le conducían en la misma dirección. El caso es que allí estaba, como uno más, sin molestar y sin fijarse en nadie, jugando con su mascota, y caminando detrás del monje.

Cargando editor
18/08/2012, 11:23
Gonzalo "el Rata"

Aquel mendigo se había unido al grupo sin terciar palabra. Y no era que le disgustara a Gonzalo la nueva compañía, solo que la comitiva tenía un objetivo algo "comprometido" y puede que se fuera al traste por culpa de un borrachín manco.

Parecía que no fuera posible que aquel pobre hombre pudiera provocar algún tipo de altercado...pero cosas peores había visto "el rata" en sus años de callejeos y mala vida. Así pues decidió aventurarse a conocer algo más de aquel mendigo y sacar alguna cosa en claro.

-Voy a "hacerme amigo" de nuestro nuevo miembro del grupo- le dijo a Mara en voz baja, guiñándole el ojo para sacarle una sonrisa.

Después, frenó el ritmo de su caminar para acabar al lado del mendigo.

-Buenos días, buen hombre... Parece que coincidimos en nuestro camino, verdad? Mi nombre es Gonzalo. Hacia donde se dirige?

Cargando editor
18/08/2012, 18:49
Mara "la Barata"

Estaba demasiado ensimismada observando la mano de Gonzalo acariciando suavemente mi pierna como para fijarme en que el mendigo se había unido a nosotros y caminaba tras de mí. En ese momento mi mente vagaba felizmente por los recuerdos de la noche anterior y repasaba con detalle todas las cosas que quería "hacer" y decir a Gonzalo cuando estuviésemos solos, si es que teníamos la oportunidad en aquel viaje. Después de todo y a pesar de que ninguno de los dos tenía un pasado que invitase precisamente al recato, no me parecía apropiado ponerse meloso en presencia de nuestros compañeros de viaje (y menos delante de don-señor-estirado-De-Lupo, que a lo mejor le daba un ataque si veía muestras de cariño entre la gente, ya que me parece que el concepto de aprecio debe ser algo desconocido para él)

Como decía, yo ni me había fijado más en el mendigo y seguía cabalgando lentamente a lomos de mi mula y contemplando a mi hombre, cuando él me dijo que iba a hablar un rato con nuestro nuevo acompañante. Le sonreí y asentí con la cabeza. Aunque no les miraba por si el hombre pensaba que yo era una entrometida, agudicé el oído para no perder detalle de lo que ese tipo le contase a Gonzalo, si es que le contaba algo. La verdad es que entre el viaje, Gonzalo y el momento de la caída de culo del cura, estaba siendo un día bastante bueno.

Cargando editor
21/08/2012, 21:29
Hernan de Gamboa

Al notar más que ver como aquel pobre mendigo seguía detrás nuestro aminore deliberadamente el paso hasta situarme más o menos a su altura. Iba a preguntarle por su destino cuando Gonzalo se me adelanto, así que me quede andando tranquilamente junto a ellos, interesado en saber la respuesta tanto como el joven.

Cargando editor
23/08/2012, 21:10
Sebastián "el manco"

Sebastián mordió el maravedí para asegurarse de que era real y no estaba soñando, después se lo enseñó al ratoncito que escondía en su morral.

– Fíjate, hoy también llenaremos las panzas. Y ahora rumbo a Barcelona. -

Por las palabras del monje altivo, parecía que el grupo se dirigía a Barcelona, al igual que él e indudablemente eran gente de alcurnia acompañados de sus sirvientes. Sirvientes aparentemente muy bien cuidados, ya que llevaban muchas mulas, y si cuidaban también a los siervos eso también podía suponer buenas limosnas para él, así que escondió la moneda y se apresuró a seguirlos cojeando  ostensiblemente. Cuando se dio cuenta de que le estaban dejando atrás, cansado ya de fingir, se puso el bastón bajo el brazo y abandonando la falsa cojera se puso a caminar a buen paso.
Dos de los viajeros, el joven flacucho que le no quitaba los ojos de encima a la guapa moza del pelo colorado, y el bondadoso sacerdote del borrico avergonzado se fueron rezagando hasta quedar a su altura y se interesaron por su destino.
-Mi peludo amiguito y yo vamos camino de Barcelona.- Dijo mostrando orgulloso al ratoncito que se paseaba por la palma de su mano.

– Yo soy Sebastián, Sebastián el manco o Sebastián de Tortosa me suele llamar todo el mundo y este de aquí es maese Garbancito.- 

Cargando editor
26/08/2012, 13:28
Hernan de Gamboa

Mire primero con sorpresa a Garbancito pasear por la palma de la mano del mendigo para después mirarle a el con cierta tristeza. No conocía las circunstancias que rodeaban a la vida de aquel pobre hombre, pero si había terminado considerando a un simple ratón como un amigo debía de haber sufrido de forma horrible para terminar desequilibrado hasta ese punto.

Mi nombre es Hernan de Gamboa buen hombre, humilde servidor de Dios nuestro señor y encargado de la capilla de Amposta por gracia del Barón MacCormac. Nosotros también nos dirigimos hacia Barcelona por orden del Barón. Si quiere puede acompañarnos en el viaje.

Cargando editor
27/08/2012, 13:48
Agustí Blanch

Viendo que todos parecen tan interesados por el mugriento acompañante, me acerco a él ya que fui el primero en recibirle.

-Yo soy Agustí, de Vinallop. Perdona mi recibimiento pero estoy al cargo de la seguridad de esta expedición y tuve que hacer lo que se supone que debo hacer. De todos modos mis obligaciones son para los miembros originales del grupo, así que no esperes que mi espada te defienda si surgen dificultades. Pero no lo tomes a mal, estoy seguro de que un hombre con tu... experiencia, sabrá arreglarselas solo.

No muy convencido de si mi intervención ha sonado amistosa o no, regreso a mi posición.

Cargando editor
01/09/2012, 23:37
Gonzalo "el Rata"

-Mi nombre es Gonzalo...y bonito bicho!-dijo el muchacho señalando el animal que portaba el mendigo en su única mano.

-Y cual es el motivo de su viaje a Barcelona?

Y mientras esperaba la respuesta de aquel tal Sebastián, Gonzalo intentó recordar el rostro del mendigo con su pasado en Tortosa. El manco habñia dicho que se le conocía como "Sebastián de Tortosa" y pudiera ser que coincidiera en alguna callejuela de la ciudad. Por lo visto...aquel tal Sebastián no pertenecía a la nobleza...fijo.

Pero, por mucho que miraba a aquel hombre, no conseguía unirlo a ninguna vivéncia pasada en su maltrecha vida en Tortosa.

- Tiradas (1)

Motivo: Memoria

Tirada: 1d100

Dificultad: 19-

Resultado: 38 (Fracaso)

Notas de juego

Tiro por memoria haber si recuerdo a Sebastián de mi pasado en la ciudad...

Fracasooooooooooorrrrlllll!!! No lo conozco ni papa!

Cargando editor
02/09/2012, 10:43
Silvana "la planera"

La aparicion del manco, añadio un poco de entretenimiento al viaje. Desde mi posicion segui observando la actitud de los demas sin decir nada. Me importaba poco cual era el destino del mendigo, pero la curiosidad se apodero de mi y preste atencion a las preguntas y presentaciones de los demas. Pense que mas pronto o mas tarde tendria que hablar con el, pero no ahora, preferia mantener mi silencio y escuchar.