Partida Rol por web

  Con una furia inquebrantable, golpeo al ogro con todas mis fuerzas, esperando devolverle el tremendo y doloroso golpe hecho anteriormente.

   Sé derrotadooooo!!!  ARRGGHHHH!!!- grito ciegamente. Veo que mi hacha se abre lugar entre su carne y me preparo para el próximo golpe. Morirás, bastardo...

Valiéndose de la espada corta para desviar el ataque del ogro, Vened gira sobre sus pies para asetar otro tajo con su mano buena, esta vez impactando en el vientre del ogro. Sin dejar respirar a su eemigo, vuelve a enarbolar su espada corta pero de nuevo falla su ataque.

Tras eso, vuelve a postura defensiva esperando de nuevo el ataque del ogro, que ya se debate entre la vida y la muerte.

Jormund ataca y su gran hacha penetra la dura piel del ogro, el cual lanza una alarido de dolor y se tambalea un poco. Luego, Vened se adelanta y su espada corta el vientre de la criatura, provocando que esta suelte el garrote y se doble sobre sí misma. El ogro está a punto de dar su último suspiro pero de su boca sólo sale una bocanada de sangre.

El cuerpo, ya exánime, cae sobre el duro suelo con pesadez. El mármol blanco empieza a mancharse con el rojizo color de la sangre.

 Le disparo un dagaso mas para estar seguro dandole un golpe de gracia. Pero no acierto.

Observó, con las espadas cruzadas, como su adversario hincaba la rodilla en el suelo y daba su última bocanada. Aun viendo como el ogro se desplomaba ante él, y un charco de sangre comenzaba a emanar de él, no bajó el arma hasta haberse cerciorado de que la criatura había muerto.

Esbozó una leve sonrisa al ver el intento de golpe de gracia de su pequeño compañero. – Parece que la primera prueba la hemos pasado. – en ese momento, dirigió su mirada hacia el enano, el cual parecía herido tras el golpe recibido pro el ogro. - ¿Necesitáis ayuda?. – preguntó sin mucha fe, ya que sabia de lo orgullosos que solían ser los de su especie. Al tiempo que esperaba la respuesta por parte de Jormund, examinó mas detenidamente la sala, buscando alguna otra puerta o salida.

   Hace falta más que un sólo golpe de ogro para derrotarme- contesté seguro de mí mismo. Si bien era un golpe feo, no lo fue lo suficiente como para herir mi orgullo ni mi armadura. Y ahora nos vamos o alguna puerta se abrirá para nosotros? - pregunto algo ignorante ante la habitación. Sin embargo, esa habitación me llenaba de desconfianza...Vamos a hacer una mirada de enano.

La daga de Rimi regresa a su mano, aunque ya es muy evidente que el ogro está muerto.

La búsqueda no da ningún fruto, aunque cuando se acercan a los pasillos, dos voces monocordes se hacen escuchar

Uno de los caminos os llevará hacia otro desafío, mientras que el otro los llevará directamente hacia su destino - dicen al unísono y parecen provenir de las estatuas - Los guardianes les dirán que dirección tomar para seguir con su camino, pero cuidado, pues uno de ellos siempre miente y el otro siempre dice la verdad. Pueden hacer una sóla pregunta a uno, y sólo uno, de los guardias.

 Solo una pregunta. Esto parece divertido. Afirmaciones no son preguntas. Yo afirmo que la sala en la que queda nuestro destino esta hacia esa direccion. Exclame señalando hacia la derecha. Si mi destino seria terminar sin sortear el desafio yo tengo que ir hacia alli. Exclame fuerte mirando a una de las estatuas.

Rimi exclama su afirmación, sin embargo, ninguno de los "guardianes" responden. 

La sala queda en silencio nuevamente. 

  Esto es una tontería- digo con una expresión de repugnancia en mi rostro. No soy bueno para esa clase de complejidades e iba a esperar que el elfo actuase. Si todo sale bien, no tendré que preguntar tampoco- Lo dejo en tus manos, elfo.

Se mantuvo en silencio durante unos minutos tras apagarse la voz de las estatuas. Escuchó, sin tomarlo demasiado en serio, los comentarios de Rimi, pues obviamente iban totalmente desencaminados. Debían hacerle una pregunta, solo una, y con ella tendrían que adivinar por que pasillo continuar para llegar a su destino. Cruzó sus brazos y colocó una de sus manos en la barbilla intentando recordar hechos pasados, con la mirada fija en el suelo de la estancia. En su infancia, su mentora Ylena Dajhask, le enseñó múltiples acertijos de este estilo, y Vened juraría que éste era uno de ellos.

Transcurridos apenas tres o cuatro minutos, el elfo alzó la vista de nuevo y dibujó una leve sonrisa en su rostro mientras se dirigía a una de las dos estatuas, la de la derecha, por puro azar. – Esta bien, mi pregunta es… ¿El otro guardia me diría que esta puerta nos conduce hacia nuestro destino?. – preguntó sin mas dilación y aguardó la respuesta del guardián.

Vened pronuncia la pregunta e inmediatamente después de que termina de hablar, el guardián de la puerta se hacer oir

No - dice secamente con voz monocorde y carente de emoción -

Esbozó una leve sonrisa al escuchar la contestación del guardián. La pregunta tenía su explicación, al saber que uno mentía y el otro no, con formular esa pregunta sabría la respuesta. Si el guardián de la derecha fuera el mentiroso, sabría que el de la izquierda me diría la verdad y él la cambiaria y me diría que NO, por lo que la puerta de la derecha seria la correcta. Si el guardián fuera el que no miente, me diría la respuesta que me diría el guardián mentiroso, por lo que volvería a ser que NO. Por lo que, la puerta correcta sería la de la derecha, ya que, dado que hay uno que siempre miente, hay que tomar la opción opuesta a la comentada por el guardián.

- Por aquí, compañeros. – comentó dirigiéndose a la puerta de la derecha e intentado abrirla.

 -Bien confio en ti elfo. Espero este sea el pasadizo. Dejenme adelante. 

El muchacho inspecciono el suelo las paredes y el techo para observar si eran seguros. Se tomo el tiempo en mirar varias veces. Luego sigilosamente comenzo a avanzar como un gato. Alzo la mano y empuño la daga. Los pasos del mediano eran como la brisa tranquila de la noche. Parecia un gato sus pies eran una herramienta mortalmente muda. Y sus ojos iban y venian en todas direcciones en busqueda de trampas enemigos o tesoros.

   Bien, elfo. Ahora sabemos que tienes cerebro- halago irónicamente a Vened. No era de esperarse que yo fuese a ser más amable con él, dada el disgusto entre nuestras razas -Ya, crucemos de una vez y vamos por el encargo del viejo mago- agrego sin perder tiempo a la vez que cruzo el umbral.

Los tres atraviesan el extraño umbral para verse "transportados" en otro lugar. Las paredes y el suelo del lugar son los mismos que antes, con su perfecto acabado. El ambiente está iluminado por antorchas colgadas de las paredes con unos extraños soportes metálicos, que no permiten sacar la antorcha. Se siente la quietud en el lugar.

Apenas dan unos pasos cuando se encuentran con diferentes caminos a seguir. Pueden girar y encaminarse hacia su derecha, donde se ve un pasillo que sigue, así como a su izquierda, donde hay otro pasillo al que dejan de ver en un codo. Por otro lado, pueden seguir en su misma dirección, hay un pasillo que continúa y se observan dos puertas a los lados un tramo más adelante.