Partida Rol por web

de momento me muevo solo... ando por los pasillos pero tengo ganas de pasear por las jardineras... y me dirijo hacia alla, ya estando sobre el pasto fresco me quito los zapatos y camino descalzo sobre el cesped, me tomo mi momento de soledad mientras pienso mucho en esa linda chica que me salvo ETZUKO HIRAGIZAWA... -(que bonita es, es preciosa, conservadora y de pocas palabras... me gustaria mucho poder salir con ella y conocerla mejor.... pero como que de seguro yo me pondria muy nerviosos y lo hecharia todo a perder... pero es que ETZUKO-Chan me gusta mucho... que puedo hacer?)- traigo un remolino en la cabeza

Etzuko había esperado a la chica fuera de la sala, luego de que ella le dijo que los esperaría en el jardín para comer, igual no era mala idea que ambas se fueran juntas hasta llegar lo más cerca de los jardines. Sin embargo, no aparecía nunca en el pasillo, y Etzu miró hacia la sala, viendo a la chica rodeada por varios chicos. Pensó en algo, y luego sonrió, le hizo un gesto de que la esperaría y salió de la visión de todos, caminando solitaria mente por el pasillo.

Pero cuando iba saliendo, algo notó, aquel chico que había llamado su atención por la forma de moverse comenzaba a quedarse solo. Claro, al notarlo, también se dió cuenta que algo había pasado con el chico de los anteojos. Llevó su dedo a sus labios presionándolos, y fue donde ese chico.

- Hola - le dijo, sentándose frente a él, apoyándose en su mesa, ahí buscó sus ojos, pero estos estaban cerrados, eso le intrigaba, sus movimientos los había visto en ciertas personas, por eso le llamaba tanto la atención - ¿quieres ir a almorzar? - le pregunta,  con sus manos afirmando su rostro, y esa sonrisa que nada decia sobre sus sentimientos.

Kamijyo se encontraba en su profundo estado de "Meditación".

Hasta que algo ocurrió.

Una persona, una joven. A lo lejos, la percibió, y luego, notó como ella se acercó.

Su respiracion, su cuerpo, su presencia, su posición corporal, todo detalle en frente de él, sabido en mayoría sin tener que abrir sus ojos.

Y entonces, el momento de la analogía interior, la metáfora aplicada a cada persona nueva que conocía de cerca, por decirlo de algún modo.

Aquella joven era... Así como un riachuelo, uno que caé desde las rocas, fluida, rápida, pero a su vez suavemente, poseyendo un enorme poder, casi infinito, pero mostrandose leve y discreto. Sin duda ella era un riachuelo en caída, como el de aquellas áreas geográficas en donde suelen hacerse baños termales lejanos, o donde suelen ir algunas personas a meditar.

Al oirla, se mantuvo atento, al comienzo, aún estando en su pose de "Dormido".

Una vez ella terminó, hizo un gesto. Sus hombros sonaron levemente, luego sus brazos se levantaron, se empezaron a extender lentamente, para finalmente posarse sobre la mesa, sin tocarla a ella, pero si mostrando cercanía, ya que su torso se acercaría un poco, producto de la extensión de sus brazos.

Y luego, unos 10 segundos después de que ella terminara, el habló.

- Sería agradable...

Después de decir eso, hizo el ademán de sacar un trozo de papel, uno que tenía en su bolsillo, y que había guardado desde después de terminar de pulir sus apuntes.

Lo puso en la mesa, todo siendo hecho con sutileza, y con su lapiz grafito, comenzó a escribir.

Kanjis rápidos y legibles, a veces con separacion entre sus líneas, y a veces con las líneas mas pegadas, pero entendbles rápidamente a la vista.

Finalmente, el papel fué girado, hacia la vista de la joven frente suyo.

Dicho papel, contenía lo siguiente:

'Problema, uno tengo.

Aquel joven, que lentes posée...

Molestado, por otros, ha de ser.

Aquel que lleva rojos ropajes, como las llamas de sus tatuajes.

Y aquel que oscuro se vestía, y que un arma consigo llevaba.

He de proteger al joven Yamamoto...

Y no puedo dejar a los otros desprovistos.

He ahí, que no puedo dejar este lugar...

Hasta poder la situación asegurarme'

Luego de eso, una goma fué deslizada sutilmente hacia donde la joven.

Dicha, era indicada por la cara de Kamijyo, como diciendo: "Una vez haya leído, borre el contenido"

Luego de aquel movimiento indicativo, su cara volvió hacia el frente, para mirarla.

Y esperaba, de ella, una respuesta...

Silenciosa, sigilosa.

No sabía porqué había confiado en ella.

Quizá era porque podía oir hasta su respiracion, fluyendo a través de su garganta.

Quzá sentía, intuía en ella... Un buen corazón.

Al verlo de cerca, y logar admirar esa forma pausada de moverse hizo que el lugar desapareciera, cada uno de sus detalles, para que se enfocaran sólo y únicamente en el joven que estaba delante de ella, olisqueando el aire, sus vibraciones, sus energías. Y esa sensación de exclusividad fue enorme y abarcó la joven que siempre mantenía la distancia entre las personas, suspiró, aunque fue más bien un soltar de aire de sus labios rojos, lo miró a los ojos, él estaba ahí, presente, pero sólo de mente, al contrario de ella.

- bien... me agrada también que vayas...- sus manos bajan y él acerca un papel, en el que había escrito con premura, la joven leyó, un pequeño gesto asomó en su frente, una ligera tensión, obviamente parecía molesta por lo que le decía. Con  la goma, borró con elegancia el papel,  y aún sobre los restos escribió:

"No tengo la facilidad que tú tienes para escribir, pero me quedaré a hacerte compañía, no quiero que se comentan más actos de violencia en esta sala..."

Le escribió la chica, y le entregó el papel, girán dolo, sus dedos eran delgados y algo fríos, rozarían la mano de él, sólo un instante. 

El joven siguio con su mirada el dedo de Yutsuko quien le apuntaba y posteriormente tocaba su torso desnudo con el indice indicando el tatuaje en su pecho, el joven cabello rubio no aparto su vista de los ojos de quien ahora se encontraba frente a él y con cierto aire de inocencia le respondio aunque sin perder ese tono de elegancia en su voz.

-Ese...Fue en un Antro cualquiera, de los barrios bajos a los cuales solia concurrir.

De repente la voz de la chica a la quien le habia ofrecido ir a comer volvio a dejarse sentir en el salon, esta vez solo para el joven, quien infortuitamente estaba con el torso desnudo frente a una chica de cabellos oscuros y semblante frio aunque algo sensual y con el indice tocando sus pectorales por sobre el tatuaje del chico, quien sin verguenza alguna movio su cabeza por el costado derecho para poder observar a Tsukiko Ikeda y con una sonrisa algo burlesca señalar.

-Lo lamento, Pero no me gustan las multitudes.

Dicho esto el joven le guiña el ojo derecho de manera galanesca y vuelve a girar su rostro hacia la chica que le habia hecho la pregunta sobre su tatuaje manteniendo sus manos en todo momento en los bolsillos de su pantalon.

Al momento en que la mano de la joven rozó con la del joven, pudo sentir este una sensación fría, como electricidad gélida, rozándole. Fué así como si el arroyo que era la joven hubiese tocado directamente a Kamijyo Senshi. Ante esto, hizo un leve movimiento general, seguido de una expresión en la cual casi abre sus ojos, pero termina por mantenerlos como estaban.

Luego de recibir el papel, deja su cabeza caída hacia abajo, sin variar mucho, pero permitiéndose no mostrar sus ojos abiertos, y a su vez tener el ángulo ocular para leer. Una vez hecho esto, usó el otro lado del papel, sin borrar lo que ella puso, para responderle, a medida que hablaba, pudiendo escribir y vocalizar a la vez.

- Así ha de ser...

Kamijyo entonces, ya habiendo vuelto a la calma después de unos momentos de indefinida duración, terminó de escribir, entregándole el papel de nuevo a la joven. Era una estrategia excelente, una cubierta que hablaban con palabras, mientras sus mensajes mas profundos iban en lo escrito.

'Difícil es el joven de rojo de sacar de encima, esquivo enemigo resulta ser...

He de aquí quedarme, para la seguridad del joven Yamamoto proteger...

Una guerra difícil ha de ser. Tal como diría Sun Tzu...

Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo,

Poderoso serás, en cualquier lugar a donde vayas...'

Terminó con aquella frase del legendario estratega Sun Tzu, sin saber si es que el término "Guerra" podría molestar a la joven, cuyo nombre evocó en unos instantes. Si no le gustaba la violencia, quizá disgustaría de que Kamijyo acabase de invocar a un estratega, sin embargo la situación lo ameritaba, jugar piezas, y en el fondo, manipular, humanamente, en pos de un bien superior.

Posteriormente, tras dejar que ella viera el papel, se preparó para hablar, haciendo un leve sonido símil a toser, pero mucho mas leve, mientras que su mano izquierda sacaba de su mochila algo, con precisión, pero con lentitud.

- Muchas gracias por acompañarme... Hiragizawa-san...

Y entonces, tras haber sacado su Obento, en una caja de color plomiza, a medida que cerraba su mochila, y se enderezaba, hizo algo inesperado...

Sonrió. Sinceramente. No abrió sus ojos, pero su sonrisa fué cálida, cálida al menos para alguien que es como una catarata, en constante flujo, fría y friccionante a la vez. Luego, volvió a su estado pasivo normal, abriendo lo que sería un almuerzo de arroz, pescado frito en porciones variadas, y una ensalada múltiple.

Ya al papel no le quedaba mucho espacio, por ser pequeño, y Kamijyo-kun no mostraba señales de desear usarlo más, confiaba en que Hiragizawa-san le mantendría con cuidado, le borraría, o haría algo con dicho, y si es que ella no lo hacía, lo haría él. No empezó a comer, sino hasta que la misma Hiragizawa-san respondiera y/o empezara a comer también.

frío y tan inmutable como una montaña, así él se mostraba ante ella, ahí, sentado con esa postura relajada pero con la constante necesidad de percibir cada detalle del entorno que Etzuko llegaba a sentir una admiración  aún acallada por lo  prematuro que podría tazar los sentimientos. La jovencita ya   se había desligado de lo que la rodeaba, de esas personas ahora andaban a su alrededor, como entes sin rostro, pero sólo él permanecía  ahí frente a ella. 

El chico volvía a escribir en el papel, pero sus labios articularon las palabras que más que alarmarla, la sumían más en su natural tranquilidad, ese estado de constante paz imperturbable por otros, incluso al leer la mención a Sun Tsu, sólo recordó las palabras de su abuelo respecto a él así como  la fatídica frase que un día le dijo,cuando le enseñaba el arte de la espada, el arte de los samurai, aún siendo muy niña y sabiendo que su ser era tan frágil y volatil que era más similar a un espíritu del bosque que a una guerrera, pero  aún aún así, prefería que su única nieta lograra defenderse, pues al ser más vulnerable, necesitaba más armas para hacerlo. "solo la paz de la guerra es la perdurable, y aún así, con guerra se puede mantener". Etzuko puso sus dedos sobre el papel, y quedó más segundos con su mirada en aquella hoja, que quedó sobre la mesa de Senshi.

Para cuando la chica lo volvió  a mirar, él estaba con su almuerzo sobre la mesa, ahí recordó que el joven Touya debía estar esperándola abajo, sintió un pequeño remordimiento, pero luego lo seguiría, además, su estómago estaba rugiendo ya y no comería hasta no ir al casino.

- no me lo agradezcas - el susurro salió de sus labios, casi imperceptible para el resto de sus compañeros que ya vaciaban la sala, Etzuko bajó la cabeza, hasta apoyarla en su brazo flectado, y mirar la comida, su aroma era embriagante y la hizo olvidar sus recuerdos sobre su abuelo, otra vez un pequeño rugido de su estómago que sólo ella sentía. La chica cerró los ojos, y se quedó en un estado de adormecimiento, mientras las cosas se iban desencadenando, pronto Kaiser se iría, había mostrado interés en la chica que había invitado a todos a comer, ya no era necesario que la acompañase, además, no le interesaba mucho compartir el espacio con aquel sujeto que había mostrado ser tan grosero y violento sin razones. Sólo podía pensar en Touya, pero  pronto iría con él y en el mejor de los casos la acompañaría Senshi,  con quien se sentía a gusto.

Un unas cuantas horas, había conocido a dos personas que le intrigaban, por un lado Kinomoto, que con cuya mirada dulce, le hacía sentir una conexión que con otra persona no tendría, y ahora Kamijyo, que sin lugar a dudas era interesante al punto de hacer que ella se quedase ahí con él, expectante a pesar de su aparente adormecimiento, a lo que fuera a hacer, sus silenciosos movimientos, y esa mirada, que pudo contemplar sólo una breve fracción de segundos.

Miro a Tsukiko y sonrío, divertido

-Lo mismo digo, y el hecho de que seas una chica no me hará golpear más flojo, tenlo en cuenta

Veo como Etzuko s dirige hacia Senshi, pensando en si quizás irán a unirse para pelear contra mí, después de todo muchas personas van tras mi título de Rey de los luchadores, y ya m habían atacado antes. Tras pensarlo un rato niego con la cabeza y avanzo de nuevo.

Senshi Kamijyo tomó el papel con cuidado, y lo guardó dentro de su mochila, en el interior, haciendo todo el proceso de apertura y cerrado de dicha, guardando a su vez su lapiz de dibujo y su goma. Tras eso, miró a Etzuko-san.

Sí, la miró. Sus ojos se abrieron, en un 70% al menos, no eran muy amplios en extensión general, así que no serían más de un centímetro o dos. Un azul metálico, oscuro, pero a su vez claro, como el cielo en atardecer, o un lago estancado.

Miró a Etzuko de forma que manifestaba agradecimiento, por la empatía que tuvo ella con él, y por la consideración, así como respeto de su causa, la de defender a Yamamoto-san, al no revelarla, e incluso apoyarla de cierto modo, a expensas propias.

Duró unos 6 o 7 segundos, a lo que volvió a cerrar lentamente los ojos, volviendo al mismo de siempre. Ausente en presencia.

  Etzuko estaba con los ojos cerrados, apoyada en la mesa, así que no vio como él la miraba, y cuando lo sintió, y abrió los ojos, él seguía en su mismo estado de antes, así que ella tampoco se movió, quedándose con su cabeza sobre su brazo,  repasando mentalmente la melodía que llegaría a tocar en casa.

Kamijyo tenía su obento encima de su mesa, hacia el lado suyo de dicha, para no estorbarle espacialmente a Hiragizawa-san. Hizo un gesto, uniendo sus manos, como de plegaria, y con sus ojos cerrados, hizo una reverencia... Hacia la comida. Luego de eso, dió el primer bocado, un poco de arroz ingerido con palillos chinos, que manejaba bastante bien, más que nada viéndose como el fruto de experiencia manejando objetos contundentes. Una vez terminase dicho primer bocado, le comentó a Hiragizawa-san.

- Hay que agradecer a los alimentos, que se sacrifican para que podamos vivir... Hemos de comerlos completamente...

Y ateniéndose a tal creencia, profundamente, derivado del Budismo que el mismo Kamijyo seguía, siguió comiendo, un par de cosas más, otro bocado de arroz, y un poco del pescado frito que tenía. Fué entonces, sin embargo, cuando dirigió su rostro hacia Etzuko, notando algo.

- Si quieres puedes sacar de mi Obento, Hiragizawa-san...

Le ofreció entonces, inclinando sus palillos hacia ella, para que no quedase con hambre, mientras él comía cosa que sería normalmente de poco modal. Nunca había tocado los palillos con su boca, sólo la comida, de modo que no habrían problemas higiénicos, pensando que podría causarle impedimento a la joven.

Etzuko, al escuchar la primera frase, no se mueve, recuerda como se comportaba su familia al comer, sólo al llegar a Tokio, su padre había recordado esa creencia y daba gracias por los alimentos, pero mientras vivieron en Londres, sólo daban gracias a quien cocinaba, en ese entonces su madre, y la recordó, su rostro, esas pecas sobre su nariz que ella había heredado, pero que le daban un aire risueño como el de ella. Abrió los ojos, mirando hacia el vacío, hacia tiempo no la veía. Ahí, en ese momento, El joven estaba invitándole algo de su comida, que cuyo aroma ahora llegaba a su nariz y le tentaba más.

- um...- se ergió, y apoyó sus manos sobre el banco, mirándolo a sus ojos cerrados - Kinomoto-san está en el casino esperando por nosotros, ahí comeré mi almuerzo, pero... - miró nuevamente su comida, si, se veía deliciosa - pero... bueno, aceptaré - sonrie, y se inclina hacia él, medio cuerpo ahora estaba sobre el banco, y sus labios cerca de los palillos, para tomar de lo que él le ofrecía,  sus ojos entrecerrados, sus pecas que eran ahora, en esa cercanía más notorias, y lo profundo de sus ojos melancólicos, podría verlo, si por un sólo momento, abriera sus ojos, se apartó de él, dejando tras de sí, una estela de aroma a chocolate y jazmines - delicioso - le dice, y se gira, para ver si Kaiser se había ido ya.

haced una pausa por favor, olvide decirles que me iba de viaje y que no debian postear, ademas taby tambien esta de viaje, y lo mismo catitagc que se vino conmigo.. ahora les pido que no psteen mas o menos hasta el martes cuando yo suba un anuncio....

Si, me parece una buena idea y podria conocer la cafeteria :)

aaah, dulce fin de semana, en el que todos vuelven a postear y ahora touya ve como Yukito y Meiko entran por la puerta de la caeftería

- Ha de ser como deba ser...

Senshi inspiró profundamente, por la nariz sólamente, como haría en las artes marciales, y espiró con una leve apertura de boca. Normalmente no sería fácil, ni cómodo, pero el lo había controlado con mucho tiempo de practica, años de hecho. Posteriormente, volvió a tomar con parsimonia partes de su Obento, que no era demasiado amplio, sino mas bien preciso, procediendo a comer... Sus palabras habían sido, como siempre, algo crípticas, e indirectas, pero seguía hablando con Etzuko, quien lo acompañaba amablemente, separándolo de su previa soledad...

Y tras terminar un bocado de ensalada relativamente considerable, levantó su rostro, y abrió un 10% sus ojos, pudiendo ver a Etzuko directamente. Tenía el cabello corto, y una figura armoniosa, además de una presencia suave, pero fuerte a su vez. Parecía como si a Kamijyo le costara levantar el rostro, aunque fuese solo un poco. Aún así... La miró.

Distraida en sus asuntos, Etzuko miraba hacia el lado, además, la posición en la que estaba sentada, teniendo el  respaldo de la silla adelante, era más favorable para poder ver el cielo y las aves que ahora estaban pasando, pronto llegaría el invierno, y no las verían, su madre siempre le decia que en invierno, los sonidos se volvían un silencio helado y majestuoso. Ahí, sintió que era observada, y movió la cabeza, que estaba apoyada en su mano, los ojos de ambos unieron en la primera vista directa que tenían, Etzuko notaría el color de sus iris, y él también, veía esa traquilidad neutral que poseía el chico y que le había llamado la atención desde antes. Movió sus labios, como si fuera a hablar, pero  sólo volvió a sonreir.

- me gustó tu comida - le dice, sin encontrar algún otro tema con en cual comenzar una conversación, además, no veía necesario  hacerlo, él no exigia una conversación, y ella, no era buena con ese tipo de cosas; pero aún pensaba que quizás estaba siendo incómoda para él, a algunas personas les molestaba el silencio.

sonrío a uesugi, esperando el momento en que nuestras espadas se crucen. Viendo que Kayser ha declinado la oferta, me las apaño para volver a ponerme frente a él.

- Nos veremos más tarde, entonces - le contesto con una sugerente sonrisa, y me adelanto rápidamente para alcanzar a Etzuko-chan, que está con Senshi, y a los demás.

- Que aproveche -digo con una sonrisa mientras me siento junto a ellos- ¿Queréis probar de mi comida?Por cierto, ¿Dónde está Touya?

El silencio de los dos es interumpido por la voz cantarina de Ikeda, al parecer Kaiser ya se habia ido, Etzuko baja los brazos, y levanta su azulada mirada hacia ella - Touya debe estar en el casino esperándome, así que vamos.... ¿nos acompañas Senshi? - ahora mira a su compañero, que sigue comiento, Etzuko se pone de pie, quedando a la altura de Ikeda