Partida Rol por web

- Al menos Rukia dormía en el armario.

Yuzu y Karin le miran.

- ¿Qué? Es pequeña.

Se levanta para irse. Tiene pensado ir a entrenar con los Vizards, pero...

Un enorme reiatsu se siente en Karakura. Ichigo te mira, asustado. No tiene el cuerpo como para una batalla a ese nivel.

Son arrancars, sin duda alguna. ¿Es a esto a lo que se refería Yoruichi? ¿Cómo podía saberlo?

-Bueno Karin, Yuzu, yo tengo algo de prisa ahora. ¡Nos vemos!

Me despido con un gesto y, al salir y que no me vean, me tomo el gikongan para poder salir del gigai sin dejar mi cuerpo ahi tirado.

Y me dirijo hacia esa fuente de reiatsu, todo lo oculta que puedo.

Te diriges lo más rápido que puedes y aún así, llegas justo cuando la arrancar, que tiene como ocho tentáculos, dirige uno de ellos lleno de pinchos hacia Matsumoto a quien tiene atrapada sin poder moverse. Ikkaku y Yumichika también están atrapados. No se ve a Hitsugaya en ningún sitio y Urahara está entretenido con un arrancar que parece medio lelo.

Me acerqué todo lo que consideré prudente para que no me detectaran...

-Ban-kai.

Y sali disparada a por la de los téntáculos, para cortar el que atrapa a matsumoto justo en la base, y de paso golpear a ¿ese? ¿esa? con mis colmillos gemelos.

Justo cuando Matsumoto va a ser atravesada, llegas, veloz y mortal, cortándole ese tentáculo que cae con un gran estruendo en el suelo. Cerca de Yammi, que también está allí, ocupado con Urahara que sigue jugando con el alelao.

Te mira.

- Omae... no debiste haber hecho eso.

Los pinchos salen de todos los tentáculos. Parece que la has cabreado.

-¿Hacer qué? ¿Pegarte flojo? No quería matarte de un golpe por si te daban convulsiones o algo. A ver si la ibas a aplastar o algo así. Ahora te mataré.

Las llamas verdes y rojas me envuelven, creciendo lentamente. Dejando que las vea. Que vea su perdición.

Esquivo sus tentáculos para golpearle dos veces en el mismo lugar, girándo sobre mi misma.

Suelta a los que tiene atrapados que caen al suelo fuertemente y se tapa con los tentáculos el cuerpo entero, escondiendo los pinchos y provocando una defensa infranqueable.

Notas que su piel es dura pero aún así, parece haberle dolido.

- Eso no es suficiente.

Y te enseña su número:

Una vez que te separas, vuelve a desplegar sus tentáculos como un pulpo, los pinchos salen nuevamente, te mira con odio, y... ¡¡ allá van los tentáculos!

Me lancé hacia él/ella pasando entre sus tentáculos. Solo uno me arañó en el brazo.

-Vaya, me has tocado. Bien por ti. Aunque Grimmjow parecía más fuerte que tú...¿Le han degradado? Él era el 6º...Empecemos de verdad.

Y comencé a atacarla dese más lugares que téntáculos tiene.

"La cara es el espejo del alma" o eso dicen, y por ello sabes perfectamente lo que está pensando en estos instantes. La asfixias. Vas demasiado rápida, apareces en demasiados lugares al mismo tiempo, no puede ni hacer la defensa total como antes porque le estás cortando por todos lados.

Sabe que es su fin. Acabará en llamas. Acabará en una hoguera de la que no podrá salir.

Quiere agua. ¡¡Agua!!

Y sus deseos fueron órdenes. Ves que, justo cuando vas a dar el golpe final, que acabará con su vida, el hielo aparece por la zona, congela las extremidades del arrancar, el suelo... incluso algo de escarcha aparece en ti.

Luppi queda congelada. Una menos.

-Oi, taicho-kun...no te aproveches de los que debilito...ese/esa cuenta como mío.

Sin más me dejo caer para ir a por Yammi.

-¡Yammi! ¡Gordo cabrón! ¿Me recuerdas?

Ves que Yammi ya tiene los dos brazos de nuevo y te sonríe como diciendo "Veeeeeen" " Veeeeen"

Mientras escuchas a Hitsugaya gritarte:

Hitsugaya.- ¡¡Oiiiii!!

Ignoro al capitán y acelero a por él.

Cuantos más mate menos peligro correrán los demás. Debo vencer.

No te intenta esquivar, porque sabe que sería imposible hacerlo. Además, él es un machote, bloqueará.

Recibe buenos golpes, pero como ya te conoce no te subestima. Acepta tus cortes, que en su piel no son muy profundos y en tu último ataque te agarra del brazo con el que ibas a cortarle en diagonal.

Te sonríe, cerca de ti.

- Ya está bien. Mosca cojonera.

Y te dirige un puñetazo al estómago con toda su fuerza y después, desde su boca, un cero a bocajarro.

Con mi brazo aún agarrado, le sonrío y me impulso de una patada en su estómago, para quedarme haciendo el pino sobre mi brazo agarrado cuando su puñetazo, sin duda altamente doloroso, pasa por debajo de mí.

-Eres bastante duro. Al menos tu piel lo és.

Aún mientras daba el puñetazo ya estaba cargando un cero que, con mi brazo sujeto, me iba a dar en la cara sí o sí. Al menos eso piensa todo el mundo, incluidos mis aliados.

Vi por el rabillo del ojo a Urahara, tenía toda la pinta de estar a punto de colocar delante mía el escudo de sangre de Benihime. Negué levemente en su dirección.

Y tomé aire. Reiatsu. Y el cero.

Sonreí.

Y respiré fuego justo en su cara.

Tras soltarme traté de golpearle como antes. Pero o bien se había endurecido más, o la sobrecarga de energía del cero me ha trastocado un poco.

Joder, eso tiene que doler muchísimo. Le das con el mismo cero pero potenciado y en toda la cara lo que provoca que lo empujes para atrás y te suelte la mano.

Se queja momentáneamente, pero tus posteriores ataques no le hacen nada.

- Ya me has cabreado, cosso*

Primero un puñetazo a tu cara, después una patada a tu costado y un tercer puñetazo a la zona abdominal. Eso debería dejarje KO.

Sus golpes dolerán, fijo...pero primero debe darme.

Ya sea por que es así de lento o porque me subestima...sus ataques son secillos de esquivar. Y los mios quizá no le corten demasiado...pero parece que no se da cuenta del daño que le causa mi fuego cada vez que lo toco.

Mejor.

Vuelvo a lanzarme a golpearle por todas partes...es un riesgo estar tan cerca...pero también pego más duro.

Es muy difícil seguirte el ritmo y tus ataques cada vez son con peores intenciones y más potentes. Te para algún que otro ataque, parándote por el puño de la zampakûto o por el brazo.

Comienza a resentirse de tus ataques. Esas llamas finales después de cada ataque... duelen.

Y eso le cabrea.

- ¡SE ACABÓ!

Saca la zampakûto que tiene y se prepara para dirigirte un fuerte golpe después de un puñetazo al estómago y una patada a la mandíbula que te haría volar dando vueltas.

Pese a que levanté el muro de fuego, su puño lo atraviesa como si nada. Después de todo esas llamas son menos intentas que las de mis ataques y sirven más para tapar la visión que para otra cosa...

Me pilla en el estómago, lo que me hace expulsar el aire mezclado con saliva.

Pega duro...

Pero esquivo su patada, no obstante me alejo de él.

-Urahara-san, taicho. Voy a matarlo ahora...tened cuidado con las llamas. Y acabaré bastante cansada...si por lo que sea sobrevive más de 10 segundos**...necesitaré que me cubráis un poco.

Acto seguido miro más seria a Yammi.

-Ira abrasadora del Kami Ou Kâryu.*

Si las llamas de la furia de Kâryu me rodeaban...ahora llegan a varios metros de diametro y muchos hacia arriba por unos momentos antes de volver a ser como antes...pero de un intenso y ardiente blanco.

El calor es tremendo. Mi mirada, una promesa de muerte. Y solo con mover mis zanpakutoh las llamas calcinan el mismo aire.

Sali disparada a por él, tan rápida que dejaría en ridiculo a la misma Yoruichi.

El aire quema. Es un vendabal de calor. Hay un horno a tu alrededor. Las flores en el bankai del capitán Hitusgaya van desapareciendo más deprisa. A una velocidad de vértigo.

El humo emerge de la hierba a tu paso. Algunas zonas llegan a prender.

El sudor se seca. Piel del arrancar se cuartea. Yammy intenta tragar, pero no tiene ni saliva.

Te está mirando. Si lo cabreases un poco más liberaría, pero no. No lo estás cabreando. Más bien está asustado.

Tu reiatsu da tanto miedo como la mirada de Aizen.

¿Qué hacer? ¿cómo escapar de lo que se avecina?

No es posible. Porque con verte desaparecer ha llegado el momento cumbre. Sabe que has ido hacia él, sabe que estás viniendo, que te aproximas sin compasión. Y aún así no puede hacer más que perder con honor.

Termina desintegrado. No queda nada de Yammy de quien se muestra el número 0 en su brazo antes de que éste desaparezca.

Bien. No aguantaría mucho así...

Las llamas blancas desaparecen, solo quedo yo.

-Agh...

Todo mi cuerpo grita de dolor por la extrema tensión que ha soportado. Y grita muy alto. Aunque no así yo.

Al momento aparecen las llamas verdes del fénix, para curarme.

-Taicho...Ichigo tal vez necesite ayuda...cuando me recupere un poco iré.

Me mantengo atenta, no sea que me ataquen...sería un verdadero problema.