Partida Rol por web

Sekai no Yuusha

¡Despierta, héroe! - El Heraldo de la Guerra

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05/06/2021, 00:04

Se trataba de una temporada bastante fría, la más fría que ha existido dentro de los últimos años de hecho. Se había transformado en una práctica común el ver en la televisión tanto a políticos como a diferentes miembros de la comunidad científica señalando culpables a diestra y siniestra; que si el cambio climático, que si las empresas, que si la exageración científica, que si el descuido de las personas… Sin embargo resulta difícil no preguntarse si toda esa discusión realmente vale la pena. Al final, dentro del gran esquema de las cosas, ¿En qué afectaría una cosa o la otra a tu día a día? ¿Cambiaría algo, siquiera? El trabajo y las preocupaciones seguían allí presentes, aquella necesidad de juntar el dinero suficiente para siquiera tener la posibilidad de perseguir un sueño que no parecía estar mucho más cerca que cuando comenzaste. Cada yuan era necesario, pero también cada cosa necesitaba yuanes. Que si medicinas, que si las cuentas, que si llamadas...

 

Al menos posees el alivio de no vivir demasiado lejos de tu lugar de trabajo. Unos quince minutos caminando, tal vez, aunque pese a ser un camino relativamente corto no dejaba de ser complicado debido al clima y la hora. Los turnos rotativos semana a semana no eran precisamente cómodos, mucho menos ahora que te ha tocado hacer el reemplazo para el turno de noche ya que una de tus compañeras se ha enfermado a causa del clima. Y la verdad es que el turno de la noche es especialmente extenuante. Es el turno más largo, el con mayor cantidad de clientes… Y el con peores propinas por lejos, pues todos estaban ocupados con sus cosas y pocos se acordaban de quien les servía sus tragos. Sin embargo no todo era tan malo ese día, pues para cuando terminó finalmente recibiste tu paga del mes. Aún quedan otros cuatro días que cubrir de ese turno, si es que no se alarga, pero al menos este día en especial podrías irte con algo más de dinero en el bolsillo.

 

El camino de vuelta a casa no era muy largo por lo menos, aunque una vez que saliste del trabajo no pudiste evitar sentir ese frío estremecedor que se calaba entre los huesos. Tal vez no era tan incómodo, tal vez eras de ese reducido grupo de personas que disfrutaba de esa sensación… Pero incluso de ser el caso, es evidente para cualquiera que permanecer demasiado tiempo en esas circunstancias no sería la mejor de las ideas. No te tomaría demasiado tiempo en llegar a casa, sin embargo a mitad de camino pudiste escuchar la voz de un hombre a tu espalda. -Señorita...- Murmuró, al tiempo en que colocaba una mano sobre tu hombro, y antes de que pudieses hacer el amago de voltearte sentiste la punta afilada de una navaja acariciar tu espalda. -... Creo que no debo hablar de más, ¿Verdad? Quítatela...- 

Notas de juego

¡Buenas! Este es el primer post de introducción. De momento iremos sin sistema y sin tiradas, el sistema será apropiadamente presentado cuando aparezca on-rol.

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05/06/2021, 08:35
Cao Jiang Li

Había sido una larga jornada de trabajo, sin lugar a dudas. Trabajar de camarera no era sencillo, tenía que lidiar con muchas cosas. Desde un constante influjo de personas, a la actitud de más de un indeseable que pensaba que era el rey del mundo, o la reina. Daba igual, siempre había algo con lo que lidiar, y aquello podía agotarte más que cualquier otra cosa. Trabajar en lo relacionado a los servicios, y aún más, lo gastronómico, era ciertamente agotador. Algo que a Jiang Li se le notaba, cada vez que regresaba a su hogar, agotada como una mera esclava luego de una larga jornada. No obstante, no tenía mucha opción, no cuando deseaba cumplir su sueño de una vida mejor, al hacer lo que disfrutaba, estudiar aquello que amaba con todo su corazón. La música lo era casi todo para ella, y lo seguiría siendo por siempre. No creía que pudiera ser otra cosa, no cuando eran pocas las cosas que se le daban bien, y que realmente disfrutaba. – Pronto. – Se dijo a sí misma, mientras intentaba soportar la presión y el agotamiento de un trabajo tan cansino. Sólo debía dar lo mejor de sí misma, esforzarse de la mejor manera posible.

Por fortuna, el lugar en el que trabajaba no era tan malo. Era medianamente respetable, y su empleador no era un pesado insoportable, lo que significaba que no sufría tanto como otros trabajadores dedicados a los servicios. Sea lo que fuera, el día había sido largo, al tener que reemplazar a alguien. Por lo menos, le habían pagado más, una pequeña compensación por el agotamiento al cual se había sometido. – Pronto. – Volvió a repetirse para sí misma, a medida que caminaba de regreso a su hogar. No veía la hora de derrumbarse sobre su cama, y dejar que el cansancio la guiara a un sueño profundo. Bueno, tal vez, primero se relajaría un poco bajo una buena ducha de agua caliente. No había que malinterpretarla, amaba el frío, pero, luego de semejante jornada de trabajo, lo menos que quería era sentir aquella sensación en sus huesos. No tenía la energía suficiente como para tolerar aquello, o para siquiera sentirse a gusto con dicha sensación. No, para nada. Sería bueno prepararse algo de chocolate caliente, relajarse un poco, y tal vez dormirse sobre el sofá. En otro momento, habría disfrutado de un cierto tiempo de juego en su MMO favorito, pero no ahora.

No obstante, mientras ella se encontraba pensando en lo que la hacía, o la haría, feliz, no tardó mucho en sentir cómo alguien le llamaba la atención al posar su mano sobre su hombro. Sin embargo, lo peor estaba por llegar, en el instante en el que sintió el tacto de un arma blanca acariciar su espalda. Cabrón. ¿Pretendía robarle? Había dicho “quítatela”. ¿Quitarse qué? La joven abrió los ojos de par en par, ciertamente cabreada. – ¿Quitarme qué? No tengo dinero. – Le mintió, no pensaba entregarle nada. Si quería su dinero, no pensaba entregárselo. Había trabajado demasiado por él, y el cabronazo no sabía con quién se metía. – Te equivocas. En grande. – Afirmó con cierta seriedad en su voz, a medida que consideraba lo que haría. El sujeto estaba confiado, pensaba que la tenía por haberle puesto aquel filo contra su espalda. Estaba equivocado. Esas cosas funcionaban con alguien que no tenía idea de cómo defenderse, no contra alguien que practicaba artes marciales desde hacía un par de años. – Tranquilo… - Dijo al final, a medida que se preparaba para dar la vuelta con rapidez hacia un costado, con la intención de luego aferrarse a su muñeca y su mano, de modo que ejerciera una fuerza por medio de un palanqueo que sirviera para desarmarle. La navaja a la espalda, así como al cuello, eran situaciones clásicas que solían enseñarte en la mayoría de las artes marciales, y Wudang no era una excepción a la regla. No dudaría en golpearle en el cuello con sus dedos.

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06/06/2021, 05:57

La sensación de tener un arma blanca amenazándole desde un punto ciego suele ser algo que amedrentaría a la mayoría de las personas… Pero no a ella. Una mujer combativa, llena de espíritu y fiereza. ¿Cómo iba a asustarse con algo así? Todo aquel tiempo practicando artes marciales y defensa personal era precisamente para que pudiese reaccionar en momentos como este, y un sujeto cualquiera que muy probablemente solo esperaba una víctima fácil no se encontraría preparado para reaccionar ante alguien capaz de contestarle y darle su merecido. 

Jiang rápidamente se volteó y tomó la muñeca de aquel hombre, cosa que inició un breve y violento forcejeo que acabó con el sujeto retrocediendo y llevándose ambas manos a la garganta, sin aire, luego de que los dos dedos de la chica impactaran en su cuello. El hombre caería de rodillas, derrotado, mascullando maldiciones inentendibles por la falta de aire. Todo pareciera haber salido acorde a sus intenciones… Sin embargo, hay una diferencia enorme entre la teoría y la práctica, entre los escenarios practicados y los reales. Y, aunque los movimientos de Jiang fueran los apropiados, siempre está ese pequeño algo en nuestras vidas que no podemos controlar, aquello que se escapa de los planes y se desvirtúa sin que podamos hacer nada al respecto. 

No tardaría en notar que… La navaja no parecía estar por ningún lado. No la escuchó caer al suelo y luego de un segundo vistazo al hombre pudo notar que este tampoco parecía tenerla. Entonces, al bajar un poco más la vista, podría finalmente notar el paradero del arma que segundos antes la adrenalina y la confusión del momento no le habían permitido sentir del todo. Clavada en su pecho se encontraba la navaja del asaltante… Y de pronto pudiste sentir agolpándose el dolor y como el frío del metal. No parecía una herida bonita y a esa hora tampoco había absolutamente nadie en las calles que pudiese brindarte apoyo. Tu casa no estaba muy lejos, ¿Tal vez…?

La sangre comienza a fluir abundantemente de la herida y pese a lo cálida que estaba, pronto pudiste sentir como el frío se volvía cada vez más y más presente, expandiéndose a lo largo de tu cuerpo.

No parece quedar mucho tiempo...

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06/06/2021, 06:41
Cao Jiang Li

No había dudado en girarse con rapidez, antes de aferrarse al sujeto que había intentado asaltarla. Había trabajado demasiado por aquella paga, como para permitir que un cabronazo le robara con total impunidad. Por esa razón, mientras forcejeaban, no se había contenido en propinarle un buen golpe seco al cuello, dispuesta a incapacitarle de aquella manera. Aún recordaba las palabras, de su maestro, de quien la había instruido. Aquel golpe podría matar a su atacante, si no era cuidadosa con la potencia del golpe, ya que afectaría la tráquea de su oponente. No obstante, en una situación en la que su vida estaba en riesgo, no dudaría mucho en hacer uso de todo aquello que conocía para escapar de aquella situación… en especial cuando, la perdida de su dinero, representaría otro atraso en su sueño por estudiar lo que quería con su corazón. La sola idea de perder semejante oportunidad, la cabreaba en demasía. Y fue por ese motivo que no tuvo piedad con su asaltante, luego de haber impactado sus dedos contra su cuello.

– Te lo tienes merecido, cabrón. – Espetó de mal humor, mientras le miraba con claro desprecio. – Si te mueres no es mi culpa. – Aquellas palabras habían sido crueles, pero la joven no sentía lástima por alguien que había intentado arruinarle su sueño. Sin embargo, tras haber dicho aquello, no tardó en centrar su atención en algo esencial. ¿Dónde estaba el arma? No estaba en sus manos, ni en las del cabronazo que la había asaltado. Entonces, su mirada se concentró en su pecho. – Oh… no. – El terror se apoderó de ella en cuanto la realidad de lo sucedido se hizo presente en su mente. El sujeto la había apuñalado durante el forcejeo. La había jodido en grande, sin lugar a dudas. Y lo peor de todo es que la había apuñalado en el maldito pecho. – No, no, no… - No dudó en guiar sus manos hacia el arma, si bien, al final, optó por dejar la navaja en paz. Sería una idiota si se la quitaba de esa manera. – Joder… - No había duda de que se encontraba en una situación precaria.

Por un instante, consideró la posibilidad de continuar el camino hasta tu casa, pero, el frío que había comenzado a sentir en su cuerpo, junto con la pérdida de sangre, la hicieron comprender que no llegaría muy lejos si lo intentaba. – M-Mierda… - Masculló con cierta dificultad, a medida que su cuerpo comenzaba a debilitarse. Estaba perdiendo demasiada sangre. Buscando con la mirada un lugar donde poder sentarse, no tardó en hacerlo, antes de buscar su móvil. Tenía que llamar a emergencias, tal vez podrían llegar a tiempo a salvarla. – No… - Suspiró, notando cómo el frío se apoderaba de su ser. A medida que marcaba el número de emergencia, su cuerpo continuaba debilitándose. Un pensamiento pasó por su mente. Estaba segura que no llegarían a tiempo, pero tenía que intentarlo. No podía rendirse. Su vida estaba en juego. – Hijo de… - Masculló, tan sólo para esbozar una leve sonrisa en su rostro. Tan sólo había deseado regresar a su hogar, luego de una larga jornada de trabajo. Guardaría su paga, como hacía siempre, esperando juntar lo suficiente para pagar sus estudios. No obstante, alguien se había entrometido en su camino a cumplir su sueño. – Jo-joder… - Susurró con cierta dificultad, cabreada, así como asustada.

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06/06/2021, 07:43

Cada segundo que transcurría en ese estado parecía volverse más largo que el anterior. El frío poco a poco se apoderada de la mujer, calaba más profundo y la volvía mucho más consciente de la fatídica situación en la que se encontraba. Detenerse antes de arrancar la cuchilla pareciera haber sido la opción correcta para comprar algo más de tiempo, unos pocos segundos que le permitieron llamar al número de emergencias. Sin embargo el hospital no se encontraba precisamente cerca, y ahora mismo tocaba lidiar con un combate mucho más importante que el manejar un simple asaltante. Resistir aquel impulso a cerrar los ojos, resistir el frío, resistirse al cansancio... Y para mayor remate pronto comenzaría a nevar. No una nevada fuerte sino más bien lo contrario, con pequeños copos de nieve que caían suavemente sobre ella y los alrededores, poco a poco tiñendo las cosas de blanco.

El criminal seguía en el piso y se levantó molesto, embravecido, más acabó por palidecer y huir cobardemente al ver las consecuencias de sus actos. Era un hombre de unos treinta años, corpulento y barbudo que vestía con ropas de oficinista. No parecía ser la clase de persona que necesitaría robar para conseguir dinero, por lo que tal vez estaba increíblemente desesperado o tal vez lo que buscaba quitarle era otra cosa bien diferente. Lo que fuese, acabó con él huyendo y Jiang sentada en una banca cercana a la espera una salvación que probablemente no llegaría.

Pasaron los minutos poco a poco y en su memoria comenzaban a agolparse distintos momentos de su vida. Tocatas con su banda, la alegría de su madre en la graduación, su maestro regañándola por hacer mal un movimiento y enseñándole la manera adecuada, algún que otro cliente más agradable que la media en el bar... Pero mientras más eran los recuerdos más borrosos se volvían, al igual que su mirada cansada. Pronto dejaría de ser capaz de mantener los ojos abiertos y allí, en una banca cualquiera, cubierta de nieve, se acabaría para siempre su historia...

-Peleaste hasta el final...-

Y entonces, casi como si de una inyección de adrenalina se tratase, Jiang siente como sus fuerzas vuelven a ella de forma súbita, acompañado además de un calor reconfortante. Puede abrir los ojos otra vez, sin embargo al hacerlo vería cómo a su alrededor el panorama es increíblemente distinto al sitio donde se encontraba anteriormente, rodeada totalmente de un blanco interminable durante el cual se mantiene suspendida durante varios segundos, hasta que comenzaron a aparecer muchas armas a su alrededor. Una espada, una lanza, un hacha, un martillo, una maza... Instrumentos de guerra de todo tipo fueron mostrándose frente a sus ojos uno a uno, rodeándola, hasta que por fin se detuvieron como si simplemente quisieran estar allí y mostrarse ante ella. Y antes de que pudiese hacer nada... Todas las armas comenzaron a unirse unas con otras, hasta que solo quedó una de ellas: Una lanza resplandeciente que venía junto a un estandarte con símbolos irreconocibles.

 

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06/06/2021, 08:52
Ahmed Dunair

Casi al instante después de que apareciese ese mensaje, aquel ambiente tan extraño se esfumó y ese shot de adrenalina que sintió segundos atrás se fue esfumando. El ambiente comenzó a cambiar otra vez, aunque en esta ocasión de forma mucho más abrupta y aturdidora, al punto de que durante los primeros instantes cuesta ver dónde es que se encuentra ahora. Está en el suelo, eso sí, arrodillada... Y no puede evitar sentir una sensación extraña en su cabeza y en su espalda baja, como si algo no terminase de encajar allí, aunque bueno, algo dentro de todas las otras cosas que no terminaban de encajar con toda esa sensación. 

Poco a poco su vista se va acostumbrando a la luz del lugar y comienza a distinguir un poco mejor donde se encuentra. Está... En una habitación grande, con mucha luz y decoraciones de oro. Hay bastante gente también, casi todas mujeres eso sí, la mayoría rodeándole desde una distancia prudente. Y hacia el frente... Un enorme trono dorado donde reposaba un hombre joven, alto de estatura y con un cuerpo tonificado. Sus cabellos dorados caían por su cabeza y sus ojos rojos e intensos se posaban directamente sobre ella, manteniendo una sonrisita suave y complacida en el rostro.

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-¡Bienvenida seas, heroína! ¡Bienvenida a Dunair, Héroe de la Guerra!

Exclamaría con una voz poderosa y autoritaria mientras comienza a levantarse y a acercarse hacia ti. Más de cerca... Se nota que va bastante mejor vestido que todos los presentes, soldados y sirvientes, utilizando túnicas de seda de exquisita calidad y un guantelete dorado que parecía ser una especie de símbolo de autoridad. 

 

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07/06/2021, 04:00
Cao Jiang Li

En el momento en el que comenzó a sentir el frío tacto de la nieve, la joven supo que su final había llegado. No había duda de que la ambulancia tardaría en llegar, y ella probablemente moriría por semejante pérdida de sangre… o bien por el frío, al tener una herida como aquella. Ni siquiera tenía fuerzas para expresarse, y, a medida que su visión se iba nublando, pudo notar cómo el asaltante se levantaba del suelo. Genial, el cabrón la iba a rematar, ni siquiera había sido capaz de llevárselo con ella, una vida por otra. No obstante, el sujeto optó por escapar de la escena, asustado, tal vez, por lo que había hecho. Hijo de puta. Entonces, no había intentado robarle, sino más bien, tal vez, violarla. Antes muerta, que permitir que un cabrón como aquel se divirtiera con ella. Supuso que el resultado habría sido el mismo, incluso si hubiera sabido lo que quería de ella, ya que no había manera alguna de que hubiera permitido que abusaran de su cuerpo de esa forma. Si hubiera sabido lo que quería, se habría asegurado de golpearle con más fuerza. Un bastardo como aquel no merecía vivir, sin lugar a dudas. Sea lo que fuera, no tenía más fuerzas para levantarse, ni hacer nada semejante. No pudo evitar pensar en su vida hasta ese momento, algo que lamentó en demasía.

No obstante, cuando pensaba que su vida llegaría a su fin, pudo sentir cómo la fuerza volvía a ella, como si alguien le hubiera inyectado una buena dosis de energía, recobrando el control de su cuerpo como si todo aquello no hubiera sido otra cosa más que un mal sueño, una mera pesadilla. – ¿Qué… - Se interrumpió, tan sólo para mostrarse sorprendida al observar el sitio en el que se encontraba. Blanco. Completamente blanco. Interminable. ¿Estaba muerta? ¿Estaba en el más allá? Dudaba mucho que hubiera un sitio así en la Tierra, un sitio en el que el blanco no conociera final alguno. Lo más extraño fue que permaneció suspendida en el aire, como si fuera una especie de fantasma, o más bien como si algo la mantuviera suspendida de esa manera. Sea lo que fuera, la aparición de algo en particular llamó su atención. Armas. Múltiples armas. - ¿Eh? – Se expresó con cierta incredulidad, en el instante en el que las armas de fueron… ¿fusionando? Una a una, hasta que sólo permaneciera una sola. Una lanza, complementada por un extraño estandarte. Era hermosa, si no fuera por el hecho de que se trataba de un objeto diseñado para matar.

Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, al extraño mensaje que había aparecido frente a ella, el ambiente cambió de manera abrupta, cogiéndola por sorpresa y provocando que liberara un grito de sorpresa. - ¡Aaaah! – Cerró los ojos, no deseando marearse con aquel cambio repentino, si bien no tardó mucho en abrirlos nuevamente, tan sólo para sentir algo extraño en su cuerpo, como si no todo estuviera en su lugar, o más bien, como si hubiera algo ajeno a él. - ¿Qué mierda está pasando? – Preguntó, aún incrédula por todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo. Su mirada se concentró en sus alrededores, una vez que pudo adaptarse a la luz del sitio en el que se encontraba en ese momento. Mujeres, varias, y un sujeto que parecía haber salido de un maldito juego otome. Parecía una especie de sultán, por la forma en la que estaba vestido. - ¿Y tú quién eres? ¿Dónde está el cabrón de porquería? – Le preguntó, a medida que se levantaba del piso, para luego sacudirse las rodillas, por el hecho de haber estado arrodillada. Espera… ¿estaba muerta? Tenía que ser eso. Primero flotando en el aire, en un sitio todo blanco, y ahora en otro lugar que parecía un maldito otome, incluso si no era muy fanática de esos juegos. ¿Ese era su paraíso? Dejaba mucho que desear, la verdad. - ¿Estoy muerta? – Le preguntó al sujeto, el único que había optado por acercarse a ella. - ¿Dunair? ¿Héroe de la Guerra? – Se expresó con cierta confusión, antes de echarse a reír. Aquello parecía bastante a la intro de un RPG.

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10/06/2021, 09:45
Ahmed Dunair

Las mujeres y los pocos hombres allí presentes se miraron con cierta preocupación y temor ante la actitud de la Heroína de la Guerra. Si eso, no parecían concebir que un Héroe ocupase esas palabras... O tal vez simplemente estaban asustados de que desquitase esa agresividad suya en contra de ellos. Sin embargo, todas esas miradas se transformaron en expresiones confusas ante la súbita risa de la chica. Todos, por supuesto, menos aquel hombre con aspecto de sultán. Él simplemente decide acompañarla en su carcajada luego de unos segundos.

-¡Hahaha! ¡Como era de esperarse de nuestra Heroína de la Guerra! ¡Llena de vitalidad y energía! ¡Vosotros, preparad algo para esta mujer! Hoy es un día de fiesta, hoy es el día en que renacen las leyendas.-Exclama con tono festivo, aprovechando de ordenar a sus subordinados para, al parecer, celebrar su llegada. Varios de ellos se marcharon de inmediato, salvo las mujeres con armadas y la mayoría de los varones. Uno de los chicos en particular resultaba bastante llamativo pues pese al cálido clima vestía con una túnica larga que cubría todo su cuerpo y una capucha que ocultaba su rostro. Él tan solo apoyaba la espalda contra uno de los pilares, sin siquiera levantar la cabeza para mirar. Parecía cansado, o tal vez simplemente no le interesaba. Fuese como fuese el caso... Tampoco se podía detener a mirarlo mucho, pues pronto el hombre rubio volvería a dirigirse a ella.

-Comprendo que estés desorientada, heroína de la Guerra. Después del todo no todo el tiempo aparecen héroes en este mundo. Todas las explicaciones vendrán... A su tiempo, sin embargo antes me gustaría invitarte a celebrar. Podrás preguntar todo lo que quieras durante la comida.- Y sin mayor preámbulo, con un gesto simple de su cabeza para indicarle que le siguiese, el hombre comenzó a caminar hacia la misma dirección en la que previamente se marcharon los sirvientes. -¿No te parece un palacio magnífico?- Preguntaría mientras tanto, sin borrarse la sonrisa del rostro.

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10/06/2021, 20:44
Cao Jiang Li

En el momento en el que el “sultán” comenzó a reírse con ella, la joven le dedicó una mirada, para luego enarcar una ceja. ¿De qué se reía? Estaba muerta, no había mucho de que reírse la verdad. Ella podía, obviamente porque era la que estaba muerta, y porque era mejor reír que hacer otra cosa en una situación así. Su maldito sueño de estudiar en la universidad había quedado en la basura, todo por un cabrón que la había apuñalado. – Jodido cabrón… Eso dolió. – No tardó mucho en llevarse la mano derecha hacia el pecho, la zona en la que había sido herida, tan sólo para descubrir que ya no estaba herida, ni tampoco sangraba. Claro, sólo había una explicación para eso: estaba muerta, y ya no se encontraba en su cuerpo. No obstante, aún se le hacía difícil imaginar que aquel sitio era el paraíso. Nunca le habían gustado los juegos otomes, y tenía toda la apariencia de ser un otome. ¿Era su infierno personal? No, imposible, había cosas que detestaba más que los otomes, la verdad. – No, no parece el infierno. – Dijo para sí misma, mientras intentaba comprender la situación en la que se encontraba.

- ¿Fiesta? – Preguntó con cierta incredulidad, al oír al sujeto ordenar al resto que prepararan una celebración para ella. ¿Por qué? - ¿Heroína? – Volvió a preguntar, sin poder comprender muy bien de lo que estaba hablando. Ella no era ninguna maldita heroína, pero el resto de las personas, allí presentes, parecían mirarla de una manera bastante extraña, como si temieran lo que pudiera hacer, algo que ciertamente la sorprendió. Era cierto que sabía defenderse, no era mala peleando, pero estaba claro que eso no había evitado que fuera apuñalada como una idiota por un pequeño error de cálculo. Estaba lejos de ser una heroína. Sea lo que fuera, su atención se vio desviada hacia otra cuestión más importante: la extraña sensación en su cuerpo. No tardó mucho en guiar su mano derecha detrás, tan sólo para notar que algo no estaba bien. Había algo largo sobresaliendo, apenas por encima de su trasero. ¿Eso era una maldita cola? Abriendo los ojos de par en par, giró la cabeza para ver con más detalle, tan sólo para descubrir una extraña cola, parecida a la de un reptil aunque carente de escamas y lisa, completamente negra. Era larga, al menos un metro y medio. – Jo… - Masculló sorprendida.

Sin embargo, aquella cola no había sido lo único nuevo en su cuerpo. Al guiar su mano hacia su cabeza, pudo percibir dos cosas extrañas sobresaliendo de la misma. Parecían… cuernos. Medianamente grandes, si bien, por suerte, parecían echarse hacia atrás, a lo largo de su cabeza, en vez de terminar hacia adelante, lo cual habría sido un problema para muchas cosas. ¿Ahora era una especie de cabra? No, la cola reptiliana decía otra cosa. Era como si fuera un… demonio, o algo similar. – Sí, definitivamente, estoy muerta. – Volvió a hablar para sí misma, antes de optar por seguir al “sultán”. – No sé de qué estás hablando. – Se expresó en un tono neutral al sujeto, sin comprender por qué demonios la estaba llamando “heroína de la guerra”. Ciertamente, parecía un maldito RPG. Ah… ¿ese era su paraíso? No un otome, sino un RPG. Bueno, eso tendría más sentido, teniendo en cuenta que los RPGs no se le daban mal, y había llegado a nivel ochenta en Final Fantasy XIV Online, y prácticamente había obtenido el mejor equipamiento posible. Al menos antes de que saliera la maldita expansión… que ahora no podría jugar, claro. - No tienen computadoras aquí, ¿verdad? – Le preguntó al rubio, a medida que le acompañaba. Si pensaban realizar una celebración en su nombre, no iba a ser ella quien protestara por ello. – Escucha, me apuñalaron. Debería estar muerta. – Le explicó, antes de asentir a la pregunta que le había hecho. – Eh, sí, supongo que está bien. Es el primer palacio que veo. – Se encogió de hombros, antes de desviar su mirada de nuevo a su cola.

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15/06/2021, 07:20
Ahmed Dunair

-Veo que has notado las pequeñas alteraciones, Héroe.- Comenta con ese tono jocoso suyo, como si le resultase fascinante tener a una heroína junto a él y verla descubrir todas las rarezas que ese nuevo mundo le ofrecía. Definitivamente es un sujeto excéntrico, que encuentra diversión en cosas raras... Pero bueno, tanto en la realidad como la fantasía, ¿Qué rey no lo era? -Tu invocación fue llevada con éxito, aunque fuimos un paso más allá para potenciar tus capacidades por encima de las de cualquier otro héroe. Por... Si acaso.- Dice esas últimas dos palabras luego de una pequeña pausa, de forma cauta y reservada. Parece que no es un tema en el que quiera ahondar demasiado, aunque al mismo tiempo ha dado a entender que, quizá, es un tanto más importante de lo que le gustaría aparentar. Mientras tanto, el sultán le guiaría a través del pasillo seguido por el resto de personal que no se había largado antes de la habitación. Parecen ser su guardia personal y, como tal, le siguen a donde sea que vaya. -Hmpf. Supongo que es normal que no sepas apreciarlo sin un punto previo de comparación.- Lo disimula, pero le decepciona que no sepa apreciarlo.

En el camino a lo que posiblemente sería el comedor, Jiang Li es guiada a través de un bellísimo pasillo con ventanas multicolores finamente trabajadas que parecen representar distintas figuras cada una, aunque siguiendo una especie de patrón. Soldados, desierto, monstruos... Y una botella clásica de alquimia, fácilmente reconocible para cualquiera que alguna vez hubiese tocado algún videojuego. También hay varias flores y demás decoraciones que posiblemente resultaría deslumbrantes o innecesarias para la mayoría, sin realmente haber un punto medio entre esas opciones. Tardan un poco, aunque una vez llegan a destino hay una breve pausa en la que el sultán se detiene frente a una puerta cerrada y uno de los miembros de la guardia se apresura a abrirle paso. No tarda mucho, una minucia de segundo... Pero aún así la pobre mujer se gana una mirada un tanto severa del hombre de cabellos dorados; una mirada de una persona que no estaba dispuesta a perder ni el más mísero segundo. Raro para alguien que parece ser tan frívolo y que está invitándole a un banquete. 

La sala del comedor por su lado resulta... Deslumbrante. Tres grandes mesones se extienden a lo largo de esta, mientras que un mesón mucho más ominoso y llamativo se alza a la cabecera de los tres mesones, seguido de una estancia cómoda y llamativa repleta de cojines mullidos. En general no habían sillas salvo la del trono del sultán e incluso este mismo pareciera simplemente sentarse en el piso, sobre algún cojín, a la hora de comer. Varias personas se encontraban esperándoles, todas aguardando la llegada del sultán con los platos servidor, en silencio, sin atreverse a dar un solo mordisco antes de recibir la orden esperada... Y aquel hombre de cabellos rubios no parece ni inmutarse. No se apresura ni un poco en llegar a su sitio, al cual obviamente invita a Jiang y, una vez que toma asiento se aclara la garganta, mirando a todo el grupo de gente allí sentada en el comedor, alrededor de 200.

-¡Buenas gentes de Dunair! A vuestro señor, Ahmed, le complace informaros que nuestra salvación ha llegado. ¡Brindad y comed por la llegada de la heroína de la guerra, brindad y comed por ella, por quien lucharéis y moriréis en batalla!- Exclama levantando los ánimos de sus súbitos quien, con vitoreos y una curiosa alegría para alguien que les ha dicho de morirse peleando, comienzan a cuchichear y a comer. Todos salvo un grupo de hombres, los más cercanos a la mesa privada del sultán, quienes se levantan y se dirigen hacia el mismo con la mirada claramente posada en Jiang. Parecen llevar varias cosas consigo, tal vez ofrendas... Pero el rubio los despacha con un gesto de su mano y entonces comienza a comer, con la mirada en la gente. 

-No estás muerta, heroína de la guerra.- Comenta de pronto, finalmente respondiendo a algo que dijo hace... Un rato ya. No la mira para hablarle, aunque no pareciera que lo hiciese por menospreciarla o faltarle el respeto. Simplemente era le momento de estar de cara al resto. -¡Regocíjate, si eso! Nuestro ritual ha salvado tu vida y le ha entregado un propósito superior.- Usando las manos y poco más (no parecen utilizar utensilios allí) el hombre se lleva un trozo de carne a la boca. -Y en un momento de necesidad sin precedentes. Hemos roto un pacto milenario por tu presencia... Me duele tener que admitirlo, pero no soy suficiente para defender a mi pueblo. Te necesitamos, héroe.- Finalmente la mira de reojo, parece estar esperando una reacción.

Notas de juego

En la sala del banquete hay... Mucha comida muy variada, piensa en las cosas típicas que te podrías encontrar en oriente medio como falafel o... Falafel, no sé, si tuviese mejor idea igual lo describiría mejor :c xDD

Por demás... Todos los presentes parecieran ser medianamente importantes. Hay tipos con pintas de ser comerciantes, otros de soldados, otros estudiosos... En fin, que no es que estén los aldeanos. del pueblo. ¡Y eso! Cualquier duda dime. 

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16/06/2021, 06:06
Cao Jiang Li

La joven ladeó la cabeza hacia la izquierda al escuchar la explicación sobre los cambios de su cuerpo. No sabía muy bien cómo reaccionar ante aquella revelación, principalmente por el hecho de que se habían tomado ciertas libertades con ella, y aquello era algo que no le agradaba en lo más mínimo. No obstante, tenía que admitir que los cambios eran un poco… genial. Vamos, que en ese momento parecía una Au’Ra del Final Fantasy XIV Online. ¿Qué no había de genial en eso? Igual que su personaje, si bien no estaba segura de que, en aquel caso, fuera realmente una Au’Ra. Tal vez era un demonio o algo similar. – Bueno… se ve genial, supongo. – Reconoció, no sabiendo muy bien a qué se refería con lo de “potenciar” capacidades. ¿Eso significaba que era más fuerte de lo normal o algo parecido? – Eh, no vi muchos palacios. Bueno, excepto en videojuegos. – Se encogió de hombros, pensando que aquello no era algo que se pudiera comparar, ya que, en definitiva, no era real, a diferencia de lo que estaba viendo en ese momento. Si lo comparaba con los palacios de algunos RPGs, podía decir que no tenía mucho que envidiarle, claro.

Sea lo que fuera, Jiang Li optó por mantener callada durante el resto del camino, tan sólo observando con cierta fascinación la decoración y construcción de aquel palacio en el que se encontraba. No había duda de que el “sultán” disfrutaba del lujo, aunque también parecía ser alguien que no contaba con mucha paciencia, por la mirada que le había dedicado a una de sus sirvientes. Ciertamente, no se diferenciaba mucho de la élite de su mundo, algo que a la chica no le agradaba en demasía. – Joder… - Se expresó para sí misma, en el momento en el que llegaron al comedor. Ciertamente, no se había moderado con la presentación, y el hecho de que hubiera tantas personas presentes habría sido un poco intimidante para la joven, si no fuera porque ya estaba algo acostumbrada debido al hecho de que solía tocar en una banda de rock, incluso si no era tan popular como en aquel instante. Con respecto al sultán, este no se inmutó, y pareció caminar seguro hacia su lugar. Jiang Li hizo lo mismo, principalmente porque estaba un poco perdida con toda aquella situación en la que se encontraba. Apenas comprendía qué estaba haciendo allí, pero tenía toda la similitud a la intro de un RPG.

Para la joven, no había otra explicación debía de estar muerta, y haber llegado a una especie de paraíso o infierno, dependiendo de los futuros sucesos en aquel sitio, algo que no tardó en aclarar, en el instante en el que el sultán habló con su “pueblo”. ¿Ella? ¿Luchar en una guerra? Eso parecía, al menos en base a lo que había dicho el sujeto. – Joder… - Nuevamente, la misma palabra, a medida que su mirada se concentraba en los presentes, uno por uno. La confirmación, por parte del sultán, respecto al hecho de que no estaba muerta, no hizo más que empeorar la situación para ella. Eso significaba que estaba con vida, en otro mundo, y que esperaban que luchara por ellos. – Todos dicen eso. – Se expresó en referencia a lo de un “propósito superior”, antes de suspirar. Sí, aquello era la maldita intro de un RPG, y ella la heroína que debía de luchar contra un “mal” mayor, algo que no siempre era verdad. - ¿Quién es el enemigo? – Le preguntó al hombre con un tono serio. La idea de batallar fuera de un videojuego era algo que no le agradaba demasiado. Habría deseado decirle que no tenía experiencia batallando, excepto peleando en un dojo, pero estaba segura de que habría sido una mala idea. – En otras palabras, me has invocado aquí, sin mi consentimiento, para pelear una guerra que no es mía, ¿verdad? Aunque bueno, es verdad que ese... eh, ritual, salvó mi vida. – Se expresó de manera neutral, no pudiendo negar que lo hubieran hecho, o al menos creía que estaba viva, luego de lo que había dicho el sultán.

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21/06/2021, 02:34
Ahmed Dunair

El sultán coge una copa de vino, la cual agita sutilmente mientras mantiene su sagaz mirada ligeramente desviada hacia la muchacha. No se le nota impaciente, ni agresivo, sino que en ese instante pareciera por fin haber dejado de lado esa faceta más festiva que llevaba mostrando hace un rato para reemplazarla por una mucho más seria y calculadora, la cual realmente... No llegaba a dar mucho buen rollo, sobretodo si se pensaba que aquel rubio iba con segundas intenciones. Aún así, algo en la forma en que el hombre le mira le da a entender a Jiang Li que puede comprender o al menos imaginarse sus desconfianzas, incluso sus temores. Aún así, ello no evita que un suspiro un tanto pesado y cargado de cierto agotamiento salga de la boca del hombre. Es un suspiro breve y se nota que trata de disimular el cansancio, aunque sigue allí presente. Aún así... Se nota lejano, o al menos no dirigido a ella.

-Nosotros sólo realizamos el ritual, héroe. Es el arma quién ha respondido y te ha considerado digna de salvarnos.- Responde señalando con un gesto breve hacia esa preciosa lanza con el estandarte adjunto. Luego se mantiene callado varios segundos antes de proseguir. -Sobre nuestro enemigo... Bestias y demonios salidas de la nada. Un día comenzaron destruyendo un lugar de culto ancestral, luego pueblos y poco a poco han bajado desde el norte. Pedimos ayuda al resto de reinos, pero ninguno estuvo dispuesto a ayudarnos.- Arruga la nariz, apretando su agarre sobre la copa de vino con cierta molestia. Por un momento pareciera que va a romperla allí mismo, pero súbitamente le pega un trago, vaciándola. Luego tan solo la deja a un lado. -Nuestro reino será destruido y masacrado, no se puede razonar con las bestias. Por eso invocamos al más poderoso de los héroes y le otorgamos un poder aún mayor. Está en tus manos salvar a mi gente, héroe.- Recalca una vez más, señalando con un brazo a todos los allí presentes. Personas que reían, conversaban, que observaban maravillados y esperanzados hacia el sultán... No, hacia ella.

Dentro de todo, para haber "muerto" allí, aquel parece un lugar bastante vivo y real. Y depende de ella elegir si mantenerlo. Parece una decisión importante... ¿Qué es lo que decidirá?

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22/06/2021, 05:39
Cao Jiang Li

Jiang Li miró al sultán como si estuviera diciendo una locura. ¿Un arma la había elegido? ¿Eso quería decir que era mágica y que tenía consciencia propia? – Algo como… ¿Excalibur? – Le preguntó al sujeto en cuestión, mostrándose ciertamente sorprendida de tener un arma semejante en su posesión. Ciertamente, aquello era un RPG en todo sentido, en especial por el hecho de que un arma la hubiera elegido, como si fuera una heroína de leyenda. Si no fuera porque aquello le parecía bastante real, se habría mostrado entusiasmada por la idea de disfrutar de otra historia interesante en un videojuego. No obstante, no se trataba de un videojuego, sino algo más que real. ¿Lo era? No dudó en pellizcarse el brazo a sí misma. - ¡Ay! – Exclamó de mal humor al notar que sentía dolor. Sí, era real. – Ah joder… - Masculló, sabiendo que aquello complicaba las cosas. - ¿Y por qué me eligió? Sólo soy una camarera que quería ir a la universidad. – Le explicó al sultán, antes de encogerse de hombros. Todo aquel conflicto no tenía nada que ver con ella. ¿Por qué debía de pelear por ellos contra un enemigo que no era su enemigo?

La explicación sobre el enemigo que les atormentaba, hizo que la joven frunciera el ceño. Sí, el clásico estereotipo de un RPG. Un gran mal en forma de demonios y bestias, acosando a un pobre reino indefenso que dependía de la ayuda de un héroe. Por un instante, Jiang Li se preguntó si sería tan simple como lo que decía el sultán, o si bien había algo más en todo aquello. – Mhm… Tiene que haber una razón para que hagan algo así. A menos que sean bestias que sólo siguen instintos básicos. – Se encogió de hombros, mientras consideraba toda aquella situación en la que se encontraba. La idea de combatir y matar esa clase de seres no era algo que le apeteciera demasiado. En un videojuego, habría sido otra cosa, pero masacrar a toda una especie, o simplemente participar en una cruenta batalla… era algo que resultaba ciertamente inquietante. Nunca había participado en una batalla, ni siquiera había matado a alguien en toda su vida, incluso si había estado preparada para matar a aquel bastardo que la había asaltado.

- ¿Estás seguro que no se puede razonar con ellos? – Le preguntó, mostrando cierto interés en la respuesta. No le agradaba mucho la idea de luchar a menos que no tuviera otra opción. Sin embargo, no estaba segura de que el sultán pudiera estar contento si ella se negaba a luchar por ellos. Después de todo, si lo que decía era verdad, habían invertido todo en ella, con la esperanza de que los liberara de un mal que los acosaba en gran medida. No obstante, era sorprendente que ningún reino se hubiera ofrecido a ayudarles. ¿No tenían aliados? Aquella pregunta creó otra más en su mente: ¿Los otros reinos les odiaban por algún motivo en particular? No estaba segura de que se tratara de mera indiferencia. Debía de haber algún otro motivo. Lo peor, fue el hecho de que el sujeto le diera aquel golpe bajo, al decir que la salvación de su pueblo dependía de ella. No podía decirle que no, al menos no en aquel instante. Aún no sabía demasiado sobre el conflicto en sí. – Está bien. – Asintió lentamente, tras considerar sus opciones. No sabía nada sobre ese mundo. No sabía si realmente era tan poderosa como el sultán había afirmado. – Aunque espero alguna compensación por mi ayuda. – Dijo al final. Después de todo, estaría combatiendo y arriesgando su… ¿segunda? vida por personas que no conocía ni apreciaba demasiado. Por otro lado, si la situación no era como aquel sujeto le había dicho, no dudaría en negarles su apoyo cuando fue el momento ideal.

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10/07/2021, 09:09
Ahmed Dunair

-¡Já! La respuesta a esa pregunta es obvia.- Dice con tono astuto, confiado y conocedor, aunque inmediatamente se contraste de sobremanera con lo que acaba diciendo. -Han sido contadas las ocasiones en la que los héroes han sido invocados. Es decir, que nadie sabe por qué motivo son selectos. La única característica común es que son aptos para cumplir con su papel.- Responde tranquilo, desenfado y hasta divertido por tener que responder una pregunta que por la actitud que ha terminado adoptando probablemente sea de párvulos. No lo hace de forma despectiva tampoco, simplemente... Le parece graciosa, y ya. Sin embargo, no tardó en retomar el hilo de la conversación y una actitud un poco menos burlona, aunque se le nota algo más relajado después de ello.

-Realmente no sabemos sus motivos. Si quieres investigarlos...- Se encoge de hombros y hace un gesto despreocupado con la mano, en plan "ahí ve tú". -Aunque te advierto, héroe, que perderás tu tiempo. No es posible razonar con las bestias. Pronto comprenderás que es mejor matarlas.- El sultán llega a mostrar ni una cuota de remordimiento ni preocupación a la hora de hablar de la vida de las bestias, incluso adoptando una expresión un tanto apática. Llega a parecerse un tanto a un jugador en ese aspecto, al menos si se sigue en esa lógica de "videojuego". Los monstruos deben ser exterminados, ¿Por qué? Pues porque así debe serlo y ya. Ni siquiera pareciera tratarse de una cuestión moral, o de algo a lo que deba darse más pensamiento que ese. Simplemente así era como funcionaban las cosas en ese mundo, y lo que realmente le interesaba al sultán era otra cosa. Cuando por fin Jiang Li dio la respuesta afirmativa, la sonrisa del sultán se ensanchó con cierto orgullo, probablemente más sobre sí mismo que por el que ella aceptase... Y entonces se levantó, sin darle tiempo a mucho.

-¡Escuchen, gentes de Dunair! ¡Escuchen la voz del héroe, quien ha tomado la decisión de luchar por salvar a nuestro pueblo!- Exclama alzando su copa de vino... Y aquello fue acompañado por un coro de voces y vitoreos estruendoso. Si antes tenía dudas, ahora sí que sería complicado salirse del agujero en el que se ha metido. No con todos esos ojos ahora puestos sobre ella, varios llenos de esperanza y admiración. Una sonora carcajada escapó del sultán después de ello, volviendo a sentarse y dándole un trago. -¡Bebe, héroe, come! Día será celebrado en tu honor, disfruta de la fiesta. No te preocupes de las recompensas, que si por algo se conoce al pueblo de Dunair es por su generosidad infinita. Quien sabe, tal vez cuando todo esto acabe puedas asistir a tu tan preciada Universidad.- ... Al parecer también tiene una de esas.

Notas de juego

¡Buenas! Pues... Ahora mismo con el banquete pienso hacer un pequeño time-skip hasta la noche, aunque eso es únicamente a tu discreción. Tú di cuando lo hacemos y ya, por si quieres tomarte el tiempo de hablar con más gente en detalle y tal. También puedes dejar un resumen de las cosas que harías y yo puedo darte un resumen de las respuestas. Como veas.

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11/07/2021, 08:30
Cao Jiang Li

La joven permaneció mirando fijamente al sultán, luego de que este le explicara que todo héroe era seleccionado porque era apto para cumplir su rol. Básicamente, no tenía ni la menor idea de por qué eran seleccionados, sino que simplemente lo eran y ya. – Ah… - Asintió en silencio, aún confundida, y sin poder creer que tenía material de héroe. De por sí, había pedido algo de compensación por su participación en aquel conflicto. Jiang Li estaba segura de que algo así no era muy propio de una heroína. De cualquier manera, se limitó a disfrutar un poco del banquete que el excéntrico sujeto había hecho preparar. – Supongo que debe ser porque sé defenderme. – Se encogió de hombros, sabiendo muy bien que existían artistas marciales con más experiencia que ella. Tal vez, el sistema de selección era como un gacha, y el sultán había tenido la mala suerte de que le tocara una heroína de una estrella en vez de cinco. No pudo evitar reírse ante semejante pensamiento, para luego encogerse de hombros. – Al menos estoy viva. – Dijo al final, considerando que aquello no era tan malo, si es que realmente no estaba muerta. Aún así, no estaba segura de que no pudiera morir si optaba por participar en el conflicto entre el pueblo del sultán y las otras criaturas.

No obstante, la joven rebelde frunció el ceño mientras pensaba en los motivos de los monstruos para atacarles. A Jiang Li se le hacía difícil pensar que alguien atacara a otra persona sin un motivo en particular, si bien también era posible que los monstruos no fueran más que meras criaturas guiadas por su instinto, la necesidad de alimentarse de los humanos o algo similar. También era posible que desearan conquistarlo todo y esclavizar a la raza humana. – Lo descubriré cuando llegue el momento. – Se expresó de buena manera, dudando que pudiera encontrar algo de información del sultán o el pueblo que este gobernaba. Aquel hombre estaba realmente convencido de que debían de matarlos a todos, si bien a Jiang Li no le parecía que fuera así. Los villanos solían tener un motivo en los RPGs, y todavía debía de comprobar si los monstruos eran realmente los villanos, o si lo era el sultán. Conocía muchas novelas de fantasía en las que el malo solía ser el reino humano en cuestión. ¿Quién le aseguraba que no sería lo mismo allí? Sin embargo, el sultán parecía haberse mostrado realmente complacido por el hecho de que ella hubiera aceptado convertirse en la heroína del reino.

Por su parte, Jiang Li no dijo nada por un buen instante, tan sólo disfrutando de la comida y la bebida disponible. Todo aquello le había dado bastante hambre. Si bien, lo que no le gustó fue que el hombre optó por arrinconarla de esa manera, al anunciar a todos los presentes que ella había aceptado. Por un instante, afiló la mirada, fijándola en la copa que se encontraba siendo sostenida por su mano derecha. Aquello había sido un truco sucio. – Eh… yo no creo que sea la misma Universidad, la verdad. – Se encogió de hombros, sabiendo que había deseado estudiar en la institución de su mundo, no en una que posiblemente no podría compararse. – Me conformo con esa generosidad de la que hablas. – Dijo al final, asintiendo, tan sólo para concentrar sus pensamientos en lo que había dejado atrás: su madre y… su mejor amiga, Xuexing, aquella chica que había sido la líder de la banda de rock a la que había pertenecido. Al final, no había podido expresar lo que sentía por ella, y aquello era algo que realmente la cabreaba en demasía. No obstante, no había mucho que pudiera hacer al respecto. Debía de adaptarse a la situación en la que se encontraba. – Haré lo que pueda. – Le dijo al sultán, a medida que optaba por continuar disfrutando del banquete. Cuando tuviera la oportunidad, se dedicaría a explorar el palacio. No podía evitar sentir un poco de curiosidad.

Notas de juego

Puedes continuar con el salto! Jiang Li intentará explorar un poco el palacio cuando tenga la oportunidad también, para poder aprender algo sobre aquel reino en el que se encuentra.

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16/07/2021, 11:28
Ahmed Dunair

El sultán se limita a observar a los comensales durante un largo rato, obviamente también comiendo, bebiendo y... Por qué no decirlo, disfrutando del tiempo junto a una de las muchachas que parecía formar parte de su escolta. No se propasó con Jian Li, al menos, aunque más de alguna insinuación hacia la misma sí que habría tirado, sobretodo después de unas cuantas copas de vino. A fin de cuentas, muy sultán y magnánimo podrá ser, pero el sujeto en definitiva seguía siendo un hombre más en su naturaleza.

El resto del banquete pasó sin mayores eventualidades que el ocasional mercader, noble o político que se acercaba a pagar sus respetos al sultán y a la heroína. Algunos venían con regalos, en su mayoría cajas con armas, aunque el sultán simplemente le pedía a uno de sus asistentes que se los fuese a guardar, que no era el momento de tener la mesa llena de regalos. Al menos le aseguraría a Jiang que no se aprovecharía de ella y se llevaría sus cosas... Aunque posiblemente sobrase un poco esta aseguración, a fin de cuentas un sujeto capaz de tener tanto lujo, seguidores y un palacio no pareciera ser la clase de persona que cayese en la necesidad de robar. Pero a saber.

Pronto habrían pasado varios minutos, horas, y por lo que se podía ver a través de los marcos y ventanales del comedor ya comenzaba a atardecer en el exterior. El cielo anaranjado pareciera haber sido la señal del Sultán para retirarse y el mismo acabó por levantarse, despedirse y abandonar a Jiang Li sin siquiera darle indicaciones o prestarle más ayuda, allí en un banquete rodeada de personas que parecían morir de ganas por pasar su tiempo junto a ella. Por fortuna pronto apareció un sirviente para guiarla hacia lo que parecieran ser su nueva habitación...

Royal Fantasy Castle Bedroom - Novocom.top

Una recámara amplia y bien iluminada, rodeada de exquisitas telas, decoraciones y un balcón que daba hacia los jardines del palacio y, más allá, la ciudad de Duneir. El sirviente le indica que pronto recibirá instrucciones para comenzar con su travesía, y que solo debe avisar agitando una pequeña campanita que se encontraba sobre la mesa si necesitaba cualquier cosa. Dicho esto... La dejaría a solas, completamente libre para actuar como quisiese.

Notas de juego

¡Pues! Libre eres para explorar y hacer lo que gustes. 

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16/07/2021, 11:45

Entretanto, ya después de tantas horas pasadas en aquel lugar, eventualmente lograrías encontrarte con un pequeño detalle en el punto más bajo de tu mirada. Primero parecía haber sido una suerte de mosca, aunque al momento en que le prestases más atención pronto se abriría una ventana frente a ti llena de números y datos de distinta índole... Al más puro estilo RPG.

Notas de juego

Se ha desbloqueado el acceso a la sección "Ayuda"
Puedes acceder a tus atributos en la ficha. Tendrás siete puntos a repartir entre los atributos con un máximo de 3, salvo en STR el cual puedes subir hasta 4.
Puedes acceder a tus talentos en la ficha. Tendrás nueve puntos a repartir entre los talentos, salvo pelea y aguante que podrán subir al 4.
Es normal tener atributos en 0. No te asustes.
Los talentos empiezan en "D" que equivale a 0. Pensé que se vería más lindo, pero ponlo con números si te es más cómodo.

Las estadísticas las iré arreglando yo manualmente y no debes preocuparte mucho por ellas. Están más por flavor que por otra cosa. Pueden ser simplificadas enormemente si no acaba de convencer los números "altos".
¡Cualquier duda, en offtopic!

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17/07/2021, 09:00
Cao Jiang Li

Jiang Li se limitó a observar mientras disfrutaba del banquete, mirando a su alrededor, atenta a la presencia del resto. De momento, nada le llamó la atención, excepto la gran agrupación de personas que deseaban hacerle diversos obsequios, especialmente arma de toda clase. Por su parte, estaba segura que ya había obtenido algo mejor que lo que sea que aquellas personas habían deseado obsequiarle. Sin embargo, tan sólo asintió en modo de agradecimiento, a medida que cada uno se acercaba a hacerle un obsequio, de los cuales el sultán se encargó de deshacerse, con la promesa de que luego le entregaría todo lo que había obtenido, incluso si a ella no le importaba. Por otro lado, las miradas de aquel hombre hicieron que la joven permaneciera callada, ciertamente no interesada en las insinuaciones de dicho sujeto, principalmente porque no era alguien que le hubiera caído en gracia en cuanto a actitud, ni mucho menos su tipo. Aún así, no dijo nada, no deseando insultarle, ni tampoco ganarse el desagrado del sultán. Simplemente optó por mantenerse neutral, sin dar lugar alguno a que aquello fuera a más. No era la primera vez que debía de lidiar con la mirada o las intenciones de carácter intimo de un hombre cuando trabajaba como camarera. Siempre había alguien que pensaba que podía enamorarla con esa actitud.

Sea lo que fuera, el sultán no tardó mucho en retirarse, una vez el sol comenzó a descender en el horizonte. Estaba anocheciendo, y la joven sabía que tendría que descansar en algún momento. Su habitación no estaba nada mal. Algo que no tardó en comprobar en el momento en el que un sirviente hizo que la siguiera hasta lo que sería su habitación. – Vaya… - Dijo sorprendida, a medida que su mirada paseaba por el lugar en cuestión. No había duda de que la joven de actitud rebelde disfrutaba de esa clase de lujos, y esperaba que, en el futuro, pudiera gozar aún más de esa clase de cosas. Aun así, todavía debía de considerar si ayudaría al sultán hasta el final, o si cambiaría de lealtades en el momento en el que el sujeto demostrara no ser digno de su ayuda. – Bueno, es bonito. – Se expresó, respecto al lugar donde podría descansar, antes de notar algo extraño frente a ella. - ¿Eh? – Una especie de mosca… no, era otra cosa. No tardó mucho en abrirse una especie de ventana, en el instante en el que se concentró lo suficiente. - ¿Qué… - Se interrumpió a sí misma, intentando comprender lo que estaba observando. Era una maldita ventana de Estado. Como un RPG. – Joder… - Se quedó observando aquella ventana en silencio, antes de jugar un poco con los datos de sus estadísticas. Era ella.

– Bueno… la teoría de que este es mi cielo o algo así, sigue en pie. – Dijo al final, mientras intentaba asimilar la situación en la que se encontraba. – La pregunta es… ¿qué voy a hacer ahora? – Continuó hablando para sí misma, a medida que desviaba su atención a su alrededor. Por un instante, se concentró en los jardines del palacio, notando en el atractivo del mismo, antes de observar la ciudad de Duneir, más allá de los límites del palacio en el que se encontraba. - ¿Qué haría Xuexing? – Hizo aquella pregunta, respecto a la chica por la cual había sentido algo en su momento, antes de ser transportada a ese lugar. Comenzaba a extrañarla, así como a su madre. Se sentía sola en un sitio tan desconocido, carente de las personas que quería. Era como alguien que se mudaba a otra nación, lejos de su hogar. La diferencia era que estaba realmente lejos. Posiblemente en otro plano dimensional. – Ah… - Al final, consideró que lo mejor sería salir a explorar un poco la ciudad, al menos antes de que anocheciera por completo. Tal vez podría obtener algo de información respecto a los monstruos que parecían desear atacar el reino en cuestión, o bien tal vez podría aprender otras cosas sobre aquel mundo. Sea lo que fuera, no dudó en encaminarse hacia la salida de su habitación, notando que nadie parecía desear retenerla. En el peor de los casos, merodearía un poco en los jardines.

Notas de juego

Ficha finalizada (creo)! Armas es para armas cuerpo a cuerpo, verdad? Hay alguna habilidad para esquivar, o sólo se determina con agilidad?

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22/07/2021, 07:54

Llega a resultar un tanto curioso la facilidad con la que se le permite a Jiang salir de la habitación. La puerta no está cerrada, ni parece haber nadie vigilándola en absoluto. Al momento en que sale y mira hacia los lados, vería simplemente un largo pasillo el cual parecía terminar en los aposentos del Sultán hacia la izquierda (pues allí se encontraba un enorme portón dorado) y a la derecha simplemente se extendía el resto del palacio. 

Nadie la habría detenido en su camino hacia la salida, aunque no pudo evitar encontrarse con más de algún sirviente o guardia. Los primeros agachando la cabeza y apartándose de ella lo más rápido posible, casi con temor, mientras que los segundos por su parte se mantenían erguidos, firmes, y se marchaban sin palabra alguna. No quedaba mucho rastro de la admiración que sentían hace un rato en el banquete y en cambio llegaba a parecer que estaban un tanto asustados de ella mientras hacían todo lo posible por evitarla.

Tardaría un poco en dar con la salida, por no decir que bastante. La verdad es que el sitio era... Gigantesco, y más aún lo habría sido de haberse puesto a revisar las habitaciones. Encima detenerse a buscar indicaciones no parecía ser la solución, pues todos quienes la veían se disculpaban y se apresuraban a marchar. Algo raro había ahí.

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22/07/2021, 08:23
Guardia de Dunair

Eventualmente encontraría la salida del palacio. Un gran portón abierto, el cual daba de paso a unas escaleras. Sin embargo... Allí sería detenida por un muchacho, quien portaba poco más que una lanza y una armadura simple. Él sería la primera persona que se le acercaba por voluntad propia desde el banquete, deteniéndola y colocándose firme frente a ella.

-¡He-Héroe de la Guerra!- Diría con un tono nervioso, pero manteniendo ese corte firme y marcial de un soldado. -¡E-El sultán ha dicho que si desea salir debe informar de sus motivos! Y-y... También vestir adecuadamente...- Se frota la nuca, medio incómodo de tener que ser él quien le tenga que decir cómo vestir a una chica. Se nota que es un sujeto bastante verde en cuanto a eso de ser soldado, y que posiblemente ha tenido que aguantar un montón de peticiones raras, como esas. -Debería estar en su habitación...-

Notas de juego

Tirada de Percepción + Wil, dos veces.


¡Y sí! Armas es Armas Cuerpo a Cuerpo. "Pelea" es combate sin armas (puedes dejarlo si es lo que quieres, o quitarlo si pensabas que era otra cosa).

Sobre esquivar/bloquear... Salvo que alguna skill lo permita, es únicamente en base a Agilidad.