Dimuscul, perdona, sé que estás atareado y no quiero en absoluto molestarte,
La observación que Breil está haciendo le reporta algo ó, por el silencio administrativo, debo entender que es en vano?
Lo digo para no parar la aventura de James, Victor y yo.
Estáis bastante apartados de las vallas, la pelota ha venido mas o menos del centro del patio y no parece que haya nada del revés. Por lo que a ti respeta, alguien tiene que haber chutado el balón desde aquí ... no desde fuera. Aparte que afuera no hay nadie aparte del viejo mendigo tumbado en su sitio de siempre y durmiendo la mona.
El patio continua en silencio y parece que todo continua con su soledad habitual sin "fantasmas" por el medio.
No es hasta que lleváis un rato charlando que os dais cuenta del detalle.
¿Quien tiene el balón?
Mientras Breil está observando el entorno muy intrigado y muy frustrado por no encontrar ni una pequeña pista, advierte una cosa fundamental.
- ¡James, el balón! ¿No lo tenías entre las manos? - Breil daba por sentado que su amigo era el responsable de la prueba del "delito".
No puede ser que haya desaparecido como si fuera un truco de magia.
- Tíos, voy a acercarme a las vallas, si viene la "profe", cubridme un poquito, ¿vale? - Breil está obsesionado en encontrar algo a lo que agarrarse para darle un sentido a todo lo sucedido.
Breil tiene en mente acudir a una persona a la que confía más que los responsables del centro.
¡No puede ser! ¡Otra vez! - James se queda desconcertado con la desaparición del balón. Lo último que recuerda es que hace un momento lo agarraba con fuerza entre sus brazos.
James se queda pillado unos segundos.
Cuando Breil empieza a alejarse, reacciona de nuevo:
¡Breil, no te demores! No sé qué te propones, pero si no encuentras nada, iré a ver al Señor Desconocido ¡Quiero saber qué está ocurriendo aquí!
Breil se acerca a la valla, mientras le va dando vueltas a lo que pasa.
Creo que James se equivoca confiando en la "sargento" y el otro hombre. Desde que estamos aquí, nos tienen como si fuéramos coches en un aparcamiento. Y Victor ya podría ser menos emocional y más dispuesto a actuar.
Breil tiene a la vista al mendigo, que como siempre está durmiendo la mona.
- ¡Oiga, señor, despierte! - le inquiere el niño a distancia. - Soy yo, Breil, el niño al que le dió la maquinita. Por favor, acérquese un momento, que quiero preguntarle una cosa. - Breil está ansioso, esperando que el hombre mayor le pueda ayudar en sus dudas.
Podéis ver como Breil se va hacia la puerta cerrada del patio y allí llama al mendigo.
Este, aún y parecer que estaba durmiendo la mona, reacciona al instante e intenta levantarse lentamente (el frio suelo de la calle es duro con los huesos de un viejo) y se acerca renqueante a la puerta ... hablando un poco solo y a su bola con nadie en concreto.
Sin acercaros no escucháis la conversación.
El hombre que va vestido con un pesado abrigo hecho jirones pero que aún conserva su sombrero en buen estado te mira sonriente aún cuando no ha llegado. Camina un poco inclinado por la edad y el dolor de espalda y se ayuda de un endeble bastón para tal tarea.
¿Dime hijo ... que pasa? - Muestras sus amarillentos dientes. - ¿No habrás encontrado un pitillo verdad? Me muero por un pitillo ...
Mira alrededor buscando alguna colilla por el suelo sin éxito.
- Cómo se encuentra, señor? - Breil es educado, aunque pueda parecer que la pregunta es redundante, ante la obvia situación del hombre mayor. - Sabe que no debería fumar, mis padres dicen que es muy malo para la salud. - le aconseja el niño, como si tuviera alguna especie de autoridad (escasa, por supuesto) ante un hombre hecho y derecho como el que tiene enfrente.
Deja pasar un rato para que el mendigo maldiga por la negativa de Breil y le pregunta directamente y sin rodeos, lo que le pasa por la mente.
- Oiga, ya sé que conoce de vista a mis dos amigos, el rubio del fondo y el que le acompaña; - Breil señala a sus dos amigos que tiene a lo lejos. - pero, ¿me gustaría saber si ha visto a alguien más por aquí dentro, hoy, aparte de la profesora? - Breil le pregunta, sabiendo que los últimos niños que compartieron estancia con ellos, se marcharon hace más tiempo que una semana.
No sé si fiarme completamente de él, pero la situación es muy extraña, como para ir dudando de cualquier testigo presencial. (...) ¡Tío, estoy hablando como los polis de las películas!
Cita:
Ja! - Exclama con una sonrisa. - Eso tambien me lo decia un viejo amigo mio! Y murió antes que yo!
Ríe un poco.
Bueno, mas o menos.
Cita:
Te mira extrañado.
¿Que clase de pregunta es esa? - Su rostro se arruga en un semblante de preocupación a la par que se acerca un poco mas a la reja. - ¿Dime hijo, que te ha pasado?
Breil y el hombre se dedican a hablar, incluso parece que os hace una referencia a vosotros señalándoos.
- Pues, una cosa muy extraña, señor. Estaba de espaldas, charlando con los otros dos, cuando una pelota me ha impactado en la cabeza. - Breil le relata lo sucedido con normalidad.
- Por eso, me gustaría saber si alguien ha podido entrar desde fuera del recinto, ya que el chut se originó dentro del patio. - le pregunta inocentemente.
Con el tiempo que he pasado aquí, aún no he descubierto ningún agujero por el cual se pueda traspasar, pero tengo que preguntarselo. Él conoce más el exterior que yo. No puedo creerme lo de los niños que se vuelven invisibles. Pero lo de la pelota ...
Bueno, pues me acerco para escuchar pero prestando atención con la vista a si viene Sara o alguien más.
Cuando James y Victor se acercan escuchan a Breil hablando con el hombre.
- Pues, una cosa muy extraña, señor. Estaba de espaldas, charlando con los otros dos, cuando una pelota me ha impactado en la cabeza. - Breil le relata lo sucedido con normalidad.
- Por eso, me gustaría saber si alguien ha podido entrar desde fuera del recinto, ya que el chut se originó dentro del patio. - le pregunta inocentemente.
El hombre os mira con una expresión de alegría inesperada.
¡Era cierto! Jajaja - Se ríe solo un rato mientras mira a su alrededor, donde no hay nadie y suelta un - ¡Y tu que miras!
Se acerca mas a la puerta y con voz baja dice.
¿No se lo habréis contado a nadie verdad?
Luego se dedica a mirar el lugar de forma pensativa mientras se apoya en su bastón de caminar. - Como os podré sacar de aquí ...
Pero, ¿qué dice este hombre? Es una buena persona, pero está loco.
Breil mira a dónde el viejo estaba dirigiendo su conversación, y efectivamente, no hay nadie.
¿Sacar de aquí? ¿Por qué?
Breil no le responde a sus preguntas, porqué no tiene claro si el hombre está en sus cabales.
Entiendo que James y Victor están cerca, porqué el viejo está hablando en plural. ¿O me estoy colando y está hablando en plural por otra cosa?
En todo caso, mientras no se manifiesten directamente, actuaré como si James y Victor no estuvieran cerca.
James se ha acercado a ti, y con el Victor ... están a distancia de conversación, con lo que puedes hablar con ellos si quieres.
¡Venga Breil, responde! ¿Se lo habéis contado a alguien?
Clava su mirada en Breil mientras con una mano agarra la puerta.
Es Víctor quien se adelanta a responder, parece como si hubieran hecho algo muy malo y casi se siente él solo responsable de haberselo contado a la profesora.
Sí señor, estábamos muy asustados y se lo hemos contado a la sita... Hoy no paran de ocurrirnos cosas extrañas... Las voces, los niños, aviones de papel, balones que desaparecen y yo he visto a una persona muy vieja reflejandose en el espejo cuando me lavaba...
Víctor baja la cabeza como si tuviera la culpa de algo y espera la reprimende del mendigo...
Breil se sorprende al escuchar hablar a Victor, que estaba escuchando junto a James, la conversación con el mendigo.
- Sí. - añade a secas Breil - ¿Qué pasa? - pregunta ante el desasoiego del señor. - ¿Hemos hecho algo malo?
Vic, tíoooooo, cuando te sueltas a hablar, la rompes.