Partida Rol por web

Sin saber bien cuando exactamente, Hasegawa despierta de nuevo en la habitación en la que estaba prisionera, sobre la misma cama en la que la habían dejado sedada. Algo ataca rápidamente sus oídos, un ruido molesto y repetitivo que parece resonar por el pasillo exterior a la habitación:

Parece también haber bastante ruido de pasos yendo de un lado para otro, y voces de cuando en cuando... ¿Qué demonios ocurre? ¿Puede ser este el "momento" al que se refería la mujer negra?

El frasquito que ha visto en su sueño no parece estar por ningún lado. Reflexionando sobre ello Hase se da cuenta de que el frasco y la mesita no parecían estar en su misma habitación durante el sueño. Además, la japonesa percibe que sigue atada a la camilla, pero también tiene la extraña sensación de que alguien ha estado cerca de ella mientras estaba inconsciente, alguien la ha tocado. Es como si pudiera percibir un remanente del tacto en sus muñecas pero... ¿quién, y más importante, para qué?

¿Hay algo que pueda hacer la chica?

-- Hotel Amirco, Madrid. Jueves 22 de Octubre, 9.32 AM --

El zumbido del teléfono móvil despierta a Bastián en la cama de su hotel. Esta, al igual que la habitación y como suele ser habitual en los hoteles, huele a ese limpio reciente que tiene todo lugar tras la visita exhaustiva del servicio de habitaciones. La luz del día entra perezosamente por la ventana, y el smartphone del muchacho muestra en pantalla el mensaje de la hermosa compañera de clase, que viene con fuerza esta mañana.

En la calle el runrún de los coches y el murmullo del gentío anuncian el avance de un día que comenzó ya hace algunas horas para parte de la población. Un día que aún no ha revelado todo lo que tiene para el chico malagueño.

Cuando perdí la conexión con Hase deseé… deseé para mis adentros que confiara en aquella mujer solo por una vez. Ya nos lo había dejado caer. Está cansada de hacer siempre lo que le obligan a hacer… Puede que no esté disfrutando de lo que hace, que solo sea una herramienta más de un tétrico juego al que no quiere jugar... Sí, lo admito, he estado luchando contra corriente todo este tiempo. Si he desconfiado ha sido por lo que nos ha estado ocurriendo todos estos días, con el añadido de las exigencias de otros a hacerlo, como lo hizo Meike. Pero no puedo, tal vez ese sea mi valor; no que pueda salvarles el trasero saltando de edificio en edificio, sino despojarles de tanta desconfianza para regalarles esperanza.

Di un pequeño bote en la cama cuando escuché el sonido de mi teléfono móvil. Hoy he dormido bien para mi asombro. Seguramente se ha debido a que me he sentido muy seguro entre las cuatro paredes de mi hotel. Me refriego los ojos con una mano y seguidamente la largo para coger el aparato telefónico. Me pongo nervioso al instante cuando veo el mensaje de María y lo leo. Sin preverlo, mis labios se estiran en una sonrisa. Mi cuerpo reacciona sin permiso ante la ilusión y emoción que me sacude el alma, dejando en segundo plano la preocupación.

Pienso. Pienso qué hacer. Quiero quedar, desde luego. No quiero pensar en que podría meterla en un lío por mi situación pues podrían estar buscándome. O que incluso ella misma sea un agente… ¡¡Pero qué absurdo!! Ese pensamiento tan extremadamente desconfiado es de Meike y no mío. No quiero pensar que mi vida está destinada a sobrevivir y a huir. ¡No! ¡Yo quiero vivir! ¡Quiero sentir más que miedo, tristeza y preocupación! ¡Esas emociones nunca me han durado más de 5 minutos de segundo en mi vida diaria, maldita sea!

No voy a perder la oportunidad, y por ello le escribo sin que pasen más de tres minutos después de leer su mensaje.

Hola María. Yo también pienso en ello. Siento mucho que me fuera de esa manera pero ya sabes… mis líos familiares. Me alegra saber que mis problemas no son impedimento para que quieras estar conmigo y así seguir conociéndonos. ¿Te viene bien quedar en el parque El Paraíso?

Después de eso me fui al baño y empecé a arreglarme. Es mejor no quedar por la zona de la universidad ni cualquier otra a la que iba con regularidad. 

Tras despertar aturdida por aquel sonido que al fin de cuentas lo termina odiando, descubre que allí se encontraba aún atada y con un remanente táctil que difícil será obviarlo, ya que el recuerdo en su piel aún permanecía indemne a los efectos de las drogas que le suministraban para estar inconsciente. 

Y así, mientras intentaba adaptarse al entorno nuevamente, escucha los sonidos del pasillo que incrementaron su ansiedad de repente. Las pastillas no estaban en su lugar, ni siquiera la mesa y al parecer aquel momento tendría que ser el oportuno para salir. Esa alarma, los pasos y la situación en sí, alertaron a Hase. 

Así que desesperada por abrazar su libertad, cerró los ojos buscando a alguien de los sense para que la ayude a zafarse de los amarres mientras revisa el lugar con la mirada. Quería desatarse y salir corriendo, al menos antes de que sus captores la encuentren. 

El telefono de Bastián no tarda ni un minuto en volver a zumbar tras enviar su mensaje. Se ve que la chica estaba pegada al suyo tras enviar su mensaje y ha debido de saltar de contento al recibir la respuesta.

La emoción de algo tan simple y deliciosamente normal como puede ser una potencial cita parece borrar al menos momentáneamente el angustioso recuerdo vivido durante las horas de sueño, y la mente de Bastián se siente despejada y excitada, deseosa de hacer por fin algo por gusto y no por una cuestión de vida o muerte... literalmente.

Aunque disolviéndose poco a poco, la droga inhibidora aún corre por las venas de Hasegawa, que aunque no se siente tan "aislada" como cuando se la pusieron incialmente, aún es incapaz de contactar con otro de los miembros de su grupo para que le ayude a escapar de las ataduras que... ¡se sueltan cuando pega un jalón de ellas! Parece que habían sido aflojadas...

La alarma, que sigue sonando incesante de fondo, no deja a la chica japonesa pensar demasiado tiempo en cosas nimias, apremiándola a tomar decisiones con urgencia. Tras jalar un poco Hasegawa consigue zafarse de las ataduras de sus manos, lo cual lleva en poco segundos a liberarse completamente y poder ponerse en pie fuera de la camilla. Sus piernas parece aún reticentes a cargar con su peso, embotadas por el efecto de los opiáceos que la mantenían inconsciente, pero no colapsan bajo su peso, permitiéndola andar con tan solo tambaleos ocasionales como pago.

La situación, pese a las mejoras recientes, sigue siendo precaria. Hasegawa debe decidir rápido cual será su siguiente paso, y deberá hacerlo sola.

Y seguí arreglándome sin saber si íbamos a quedar de manera inmediata o en unas horas… En ningún momento hizo referencia a ello, y yo como un idiota ilusionado me dispuse a adecentarme. Volví a escribirle.

Estoy disponible desde ya :D, pero podemos quedar a la hora que te venga bien, ¿a las 17 te viene bien?. He pensado que quedemos justamente en el auditorio como localización exacta.

Se ​me fue un poco el 'Hype' de pensar que tendría que esperar unas buenas horas para quedar con ella. ¿En ese tiempo qué haría? Esto de huir era una mierda. No tenía todas mis cosas conmigo, así que tampoco mi método preferido para distraerme...

Hase sintió en lo más profundo de su interior que aquel era el momento de escapar, no sabía como hacerlo y si su cuerpo respondería a lo que en su mente tenía planeado. La cuestión era salir de allí, correr y encontrarse con su libertad, una que le fue arrebatada por negligencia e ignorancia. Por esa razón, cobijada entre los anhelos de abrazarse a una responsabilidad que le es justa, se incorporó con un poco de dificultad y en cuánto sintió que sus piernas comenzaron a responderles, cogió un biturí y salió de allí.

Tambaleando torpemente, se dirigió hacia el pasillo mientras observa como estaba todo, desde aquel punto podía decidir el camino que debía tomar o enterarse de la situación en cuestión de segundos. Dependiendo de lo que vea, es la decisión que tenía en mente tomar. Los nervios estaban a flor de piel y la ansiedad le jugaba una mala pasada.