Partida Rol por web

-No se si los delincuentes que abarrotan los barrios humildes de las ciudades humanas estarían dispuestos a atacar a cuatro personas armadas, pero si lo hacen, pienso darles su merecido.

-¿Por donde está ese perista?

Todavía no sabía las capacidades de sus compañeros, pero no creía que fueran pequeñas.

- Por allí , apunta el paladín a la calle principal.

Karash se acerca al feriante de los nenúfares: Disculpe, ¿podría decirme dónde puedo encontrar al Maravilloso Zograthy?

El enano mira cómo el semiorco revela claramente su destino, en vez de haber dado una vuelta primero para reconocer la zona donde se estaban internando.

Saca su pipa y un puñadito de tabaco de su bolsita y comienza a cargar la cazoleta.

Estoy seguro que si nos atacan, - responde al elfo - tratarán de tener los número, o el factor sorpresa de su lado. ¿Acaso en las ciudades elfas lo hacéis de otra forma? - añade con una sonrisa al notar un cierto tono segregacionista en su voz.

-Me parece que en las ciudades elfas no hay salteadores y delincuentes...-dice Tinuviel muy serio.- Y en el caso que los hubiera, que no los hay, pues atacarían a la gente indefensa y no a cuatro tipos armados. No van a arriesgarse a perder la vida ante un hachazo mal dado por unas monedas.

Al elfo le cuesta expresarse con flluidez. -¿Cómo actúan los enanos a la hora de robar?.

Osea, - responde Opik imitando la misma expresión que Tinuviel, solo que con una sonrisa - que los elfos, si aparecen un grupo de desconocidos bien armados en uno de vuestros poblados, ¿salís desarmados y les ponéis un té?

Porque yo lo que he dicho, es que la lógica es que si fueran a atacarnos, sería porque contarían con superioridad numérica o con el factor sorpresa. - saca la yesca y da un par de golpecitos para provocar una chispa - Al menos a los enanos nos gusta considerar la lógica en nuestras acciones.

-Los N'Tel Kessir  no tienen autorización para entrar en Kyonin. -comenta Tinuviel extrañado.- Ni de hecho en los Reinos menores. Así que si se acercaran como comentas los freiríamos a distancia con Enjambres de Meteoros.

-¿Quién sabe como hacen las cosas los humanos?-continúa filosóficamente .-Pero espero que no nos ataquen. Estaré alerta. Si nos atacan será beneficioso y si no, también será útil practicar.

El feriante entorna los ojos, mirandoos a todos con expresión extraña. Quizá se extrañaba de que estuvieráis allí, o quizá de que le preguntaséis...

Hace un gesto con la cabeza calle adelante.

A pa'llá, aquella tienda toa llená de zímbolo raro.

Dirigis la vista hacia allí, y veinte metros más adelante hay una tienda bien reforzada pero pintada toscamente con símbolos místicos y decorada con huesos de pollo y otros cachivaches.

Tinuviel asiente agradecido y se encamina en esa dirección.

Dentro del tenderete mal ventilado y lleno de cosas hay una mesa cubierta por un tapete de terciopelo azul con filigranas de lunas, estrellas y símbolos arcanos. Sobre ella hay una bola de cristal cubierta de polvo y un mazo de tarot muy manoseado. Tras la mesa se halla sentado un hombre varisiano, anciano y calvo, de mirada inquisidora, que viste una desgastada túnica morada.

El anciano gesticula cuando entráis y dice con voz trémula:

El Maravilloso Zograthy todo lo ve y todo lo sabe. Un par de puñados de plata para echarte las cartas o mirar en la bola de cristal. Tres puñados de oro por los secretos del multiverso.

Karash entra en la tienda percibiendo el olor a espacio cerrado y mirando directamente al tal Zograthy.

- Buenas noches, soy Karash, paladín de Sarenrae...estos son mis compañeros, dice señalando a los otros sin dar sus nombres.

Tinuviel, incómodo, aparta la vista. No le resulta agradable que los humanos envejezcan y mueran a la edad que un elfo llega a su pubertad.

Y además ¡Qué feos se vuelven!

Opik entró detrás de sus compañeros y no pudo evitar arrugar el ceño levemente, si alguien realmente tenía ese tipo de poderes seguramente estaría ya en un templo de algún dios, no en un cochambroso tenderete en una ferie de mala muerte.

¡Saludos! - se repuso, no obstante, y saludó alegremente. - Mi nombre es Opik.

Erik sigue al grupo claramente incomodo, cuando Tinuvel y Opik se ponen a empeorar las cosas empeoran. El joven se emboza más y se retrae.

Tras entrar en la tienda, dice en tono agradable:

- Es un placer conocerlo, mi nombre es Erik - dice tendiendo la mano al adivino.

Muy bien, muy bien... ¿Y qué se os ofrece, amigos?

-Estamos preocupados por una amiga nuestra, una tal Natalya Vankaskerkin. Queríamos contratarla como agente, pero no logramos dar con ella.

-Nos han comentado, gente que no quiere que revelemos su nombre, que es muy buena en lo que hace y la requeríamos para un trabajo. Nos habían dicho que usted podría saber como contactar con ella.

Zograthy se reclina en su desvencijada silla y suelta.

¡Ah, secretos! ¡Mi mayor negocio! - Hace una pausa juntando los dedos de las manos y dándose golpecitos en la barbilla, mientras entorna los ojos. - Eso serán 50 piezas de oro. - dice rotundamente.