Partida Rol por web

Sí, eso haremos. Avisaremos a sus padres para que pueda descansar tranquilamente en su cama. Ahora lo que necesita es reposo.  Contesto rápidamente. Diego, podrías acercarte a avisar a su familia. Una vez Blanca descanse tranquila podremos seguir hablando.

Dicho esto, Jimena se volvió a acercar a Blanca para revisar sus heridas.

Diego tuerce la sonrisa congelada en su rostro despidiendo a Ramona con un ademán de cabeza.

Cuando esta marcha, deja hablar a Jimena y asiente con la cabeza.

-Voy…- Sin perder más tiempo, gira sus talones y sale por la puerta despidiéndose de la curandera sin mucha pantomima, dejando su porra apoyada en la pared antes de salir. Quería pillar a Ramona si aún no se había alejado mucho de la casa para interceptarla y hablar con ella.

Sales casi detrás de Ramona, que aligera el paso camino a la iglesia. No tardas mucho en alcanzarla. Se la ve nerviosa y cuesta mantener su ritmo. -Mala cosa lo de la Blanca, menos mal que no ha sido nada y solo se ha quedado en el susto. Seguro que en breve la vemos otra vez como si nada. Ojalá se marche el marqués pronto, no me imagino la que puede liar por aquí si trata a todo el mundo como a la Blanca.-

Te quedas a solas, estás cansada y necesitas dormir. La noche ha sido ajetreada.

El alguacil asiente a tan tremendas palabras para que Ramona se sienta algo más cómoda.

-No corras tanto, muller, que pierdo’l resuello. Mala cosa lo de Blanca, si – Cuando termina de darle la razón, Diego va directo al grano – Ramona ¿Qué es lo que ocurre? Te veio nerviosa y eso m’inquieta, he de saber que desbarajuste ocurrió anoche con el trovador, y si tiene bella cosa que ver con lo que escaeció con Paco. Si sabes cualcosa dímelo pronto por favor.

La mujer parece dudar, pero finalmente se desploma y habla-¿Con Paco.....qué ocurre con Paco? El trovador se llevó a la muchacha al monastreio del Carmen. Jimena y Julian.....el padre Julian lo acompañaron. Yo ya le dije al padre que era una locura, pero qué podía hacer yo. Diego, por favor ,era lo correcto. No te los lleves al barón. A saber lo que harían con ellos.-Esto último lo dice sujetándote las ropas y mirandote fijamente con aire de súplica en los ojos.

Diego frunce el ceño rascándose la sesera, preocupado.

-Tranquila, has hecho bien en contármelo… – Intenta apaciguar a Ramona – Ve y descansa, buena muller, merecido lo tienes por tu amabilidad.

Dicho esto, el alguacil despide a Ramona y se dirige a la casa de la familia de Blanca, para avisar que la recojan. Después tendría una conversación pendiente con Jimena…

Se despide con aire culpable rumbo a su casa.

Alfredo y Nieves te reciben cordialmente. Cuando les das la mala nueva se lo toman con resignación. Como si fuesen consecuencias de trabajar para los señores. No dicen nada y se ponen camino a donde Jimena.

Aparece Diego seguido por Nieves y Alfredo. Estos permanecen callados hasta que ven a la Blanca. Nieves se acerca a ella y Blanca se incorpora un poco-

  Lo siento madre, lo hice mal.

La madre calla y la abraza con cuidado de no hacerle mas daño y con cariño echando a llorar en silencio.

  Alfredo se quita el gorro y os da las gracias-Gracias por cuidar a la Blanca. Acepta estos dineros-dice entregando una bolsita a Jimena.

Después salen los tres, la Blanca andando malamente pero hace el esfuerzo y sus padres con ella. Alfredo va a su lado ayudandola y Nieves abriendo la puerta.

Os quedáis solos.

Diego carraspea cuando se hace el silencio al quedar solos la curandera y él.

-Bueno, parece que poco hemos sonsacado… Pero me n’alegra que la moza esté millor, sí señora – Con los brazos en jarra, el alguacil asiente mirando a Jimena.

- ¿Por endónde propones que podríamos buscar? ¿Se t’ocurre bella cosa? ¿El Monasterio quizás? -

Pues la verdad, no sé por dónde empezar. Contesto algo desanimada la curandera. Supongo que se haya dirigido al monasterio, creo que le oí decir que tenía un recado que entregar. Pero solo son habladurías.

Una vez Blanca había sido curada, muchas de las preocupaciones de Jimena se habían desaparecido. Se sentía agradecida por la compensación económica, siempre venía bien unos cuantos dineros.

…¿Será posible?... Piensa indignado Diego para sus adentros.

-No me mientas, moza, que ya pinto canas y las cato al vuelo. Se dé buena tinta que’l padre Julián y tú fuisteis para el monasterio con el cantante y la desposa del barón… ¿Qué está ocurriendo aquí? Sabes que soy hombre de buen tratar, y que no soy el perro de nadie. Pero también soy el alguacil, y si no m’entero de que pasa es más fácil que la gente se meta en líos que si entiendo que tripa se les rompe. A veces con una regañina y un capón se solucionan cosas que de pasar a mayores serían tremenda desgracia…

Jimena se sonrojo como la grana. No había querido mentir al aguacil pero en su afán de guardar el secreto de Violante le había ocultado una verdad que él sabía y había quedado como una tonta. Lo siento. Murmuro entre dientes. Pensaba que no lo sabias. Le prometí a Violante no decir nada.