Partida Rol por web

El párroco no pudo evitar oír las fuertes protestas de Fernandito. Comprendía que se sintiese enfadado, pero poco bien le reportaría su ira abiertamente confesa.

-Se que es dificil, pero tratemos de mantener la calma.- Estuvo a punto de hablar más, pero al fin decidió no hacerlo, no era menester en ese momento ni asustar más a las buenas gentes de Sibiriana ni alimentar el dolor y la preocupación.

En vez de eso se aproximó a Diego para conversar con él, apartándose un poco del resto, de modo que la conversación pudiese ser privada.

-Non comparto las formas ni juramentos de Fernandito, mas comprendo su preocupación. Et como sois el alguacil creo que es de bien que os ponga al día de lo que anoche aconteció en el castillo. - Miró un poco, tímidamente, alrededor antes de proseguir, como si quisiese asegurarse de la privacidad que tenian -Como sabreis, tras la ceremonia del enlace se dió una fiesta en el castillo a la que yo estaba convidado. Mi deber era asistir y eso fice. Debo decir que la celebración duró menos de lo que esperaba. Nuestro señor Don Pedro celebraba, et el trovador tocaba et cantaba alegremente. Todo marchó bastante bien hasta que, supongo el ama de su nueva esposa, vino a decirle algo a Don Pedro al oído et él marchó de la mesa, imagino que a ver a Doña Violante, su muller. Ahí las cosas ya se torcieron, la Blanca llegó con una bandeja et trepuzó, cayéndole la salsa sobre el Marqués. El hombre fué invadido por una furia despiadada et comenzó a lanzar improperios et golpes contra la pobre Blanca. Por suerte Dios quiso detener su mano antes de que le diese muerte, pero la moza quedó inconsciente tendida en el suelo. El trovador y yo mismo arribamos a la zagala a casa de la Jimena, que la curó y la dejó en su casa para recibir cuidados. Dejamos a la Ramona con la Blanca, que ya estaba consciente, para que la cuidase, pues otros menesteres nos reclamaron a la Jimena, al joven trovado et a mí. El resto ya lo sabeis, pues regresabamos a Sibiriana cuando nuestros caminos se cruzaron. Jimena et mi persona sin haber cogido el catre todavia.-

Miró entonces el cadáver de aquel por el que había rezado tantas veces para salvar su alma. Un hombre infiel a su esposa, mujeriego también y quien sabía que otras virtudes ostentaria, sin embargo no merecía aquel final.

-El mozo tambien me dijo una cosa. Al parecer de la estirpe de Don Juan ya solo restan él y su hija. Las gentes lo atribuyen a una maldición. No es que yo crea en esas historias et fabulas, soy un hombre de fe, un hombre de Dios, pero bien creo lo que contó de que, en Luesia, el marqués dejó lisiado a un zagal que tuvo la valentía de acariciar su caballo.Et que por donde pasa Don Juan se acontecen muertes misteriosas. No digo que haya sido él, líbreme Dios de apuntar a nadie con el dedo. Pero si esta muerte no es misteriosa que me digan cuál sí lo es. Et yo mismo vi como tanto el Marqués como sus soldados disfrutan de la violencia.-

Se quedó mirando al alguacil. No era Julián un hombre de chismorreos, pero aquel era su rebaño, su pueblo y su parroquia, y protegerlos su deber ante Dios y los hombres. Si todo lo que había contado a Diego podía servir para hacer justicia y devolver la paz a Sibiriana bien hecho estaría.

Jimena mira y remira el cuerpo. ¿Que habrá pasado? La curandera no tenia ni idea de que podía haber causado ese tipo de heridas. Lo mas sensato sería decir que no sabia nada, pero vea a todos sus compañeros con los ojos clavados en ella. ¿Que habría sido? Tengo que saber que ha sido. Un sudor frío recorrió su espalda al levantar la vista y ver los ojos de Diego clavados en ella, aparto la vista y vio los ojos de Julian. Venga Jimena, tu lo sabes. Tu abuela te enseño todo. Tenia la boca seca y la cabeza le estaba empezando a doler.

Entonces una idea cruzo su mente. ¿Como he sido tan estúpida?

Sin duda, ha sido una culebra. Dijo con total resolución. Las dos incisiones solo pueden ser de los colmillos de una culebra. Mientras los explicaba la curandera puso los dedos delante de su boca imitando a una culebra, gesto mas cómico que instructivo.  

Diego escucha al párroco en silencio, aún consternado por la escena de Fernandito. Cuando Julián termina, el alguacil asiente con los brazos en jarra.

Desde que Fernanda le dejó solo poco había pisado la iglesia, al escuchar el sincero relato del cura y la confianza que depositaba en él al contarlo, Diego se sintió ligeramente arrepentido de no escuchar aquel hombre religiosamente, como su difunta esposa hubiera querido.

-Gracias, padre, por contarme lo sucediu… Tendré los ojos bien ubiertos- Tras meditar una mejor respuesta, el guaita hace el ademán de hablar cuando de pronto Jimena da con alguna conclusión.

Cuando escucha el veredicto de Jimena, Diego se aproxima raudamente hacia su posición, dándose una sonora palmada en la frente.

-¡Cagüendios!- Blasfema automáticamente, y también automáticamente se gira hacia el párroco con cara de circunstancias.

… Disculpas…

-Pues claro, bien se vale que estas aquí para arrojar bella mica de luz ante tanto ceporro, la imaginación me estaba jugando una mala pasada. Alavez le picó una culebra… una mala culebra… en el cuello… y las pisadas… - Las esperanzas de que todo cobrara sentido y cotidianidad cuando Jimena hablara se van desvaneciendo conforme el alguacil va sumando las dudas que le asaltan. Suponiendo que la sierpe picó a Paco de forma fortuita, esta debería haber escalado el cuerpo del ya difunto anciano para alcanzar su cuello, o el debería estar tumbado, en todo caso. Pero las pequeñas pisadas que van desde el camino hasta el cuerpo, bien hundidas y marcadas, como cargando algo, y sin rastro de pisadas de Paco… No tienen ninguna explicación.

Diego se arremanga mientras se acuclilla, mirando de reojo los pies de Jimena, para después ponerse a inspeccionar detenidamente el cuello. Con el frenesí de antes, Telmo y él habían optado por seguir el rastro directamente, aprovechando que aún estaba fresco, pero quizás paco llevara algo entre sus ropajes que ilumine un poco este embrollo.

¿Qué pasa?¡Pasa que fui a casa de Jimena, eso es lo que pasa! ¿Y qué encontré allí?¡ A la Blanca medio muerta por los golpes del marqués!¡LA Ramona la cuidaba y ella me contó lo sucedido!

Me acerco a Fernandito intentando clamarle. Me hago cargo de su pesar, pues no es agradable sufrir semejante agravio en las propias carnes, mas que podriamos hacer nosotros?

-Muchacho, calma et non digas cosas de las que luego te puedas arrepentir. Acaso no entiendes que si llegan a oidos del Marques tus amenazas estarás muerto tu et todos los tuyos. Por mucho que te pese es noble et tiene derecho a maltratarnos así  

Sin duda, ha sido una culebra

Una culebra? pues claro que si. Diego me he dejado llevar por tus historias. Mas, es verdad lo que dices..... que pasa con las pisadas, et como llego Paco hasta allí sin dejar huella. Quizá las pisaras eran anteriores o posteriores a que la culebra picara al pobre de Paco. Quizá le pillo con la cogorza et durmiendo en el suelo le picara el bicho....

Aparte de la mordedura de la culebra no ves nada más. Las pisadas bien podrían ser de Jimena....o de Julian.

Después de que Diego y Jimena examinen el cadáver os ponéis rumbo al pueblo.

Al llegar al pueblo se monta un corrillo de gente que casi no os deja pasar, a duras penas llegáis a casa de Paco con tanto follón. Allí sale la Poncia llorando como una magdalena y haciendo gestos de dolor. LA Bernarda se queda en la puerta impasible.

Un grupo de soldados del barón, liderados por Ramón hace acto de presencia. Van a caballo y completamente pertrechados. Se acercan a vosotros.

  ¿Qué ocurre aquí?- dice asiendo las riendas del caballo para pararlo.

Cuando Diego soltó aquella blasfemia Julián se hizo el símbolo de la cruz sobre sí mismo, no miró haciendo reproche alguno al alguacil, era consciente de la situación. Quizás por eso cuando el hombre le miró al instante de darse cuenta de lo que había salido por su boca, el párroco le sonrió levemente y con bonanza.

Jimena había resuelto una parte del misterio, acaso la más importante. No recordaba Julián serpientes tan peligrosas en su tierra, pero también era cierto que solían morder los tobillos y no el cuello.

Regresaron hacia el pueblo, Julian caminó en silencio, meditabundo, pues mucho se temía que el momento más difícil estaba por llegar, aunque no tardaría mucho en hacerlo.

Tal y como había esperado la Poncia salió desolada y la pobre Bernarda quedó petrificada en la puerta.

-Pobre mujer. Ayúdala Padre a superar este dolor, y ayúdame a mí para saber guiarla en tu nombre.-

Había que dejar que expresamente su dolor, que las lágrimas saliesen. Pero Bernarda tardaría más en lograrlo, eso creía el párroco, pues antes debía aceptar que había quedado viuda.

Llegó entonces la comitiva de soldados. Iban bien preparados.

Seguro que en el castillo ya se han dado cuenta

Tomó la iniciativa el sacerdote y aproximándose un poco al soldado, pues no hacía falta gritar a los cuatro vientos lo que todos sabían, no deseaba causar más dolor en la familia.

-Esta mañana hallaron el cuerpo de Paco sin vida. Acaban de traerlo a la casa para disponer el velatorio.-

Informó al soldado esperando complacer sus demandas y que tuviese a bien dejar que cada uno hiciese su función. No eran necesarios nobles ni soldados para aquello, al menos a ojos de Julián. Si Ramón quería asistir prefería que lo hiciese como allegado del difunto y su familia

Al llegar el pueblo hay demasiada algarabía para el gusto de Diego, pero no le viene mal para pasar desapercibido a ojos de la Poncia. No tenía ganas de volver a intercatuar con aquella arpía. Sentía empatía y lástima por su situación, pero no sería él quien le dirigiera la palabra.

Al llegar los soldados, el alguacil suspira esperanzado. Quizás tengan algo de información que le aclare un poco las ideas.

-Esta mañana hallaron el cuerpo de Paco sin vida. Acaban de traerlo a la casa para disponer el velatorio.-

Diego asiente ante las palabras del religioso, y aguarda en silencio la respuesta de Ramón.

Sigo a la comitiva al lado de Diego. No hay muchas palabras pues no hay animos para ello. Con Paco de cuerpo presente y de camino a su casa todos nos imaginamos la escena. Cuando llegamos ocurre lo que todos nos temiamos. Los lamentos de sus familiares, que aunque parecian tratarle con poco aprecio en realidad le tenian en mucha estima, como es natural

El párroco da explicaciones a los soldados que demandan respuesta para sus preguntas. Poco queda que decir aqui. Agachar la cabeza y dejar que pase el tiempo. Una tragedia, es una tragedia.

Solo me apetece, en cuanto esto se resuelva, volver a casa a los brazos de mi mujer. Debemos darnos cuenta de la suerte que tenemos aquellos que aun seguimos vivos y tenemos a nuestros seres queridos a nuestra vera. A veces, debido a la rutina de los dias, a uno se le olvida lo maravilloso que es la normalidad

La curandera se encoje de hombros y añade a la respuesta de Julián. Parece que le pico una víbora. Seguramente se murió mientras dormía. Aunque no estaba muy segura de que esta fuera la causa de la muerte, Jimena no tenía ninguna otra respuesta. 

Ramón mira la escena y niega con la cabeza-Mis condolencias para la familia-No parece muy afectado, parece que su cabeza está en otra parte.-Diego¿Puedo hablar contigo?-después se aparta del grupo de gente sin descabalgar siquiera y habla con el alguacil. Parece importante lo que le tiene que decir.

El resto de soldados se quedan sobre sus monturas esperando a que Ramón vuelva, no tienen ningún gesto de cariño para la familia.

Diego, no me voy a andar con rodeos. Ayer desapareció la señora del castillo. Doña VIolante. Creemos que la secuestró el trovador que vino, ya que desapareció en plena noche y a la mañana no se le ha visto por ningún sitio. Si sabes algo te agradeceríamos la información.

Con los brazos en jarra y mirada gacha, Diego escucha al soldado mientras se humedece los labios. Una siniestra idea cruza su mente.

-Sí que se alguna cosa… esto no me gusta un pelo, Ramón – El alguacil alza la mirada, directamente a los ojos del soldado – Ayer tuve problemas con los músicos que se quedaron durante la celebración. Resultaron ser maleantes que intentaban furtar animales en plena noche, les clamé la atención, pero no se echaron pa’trás… al contrario, de no ser porque Telmo acudió alertado por el ruido, quien sabe cómo habría ramatau la cosa.

Y esta mañana… esta mañana había desapareciu Paco. Mala cosa, lo encontramos muerto en el campo, seco como el esparto, sin bella gota de sangre y con dos foraus en el cuello, que Jimena dice que son de sierpe. Hasta ahí todo bien, más o menos. Lo extraño es que solo hay un rastro hasta el cuerpo, pisadas chicotas como de mujer, que empiezan en el camino del pueblo hacia Uncastillo y llegan hasta donde quedó Paco de cuerpo presente. Sin rastros de Paco, y bien fundidas como si cargaran algo… En el camino las señales ya se confunden. Del trovador ni idea, y de Doña Violante… apenas la vi cuando llegó. Este asunto es de extrema gravedad, pobre Varón, dime cómo puedo ayudar y me pondré inmediatamente.

El soldado te escucha atentamente y cuando acabas dice-

Noche aciaga entónces. No puedo ayudar con lo de Paco o los músicos. Ahora lo más importante es encontrar a doña Violante. Lo que hagas bien estará, pero hay que darse prisa. El marqués quiere empezar a torturar a la gente para conseguir información. Hablaré con el padre que fué el último que lo vió.

dicho esto y sin bajar del caballo se dirige a Julian.

Después de hablar con Diego se dirige a Julian-Padre¿sabéis algo del trovador?Ha desaparecido y vos fuisteis el último que lo vió.-dice sin bajar del caballo y cuando os habéis separado un poco del resto del pueblo.

Julián atiende a Ramón y asiente con la cabeza cuando el soldado finaliza su pregunta.

-Sí, claro. Llevamos de vuelta vuestro caballo, como ya sabréis. Después volvimos para ver cómo estaba la Blanca, la zagala recuperó el conocimiento et el joven trovador decidió marchar. El mal genio del marqués le dejó mal cuerpo al zagal et prefirió hacer noche en otro sitio.-

No sabía de dónde era natural aquel muchacho, pero esperaba que hubiese llegado sano y salvo a su hogar.

-Supongo que Don Pedro igual anda preocupado al no verle. Siquiera se si le habría realizado el pago acordado. El caso es que con lo que sucedió todos quedamos un poco afectados.-

Humpf-deja escapar un gruñido el soldado.-Cualquier cosa que se enteren haganmelo saber-después se dirige al resto de soldados y pica espuelas.-¡Vamos!

Después desaparecen en una nube de polvo. Dejamdoos solos con el resto de aldeanos y el muerto

El resto es meter al muerto en su cama. Se deja a la familia tranquila y cada mochuelo a su olivo,Por la noche será el velatorio al que  José Luis os ha invitado.

Observó cómo los soldados marchaban al galope, pero no agregó comentario alguno ni modificó su expresión serena.
Pasados unos segundos se vuelve hacia el resto y camina en silencio hasta llegar junto a la Bernarda.
-Le acompaño en el sentimiento, filla mía. Si necesita fablar sepa que estaré disponible a cualquier hora, como siempre. -
No quiere agobiar más a la mujer, pues imagina un gran dolor en el pecho de ésta. En cambio Julián decide acercarse al hijo del difunto, quien posiblemente tenga ahora mismo la mente más despejada para tomar algunas decisiones necesarias aunque no sean deseadas.
-Lamento profundamente la pérdida de tu padre, Jose Luis-Dice con tono sereno y sincero poniendo su mano en el hombro del hombre para reconfortarlo -Et a pesar de todo debemos tratar el asunto del paso de su alma al mundo de Nuestro Señor-hizo una breve pausa para que el hijo del difunto pudiese hacerse a la idea de lo que debían hablar -Debería darle la extrema unción antes del velatorio, et despues procederemos al entierro. ¿Tenía vuestro padre alguna voluntad para facer llegado el momento?¿La tenéis la familia?-