Partida Rol por web

Siempre nos quedará Paris

5. Reconquista Aliada

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17/10/2013, 21:28
Master

Entre lo sucedido a Justine y las ideas que ya traías decidiste que lo mejor sería “independizarte” de tus padres. Al menos así, poniéndose en una de las peores situaciones tus padres no se verían implicados como los de tu compañera. Sin dura era una sabia y valiente decisión.

No te costó mucho encontrar una habitación en la enormidad de Paris y desde allí seguiste participando con la Resistencia. Entre unas cosas y otras Edouard y tú os habíais distanciado.

Por lo que te fuiste enterando los padres de Justine fueron realojados en otro lugar y el coche se deshicieron bien de él. Aquel episodio del rescate fue superado. Pero hubieron más misiones y pasaron los meses, también los años.

Verano de 1944. Una noticia sacudió toda Francia. Por fin los aliados desembarcaron en Francia, en normandía. Las noticias eran confusas, no se estaba seguro de que la invasión fuese un éxito, a los aliados parecía salir de normandía, la tensión y la esperanza se respiraba en el ambiente.

Hoy era domingo y tocaba acudir al confesionario, aquello se había transformado en una vieja costumbre que parecía que hacia siglos que realizabas.

Notas de juego

Fuente imagen portada: http://www.abc.es/cultura/libros/20130317/abci-normandia-espias-desembarco-201303151135.html

Te dejé margen ya que no se si sigues de enfermera o tienes otros planes. Igual que si quieres mantener algún tipo de contacto con tus padres o no.

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17/10/2013, 21:39
Master

Fue un proceso duro, pero poco a poco todo fue alcanzando un nivel aceptable de “normalidad” consiguieron reubicar a tus padres. Y al final se decidió que por seguridad y tomando el ejemplo que iba a tomar Dominique que consistió en saber cuando menos de sus padres mejor. Así al menos no pondríais en peligro la vida de tus padres.

Te podían asignar una pequeña paga con la que valerte por tu sola, ya que también tuviste que dejarte el trabajo. Tuya era la decisión de que en que lugar ponerte a vivir. Eso si, con el poco dinero que tenías.

Finalmente aquel episodio del rescate fue superado. Pero hubieron más misiones y pasaron los meses, también los años.

Verano de 1944. Una noticia sacudió toda Francia. Por fin los aliados desembarcaron en Francia, en normandía. Las noticias eran confusas, no se estaba seguro de que la invasión fuese un éxito, a los aliados parecía salir de normandía, la tensión y la esperanza se respiraba en el ambiente.

Hoy era domingo y tocaba acudir al confesionario, aquello se había transformado en una vieja costumbre que parecía que hacia siglos que realizabas.

Notas de juego

Fuente imagen portada: http://www.abc.es/cultura/libros/20130317/abci-normandia-espias-desembarco-201303151135.html

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18/10/2013, 19:49
Justine Girard
Sólo para el director

Notas de juego

Iba a postear que estaba en otra localidad, pero lo de ir al confesionario me dejó confusa. Estuve en Paris todo ese tiempo? pude irme un tiempo y luego volví?

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19/10/2013, 16:02
Dominique Durreaux

Y pasaron los días. El invierno dio paso a la primavera, llegó el verano, más tarde el otoño y otra vez el invierno... Y así transcurrieron los años (cuatro, para ser exacta) como una sucesión peregrina de climas (y humores) que dejaban una estela difusa en mi alma. Algunos tibios y tranquilos, otros fríos y solitarios, y la clara pero indefinida sensación de que no hay guerra que dure cien años... O eso esperaba. Las noticias eran confusas y muchas veces contradictorias. Más aún en aquel desangelado verano del 44.

Cuatro años.

¿Qué había sido de mi vida en ese tiempo?

Me fui a vivir sola a una diminuta habitación descascarada en una pensión de los suburbios, justo del otro lado de la ciudad. Tenía un enorme ventanal y un árbol de solitarias flores de color crema, perfumadas y espectaculares (más tarde supe que se trataba de un magnolio, una preciosa planta americana muy rara de ver en Paris). Y si no fuera por su fragante compañía, mis días hubieran transcurrido sórdidos y grises. Con mi sueldo de auxiliar no podía permitirme otra cosa, debía solventar gastos que antes ni siquiera tenía en cuenta y amoldarme a una nueva rutina. Con algo de rabia y resignación, archivé mis pretensiones de ingresar al Collegè, no tenía el dinero para eso. Extrañaba a mis padres, incluso las pequeñas riñas domésticas, pero no regresaría, no mientras representara un peligro para ellos. Creo que lloré muchas noches, pero un día las lágrimas se secaron y mi ánimo se serenó. No volví a verlos hasta varios meses después de aquella fatídica noche. Primero fueron aislados encuentros, aunque siempre tuve noticias de ellos ya que trabajaba en el mismo hospital que mi madre, pero en distintos horarios. Años después, cuando me recibí de enfermera y me trasladaron a otra dependencia, adquirí la costumbre de cenar en mi antiguo hogar una vez por mes. En esas reuniones intercambiábamos charlas ajenas a la guerra, salvo por las tan esperadas noticias sobre mis hermanos, noticias que jamás llegaron. Aunque no lo admitía, secretamente temí lo peor: mis hermanos habían muerto en el frente, no podían estar vivos y después de tanto tiempo no hacernos llegar por algún medio alguna novedad. Las comunicaciones eran muy difíciles, pero no imposibles.

¿Y sobre la Resistencia?

Cuando las heridas del padre André no representaron peligro alguno decidí tomarme un tiempo, tanto para conseguirme alojamiento como para esperar que cesara la tormenta y que las cosas se calmaran. No volví al confesionario por un par de meses ni me encontré con ninguno del grupo en ese lapso. Después, el confesionario se volvió una rutina, pero una irónica rutina. Atea hasta la médula, nunca dejé de sorprenderme al traspasar el umbral de la iglesia. No creía en ese mezquino dios que más se parecía a un sórdido contador de pecados que a una suprema entidad amorosa, y si existiera no quería saber nada de él. Como dije, volví a la Resistencia. Más resistente y entera que antes, pero también más solitaria y distante. Hubo otras misiones, aunque ninguna incluyó muertos. Tuve que hacerme cargo de otros heridos, hacer de correo e, incluso, recabar información sobre algún funcionario nazi, ya que era la única del grupo que dominaba el alemán. Hubo un año álgido, el del 42, en el que no hubo un mes sin que estuviéramos metidos en alguna misión. Fue cuando más veces me encontré con Edouard…

¿Y Edouard?

Me había prometido conversar con él, pero, entre mi prolongada ausencia inicial y otras cuestiones al margen, el tiempo fue transcurriendo y entorpeciendo un posible encuentro y después… Después fue imposible. Las palabras se atoraron en mis labios y él tampoco intentó un acercamiento. Quizá nos resentimos el uno con el otro o quizá fue que nunca hubo nada real entre nosotros, que todo fue un equívoco fruto de aquella noche. Lo ignoro. Lo único que sé es que nunca dejé de pensar en él y de cómo hubiera sido todo en otras circunstancias, pero yo no vivía de sueños. Era demasiado terrenal, demasiado concreta para eso. Así que mordí el dolor y seguí viviendo (o sobreviviendo) con mis fantasmas y mis sueños a cuestas, pero con los pies firmemente enraizados a la realidad, al día a día.

Y este era el día del confesionario.

—Perdóneme, padre, porque he pecado…

Notas de juego

Done. Tarde pero seguro.

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20/10/2013, 12:27
Justine Girard

Leyendo las pocas noticias que conseguía del periódico, y escuchando atentamente la radio no lograba imaginar la inmensidad de la noticia.. ¡Los aliados! Habían desembarcado, y eso.. eso significaba el fin de la pesadilla nazi.. ¿o no?

Ya no estaba segura de nada. Esta guerra me había curtido, había hecho de mí una persona que jamás creí llegar a ser. Largos años de huídas, de persecuciones. De burlar día a día a las patrullas, y escabullirme por las noches en la oscuridad, esperando no ser vista.. Tardé en acostumbrarme a ser de nuevo normal, en entender que no sólo me buscaban a mí, que yo no era importante. Pero aún así siempre mantuve mi instinto al acecho, atenta a cualquier señal que pudiese llevarme de nuevo a estar prisionera. Si las hubo, supe evitarlas todas, por suerte, y la reclusión(o algo peor) jamás llegó.

Aún recordaba con amargura el tiempo que pasé encerrada, pero no por ello, sino por el miedo y la incertidumbre de que algo peor pudiese ocurrir, a mí o a los míos.

Tuvimos que tener mucho cuidado desde entonces, y "Marie Valjean" tomó forma, sustituyendo a la asustada Justine que alguna vez fui.

Ahora ya no importaba, había pasado mucho tiempo, pero Marie seguía en mí. Como Marie pasé otras pruebas, otras misiones. Ayudé en lo que pude a hacer de la Resistencia algo grandioso, que recorría el país y que iba más allá de actos pequeños. Durante un tiempo viajé por pequeños pueblos y ayudé a organizar el movimiento, con gente que tenía ansia por la liberación, pero que pondría en peligro sus vidas y las de otros si no canalizaban esa rabia, y la contenían. Me preguntaban entonces cuándo se acabaría todo..

Ahora, la radio estimaba que pronto, pues los aliados habían entrado en Normandía.

Escuchaba sin apenas respirar cada vez que un parte de noticias nombraba el frente. Encendí cuidadosamente un cigarrillo escuchando el último, y miré el reloj. Era la hora de ponerme en marcha.

Como tantísimas veces había hecho, me preparé para salir y acudir a la iglesia. Con todo lo que había visto y vivido, aún no me decidía a pensar si Dios estaba de nuestra parte o no, pero el Padre André desde luego que sí lo estaba.

Y es a él a quien acudía a ver.

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22/10/2013, 14:22
Padre André

El tiempo había pasado lento. Preferías interiorizar muchos de tus males y eso causaba cierta apatía, pero no era nada que no supieras. Quizás lo más notable de esto, fue que pese a la posibilidad de que los aliados devolvieran a los alemanes a su lugar, seguías viendo el futuro gris y sin esperanza.

Gris era el día de hoy, al menos en lo atmosférico. El padre te tenía en buena consideración por tu discreción y éxito. Y te había tratado bien atendiendo a tu opinión y necesidades.

- Dominique… Tengo una misión. El final de esta pesadilla parece cerca. Pero es cuando más atentos hay que estar. Ven por la puerta de atrás cuando acabe de dar misa y te contaré los detalles.

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22/10/2013, 15:56
Padre André

El tiempo había pasado lento. Aquel episodio de tu captura te había marcado, no cabía duda. Pero al menos tuvo una salida medio digna y desde luego no era lo peor que te había podido pasar. Ahora habías seguido devolviéndoles el golpe a los nazis desde la resistencia.

Gris era el día de hoy, al menos en lo atmosférico. El padre se había mostrado algo más discreto contigo, pues a veces hablan más los gestos que las palabras. No obstante te había tratado bien atendiendo a tu opinión y necesidades.

- Justine… Tengo una misión. El final de esta pesadilla parece cerca. Pero es cuando más atentos hay que estar. Ven por la puerta de atrás cuando acabe de dar misa y te contaré los detalles.

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22/10/2013, 22:07
Dominique Durreaux

Años atrás hubiera preguntado si estaría presente alguien más; años atrás mis nervios hubieran aflorado con un suave cosquilleo. Pero ya no era así, aún cuando llevaba un buen manojo de meses sin que ningún acontecimiento enturbiara mi apática calma. Era como si nada me sorprendiera y (lo confieso) era como si nada me interesara en realidad. Asentí brevemente y me limité a responder con un...

— Allí estaré. 

Dicho esto, salí del templo y atravesé la plaza contigua bajo el tórrido abrazo del sol del estío. Encendí un cigarrillo y me encaminé a uno de los bares que se emplazaban por la zona. Había adquirido el vicio de fumar. Poco, era cierto, pero a diario. Me senté en una mesa junto al gran ventanal que daba a la plaza, pedí un café negro sin azúcar y allí me quedé, a la espera de que finalizara la misa, con la mirada perdida en los numerosos transeúntes que pululaban por las calles de París a aquellas horas.

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23/10/2013, 19:35
Master

Fue fácil saber cuando terminó la liturgia al ver la gente salir de la iglesia. En aquel momento unos aviones surcaron el cielo, iban a gran altura, pero aún así la gente miraba con preocupación y comenzó a acelerar el paso. Y las calles definitivamente se despejaron cuando se escucharon unas lejanas detonaciones. Pero no de bombas, artillería antiaérea. Pero no duró mucho e fuego, esos aviones iban a demasiada altitud, de otro modo no se habrían expuesto a plena luz del día.

Lo que nadie se esperaba es lo que ocurrió a continuación. Algo caía del cielo. Una lluvia de octavillas cayó por todas partes.  Algunos se afanaban en agarrar una y salir corriendo. Otros eran más discretos y miró que no hubiese algún soldado cerca.

Desde el ventanal pudiste ver el panorama, pero no alcanzabas a leer lo que ponía.

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24/10/2013, 01:29
Dominique Durreaux

Cuando alcé la vista y divisé los aviones, pensé que habría un bombardeo, pero no ocurrió tal cosa. No cayeron bombas; al menos, no bombas convencionales. Del cielo llovieron octavillas. Y eso solo podía significar que los aliados golpeaban en el mismo corazón de Paris, bajo las narices de los nazis. Fruncí el ceño y apuré el último trago de café mientras esperaba que aquello no acarreara otras consecuencias contra la población.

Afuera, los últimos rastros del sol habían desaparecido bajo un plomizo y tórrido gris. Atravecé la plaza hacia la iglesia y, al pasar, recogí una de las octavillas que había quedado colgada de un arbusto y le eché un fugaz vistazo antes de guardarla en mi bolsillo.

Notas de juego

Desde el móvil.

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24/10/2013, 09:55
Justine Girard

Una misión..

Asentí con la cabeza a sus palabras, y me retiré. Cuando parecía estar cerca el final de la pesadilla, una misión implicaba complicaciones. Las cosas no iban bien, o tal vez querían asegurarse de que no fallasen. No podía saberlo, tan sólo especular.

Regresé a mi banco en la iglesia, y me senté con las manos cruzadas sobre mi regazo. Esperaba parecer una fiel devota orante, aunque ya hacía tiempo que Dios había pasado a un segundo plano en mi vida. Esta guerra me enseñó tanta miseria humana que la insensibilidad había comenzado a tomar forma en mi conciencia.

Esperé pacientemente a que la misa terminase, y acudí discretamente por la puerta trasera a las dependencias del sacerdote, como él me había indicado.

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25/10/2013, 19:43
Padre André

La octavilla decía algo así como:

¡Franceses!

¡El final está cerca, los aliados llaman a las puertas de Paris!

Boicotea, entorpece en lo que puedas a los nazis, ayúdanos a liberarte.

El revuelo se fue calmando, hasta que se oyeron los silbatos de los soldados y la policía colaboracionista. Pero… Ya habían hecho tarde, la propaganda había caído por todas partes.

De todos modos no tuviste problema para llegar hasta el punto de reunión con el padre que ya te estaba esperando. Con cara difícil de expresar, entre preocupación y alegría – Menudo revuelo. Ven, vamos dentro.

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25/10/2013, 19:47
Master

Fue relajante esperar a que terminara la liturgia. El padre desapareció por su puerta personal y el resto de gente comenzó a de la iglesia. En aquel momento unos aviones surcaron el cielo, iban a gran altura, pero aún así la gente miraba con preocupación y comenzó a acelerar el paso. Y las calles definitivamente se despejaron cuando se escucharon unas lejanas detonaciones. Pero no de bombas, artillería antiaérea. Pero no duró mucho e fuego, esos aviones iban a demasiada altitud, de otro modo no se habrían expuesto a plena luz del día.

Lo que nadie se esperaba es lo que ocurrió a continuación. Algo caía del cielo. Una lluvia de octavillas cayó por todas partes.  Algunos se afanaban en agarrar una y salir corriendo. Otros eran más discretos y miró que no hubiese algún soldado cerca.

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26/10/2013, 00:09
Dominique Durreaux

Cuando llegué a mi destino me encontré con el padre André junto al portón, observando lo acaecido. No hice ningún comentario, me limité a asentir a sus palabras e ingresé al recinto.

Otra misión me aguardaba y, a la luz de los últimos acontecimientos, intuía que no sería fácil. Pero ya me ocuparía de eso cuando supiera los detalles...

Notas de juego

Desde el móvil.

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27/10/2013, 08:55
Padre André

El padre te hizo pasar y comenzó a explicarte la misión. – Dominique, los aliados han roto el cerco de normandía. Una parte ha tomado Caen y se dirige hacia el este. Otra parte tras dar un rodeo hacia el Sur se dirige hacia aquí.

Al padre se le notaba excitado por el tono de voz – Pero no todo es bueno. Hay gente que ha visto a los alemanes colocar explosivos en los edificios importantes. ¡Si los aliados entran quieren volar la Torre Eiffel!

- Lo que voy a pedirte es un poco complicado… Me gustaría que te ganaras la confianza de los encargados de la demolición. O que al menos te informes, estés atenta y si llega el momento que pudieras impedirlo de alguna forma… 

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27/10/2013, 09:55
Justine Girard

El ruido de motores aéreos me sobresaltó. Ya había vivido varias amenazas de ataque aéreo, y no era nada agradable el tener que esconderse veloz. Instintivamente, como todos a mi alrededor, buscamos algún parapeto donde guarecernos improvisadamente. Yo estaba rodeando la iglesia para entrar por el acceso indicado, no me sería difícil llegar a tiempo, pero seguro que muchas personas me seguirían, y eso no sería lo adecuado para quienquiera que estuviese dentro. Así que me refugiaría con la mayoría de la gente..

Los aviones se acercaban más y más, pero seguían oyéndose lejanos. Me dí cuenta de que era por su altura, se veían como puntitos.

Su motor zumbaba ya más cerca, cuando el cielo se tiñó de hojas negras a contraluz, como un otoño repentino e improvisado. Octavillas caían de ellos, y la gente respiró con alivio. Me asomé un poco, y muchas cayeron sobre mí. Abrí los brazos, viendo cómo caían. Me recordaban aquella vez que nevó, en el pueblo. Mamá me preguntaba qué hacía ahí parada, que me iba a resfriar, pero sentir los fríos copos sobre mí era mágico, liberador.. Estas octavillas también lo eran, sobre todo después de pensar que lo que caería de los aviones serían bombas.

El momento fue breve, pues en cuanto cayeron, alguna gente se abalanzó a atrapar alguna y desaparecieron. Yo hice lo propio, cogí algunas, y eché a correr hacia las dependencias del padre André, antes de leer qué ponían.

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28/10/2013, 03:31
Dominique Durreaux

Escuché en silencio las palabras del sacerdote y sopesé las consecuencias un largo instante. Complicado, sí. ¿Y peligroso? No estaba segura de qué tan peligroso era. Ignoraba los detalles, así que indagué:
- ¿Qué saben de esas personas? ¿Nombre, edad? ¿Son alemanes o franceses? ¿Dónde se supone que los contacte?
Demasiadas preguntas y quizá muy pocas respuestas.
Mis ojos se clavaron en el padre André, expectantes. Sentía que no era la persona más idónea para esa misión: no era demasiado astuta ni locuaz, tampoco era hábil con las mentiras. ¿Por qué yo entonces? Estaban las otras chicas... Bueno, Clara no contaba para algo así, Justine pecaba de cierta ingenuidad y Juliette... No conocía a Juliette lo suficiente como para calificarla. Y definitivamente el sacerdote estaría más informado que yo como para decidir sobre la cuestión. Suspiré y agregué:
- ¿Con cuánto tiempo cuento para esto?

Notas de juego

Desde el móvil.

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28/10/2013, 06:17
Padre André

El revuelo se fue calmando, hasta que se oyeron los silbatos de los soldados y la policía colaboracionista. Pero… Ya habían hecho tarde, la propaganda había caído por todas partes.

De todos modos no tuviste problema para llegar hasta el punto de reunión con el padre que ya te estaba esperando. en ese momento aprovechaste pare ver lo que decían:

¡Franceses!

¡El final está cerca, los aliados llaman a las puertas de Paris!

Boicotea, entorpece en lo que puedas a los nazis, ayúdanos a liberarte.

El padre, tenía una expresión difícil de definir, entre preocupación y alegría – Menudo revuelo se ha armado. Ven, vamos dentro.

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28/10/2013, 18:42
Justine Girard

Eran unos panfletos harto arriesgados para que algún nazi los viese, y me apresuré a guardarlos, a pesar de que con el Padre André sabía que estaba a salvo. No me extrañó recordar cómo la gente de la calle los recogía y se marchaba corriendo. ¿Quiénes los habrían lanzado? ¿Loa aliados? ¿La Resistencia? No importaba, el caso es confiar en el mensaje, y el inminente final.

-Parece que son buenas noticias -comenté al sacerdote-. Después de tanto tiempo, parece que al fin acabará esta pesadilla.. ¿Por qué me ha llamado? ¿Tiene que ver con ésto? -y alcé el papel doblado.

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29/10/2013, 20:27
Padre André

El padre aspiró hondo mientas sopesaba las preguntas y como responderte.

- Son alemanes los encargados. Hay un Capitán encargado en el lugar, un teniente y el resto, un pelotón de soldados. No tenemos mucha más información y no cargues con más riesgos de los debidos. Lo primero es que establezcas contacto, que te vean por allí. Lo importantes es que estés en el momento adecuado por allí y que no levantes sospechas. Para que cuando sea el momento de activarlas desconectes el cable o lo que esté en tu mano.

Sabía que no te estaba dando demasiada información – Haz lo que puedas Dominique, no te puedo pedir más