El estudiante en la silla de ruedas continuó ahogándose sin que ninguna de las dos muchachas hiciera algo en su ayuda. Estertores recorrieron el cuerpo del alumno inválido, dejándolo a merced de su destino y posible muerte.

Los temblores del estudiante comenzaron a repercutir en la desvencijada silla de ruedas, que incluso el chirrido de la silla de ruedas sin mantenimiento se volvía horripilante ante la visión de la muerte anunciada de su ocupante.

En el suelo, junto a la silla, un bolso y varios libros yacen fuera del alcance del moribundo, que sin llegar intenta con todas sus fuerzas alcanzar un pequeño frasco con pastillas.

Las opciones se reducen a dos simples elecciones sujetas por la moral de cada alumna. Ayudar al estudiante en silla de ruedas o dar media vuelta y continuar vagando en la oscuridad con la esperanza de hallar otra salida.

Mientras tanto la tormenta parece golpear con fuerza primigenia la institución educativa.

En algún pasillo un cristal estalla en mil pedazos, quizás por alguna rama caída de los antiquísimos arboles del parque circundante…

- Ccccggghhh....ayu....cgghhhh...da.....cghhhhhh...-

Sophie, quería salir corriendo, había algo en aquel maldito sitio que quería acabar con ellas aunque no pudiera comprender por qué... ¡si no había matado a nadie! Entonces al escuchar el sonido de agonía del alumno en silla de ruedas algo en su conciencia se le removió, se giró por instinto para ver como trataba de coger con desesperación un frasco con pastillas.

- No está bien...- le dijo a Jane soltándose de su agarre y yendo a socorrer al inválido, sin pensar... porque como se parara a pensar era capaz de derrumbar las paredes en su carrera, recogió el frasco y lo abrió sacando unas pastillas para a continuación con las manos temblorosas por el miedo y la premura de salir de allí, se puso a la altura del estudiante para dárselas- toma...

Maldita sea- maldije para mis adentros al ver como los temblores del ¿estudiante? empeoraron mientras intentaba inútilmente alcanzar el frasco que había en el suelo junto a los libros. Puede que lo único que quisiese fuera salir de allí, aunque fuese sola, pero eso no significaba que pudiese ignorar, así que cuando Sophie se soltó de mi agarre para ir a darle las pastillas, fui tras ella.

Rápido- le dije, mirando nerviosa a los pasillos mientras Sophie se agachaba a por las pastillas -Larguémonos de aquí- añadí, agarrando la silla con intención de empujarla hasta la salida.

Revelaciones

El contacto del mundo real con “lo que mora en el Otromundo” fue el catalizador para todo lo sucedido a partir de ese momento. Solo la atracción con la presencia de Jane fue suficiente para desencadenar todo.

Sophie extiende su mano con las pastillas hacia el pobre alumno que sufre de las convulsiones, solo para descubrir que aquello que ocupa la silla de ruedas se encuentra cubierto por una manta sucia,  con manchas de color oscuro, de la cual un fuerte olor a putrefacción se desprende.

Aquella vision detuvo en seco las acciones de Jane y Sophie por igual, y temiendo lo peor comenzaron a retroceder pero sin éxito. En ese instante insignificante una mano sale de debajo de la manta y con fuerza sobrehumana agarra a Sophie. Particularmente del cinto de su ropa.

- Chhhhhhggggg….Janeeeeechhhh… Vuelve….vuelve con nosotr…..chhhggg…- una voz de ultratumba surge de la persona en la silla de ruedas, una voz similar a la anterior pero con menos connotación humana.

Sophie, prácticamente paralizada por el miedo descubre que la mano que sostiene las pastillas ahora se encuentra llena de gusanos que no cesan de reptar hacia su antebrazo y también caer al suelo. Aquella metamorfosis de la escena no se detiene, incluso llegando a oscurecer el entorno, borrando todo sonido de la tormenta para dar lugar al horror de sus pesadillas.

La universidad comienza a perder su apariencia normal para dejar ver su aspecto autentico: un esqueleto de oxido y sangre donde las paredes pierden su cubierta de empapelado cual cadáver en descomposición desprende su carne fétida.

En el acto culmine del OtroMundo un símbolo maldito por eones es dibujado por debajo de Jane, e iluminado por un tono carmesí. En ese instante la muchacha recuerda el simbolo sin llegar a comprender su significado.

El símbolo del autentico Dios reclama a su hija, al ella leer otro grabado sobre una pared… ¿Silent Hill? es completamente desconocido ese nombre para Jane. Jamás lo había escuchado...

Finalmente  la manta cae, dejando ver el aspecto putrefacto de la criatura de la silla de ruedas. Un ser no muerto sin piel, en donde los tendones y músculos putrefactos no dejan de excretar bilis y muerte. – Shhhophhhiieee….chhhhhggg….tus chhhgghherman…..oschhhhhggg….pelig…….rochhhhggg….¡Jajajajaja! –aúlla el cadáver viviente para luego soltar con fuerza a la joven aterrorizada.

En cuanto Sophie miró mejor al supuesto estudiante se dió cuenta del error tan grande que había cometido al tratar de ayudarlo. La chica que se quedó en un primer momento en shock más blanca que la nieve y sin saber que narices había hecho ella para estar allí, sólo fue capaz de hacer una cosa, cuando vio a los gusanos sobre su mano y aquel ser despellejado hablandole... abrir la boca y ponerse a gritar como una condenada a pleno pulmón.

- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH... Aaaaaaaahhhhhhh....AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!!!- gritó Sophie sin poder parar de hacerlo, luchando por deshacerse del agarre de aquella cosa asquerosa, hasta que terminó por caer al suelo al ser liberada.

En cuanto me acerqué lo suficiente como para ver a quien estaba en la silla, me detuve en seco, pues incluso cubierto con una sucia manta, el hedor que desprendía dejaba claro que lo que quiera que hubiese bajo ella no era precisamente un estudiante. Intenté retroceder, alejarme de allí, pero antes incluso de poder dar el primer paso, aquella cosa habló, llamándome por mi nombre

No… no… no…- pensé al escuchar sus palabras, cayendo al suelo al perder mis piernas la fuerza necesaria como para mantenerme de pie -Esto no puede estar pasando…- me dije, intentando convencerme a mi misma y negar la realidad de lo que veia, pero el aspecto que estaba tomando la universidad se volvía aterradoramente familiar, demasiado como para poder negarlo. En el suelo, un extraño símbolo me rodeó, uno que no había visto en mi vida… pero que a pesar de ello, recordaba. Sabía que tenía que haber corrido sin detenerse hasta escapar de aquel lugar, lo había sabido con cada fibra de mí ser, pero aun así me había detenido, y ahora era demasiado tarde. Intenté levantarme a la vez que retrocedía de aquella cosa, pero mis brazos temblaban demasiado y lo único que logré es darme de bruces contra el suelo, provocándome pequeño un corte en el labio que inundó mi boca con el sabor de mi propia sangre.

Ante el estupor de las muchachas por el cambio repentino del entorno y el descubrimiento del horrible ser en la silla de ruedas, ellas tratan de actuar fútilmente para caer al suelo por igual.

Jane al herirse su labio inferior comienza a perder alguna que otra gota de sangre, lo cual es motivo suficiente para atraer la atención de la criatura muerta viviente de la silla de ruedas. El monstruo gira la cabeza en un ángulo imposible para observar fijamente con sus ojos sin parpados a Jane y lentamente salir de la silla y caminar hacia la muchacha horrorizada.

Tan mala es la suerte de su compañera, Sophie Stark, que se halla en el medio del camino del cadáver despellejado, el cual pierde sus intestinos sobre ella cuando el vientre descompuesto del ser literalmente revienta ante el efecto de la gravedad en el muerto viviente. También deja detrás de sí, sobre la silla de ruedas y el espacio restante, charcos de sangre putrefacta y bilis con gusanos en cada paso que da.

Las garras del cadáver se extienden hacia Jane y su avance comienza...

Sophie que se había quedado paralizada de miedo gritando más que la oruga chillona de lo Simpson, sólo que por aquel entonces esos dibujos no existían... trató de echarse atrás cuando aquella cosa se levantó y se puso a caminar dejando partes de sí a su paso, fue entonces cuando al caerle lo que ella prefirió no saber, se levantó tras dar un resbalón para salir de la trayectoria de aquel ser.

Sin tan siquiera percatarme del corte en el labio, pues estaba demasiado asustada incluso para ser consciente del sabor de mi propia sangre, conseguí finalmente levantarme, mirando a Sophie por un segundo antes de empezar a correr sin mirar atrás para alejarme lo más posible de aquel ser… o al menos esa era mi intención, puesto que lo que vi fue como la criatura se levantaba y empezaba a andar hacia mí.

Una parte de mi mente, al ver su estado, había supuesto que no podría moverse, por lo que al ver ahora como avanzaba hacia donde me encontraba, me quedé paralizada por unos instantes. Y, en aquella situación, incluso unos meros instantes podían ser demasiados.

Sophie que había conseguido apartarse de la trayectoria del cadáver andante arrastrandose hacia atrás con las piernas y apoyada con las manos en el suelo, vió como Jane se quedaba paralizada de terror mientras aquella cosa se acercaba a ella con toda la pinta de querer merendársela. Su instinto le pedía que saliera pitando ahora que podía, si la cosa centraba la atención en la chica ella tendría una gran oportunidad de escapar... pero, no podía salir pitando sin más.

Sophie sacó de su mochila un estuche de latón y mientras se levantaba lo arrojó con todas sus fuerzas a Jane con la intención de hacer que se moviera y sacarla del trance.

- ¡¡¡CORRE GILIPOLLAS!!!- gritó a pleno pulmón a su compañera

El estuche de latón traza un ángulo directo hacia el pecho de Jane, quien continua prisionera del momento y su cuerpo obedece a otra instancia. Dejando paralizada a la muchacha hasta que el leve golpe la saca de su parálisis.

Entonces ella decide correr pero es muy tarde. El cadáver de la silla de ruedas ya se encuentra encima de ella, y de un empujón ambos caen al suelo para rodar un metro.

Finalmente el muerto viviente queda encima de Jane, con sus fauces próximas a devorar el rostro de la estudiante. La fuerza del monstruo es increíble, presionando contra Jane…

Sophie asistió horrorizada al avance inexorable del cadaver hacia Jane, creía que la chica iba a poder salir corriendo a tiempo pero aquella cosa asquerosa la sujetó antes de que escapase. La joven Stark ahogó un grito con las manos en la boca cuando vió el forcejeo entre la chica y el zombie ¡Se la iba a merendar! nerviosa y falta de ideas, miró a su alrededor en busca de cualquier objeto que le resultase de ayuda, un palo... lo que fuera para ayudar a Jane a quitarle a aquel muerto de encima. Viendo que el tiempo corría se armó de valor y tiró de la cabeza del bicho hacia atrás para impedir que le hincara el diente a su pobre compañera.

- ¡¡SUÉLTALA ASQUEROSO!!

El golpe de lo que me tiró Sophie fue suficiente como para hacer que reaccionase, pero por desgracia, ya era demasiado tarde, aquel ser estaba demasiado cerca y antes de que pudiese moverme se abalanzó sobre mí, provocando que ambos cayésemos rodando al suelo para acabar con aquel ser sobre mi intentando morderme.

¡Alejate… de… mí… MONSTRUO!- le grité, acompañando cada palabra con un golpe para intentar sacármelo de encima.

Sophie juntando toda su voluntad aferra de la cabeza al muerto viviente que intenta devorar a Jane y comienza a tirar para atrás y de ese modo liberar a su amiga de una horripilante muerte.

La sensación de asco es inimaginable al apartar levemente al monstruo y este perder gran parte del cuero cabelludo, piel y carne por el tirón de Sophie. La criatura realmente es un amasijo de carne putrefacta y la pelirroja acaba de averiguarlo. En medio de la acción, algo quedó trabado en las manos de ella. Un pequeño colgante...

Jane, aprovechando la oportunidad, golpea con sus rodillas el pecho de la criatura que cae a un costado boca abajo y comienza a temblar sin control.

Es la oportunidad de las muchachas…

Pese a todo pronóstico Sophie consiguió echarle una mano a Jane, apartando la cabeza en descomposición de aquella cosa asquerosa... lo suficiente, para que su compañera pudiera escapar. Sin embargo el asco, las nauseas y un sinfín de sensaciones desagradables asaltaron a la pobre Stark que soltó la masa deforme en lo que se había convertido la cabeza de aquel ser, en cuanto pudo... sim embargo parecía que se iba a llevar un recado, una especie de cadena se le quedó entre los dedos, sin tiempo para querer pararse a examinarlo decidió salir corriendo, demasiado se había entretenido para ayudar Jane como parar perder más tiempo en inspecionar nada.

- ¡¡VAMOS!!- urgió a la chica corriendo hacia donde debía estar la salida, con la cadena entre los dedos y los dedos separados en una claro gesto de repulsión por lo que había tocado.
 

Por suerte, gracias a la ayuda de Sophie, aquel ser se separó lo suficiente como para poder darle un buen golpe y lograr que se cayese a un lado. En cuanto me vi libre del abrazo de aquel ser, no me lo pensé. No miré el estado de la criatura, ni tampoco me preocupe por si Sophie había salido corriendo o si aún seguía allí. No me preocupé por nada de eso, simplemente me levanté todo lo rápido que pude y corrí hacia la salida, corrí más de lo que había corrido en mi vida, o al menos eso era lo que me parecía, pero no por ello dejé de acelerar para ir todavía más rápido, tenía que salir de allí cuanto antes, eso era lo único importante.

Las muchachas abandonaron el pasillo a toda carrera, sin mirar atrás, incluso dejando sus pertenencias allí. Eso ya no importa cuando un cadáver se levanta y anda…

Un segundo de oscuridad fue precedido por un relámpago y su luz segadora que desorientó a las dos estudiantes durante el inicio de su escape del horror.

Luego se vieron corriendo por el pasillo del instituto, tan oscuro como minutos antes.

De alguna forma ellas sabían que el peligro aun no había pasado. Y por ello tomar distancia era lo más sensato en esa noche de tormenta.

Sophie ni siquiera estaba cansada, lo único que deseaba era alejarse lo máximo posible de aquel horrible ser y de aquel maldito sitio en el que se había convertido la Universidad. De manera que lo tuvo claro, la salida se encontraba tras las escaleras, no sabía exactamente si Jane la estaba siguiendo pero si que debían tomar aquel camino, pues hasta que no salieran no estarían a salvo...

- Las escaleras...- jadeó indicando a su compañera hacia donde se dirigían sus disparatados pasos.

Corrí con todas mis fuerzas para alejarme lo más posible de aquella cosa, decidida a escapar de aquel infierno como fuese. A pesar de haber empezado a correr más tarde que ella, no tardé en alcanzar a Sophie, más o menos al tiempo que esta le indicaba el camino a seguir.

¡Corre!- le dije, alargando la mano hacía ella al pasar por su lado con la intención de agarrarla y ayudarla a ir más deprisa al ver que se estaba quedando atrás. Después de haberme ayudado a escapar de aquella criatura, lo mínimo que podía hacer era devolverle el favor… siempre que no implicase ser alcanzada por algún otro engendro surgido de esta pesadilla.

Las dos muchachas comienzan una carrera por sus vidas hacia la salida. Corren con toda su fuerza, casi sin aliento y con el corazón golpeando en sus pechos a punto de estallar; corren al límite de sus piernas y estas arden como brasas.

En algún punto Sophie comienza a perder el ritmo, quedando muy atrás de su amiga,  pero Jane intenta –sin perder velocidad- tomar de la mano a su compañera.

Entonces ella ve “aquello” que las persigue bajo el manto de la oscuridad. Una bestia de las profundidades del infierno, con facciones semejantes a la humana pero en posición completamente invertida corre hacia ellas con sus fauces y garras preparadas para descuartizar a las señoritas.

De modo que Jane enfrenta una difícil situación. O ayuda a su amiga y se arriesga a ser presa de la aberración o escapa y salva su vida.