Partida Rol por web

Sophie miró al extraño con el ceño fruncido, no se fiaba de él ni un pelo, podría ser cualquier cosa y tratar de aprobecharse de ellas, al fin y al cabo parecía que estaban encerradas y ellas sólo eran un par de crías.

- Le agradecemos su oferta pero preferiría probar a encontrar alguna salida.-respondió dispuesta a salir corriendo a la más mínima

El dueño de aquella voz resultó ser un hombre de cierta edad, un profesor, suponía, aunque la verdad es que no me sonaba… lo cual tampoco es que significase nada, la verdad.

¿Pobrecillas?- pensé al escuchar a aquel hombre, enarcando una ceja ante su propuesta, la cual no me gustó ni un pelo -Este se debe pensar que somos estúpidas- dije,  y a juzgar por lo que Sophie le contestó, no debía ser la única a la que la propuesta del tipo no le entusiasmaba.

Prefiero acabar empapada antes que quedarme toda la tarde aquí atrapada…- le dije, con un tono que dejaba bastante claro que me refería tanto a quedarme allí como a quedarme con él, tras lo cual me giré hacia Shopie

¿Vamos?- le pregunté, aunque en lugar de esperar su respuesta la cogí del brazo y puse rumbo a la salida.

El extraño profesor tras oír las respuestas de las muchachas, repuestas que no admiten peros, decidió continuar su camino hacia el salón comedor por su cuenta. Entonces sacó de su chaqueta un encendedor de bencina y se despidió de ellas. – Pues es una pena, una verdadera pena. Y quiero que sepan que si en algún momento se pierden en los oscuros pasillos  que aguardar de aquí a la salida, no duden en llamarme o volver. Algo e dice que tendré que preparar café para tres. – y su sonrisa se desdibuja de forma horripilante, casi indescriptible, dejando entrever una lengua extraña y dientes afilados durante un momento de penumbra que solo es interrumpido por un relámpago

- ¡No se tarden mucho! ¡Adiooosss! – de ese modo el siniestro profesor desaparece en la oscuridad de los pasillos universitarios.

Sophie se quedó más blanca que la cal cuando advirtió el cambio de semblante del extraño, vamos que no se meó encima de milagro. La chica de manera instintiva se agarró del brazo de Jane sintiendo como se le erizaba el bello, fue una sensación tan desagradable que a punto estuvo de salir corriendo y gritando... problablemente de no estar acompañada lo hubiera hecho.

- ¿Has visto lo que yo?- murmuró temblando de miedo.

Me giré hacia el tipo para contestarle tras su último comentario… y las palabras murieron en mi boca al tiempo que toda la sangre parecía abandonar mi rostro. Por un instante, me quedé paralizada, sin tan siquiera notar como Sophie me cogía del brazo, mirando el lugar donde había estado el profesor antes de irse, al menos hasta que las palabras de esta me hicieron reaccionar.

Puede que no supiese a ciencia cierta si realmente había visto lo que había visto, y que me hubiese cogido completamente por sorpresa, pero una cosa tenía clara. Me giré un segundo hacia Sophie antes de empezar a correr en la dirección opuesta a la que había tomado el hombre como única respuesta a su pregunta, arrastrándola conmigo si es que no me soltaba.

Si tu cuerpo te pide correr…

Sophie, que se había aferrado al brazo de Jane como si su vida dependiese de ello, salió corriendo tras la muchacha sin soltarla. Una cosa estaba clara TENÍAN que salir de allí y no, no había sido producto de su imaginación lo que acababa de ver. Con la oscuridad cernida sobre ellas y sin ningún haz de luz que pudiera guiarlas la cosa se complicaba, pero sería mejor cualquier dirección antes que la tomada por ese profesor.

-¿Por donde?-dijo jadeando sin dejar de correr

Envueltas por la oscuridad y habiendo salido corriendo sin pensar muy bien hacia donde, la pregunta de Shopie no era precisamente fácil de contestar, especialmente cuando llegamos al cruce de pasillos, donde me detuve un instante para ver que dirección tomar.

Por aquí- dije, reanudando la carrera hacia la derecha.

Las muchachas tratando de dejar atrás la horrible visión corren a toda prisa por los oscuros pasillos de la universidad azotada por una tormenta sin igual.

Corren sin vergüenza alguna, porque no hay nadie más que ellas y aquel profesor espeluznante, corren porque permanecer un instante mas allí dentro es igual de inquietante que enfrentar el mal clima del exterior.

Corren porque algún olvidado instinto de supervivencia jala de ellas sin control.

Cuando el cansancio gana sus cuerpos, ellas comienzan a preguntarse qué sucede y porque no llegan a la salida tras tomar el sendero de la derecha. Y para su sorpresa se dan cuenta que los oscuros pasillos ahora son largos, muy largos. Tanto que no corresponden a la universidad que ellas conocen. A menos que se encuentren en algún ala desconocida del complejo, solo que es casi improbable.

Casi jadeando las dos se detienen para buscar aliento y reorganizar sus acciones ahora que han logrado llegar hasta las aulas de ciencias económicas y derecho comercial. A medio camino de la salida y medio camino hacia la nada.

Entonces una pequeña brisa las sorprende nuevamente por detrás, y al girar nada ven al principio. Empeorando las cosas, desde el rabillo del ojo alcanzan a distinguir una figura junto a las escaleras…

- Esto... no termina...- jadeó Sophie junto a Jane, estaba aterrorizada y no había nada que deseara con más ímpetu que salir de allí, pero necesitaba unos segundos para recuperar el resuello- ¿Estás segura que hemos ido por la derecha?- la pelirroja creía haber reconocido las aulas y era preciso orientarse, aquello... aquello era demasiado extraño, cada célula de su ser le gritaba que no se parara pero si se equiovaban podrían ir a parar con el profesor... o vete tu a saber con quien- ¿Esas no son las clases de derecho comercial y ciencias econó...?- detuvo su discurso al ver por el rabillo del ojo una figura junto a las escaleras y la señaló con el dedo tembloroso

Al igual que Shopie, me detuve para tomar algo de aire.

Si, estoy segura...- le dije, aunque a peser de lo que había dicho, cada vez estaba menos segura de ello. En teoría, con todo lo que habíamos corrido, deberíamos haber llegado ya a algún lado, y sin embargo, no era así. Los pasillos parecían haberse vuelto mucho más largos, demasiado incluso, lo cual hizo que un escalofrio recorriese mi espalda.

No, no puede ser...- me dije, intentando convencerme a mi misma, asintiendo a Shopie, aunque antes de que pudiese ver nada, un movimiento llamó mi atención.

¿Qué es eso?- le dije, mirando en la misma dirección en la que ella estaba señalando.

Una figura es divisada a pocos metros de donde las muchachas habían detenido su carrera con la finalidad de recuperar el aliento y lograr orientarse en la oscuridad reinante. Ambas logran distinguir la identidad del observador, quien desaparece por las escaleras hacia el nivel inferior donde se encuentran las oficinas administrativas, la sala de los profesores, las aulas de medicina práctica y el estacionamiento subterráneo aparte del subsuelo de las calderas.

En ese momento las jóvenes se dan cuenta que tal vez la única salida libre sea por el estacionamiento subterráneo, el cual cuenta con los portones de salida de los automóviles donde solo una valla bloquea los vehículos. Existe una cortina de rejas que solo bloquea el acceso en caso de incendio.

¿Podría ser una coincidencia? Es imposible la visión actual.

Increíble o no la figura es alguien conocido que observa a las muchachas con detenimiento para luego bajar rápidamente los peldaños y desaparecer entre las sombras del instituto.

Tan solo una mirada aguda fue suficiente para detener la respiración y poner en duda todo lo vivido hasta ahora.

¿Cómo? ¿Por qué?

La suma de eventos es igual al rastro de migajas hacia la casa de chocolate… o la casa de chocolate actualmente es donde las jóvenes se encuentran ahora…

¿Podría ser una coincidencia? Es imposible la visión actual.

Increíble o no la figura es alguien conocido que observa a las muchachas con detenimiento para luego bajar rápidamente los peldaños y desaparecer entre las sombras del instituto.

Tan solo una mirada aguda fue suficiente para detener la respiración y poner en duda todo lo vivido hasta ahora.

¿Cómo? ¿Por qué?

La suma de eventos es igual al rastro de migajas hacia la casa de chocolate… o la casa de chocolate actualmente es donde las jóvenes se encuentran ahora…

Sophie agarró el brazo de June por instinto al tiempo que se ponía muy tensa... más de lo que estaba, que ya era decir. La chica había reconocido a alguien.

- Es mi tía... ¿Qué... qué hace aquí? No... no es posible, no puede ser- balbuceó, sin saber si seguirla o salir corriendo en dirección contraria. Ninguna de las opciones era buena, aquella figura quería que la siguieran hacia abajo, hacia la opción aparentemente más viable, pero... ¿podía confiar en ella?

¿Pero qué…- pensé al reconocer aquella figura.

¡Alfr…- le llamé, saliendo a correr tras él, o al menos intentándolo, puesto que Sophie me detuvo al agarrarme del brazo, así que me giré, molesta por ello, pero las palabras que iba a decirle murieron en mi boca cuando escuché lo que dijo -¿Tu... tía?- le pregunté, evidentemente confusa -Ese era Alfred, no tú tía…- dije, cada vez menos segura -¿Qué está pasando?- me pregunté, mirando el lugar por el que ¿Alfred? Se había marchado. Había estado decidida a ir tras él cuando lo vi, pero ahora no ya no sabía qué hacer ni qué pensar.

Lo único que tenía claro era que tenía que salir de allí… la cuestión era cómo hacerlo.

Sophie, permanecía aferrada del brazo de Jane... no pensaba soltarla. Ambas estaban metidas allí y ambas debían salir, y estaba dispuesta a seguirla a cualquier lado con tal de no verse recorriendo en solitario aquellos lúgubres pasillos, entonces al decir la chica que había visto a otra persona, se le erizó la piel.

- ¿Que has visto a quien? te juro que a quien he visto es a mi tía Julia... y si tu has visto a otra persona, significa que no es bueno. Lo que sea quiere que le sigamos- la chica estaba cada vez asustada- no entiendo que está pasando... pero no es bueno. ¡Vamonos!- rogó a su compañera indicando otro lado, no pensaba ir en pos de la sombra que había adoptado el rostro de su tía...

Las sombras juegan una mala pasada a cada una de las estudiantes al creer un familiar o conocido bajar por las escaleras hacia la posible salida. ¿Realmente han visto lo que desean ver? A veces las pesadillas toman el disfraz de una oveja, cual lobo feroz.

La decisión de ellas nuevamente las lleva por los recónditos pasillos de una solitaria institución, abandonada a su suerte en medio de una tormenta sin igual. Los senderos sin iluminación artificial proyectan sombras desde sus ventanales parcialmente cubiertos por los arboles del exterior, y las ramas de estos golpean los vidrios casi de manera rítmica al compás de la lluvia y el viento.

Al girar para tomar las escaleras secundarias, las muchachas caen de bruces de bruces al piso por acción del suelo empapado. Una gotera cae desde un tubo de iluminación del techo, generando un charco de grandes proporciones.

En si el golpe no fue para nada grave y lo único para lamentar es la ropa y algunos libros empapados.

Y cuando alguna de las dos estudiantes pensó en decir algo al respecto se detuvo de inmediato al descubrir que no estaban solas. Un par de metros más adelante, cerca de la sala de proyecciones, una persona en sillas de ruedas se encuentra de espalada a ellas.

La penumbra impide distinguir quién es, ya que varios alumnos andan por la institución en silla de ruedas. Además parece llevar una capa con capucha para la lluvia, solo que no ha logrado salir a tiempo al igual que Jane y Sophie.

Entonces la persona comienza a convulsionar y a producir sonidos de ahogo, quizás por sufrir algún ataque de epilepsia o semejante. Es bien sabido que aquellos con esos ataques pueden ahogarse al tragar su propia lengua.

¡Chhhgggg! ¡Cccccgghhhccc! ¡Ccgggghhh! – el sonido gutural del ocupante de la silla de ruedas anuncia su pronta muerte a menos que alguien ayude.

Sophie no recordaba haber corrido más en toda su vida que aquel día, pero es que tampoco le apetecía dejar de hacerlo, por mucho que pareciera que se le iba a salir el corazón por la boca del esfuerzo, el miedo y el instinto de supervivencia hacía que las chicas a pesar de las caídas, resbalones y locura que estaban viviendo, continuaran levantándose sin dejar de correr en busca de la salida.

- Estamos cerca... se...- jadeó la muchacha al lado de Jane, sin soltarla aunque no fuese consciente que la tenía agarrada o bien por el brazo o bien la ropa durante toda la carrera- se que estamos cerca... de la sali... ¡¡Aaaaah!!- exclamó la joven Stark cuando fue a dar de bruces al suelo arrastrando a June con ella- joder...- comenzó a lamentarse dolorida... masajeándose las rodillas- ¿Estás bien?- se preocupó por su compañera- tenemos que se...- sus palabras se vieron interrumpidas por un sonido

¡Chhhgggg! ¡Cccccgghhhccc! ¡Ccgggghhh!

Sophie se puso en guardia como movida por un resorte con el terror reflejado en sus ojos, tal era su miedo que a punto estuvo de volver a iniciar la carrera con o sin June, cuando en un momento de reflexión la chica se preocupó por la posible agonía de quien fuera que estuviera en la silla. Cual animal asustado a punto de huir la chica miró a June para después mirar al agonizante.

- O...oiga...- dijo tímidamente acercándose con cautela para verlo mejor- ¿po...podemos ayudarle?

A pesar de haber reconocido claramente a Alfred, estaba claro que Sophie había visto a alguien completamente distinto, por lo que tras pensarlo un instante, la seguí, alejándome de allí a toda velocidad. De nuevo, corrí como alma que lleva el diablo, con el pensamiento de salir de allí ocupando por completo mi mente, tirando de Sophie, o tal vez fuese ella quien tiraba de mí, la verdad es que no lo tenía muy claro. Corrimos sin parar, hasta que, de repente, me encontré de bruces en el suelo, con la ropa empapada por culpa del charco con el que habíamos resbalado.

Si…- le dije mientras me levantaba lo más rápido que podía, esta vez sin preocuparme de los apuntes que se me hubiesen podido caer -Si estoy bien- respondí -Vamo…- empecé a decirle cuando vi una sombra, girándome hacia ella por si era de nuevo el falso Alfred, o peor aún, el profesor del principio, pero por suerte, no era ninguno de ellos, sino alguien en una silla de ruedas, quien empezó a convulsionar de repente.

¡¿Qué haces?!- le dije a Sophie, agarrándola del brazo cuando vi que se iba a acercar a quien quiera que estuviese en la silla -Déjale, larguémonos de aquí- le dije. No sabía quién podía ser la persona de la silla, pero ni me importaba ni pensaba quedarme a ayudar, especialmente después de la visión de Alfred.

El tembloroso caminar de Sophie para socorrer a quien quiera que fuese la persona que estaba en la silla de ruedas fue detenido por la acción de Jane, que agarrándola del brazo tiró de ella para detenerla de su buena obra del día. Dado que la joven Stark estaba tan aterrada tampoco le resultó tan complicado dejarse llevar por su compañera, al fin y al cabo había visto como un profesor se convertí en un demonio... a saber ¿qué era la cosa que gemía?