Partida Rol por web

Sophie tenía el corazón casi en la boca, le dolían las piernas, casi no podía ni respirar del cansancio, sólo era capaz de ver como Jane se alejaba sin que ella pudiera seguirle el ritmo, sabía que debía continuar corriendo, pero necesitaba parar, necesitaba recuperar el aliento. Entonces giró la cabeza hacia atrás como si alguien le hubiese dicho que debía saber que era lo que las perseguía. Al hacerlo sus ojos se abrieron como platos, fue tal el miedo que se apoderó de ella que ni siquiera gritó simplemente corrió... tenía que correr, si lo hacía moriría... Corre, Sophie, corre Sophie... CORREEEEE. Se decía a sí misma obligando a su cuerpo a darlo todo.

A pesar de estar escapando lo más deprisa que podía de aquel lugar, al ver que Sophie se empezaba a quedar atrás, alargué mi mano con intención de agarrarla y tirar de ella… al menos hasta que vi lo que las estaba persiguiendo. Mi mente quedó en blanco y mi cuerpo tomó las riendas, actuando sin pensar. Retiré la mano que había alargado y centré todos mis esfuerzos en escapar de aquella cosa.

Cuando me quise dar cuenta, estaba ya corriendo a toda velocidad, sin saber, o sin querer saber más bien, si Sophie había logrado escapar o si aquella cosa había… no quería pensarlo, ni tampoco me atrevía a volver la vista para confirmarlo, así que corrí sin ni siquiera percatarme de las lágrimas que empezaban a surcar mi rostro.

Las escaleras y el pasillo desaparecieron bajo los pies de las dos muchachas. No hay tiempo para ver atrás, tan solo correr como si el mismísimo diablo estuviera detrás. Y realmente es así.

Sophie se retrasa un poco, al punto de sentir el vaho nauseabundo y las filosas garras de la criatura que las persigue. Solo que al descender por las escaleras una puerta doble se presenta ante ellas.

Una de sus hojas, parcialmente abierta, las invita con su protección de un poderoso cerrojo; y la posibilidad de poner un fin a la persecución es algo que no se puede negar.

De ese modo Jane y Sophie luego de cruzar el umbral intentan pasar el enorme cerrojo y trabar la puerta pero la bestia golpea desde el otro lado, intentando pasar sus fétidas garras.

La piel de las estudiantes y sus ropas sufren ligeros cortes por el filo de las garras, pero de no ser por el esfuerzo de ellas todo acabaría muy pronto.

En su intento por sobrevivir, Jane y Sophie no se dieron cuenta que la estancia donde se encuentran no corresponde al ala de la universidad. Además la oscuridad lo envuelve todo a su alrededor, y tan solo una claraboya deja pasar algo de luz.

Lo peor de todo es que las muchachas no están solas en ese lugar. Aunque de momento la puerta y el monstruo que intenta entrar reclama su completa atención.

 De pie apoyando la espalda contra la pared me encontraba tras haber colgado el teléfono una vez que finalicé la conversación con mi Padre. Pese a la infructuosa tormenta que acecha en toda la ciudad, las líneas no se habían cortado y la luz por momento era un desastre. Lo bueno es que jamás sentía miedo, es más estar a oscuras solía ser bastante ameno y confortante. 

Ya padeciendo un poco el frío con esos shorts cortos muy coloridos y esa camiseta verde, busco dentro del bolso el abrigo que había guardado. Y mientras quitaba las carpetas, algunos informes como así también la canopla, escucho un ruido estruendoso y el abrir de una puerta acompañado de algunos gritos. 

Al levantar la mirada una ceja se enarca, observo como están vestidas y el miedo latente en su rostro que reflejaba algo muy distinto a lo que estaba viviendo. -¿Qué está pasando? - me pregunté al guardar todo de nuevo en el bolso. - Hola. -  me limito a decir sin moverme del lugar, necesitaba saber que estaba ocurriendo para estén agitadas y un poco exaltadas. 

- Parece que el viento se ha puesto molesto, hay tormenta. -  continúo sin preguntar lo que pasaba, tal vez alguna podría informarme. Algo de tiempo tenía que hacer dado que esperaba al chófer para retirarme. 

Ver aquella puerta fue como la respuesta a todas mis plegarias, por lo que corrí aún más para poder cruzarla y dejar a aquel ser tras ella, casi sorprendiéndome cuando Sophie la cruzó justo detrás de mí, puesto que en el fondo, una parte de mi pensaba que había sido atrapada… pero no había tiempo para alegrarse, primero debían cerrar la puerta antes de que aquella criatura las alcanzase. Y como si la hubiese convocado con su pensamiento, una de sus garras apareció se cuela por un resquicio en un intento de impedir que cerrásemos la puerta.

Ignorando arañazos, centré todas mis fuerzas en cerrar la maldita puerta, sin percatarme si quiera en que no parecíamos estar en la universidad, ni tampoco en que no estábamos solas… al menos hasta que aquella chica habló.

¡¿Qué haces ahí parada?!- le grité, sin molestarme siquiera a entender lo que había dicho o a mirarla. No pensé en que seguramente no sabía lo que pasaba, ni que aquella puerta era lo unico que nos separaba de una horrible muerte-¡Ayúdanos a cerrar!- le grité, o más bien le ordené.

Sophie había conseguido sacar fuerzas de no sabía donde para correr y alcanzar a Jane, tan aterrorizada estaba que ni siquiera se había parado a pensar que la muchacha se había desentendido de ella para salvar su vida, cosa que al fin y al cabo era lógica aunque si se hubieran cambiado las tornas quizás la joven Stark si que hubiera hecho algo más que alargar la mano... o quizás no, de momento la pelirroja se vió empinando con todas sus fuerzas la puerta junto a su compañera para evitar que aquel ser entrase.

- ¡AYUDANOS MALDITA SEA!- gritó entrando en la histeria corroborando las palabras de Jane hacia la muchacha que las había saludado y parecía estar tan pancha.

El pequeño segundo de distracción de la nueva integrante les sale muy caro a Jane y Sophie, quienes empujan la puerta con todas sus fuerzas.

Ese pequeño momento en que piden ayuda a la otra estudiante que habla por teléfono es propicio para que “aquello” que las persiguió pueda pasar un brazo y aferrar a Jane con temible fuerza. Ahora ella apenas puede moverse sin perder el brazo en el proceso.

La garra aprieta con energía a Jane, provocando daño por la presa.

Poco a poco la puerta va cediendo, dejando el paso libre al perseguidor de las estudiantes... ¿Qué harán a continuación? 

Las palabras de aquellas chicas hicieron que enarque una ceja mientras avanzo a paso firme, el horror en sus rostros en conjunción con la desesperada necesidad de cerrar aquella puerta generó una curiosidad inaudita en mi interior. - Veamos que tienen entre manos. - musité en silencio mientras sacaba de mi bolso una revista para enrollarla y así dar algunos golpes a la mano que parecía sacado de un disfraz. 

- Puff. ¿Es halloween hoy? -  pregunto distendida sin preocupación alguna al golpear con presteza la dichosa garra del terror. - Siempre hay un chistoso que no le sale bien la broma. -continúo ya apoyando mi cadera derecha sobre la puerta ejerciendo fuerza. - Quizás si lo muerdo sería bastante gracioso. ¿No creen? - continúo jactándome ya entre risas. No podía creer que esas chicas le teman a un idiota disfrazado, era inaudito. 

Sophie al ver como la mano se colaba por un resquicio de la puerta reprimió un grito, si no cerraban la puerta las iba a matar a todas, hasta a la rubia platino a quien de no ser porque tenía que cerrar la puerta, se hubiese puesto a tirarle de los pelos por idiota... ¡No se podía ser más petarda!

- ¡QUE EMPUJES COÑO!- chilló mientras empujaba con todas sus fuerzas

¡Agghh!- grité de dolor cuando aquella cosa consiguió colar un brazo y apresar el mío con una fuerza inhumana. Por cómo lo sentía, bien podía habérmelo partido con aquel simple agarrón, claro que por otra parte, el temer por tu vida hasta tal punto hacía que ni siquiera ese dolor me distrajese de mi empeño por cerrar la puerta, así que seguí empujando. Empujé con todas mis fuerzas, rezado porque mis días en el gimnasio sirviesen de algo en aquella ocasión. Entonces vi a la otra tipa acercarse, lo que me hizo albergar la esperanza de que iba a ayudarnos.

Entre las tres, tal vez podam…- empecé a pensar, pero entonces la vi atizando con una maldita revista a la mano de la criatura, como si aquello no fuese más que un juego -¿Pero qué…?- me dije.

¿¡QUÉ COÑO ESTÁS HACIENDO!?- le grité -¡¡¡HAY QUE CERRAR LA PUTA PUERTA, EMPUJA DE UNA JODIDA VEZ!!!- le ordené, pensando en mi interior que si no nos mataba aquella cosa, sería yo quien matase a esa imbécil.

Con mucho esfuerzo por parte de la malherida Jane y de su compañera Sophie, la puerta es cerrada y el cerrojo asegura –por el momento- la permanencia de “Aquello que las persigue” en el otro lado del pasillo.

Ahora la habitación, que sirve de descanso de los profesores, es el refugio de las tres muchachas, que bajo la inclemencia de la tormenta y el alerta meteorológico que advierte a la ciudad, poco pueden hacer.

El sitio es confortable para pasar la noche. Aunque el ser del otro lado de la puerta no saldrá de la cabeza de Jane y sophie, pese a que han cesado los intentos de forzar la puerta.

Solo el silencio de la universidad vacía y la tormenta acondicionan el momento.

Finalmente gracias a su desesperación exagerada las chicas logran cerrar aquella puerta mientras lentamente comencé a tomar distancia dado la bravura con la que me trataron. Era imposible de creer para mi que el ataque era real y no una broma de mal gusto por parte de algún alumno aburrido al estar encerrado. -Era el chiste fácil. ¿Qué mejor idea la de encerrar a tres chicas y asustarlas en medio de la tormenta? Todos sabemos que la idiotez da para todo. -  pensé al extender la revista de medicina donde estaba publicado un artículo de mi autoria. 

Lo único es que estaba decidida a no esbozar palabra alguna, se las veía muy alteradas y podía percibir que el raciocinio se iba por las nubes. Curioso porque me encantan las tormentas, no comprendía como a alguien pueden asustarles esto, pero bueno, un poco alerta y algo preparada espero alguna palabra o acción por parte de estas mujeres. Tal vez el susto se disipó y se puede mantener una conversación coherente. 

Estamos a salvo- pensé finalmente aquella cosa dejó de intentar forzar la puerta una vez que, de puro milagro, conseguimos cerrarla y asegurarla entre Sophie y yo. No sabía, ni tampoco quería pensar, cuanto tiempo lograría resistir la puerta si aquello volvía a intentar entrar, pero de momento se había ido, y eso era todo lo que importaba. Respiré, intentando recobrar el aliento… y entonces vi como la tipa esa se alejaba de la puerta.

Casi me había olvidado de ella con el alivio por haber logrado escapar de aquella cosa, pero verla allí, tan tranquila, con la revista extendida como si no hubiese pasado nada, como si no hubiésemos estado a punto de morir, o algo peor, por culpa de su estupidez, fue demasiado para mí.

¡IDIOTA!- le grité, levantándome y acercándome hecha una furia a donde estaba -¡¡¡CASI NOS MATA POR TU CULPA!!!- le espeté, y sin más aviso que ese, le solté un puñetazo. No es que fuese de las que iban pegando a todo el que se cruzase por delante mía, pues aunque no fuese precisamente raro que acabase metida en peleas, no era yo quien solía iniciarlas, y menos sin provocación… pero tras lo que había pasado, la actitud de la tipa esa era más de lo que podía aguantar.

Sophie se quedó temblando de pies a cabeza cuando finalmente la puerta se cerró... de no haber sido por Jane no lo hubieran conseguido, y no quería ni pensar en el fatal destino del que se habían librado, al menos de momento. Entonces se giró a mirar a las dos chicas que estaban con ella, vio como Jane trató de asestarle un puñetazo a la rubia y sin decir palabra se acercó a la chica en cuestión con aparente calma, alzó la mano y le asestó una torta de las gordas.

- Cuando dos histéricas te pidan que las ayudes a cerrar una puerta, tu ayuda y pregunta después.-le dijo poniéndose bien su cobrizo cabello, recuperando su compostura con su acento británico.

 Esquivando de forma sigilosa y grácil la bofetada que en intención quería darme la pelirroja, llevo la mano a mi boca mientras enarco una ceja. No quería burlarme, pero su incesante deseo de darme algún que otro golpe me causaba un poco de gracia. - Oh vamos, el café estaba vencido. - pienso al bajar la mano sin dejar de mirar a las chicas portando una actitud bastante analítica. 

Sabía como pelear, conocer las desventajas de mis adversarios pero por disciplina jamás alzaría una mano. Era el lema del Arte Marcial, no pelear por placer, sino para obtener un control que suelo no tener generalmente. Los actos impulsivos forman parte de mi pasado, por suerte. 

- No pienso devolver, si quieren ponerse en modo agresivas lo entiendo pero no van a salir bien paradas de esto. No me importa lo que crean de mi, eso es cuestión de uds no mía. ¿Observan alguna señal de miedo en mi rostro? ¿Ven que temo a algo? Pues no, no sé que vieron pero a mi no me generó nada porque seguro es un tipo disfrazado haciéndose el vivo. - afirmo en un tono bastante determinante, pero sin reflejar seriedad en mis gestos. 

-En vez de hacerse las malas conmigo porqué no van a darle bofetadas a quien las asusta. - termino por decir dando otro paso hacia atrás, en completo alerta. - No es mi obligación contener tu locura querida. -  replico sonriendo levemente. 

Jane al abalanzarse sobre la nueva integrante golpea con su pie derecho una pequeña mesa de café, que sirve para que los profesores apoyen sus pies en conjunción al sofá que se encuentra a tres pasos de distancia.

La oscuridad de la habitación permitió el desliz de la joven de cabellos cortos en su descarga de furia. Ahora languidece bajo el punzante dolor de su tobillo derecho, el cual late con fuerza y dolor al unísono.

Incluso su compañera Sophie, en vano también, amenazó físicamente a Julie, aunque el golpe disimulado erró por centímetros. Parece que la rubia calcula cada movimiento de sus oponentes.

Sin embargo Jane, y tal vez Sophie también, se pone a la defensiva en un posible intento de acción. Jules en contraparte también hace lo mismo.

Sophie era una chica educada y en cierta forma sensata, a pesar de que le habían dado unas ganas enormes por cruzarle la cara a la rubia por no haberlas ayudado a cerrar la puerta... se dió cuenta de que liarse a tortas con ella no iba a mejorar su situación y que teniendo en cuenta que había un monstruo informe tras la puerta, esperando con los cuchillos preparados para hacer empanada de universitarias, decidió poner paz antes de que llegaran a mayores.

- ¡YA BASTA!- dijo en un tono de voz más alto de lo habitual en ella... aunque en realidad venía desgañitándose desde que se apagaron las luces... que indecoroso- Jane por favor, ella no es nuestra enemiga, antes de que os pongaís a tiraros de los pelos me gustaría haceros notar el problemilla en el que andamos metidas- tras esas palabras miró a la rubia- Me llamo Sophie Stark y ella es Jane Slaughter, lo creas o no hay algo mucho peor que un gracioso detrás de esa puerta por eso nos hemos molestado tanto contigo, no tienes idea de lo que hemos visto ahí fuera.

Casi sentía ya la satisfacción de borrarle del rostro a aquella tipa su tranquila expresión cuando, por culpa de la oscuridad, golpeé con el tobillo la esquina de una maldita mesita que algún inútil decidió poner por ahí en medio, cayendo al suelo por culpa de ella.

¡Joder!- grité mentalmente mientras me agarraba el tobillo con un gesto de dolor, mirando con furia a la maldita cría, cuyas palabras no hacían sino encenderme todavía más.

¡NO ME DIGAS LO QUE TENGO QUE HACER!- le espeté a Sophie al tiempo que me levantaba y me abalanzaba sobre la maldita tipeja esa. Tal vez acabásemos de escapar juntas de una muerte segura, cuando no de algo peor, pero acabábamos de conocernos y no sabía que simplemente con decir eso no lograría calmarme. Y en cuanto al tobillo… en fin, había recibido demasiados golpes durante mi vida como para dejar que un mero dolor en el tobillo me impidiese borrarle la sonrisa de la cara de un puñetazo.