Partida Rol por web

Siqua sine socio, caret omni gaudio

Aralar

Cargando editor
10/09/2014, 11:01
Director

Aralar, la sierra maldita. No sabéis de qué tienen que protegeros los guardias- que dicho sea de paso os siguen a mucha distancia, les véis y les perdéis continuamente -desde Oderiz no habéis visto más de cuatro o cinco caseríos destartalados y algunas chocejas paupérrimas. Un conjunto montañoso de muchas montañas de no mucha altura, colinas y ningún valle a la vista.

Ahora la guardia os sigue muy de cerca, se ve que cuando han divisado la sierra han apretado el paso para estar más cerca vuestro y cumplir la función por la cual han sido enviados. Frente a vosotros a muchas varas, a media distancia, véis una cabaña. A vuestra espalda, véis que la guardia hace un alto junto a un arroyo para cenar, mirando en dirección a la cabaña. Os acercáis un poco a la cabaña para poder ver que frente a ella se ven tres figuras, una joven está partiendo leña mientras que un joven alto y apuesto da de comer a un grupo de gallinas mientras que una vieja hila apurando los últimos rayos de sol, con prisa pero con meticulosidad.

Aparte del cayado junto a las piernas de la anciana y el hacha de la joven, ninguno parece ir armado. A medida que os acercáis dejan lo que están haciendo y se os quedan mirando, pero no parecen temerosos ni extrañados.

Cargando editor
11/09/2014, 03:23
Alfonso de Traba Henriques

Alfonso estaba agotado por no haber podido dormir en condiciones durante aquella noche. Y la presencia de los lobos desde luego que no había ayudado a que se relajase. Se había pasado todo el tiempo tenso y preocupado por si los volvían a asaltar. Y ahora, que parecían encontrar una cabaña, algo le decía en la nariz, que se anduviera con cuidado.

Por si acaso, él no fue el primero en romper el íncómodo silencio que se estaba formando. De hecho, en ningún caso había ejercido de líder desde que había salido de su barco. Así que, en aquella misión tampoco lo sería, y seguro que habría más de uno gustoso de tomar las riendas de aquella misión.

Cargando editor
11/09/2014, 07:07
Rafael de la Vega

Rafael se acerca a aquellas gentes con su mejor sonrisa. No tenía que disimular su paso cansado porque ciertamente lo estaba.

- Buen día. ¿Vuesas mercedes podrían indicarme de algún lugar en la zona donde poder conseguir algo de comida caliente y un lecho para pasar la noche?.

Cargando editor
12/09/2014, 01:57
Juan Entralgo

Satisfecho aún mi actuación en el combate y con cómo aquellos lobos que querían jodernos acabaron siendo jodidos, y bien jodidos, mi esbozo de sonrisa se esfumó ante la pregunta de Rafael.

¿Comida caliente y un lecho para dormir? ¿Y luego qué, cagar en un trono? ¡Vaya cojonazos! ¡Esto son las putas montañas! Pocas noches has pasado al raso por los caminos, Pardo... Esta puta vieja y los que seguro serán sus hijos o sus nietos no tienen que tener casi ni para comer ellos...

Sin embargo preferí tragarme la bilis que llevaban aquellas palabras, no quería iniciar un conflicto con mis compañeros. El puto charlatán de Mikel era otro que también tenía huevos... Menuda "actuación" que había hecho con los lobos, pero tampoco le reproché nada, por el mismo motivo. Además, me había caído bien la noche anterior...

Sin embargo, sí que hube de agradecer a Rafael que se parara a charlar. Al menos habíamos parado de andar, y pude estirar las piernas. La pierna coja cada vez estaba más rígida y empeza a ser molesta, por lo que agradecí el poder parar y estirarla.

Cargando editor
12/09/2014, 09:19
Director

Cuando os acercásteis la mujer que partía leña dejó de hacerlo y os dijo

- Buenas tardes tengan. Nuestra casa es igual de buena que cualquier otra. ¡Pasad hermanos! nuestra casa es pobre pero compartiremos con vosotros el pan y la sal- la mujer os hace un gesto para que entréis con ella.

El joven que corta leña asiente y os hace un gesto como diciendo "se puede confiar en ella" al mirarle mejor os dáis cuenta de que no puede ser otro que don Carlos. La vieja os mira sin decir nada, pero no con hostilidad sino más bien con indiferencia. Os dáis cuenta de que tanto la mujer como don Carlos parecen casi hasta aliviados al veros llegar, como si ya esperasen una visita "oficial".

Cargando editor
12/09/2014, 11:54
Bieito Prada

Mochas gracias, amable señora, dijo Bieito con una sonrisa. Nosotros poderemos compartir algo de lo que llevamos para el camino.

Aceptando la invitación a entrar, dice, Llámome Bieito. ¿Cuáles son los vosos nombres?

Cargando editor
12/09/2014, 19:09
Mikel Ramírez

¿Habíamos topado ya con don Carlos? Difícil era de creer que hubiera sido la cosa tan fácil y más teniendo en cuenta la recompensa prometida.

─Agradecido, señora. ─respondí a la mujer que partía la leña. ─La andadura ha sido ardua et conviene proveer aquestos cuerpos de aliento et descanso. ─aunque claro tenía que no iba a probar nada que me dieran aquellas gentes. Si era menester llenar panza lo haría con mis propios víveres.

Regañadientes me adentré en aquella cabaña, que no se por qué, se me asemejaba a la misma boca de un lobo; uno feroz y ambriento como los que nos habían cercado la noche anterior. Aunque ¿qué habíamos de temer teniendo tan cerca a la guardia?. Lo que me llevó a otra rareza: ¿tanto despliegue por unas campesinas y un hombre noble?...

Cargando editor
16/09/2014, 04:17
Alfonso de Traba Henriques

¿Que en aquella casucha estaba Don Carlos? Aquello le olía a pura chamusquina. Como cuando una lámpara de aceite se derramaba sobre la cubierta, y prendía toda la madera que aunque esta húmeda, terminaba por arder.

No podía ser, esperaba que la misión fuera más complicada que eso. De hecho su sexto sentido se alertó, y se quedó pendiente de que algo grave pasase. No podía creérselo. Ahí pasaba algo, de eso estaba seguro.

Cargando editor
16/09/2014, 10:55
Director

El joven y la vieja dejaron lo que estaban haciendo y se colocaron de pie junto a vosotros, la chica contestó - vamos, vamos, no nos andemos con esas cosas. Desde aquí puedo ver un grupo de hombres armados. Sabemos quién os ha enviado y por quién-dice mirando al joven con una sonrisa, pero su voz no denota enfado o una amenaza velada, sino más bien una certeza -mi nombre es Indarr y ella es mi amiga Birutia. Al joven Carlos ya le conocéis. Por favor, pasad -os lleva al interior de la casa de una sola estancia, un hogar en una esquina una mesa pequeña, dos baules, un jergón, mantas, cinco estanterías llenas de cacharros y frascos de cerámica. Un puchero humea en la lumbre y desprende un olor delicioso, la boca se os inunda en un tris.

- Bien, dejémonos de rodeos. Os han mandado a por Carlos -el joven Carlos y la vieja entran ahora a vuestra espalda pero sin decir nada aún.

Cargando editor
16/09/2014, 11:30
Rafael de la Vega

- Gracias por vuestra hospitalidad-dice Rafael asintiendo con una sonrisa un tanto forzada- No se os escapa nada. No les deseamos mal ninguno más es cierto que nuestro señor tiene interés en el regreso de Don Carlos y nos ha encomendado que encontremos la forma de conseguir que regrese. Pero ya que proponéis dejarnos de rodeos, ¿podrían a aquestas dos buenas personas que acaban de entrar pasarse para donde podamos verlas?. 

Rafael se pone en pie mirando a los recién llegados con la mano apoyada sobre el pomo de la espada e intentando en lo posible, no dar la espalda a nadie.

Cargando editor
16/09/2014, 15:51
Juan Entralgo

Aquella abrumadora hospitalidad por parte de las supuestas brujas hizo que me quedara lo más cerca posible del umbral de la puerta, por si la situación se jodía. Me di la vuelta mientras la joven hablaba para no perder de vista a la puta vieja, que era quien menos confianza me inspiraba. Había escuchado muchas, muchas leyendas sobre brujería, y sabía bien que mientras más vieja, más poderosa puede llegar a ser una de esas rameras de Satanás.

No confiaba demasiado en mis compañeros. Rafael parecía embaucado por aquellas mujeres y sólo se dedicaba a mostrar buenos modales. Mikel no sabía cómo reaccionaría en caso de peligro, ¿a qué árbol se subiría ahora? Alfonso y Bieito se mantenían en silencio, y aquello me gustaba. En cualquier caso, no me encontraba cómodo en absoluto en aquel antro que olía a puchero. Mantenía mis nervios y mis músculos tensos, con la mano preparada para retirar el hacha de la cincha de la que colgaba y repartir estopa al más mínimo gesto extraño. No pensaba dejar que aquellas víboras me envenenaran con sus palabras: aquello debía terminar rápido. Ya teníamos lo que habíamos venido a buscar, que era aquel noble de mierda. Ahora habíamos de salir de allí con él bajo el brazo como un cordero llorón.

Cargando editor
17/09/2014, 00:49
Mikel Ramírez

─Déjemonos de rodeos pues. ─repetí.

─Sin duda est lo mejor que he oído desde que hállome aquí. ─sonreí a Indarr, aunque casi al instante de hacerlo me arrepentí; la mujer clavó sus ojos en mi y me parecieron puñales. Aunque he de decir que me gustó... en cierto modo. ─Hemos aquí por Carlos, et evidente es, que el mesmo et vos non queredes que marche. Hasta ahí todo bien, el problema es que, como decides, un grupo de soldados bien pertrechados et duchos en pendencias non tornaran sin él. Et como también habéis de saber, a aquestos que vos fablan han prometido sonante recompensa por tornar al mochuelo al su nido.

Y que era momento de poner las cartas sobre la mesa y bien, que aquellas mujeres no se habían caído de un guindo y no las ibamos a engañar con jueguecitos ni palabrería vacía. Al mal se le mira a la cara y se le habla de tu a tu: ─Et que nos sabemos también de lo que se fabla de vos, et que mientras a menor problema gastemos et mayor recompensa cobremos mejor para todos. Que lo mesmo me da que el don Carlos duerma entre plumas que entre paja, ansi que... ¿Cómo creen vuesencias que habremos de solucionar aqueste despropósito?.

Cargando editor
17/09/2014, 03:39
Alfonso de Traba Henriques

Si aquellas mujeres eran unas brujas, Don Carlos tendría que ser algún tipo de hechizo. Por si acaso Alfonso tenía la mano preparada en su arma. Pensaba que por algún motivo la tendría que usar. Y cuando encima vio que estaban tratando de rodearlos. Eso ya era demasiado sospechoso.

Alfonso escuchó las palabras y preguntas de sus compañeros de viaje. Quería saber por dónde salían aquellas "damiselas".

Cargando editor
17/09/2014, 10:41
Director

Indarr va a contestar pero Carlos levanta la mano y caminando se acerca hacia la lumbre, colocándose justo delante  del puchero, quedando bien iluminado por las llamas, dándole un aspecto solemne para algunos y fantasmagórico para otros.

El muchacho empieza a hablar -tenéis mi palabra de que volveré. Mi destino es dedicar mi vida al Reino y así lo he de hacer. Pero no ahora, sólo pido un año -ahora es Indarr la que interrumpe a Carlos -Carlos y  yo estamos enamorados, pero ambos sabemos que nuestro amor no puede ser. Tan sólo queremos pasar un poco de tiempo juntos y... tener un hijo juntos antes de que marche a gobernar-Carlos vuelve a hablar -ahora que habéis venido podéis decirle a mi madre mi deseo para que quede más tranquila. Como podéis ver, no he sido hechizado ni nada de lo que se dice sobre Indarr es cierto. Estoy aquí por mi propia voluntad, quiero a esta mujer y quiero darle un hijo, pasar unos meses y... despedirnos para siempre- dice con una nota de tristeza.

Para vuestra sorpresa, la vieja habla con una voz dulce y melódica que nada tiene que ver con su aspecto físico

-los hombres armados pueden querer llevar a Carlos a la fuerza. No podéis permitirlo, habéis de decirles cuanto habéis escuchado y volveros por donde habéis venido.

Cargando editor
17/09/2014, 10:58
Mikel Ramírez

Escucho aquellas palabras a todas luces sinceras, aunque carentes de valor en lo que a mi se refería.

─Mercenarios semos et como tales laboramos. Non habemos fecho larga andadura colmada de penurias et peligros para darnos la vuelta et fazer agora de correveydiles. ¿Qué creedes que nos ocurrirá cuando tornemos sin Carlos et con mensajes de amoríos?. Seremos objeto de furia et saña por ser tan inútiles como pusilánimnes.

Et que, sinceramente, non creo ni que llegue tal mensaje al su destino. Si marchamos agora con las manos vacías serán los mismos soldados de allá abajo los que hágannos "recapacitar" a golpe de lanza et filosa.

Miro al resto del grupo: ─¿Vosotros que opinades muchachos?.

Cargando editor
18/09/2014, 00:04
Bieito Prada

Bieito escuchó asombrado las palabras de los presentes

Creo que Carlos deberianos acompañar de vuelta, dijo a todos. Si tan seguro estáis de que eso es lo que vos queréis, dijo dirigiendose a Carlos, venid con nós et explicádselo al rey.

Tras un momento de duda, añadió: Non sere eu quien diga lo que debas de facer, pero non penso volver et dicir que pretendes concevir un fillo con ela, señaló con un leve gesto a la joven Indarr. Vos sois fillo de rey et eu quero mantener la testa sobre el pescuezo.

Cargando editor
18/09/2014, 00:56
Juan Entralgo

-Mira, zagal, a buen seguro te la has fornicado ya un par de veces. Ya está, te has divertido, agora es momento de que lo dejes et regreses a tu lugar. Tendrás todos los coños que quieras en la Corte.

Escuché las palabras de Bieito con sopresa. Estaba de acuerdo en que debía acompañarnos, pero, ¿hijo del rey? ¿Qué me había perdido? Sólo sabía que era de la más alta alcurnia, pero... ¿Sangre real? En cualquier caso, tanto daba: no me gustaban una mierda aquellas dos lobas con piel de cordero, y quería salir de allí cagando leches.

-Vuestro amor et vuestros hijos no me dan a dar de comer. Ni voy a tener tantos coños como tú, que a mí bien que me sacan los cuartos. De modo que, si nos pagan para que te llevemos de vuelta, me temo, muchacho, que vas a tener que acompañarnos. Cuando des las explicaciones pertinentes a quien corresponda, harás lo que te plazca, te casarás con quien te de la gana et te irás al puto monte más alto de Aragón a vivir, pero eso ya no es problema mío.

Cargando editor
18/09/2014, 11:28
Director

La mujer da un gritito de sorpresa, la vieja frunce el ceño y don Carlos parece tan sorprendido por las palabras de Juan que apenas puede hablar -có... cómo osas hablarme así... a mí... a tu futuro Rey... haré cuanto me plazca y cuando me plazca -Indarr intercede para tratar de calmar los ánimos -entiendo vuestras preocupaciones, queréis vuestro dinero y os prometemos que lo tendréis, si ahora nos dejáis y lleváis sus palabras a la Corte os damos nuestra palabra que seréis recompensados generosamente cuando don Carlos vuelva, ¿a que sí amor mío? -don Carlos aprieta los dientes y dice -juro por mi honor que así será -aún no puede creer lo que acaba de oir.

- dejadnos vivir nuestro idilio y... y llevaos mi colgante de oro como prenda hasta que vuelva si no podéis esperar tanto tiempo. Es lo único que tengo de valor aquí.

Cargando editor
18/09/2014, 13:43
Rafael de la Vega

Rafael se sonríe ante la perorata del joven que a sus ojos, parece más asustado que ofendido. 

-Lo siento mozo, pero si dejásemos de cumplir nuestras encomiendas por el primer falabarato que nos viene cantando cantigas de amor, no alcanzaríamos a comer ni con toda probabilidad, a vivir un día más. Pues no suele sentar bien que un lacayo deje de cumplir su cometido. De forma que conde, marqués o príncipe, vendrás con nosotros, por las buenas o por las malas. Personalmente preferiría que fuese por las buenas, pero tampoco me costará mucho utilizar otros métodos si apelando a la sensatez no consiguiese haceros colaborar. Y si queréis seguir viviendo vuestro idilio, estoy seguro de que encontraréis sitio para vuestra dama allá donde valláis, aunque sea en las caballerizas de vuestro padre. Cosas peores se han visto. Así que decidme, ¿será por las buenas o por las malas?

Rafael sigue en actitud tranquila y regia, pero con la mano apoyada sobre el pomo de la espada, preparado para desenfundarla si hiciese falta.

Cargando editor
18/09/2014, 15:36
Juan Entralgo

Rafael, el que parecía una mosquita muerta, no tardó en afilar su lengua y empezar con las amenazas. Bien sabía yo que a las brujas no les gustaba que les tocaran los cojones, así que me preparé para desenfundar el hacha de un momento a otro.

Si antes tenía ganas de marcharme por la poca buena espina que me daban aquellas furcias, ahora no deseaba otra cosa que cargarme al principito al hombro y salir como alma que lleva el diablo. Se mascaba la tragedia...