Me cuesta bastante salir del automóvil dado que la puerta estaba trabada producto del choque que acaban de tener. Una vez afuera noto por primera vez la gravedad del golpe, el auto estaba destrozado, no lo podía creer. La verdad que si, tuvimos suerte.
Analizando la situación y viendo las diferentes opciones que plantearon los chicos pienso que la peor opción es cruzar el bosque de noche, podríamos perdernos muy fácilmente y terminar en cualquier lado, incluso podríamos caminar en círculos toda la noche hasta la madrugada sin notarlo. Opino que la mejor opción es ir a la gasolinera como dice David. En esta estoy con David, lo mejor es ir a la gasolinera. En el bosque nos podríamos perder y en esta situación no sería lo mejor.
Luego de esto empiezo a pensar en el auto que nos chocó. ¿Alguno llego a ver la placa del auto que nos chocó? Creo que ese sería un dato importante para comentárselo a los polis cuando los llamemos.
-Conozco el bosque, vengo todo el tiempo - Rebatí calzándome las manos en los bolsillos. Como capitana era una de las encargadas de realizar las pruebas de valor para los de primer año -Y nunca se me ha perdido nadie - No como al idiota de Rick Taylor, que se las había arreglado para perder cuatro de los cinco niños que tenía a su cargo. Habíamos pasado horas buscando a esos críos.
-Además el idiota que nos embistió puede haber parado en la gasolinería, quieren facilitarle el trabajo? - Ir detrás de alguien que había intentando matarnos no me parecía de lo más inteligente. -Pero si le tienen miedo a un montón de plantas, vamos - Acepté encogiéndome de hombros y mirando las cosas de David. - Puedo llevar esta? Bastará para desmayar a alguien - Pregunté sopesando la robusta linterna.
-No, pero no hay muchos autos así en Derry - No era como si pasara desapercibido.
Si estas tan segura de poder guiarnos por el bosque. Ten, tu deberías de llevar esto. Dijo entregándole la linterna. Luego repartió el resto de objetos. Pero esto me lo quedo yo. Dijo sujetando la barra de hierro. Le partiré este hierro en la cabeza a eso hijo de mala madre por joderme el coche.
David repartió los objetos entre blasfemia y blasfemia contra el psicópata que os había embestido y echado de la carretera. Mientras tanto, había ciertas dudas del destino.
Sara lleva: lintera y la navaja suiza.
Jayden lleva: Chaleco reflectante y el botiquín.
David lleva: la barra de hierro.
Chicos, iba a actualizar pero veo que hay discrepancias de elección. Tenéis que llegar a un acuerdo de por dónde ir (o bien podéis separaros, claro, no habría problema). Pero tenéis que decidme algo.
Nota: imposible lo de haber visto la matrícula del vehículo atacante.
Cuando termino de repartir los objetos, David se fijó en las luces de la gasolinera apenas estaban a 15 o 10 minutos desde donde estaban. Casi podían llegar de una carrera. En cambio, el bosque era toda una aventura. Creo que será mucho más rápido llegar a la gasolinera y llamar, no dudo te tus habilidades de orientación Sara, pero el bosque de noche puede ser muy peligroso. Una mala pisada y alguien podría sufrir un esguince, o pisar una serpiente, o puede que una zarigüeya rabiosa nos atacara. ¡Odio a las zarigüeyas! Pero la gasolinera está ahí. Solo tenemos que seguir el linde del bosque, y si ese psicópata aparece nos escondemos en el bosque. Mientras hablaba, David no paraba de juguetear con la palanca de hierro.
Voto por la gasolinera.
Esta claro el punto de Sara, pero no creo que este sea el momento de cruzar el bosque después del choque y sabiendo todos los rumores del preso que se escapó. Quizás no tenga nada que ver una cosa con la otra, pero el choque que sufrimos no fue una casualidad, mas bien causalidad…… Tenemos que avisar a las autoridades cuanto antes.
En esta estoy con David, lo mejor me parece que vayamos a la gasolinera, no creo que nuestro accidente haya sido casualidad. Estaría bueno que alertemos a las autoridades y que alguien que sepa pueda revisarnos las heridas.
Acepto las cosas que me pasa David. Viendo que vamos a tener que cruzar la carretera procedo a ponerme el chaleco reflectante, no sea cosa que nos pase algo peor al cruzarla.
También voto gasolinera
Tras el reparto de objetos por parte de David, dicidísteis finalmente marchar hasta la gasolinera. Se veía la parte superior de la estructura de la misma, tras una loma, justo más allá de la vía y tramo en el que ese desalmado os había echado de la misma. Tras unos diez minutos de marcha (no sin estar atento a uno y otro lado, tratando de no tropezar sobre el terreno), llegasteis al puesto de gasolinera. "Larry Holmes", en letras grandes que debían ser en esos momentos luminosas ( y no lo eran), presidían el negocio que, a simple vista, parecía desierto. A través de su escaparate, desde el surtidor podía verse el interior de la tienda de comestibles junto a ella. El lugar estaba mal iluminado por algunos focos directamente empalmados desde unos tendidos eléctricos cercanos. No se veían vehículos repostando, ni personas que estuvieran por allí. Todo estaba en una tensa calma (al menos para vosotros). Estando delante de la máquina del surtidor, oísteis un grito.
¡Ayudaaaa! ¡Auxilio! -alguien gritaba, con voz masculina, en el interior de la tienda, pero desde fuera no se le veía-.
Todo estaba muy extraño, pero prefirió no hacer ningún comentario. Todo era demasiado extraño, incluso para hacer un chiste sobre mapaches electrocutados comiendo los cables de la luz.
Al escuchar el grito, David empezó a hacerle gestos a Sara, ella era la que tenia la linterna para que alumbrara hacia el interior. David estaba dispuesto a ayudar a esa persona, pero después de lo vivido en la carretera no iba a entrar a lo loco en una gasolinera a oscuras. De hecho, agarro con fuerza la barra de hierro dispuesto a actuar.
Es muy raro todo esto, tengo un mal presentimiento ¿Esto no debería de estar abierto? Pienso mientras nos acercamos hacia la gasolinera Que mala Suerte que tenemos, no puedo creer que se encuentre cerrada Mientras comento esto empiezo a sentirme incomodo con toda la situación, el choque que no fue una casualidad y ahora esto. Esta situación no me gusta, espero que podamos salir cuanto antes.
Mientras revisaba si había alguna señal de vida, alguna persona con la que interactuar escucho el grito que viene de adentro de la tienda. ¡Mierda! ¿Escucharon ese grito? Espero no ser el único, empiezo a pensar que todo está en mi cabeza…¿Deberíamos ayudar? Se que sería lo correcto, pero en esta situación no me gustaría arriesgarme.
La gasolinera no está cerrada. Hay algunas luces, parece solitaria en esos momentos, pero no cerrada.
Claro, yo lo puse en el sentido comercial, que no se ven personas ni personal, el cartel apagado, etc. Quizas no me explique del todo bien.
La democracia mandaba, así que íbamos derecho a la gasolinera. Al menos había conseguido llevar la linterna que ahora balanceaba tranquilamente en una mano. Si el tipo del auto volvía a aparecer no iba a dudar en lanzarsela por la cabeza. Aminoré el paso, y miré de reojo a mis compañeros. Algo iba mal. El viejo Larry siempre tenía su lugar abierto, más a estas horas. Negué con la cabeza al comentario de Jayden, no había forma de que hubieran dejado el lugar así. El grito fue lo que puso la cereza al asunto. Apunté con la linterna hacia el interior, intentando controlar el temblor de mis manos.
-Callaté! - Exigí en voz baja a Jayden , golpeándolo con el codo. Con la luz bastaba para dar nuestra ubicación, para que encima gritaramos y le informaramos que eramos solo tres adolescentes idiotas.
Pese a las dudas y las desconfianzas del aspecto exterior de la gasolinera, Sara apuntó con la linterna al acceso principal de la misma. Allí logró ver, desde fuera y gracias a la luz, un enorme charco de sangre sobre el suelo, junto al primer stand con productos de comida y avituallamiento típico que se vendía en el negocio. Y sobre el charco de sangre se veían, a través de la anchura de la puerta principal, unas piernas recostadas. Allí había alguien, estaba claro.
Si queréis más información tenéis que entrar.
Aferro levanto la barra de hierro y la aferro con fuerza con ambas manos, igual que si fuera a batear. Con la punta del pie comenzó ha abrir la puerta y entrar en la tienda, había que comprobar que había pasado.
Tuvo el instinto de gritar. ¿Hay alguien hay? Pero eso le recordó demasiado a la rubia tonta de la película de miedo, que curiosamente después de entrar en una habitación a oscuras gritando es asesinada por el malo. No quería caer en los estereotipos y clichés de las películas de terror.
Había que tener muchos reaños para entrar allí tras sufrir una salida (violenta e intencionada) de la vía, tras conocer que alguien estaba cometiendo delitos y tras ver el estado de la gasolinera, muy parecido al de una película de terror. David tomó la iniciativa y, agarrando la barra de hierra con fuerza, entró muy despacio en la gasolinera. Miró a un lado y a otro, las luces estaban encendidas, y no vio a nadie escondido ni apostado o cubierto en ningún lado. Su atención se dirigió entonces al charco de sangre y las piernas recostadas.
¡¡AYUDAAAAA!! -gritó entonces quien estuviera allí-. David levantó la barra del susto, pero enseguida comprendió que el que gritaba era el dueño de esas piernas-. Entonces el muchacho se acercó un poco, con mucho cuidado. Allí había un tipo, recostado en el suelo, sobre su propio charco de sangre, y apoyado en su espalda a una de las estanterías del establecimiento de la gasolinera. Sus manos entrelazadas en torno a su estómago no evitaban que estuvieran impregnadas de sangre, y fuera el epicentro del charco: al parecer tenía una hendidura muy grave en él. Estaba claro que necesitaba hospitalización inmediata.
El tipo tenía barba descuidada, los cabellos despeinados y en general, aparte de la sangre brotando a borbotones de su cuerpo, presentaba mal aspecto y mal olor.
¡Muchacho! ¡Muchacho! ¡Ayú...Ayúdame! ¡AYÚDAMEEE! -le suplicaba a David en cuanto lo vio-.
David, si bajar la barra, pregunto con la voz entrecortada por el miedo. ¿Qué… qué a pasado? ¿Quién le a hecho eso? Dijo mirando a un lado y a otro dentro de la gasolinera. ¿Se ha ido? ¿Eran ladrones? El joven preguntaba sin parar ofuscado por el miedo, preguntaba las ideas que le llegaban a la cabeza sin preocuparse de que con cada pregunta perdía tiempo que podría ser fundamental para salvar al hombre. Pero David estaba nervioso, estaba jodidamente nerviosos, nunca había visto tanta sangre ni una herida de esa magnitud. ¿Qué a pasado? ¿Cuando?
No podía creer lo que estaba viendo, David está ingresando al local como si nada y encima a los gritos.
Espero afuera nervioso, sin saber que podía pasar y a la espera de que David de señales de vida. Al escucharlo hablar con alguien dentro del local decido ingresar también, tampoco es que podíamos dejarlo a nuestro amigo a la buena de dios. Mientras ingreso le hago señas a Sara para que entre con nosotros, no me gustaría que en esta situación se quede sola afuera, no sabemos qué puede pasar.
Casi vomito al ingresar al lugar, me aguanto las arcadas al ver a esa persona partida al medio, había sangre por todos lados, no podía creer lo que estaba viendo.
Mientras David habla con el intento buscar en el local si puedo encontrar un teléfono para llamar a la policía y a emergencias, esa persona estaba muy cerca de la muerte, por no decir ya muerto...
Para buscar el teléfono debería hacer una tirada?
Si, David, haz una tirada, incluso con 3 dados, ya que un teléfono debería estar en el mostrador del dueño ;)
Motivo: búsqueda
Tirada: 3d6
Resultado: 9 [1, 4, 4]
van las tiradas
Entré con cautela detrás de David, enfocando la linterna hacia el hombre que yacía en el suelo. Necesitaba una ambulancia para ayer. Tenía las mismas preguntas que David, pero al ver que ninguno de mis compañeros estaba intentando algo para evitar que el hombre muriera, los aparte del camino con un poco más de brusquedad que la debida por los nervios.
-Esta todavía aquí? - Pregunté con urgencia, arrodillándome frente al hombre y quitándome la chaqueta, usándola para presionar sobre su herida. -Tiene un auto? - Moverlo no era lo más inteligente, pero quedarnos allí con quien había hecho aquello tampoco.