Partida Rol por web

Kaidan se sienta junto a nosotros, y deshago el abrazo a Alan para volverme y abrazarle a él también. Me preocupa que no diga nada, pero entre lo del vagón que hemos dejado atrás, y el pobre que ha muerto aplastado, debe estar bastante conmocionado.

Alan se acomoda para, al parecer, dormir los tres juntos. Lo cierto es que no me había dado cuenta del frío que hace aquí dentro, hasta que no he tenido dos cuerpos vivos junto a mí. O a lo mejor es la falta de adrenalina, que ahora que ha caído hasta mis pies me impide dejar de tiritar. Me acomodo, pues, entre los dos caballeros, apoyando la cabeza sobre el pecho de Alan, pero abrazando a su vez a Kaidan, para acunarlo contra mí. Intentaré obrar la misma magia tranquilizadora que ha hecho nuestro líder conmigo escasos minutos atrás.

-Tranquilo, Kaidan... -le susurro, acariciando la piel de su nuca-, todo va a salir bien.

John era un tipo duro pero ver al pobre deforme morir aplastado por ellos le había tocado por dentro como si hubiera sido amigo suyo. Posiblemente era lo mejor que podía pasarle, había muerto como un puto heroe y no tenía que enfrentarse a toda la mierda aun les aguardaba por delante.

No podían seguir y no podian pararse. Su futuro estaba en manos de una niña deficiente y una cria que apenas levantaba dos palmos del suelo... y no se veia una polla en aquel vagón. Tanteo y busco una pared donde apoyarse, con su suerte pensó que si se movia terminaria pisando a alguien o tocandole una teta a Olya o cualquier cosa así. Mejor evitar accidentes...por muchas ganas que tuviera de buscar a Carol, que estaría en alguna parte de aquella oscuridad. Como siempre tan cerca y tan insufriblemente lejos.

John pago su fustración dando un golpe con el puño cerrado al lateral del vagón donde estaba acomodado y gruñir un sentido.-¡Joder!

Allí sentado, Kaidan no escuchaba lo que decían sus dos amigos, a pesar de estar justo a su lado. O más bien sí los escuchaba, pero era como si no los entendiera, como si hablaran en otra lengua. Aunque sí que reaccionó al sentir como la mano de Alan pasaba por su cabeza, moviéndola un gesto que podía interpretarse como un apenas perceptible asentimiento.

Se mantuvo de nuevo como una estatua, el único movimiento que hizo fue mirar de reojo a Alan cuando este se levantó y habló al resto de los de tercera. Eran tan pocos ahora... No podían permitirse más desaveniencias como la que había sucedido entre Alan y Roland en el anterior vagón. Ya les había salido demasiado caro. Se dejó abrazar por Olya y se acomodó un poco para encajar mejor en aquella acampada colectiva para pasar la noche. Pero cuando sintió el tacto de sus dedos en su nuca y escuchó su susurro... se derrumbó. Empezó a sollozar, abrazado a la profesora, tratando de hacerlo en silencio, pero ya no había nada que pudiera contener sus emociones. Solo quedaba dejarlas fluir hasta que no quedara nada de ellas dentro del muchacho.

En algún momento, poco tiempo después, vuestros ojos quedaron cegados

Luz blanca por todas partes. Cegadora. Impresionantes! Muchos, o mas bien todos, os dolían los ojos por la luz tan extrema que llenaba el vagón.

Cuando vuestros ojos se acostumbraron a tanta claridad, lo pudísteis ver. El tren acababa de salir de un túnel y la oscuridad del mismo dejo paso ala claridad del exterior del día. Tras las ventanas, un sol radiante iluminaba un paisaje nevado por todos lados. Nunca habíais visto algo semejante tras los cristales. En 3º la luz era artificial, y los pequeños ventanucos traslúcidos, apenas dejaban ver el exterior. Prácticamente distinguíais el día de la noche por los horarios de las comidas y por pequeñas franjas de luz que se colaban por esas rendijas.

Esa, sin duda un espectáculo que jamás podríais olvidar.

El tren iba mas lento, eso lo sentíais. Y a esa velocidad podíais ver con claridad el exterior. Restos de los que vuestras mentes plagadas de cuentos os recordaban, lo que buenamente podrían ser ciudades. Edificios, casas, todo sepultado por una capa gruesa de nieve. Nieve que lo rodeaba todo, hasta mas allá de lo que vuestros ojos podían alcanzar. Nada se movía por allí .. salvo el Icebreaker.

Al fondo del vagón, una puerta se abrió con un crujir metálico. Como si la estuvieran abriendo desde el otro lado mediante algún mecanismo de palancas, nada eléctrico, dada la situación.

Al otro lado de la puerta, había un vagón gemelo al vuestro, igual de grande y vació de muebles u otra ornamentación. Tan solo dos diferencias eran notables con vuestro vagón: El otro no disponía de un Rafaello gigante aplastado por la puerta y, al otro lado, había mucha gente también. Casi tantos como vosotros. Hombre mas, hombre menos.

Todos portaban cuchillos, hachas... barras de hierro.. armas en general. Algunos eran pasajeros de 1º por lo que podíais ver por sus ropas, o sus peinados cuidados. Otros eran guardias de 1º, con armas de fuego apuntándoos. Al parecer se habían reunido allí y os esperaban. Sonrientes. Pero ninguno se movía mas allá del marco de la puerta.

Al fondo del vagón, había alguien que conocíais muy bien, como si fuera el general tras los perros.

Rhazes.

Con cara sonriente, aplaudía, como si fuera una obra de teatro.

- Vaya! Sois mas de lo que creía. Esto será divertido...-Dijo de forma despectiva mientras reía.

John se cago en todo cuando la luz le sacudio en los ojos. Cuando se acostumbro a ella se sorprendio del hermoso paisaje por un segundo y despues busco a Carol con la vista. No tuvo tiempo de decir nada o preguntarle como se encontraba. La puerta se abrió y el hombreton se apresuro a ir en cabeza.

Vio que había guardias pero tambien muchos señoritos de primera que no estaban acostumbrados a pelear ni a luchar por sobrevivir. Escucho las carcajadas de aquel cabrón sin entrañas y su sonrisa se amplio. John se hizo crujir el cuello en lo que sospechaba que podría ser la última pelea de su vida.

-Yo os abro el camino, los demás seguirme, avanzar como un bloque solido y protegeros las espaldas mutuamente.-murmuro a sus compañeros.-Esto va a ser épico.- añadio deseando que terminara todo para bien o para mal.

Lo unico que John tenía claro era que iba a tirarse como una locomotora en marcha, usandos todo su empuje y fuerza, usando uno de esos precarios escudos con los que se había hecho vagones atras. Su objetivo era ir a por el lider. Si los guardias y los de primera veian rodar su cabeza correrian como putas asustadas.

Al fin, la luz entró en aquel vagón cegandonos a todos por completo para despues maravillarnos con algunas hermosas vistas. Ahora lo que podíamos ver tras aquel cristal, era por lo que estabamos luchando. Un mundo blanco, libre y sin opresiones, un mundo que poder repoblar... Pero para eso debíamos atravesar la siguiente puerta.

Se abrió poco a poco y de manera manual, por un momento pensé en Megan, Sarah y la chica de Jake, pero cuando pudimos ver todos lo que había al otro lado, mi cara se llenó de preocupación y enfado. - No puedo creerlo... - Mascullé cuando ví a Rhazes al final con su ejercito de primera preparado para masacrarnos. Mis puños se cerraron fuertemente, uno de ellos agarrando el arma que aún tenía y cuando John se puso en medio, le puse una mano sobre su hombro indicandole que se detuviera

-No tiene que haber más muertes en primera ni en tercera Rhazes. Pero no eres capaz de detenerte en tu absurda tiranía ¿Verdad? Violando a mujeres inocentes, dandonos a los muertos para comer, quitandonos la vida como si fueramos un puto ganado - cada vez que hablaba alzaba más y más la voz, mi objetivo era que primera supiera de los actos de Rhazes, antes de que llegara su final - Si eres incapaz de detener esta masacre ahora mismo... Entonces no me dejas alternativa

De un gesto rápido, coloqué el arma, apunté en un segundo hacia Rhazes, y disparé- No es la mejor de las opciones, igual que no es matar a nadie de los aquí presentes, pero es mi única opción de poder detenerlo todo. - Sin embargo, la bala acabó en su hombro*

Por un instante, casi siento que podría relajarme, sintiéndome arropada por los cuerpos cálidos de Kaidan y Alan. Casi hasta cierro los ojos, agotada de tanta tensión, tanta tristeza, tanto miedo...

Pero súbitamente, un destello cegador nos obliga a volvernos, huyendo de la intensidad de la luz que nos alumbra desde el ventanal. Así que no era de noche, sólo estábamos en una especie de túnel muy largo. Observo casi con deleite las expresiones de los que nunca habían visto el exterior, tan parecidas a la mía propia cuando entré en el vagón de guardias. Ahí fuera está nuestro futuro, nuestra salvación. Si es verdad que se puede vivir allí, lo tenemos tan, tan cerca... 

El sonido de la puerta me traslada de nuevo al vagón, a su olor a vejez, humedad y herrumbre. Me pongo en pie rápidamente, junto a los hombres que me acompañaban, con el corazón acelerado y la promesa de ver al otro lado a Sarah y Megan.

Pero nada más lejos de la realidad. 

Un gemido de terror se escapa de mi garganta, mientras retrocedo instintivamente un par de pasos.

- Vaya! Sois mas de lo que creía. Esto será divertido...

¿Divertido? Bastardo psicópata. 

-¿No estás cansado de tantas muertes, Rhazes? -Comento, a media voz, casi con desesperación. 

John: Yo os abro el camino, los demás seguirme, avanzar como un bloque solido y protegeros las espaldas mutuamente. Esto va a ser épico.

Atropelladamente, recupero el arma que llevo oculta entre la ropa, pero las palabras de John me hacen dar un paso hacia él.

-No, espera. Son demasiados.

Alan debe pensar lo mismo que yo, pues le pone una mano en el hombro para detenerle. 

Alan: No tiene que haber más muertes en primera ni en tercera Rhazes. Pero no eres capaz de detenerte en tu absurda tiranía ¿Verdad? Violando a mujeres inocentes, dandonos a los muertos para comer, quitandonos la vida como si fueramos un puto ganado 

 Recordar cada mentira, cada vejación, cada minuto en el que he sentido miedo por mi vida, me hace cerrar los ojos con amargura, tragar saliva para evitar las náuseas, respirar hondo. ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Por qué nosotros?

Alan: Si eres incapaz de detener esta masacre ahora mismo... Entonces no me dejas alternativa

¿Qué?

Antes de que ninguno de nosotros podamos hacer nada, nuestro jefe alza el brazo y dispara a Rhazes, acertándole en el hombro.

-¡No! -Grito, cogiendo a Alan por la cintura para apartarle de la primera línea. 

Nos van a masacrar. Nos van a matar a todos.

-¡No disparéis! ¡Por favor, no disparéis!  -No sé si se lo grito a los de primera, o a mi propia gente. Pero no quiero que haya más muertes. Debe haber otra salida. Mis siguientes palabras me provocan asco hasta a mí, pero debo evitar la matanza a cualquier precio-. ¡Rhazes! ¡Las mujeres fértiles que queríais están aquí! ¡No podéis disparar!

No pasó mucho tiempo desde que se acomodaron a simplemente esperar a que se abrieran las puertas, ya que no podían hacer otra cosa, cuando de repente una luz cegadora invadió todo el vagón. Les costó acostumbrarse al repentino cambio, pero cuando lo consiguieron, tuvieron ante ellos una visión que solo habían podido imaginar hasta ahora.

Fuera no era de noche, sino que habían estado cruzando un túnel todo aquél tiempo, y ahora habían salido del mismo. El sol brillaba en lo alto, demasiado intensamente como para tratar de acercar la vista siquiera. La luz también se reflejaba en la nieve, que se extendía por toda la tierra que podía verse, cubriendo ruinas de antiguas ciudades de las que les habían hablado los ancianos.

Distraídos por aquella terrible maravilla, pocos se dieron cuenta de que el tren aminoraba, y de que la puerta del vagón empezó a abrirse, hasta que emitió un chirrido metálico. Pensaron que debían de ser Sarah y Megan, pero de nuevo, la realidad fue mucho más funesta. Tras la puera había pasajeros de primera, aramdos, así como los secuaces de Rhazes, con su jefe incluido a la cabeza, riendo ante la perspectiva del enfrentamiento que inevitablemente iba a tener lugar.

John de inmediató se preparó para hacer lo que mejor sabía, y Kaidan se puso a su lado dispuesto a seguirle. La conmoción había sido ahogada en llantos y ahora había dejado paso a la rabia. Lo único que quería era hacer pagar a los de primera todo cuanto había sufrido a lo largo de los años. Aferró con fuerza el trozo de tubería que llevaba en una mano y el cuchillo en la otra, hasta que sus manos se volvieron blancas por la presión.

Asintó ante el plan de John, simple pero efectivo, cualquier cosa que le permitiera empezar a dar golpes cuanto antes. Ni siquiera le preocupaban los que llevaban armas de fuego y que seguramente se cobrarían su precio en sangre de colistas antes de llegar al cuerpo a cuerpo. Entonces Alan intervino de nuevo, acusando a Rhazes de todas sus fechorías mientras este reía. Pensó que trataría de apelar a la diplomacia como tantas veces antes había hecho el mecánico, pero para su sorpresa, él fue el primero en levantar su arma y dispararle al jefe de seguridad del tren, aunque solo consiguió herirlo en un hombro.

Olya sí trató de que la situación no escalara, pero era demasiado tarde para aquello. Lo había sido desde que habían decidido marchar hacia adelante. En algún momento, sabían que los de primera iban a oponer resitencia, y aquí estaba. Si quería llevar a cabo su misión... sí o sí iban a tener que derramar sangre en su camino. Por todos los que habían muerto a lo largo de los años. Por todos los que había muerto durante la revuelta. Por Raffaello.

La luz de las ventanas me cegron por un momento ... aquela imagen era increible ... mucho mas hermoso de lo que jamas me podria haber imaginado y mas aun despues de haber vivido en un cagom apestoso sucio y afinados ... por no seguir hablando sobre la comida ... , sin emabrgo mi sorpresa y disfrute fue interrumpido por el sonido de una puerta ..., la verdad es que podia ser nuestros amigos ... pero por desgracia la suerte jamas estaba de nuestro lado asi que, de forma instintiva me puse a un lado de la puerta, cogiendo covertura, mientras con señas indicaba al resto de los que habiamos pasados que se pusieran a cubierto ...

Con un rapido vistazo podia ver lo que pasaba, toda la sala estaba llena de enemigos, no habia tatos soldados como apra ser imposible pasar ... pero suficientes como para ser un problema ..., los cabezones del grupo comenzaron con fanfarronadas, algo que no em extraño nada, pero yo ya sabia que en aquel lugar solo podia haber lucha ... hablar seria ridiculo ..., asi que con una seña comence a hablar con Kaidan.

- Chico ... tienes esos explosivos de aceite que cogiste en 3º ... creo que puede ser un buen momento para usarlo ... aunque no hagan demasiado daño ... de seguro que el susto y el humo y el fuego los asustara, permitiendonos entrar a saco y acbar al menos con la resistencia ... o al menos con los guardias los cuales seguor que son la amenaza mas ... importante ... pues ese hijo de perra seguro que tiene algun As debajo de la manga ... - le digo muy bajito de manera que solo el escuchara

Pasé la puerta por los pelos y el golpe contra el suelo me hizo volver, parpadee un par de veces para acosumbrarme a la oscuridad, estábamos en un vagón desierto, abandonado completamente y hecho polvo, totalmente en penumbra y apenas se veía nada-Joder, vamos mejorando-mascullé mirando al resto de supervivientes que me rodeaban-Gracias amigo-dije cogiendo con fuerza la mano de Alan ayudandome a incorporarme. A duras penas veo su figura dibujada como una sombra ante mí abrazando a quienes juraría que son Olya y Kaidan.

-Esperad, si no me equivoco debería de llevar una pequeña linterna cuando me meto en los conductos para mis chapuzas, creo que andaba por aqui..-dije palpando mis bolsillos y tanteando dentro de ellos, pero en ese momento una luz cegadora inundó todo el vagón cuando salimos del túnel-Mierda-mascullé llevándome la mano a la cara para intentar no quedarme ciego, era la misma imagen que había presenciado en el vagón piscina, un terreno infinito de nieve perpétua-Como dice Alan, debemos concentrarnos y seguir hacia delante-en ese momento se abrió la puerta del otro extremo que daba acceso al siguiente vagón pero lo que aparecióno era nada amistoso, el cabrón de pelo corto y un grupo de sus asesinos armados, instintivamente alcé el arma y les apunté, mi dedo se posó en el gatillo y me mantuve en posición de disparo.

Pero lo que pasó a continuación no me lo esperaba, Alan sacó una pistola y disparón al desgraciado, pero sin matarle dándole sólo en el hombro-Joder Alan ¿qué has hecho?-mascullé, estaba a punto de apretar el gatillo cuando Olya se interpuso-Olya, aquí las palabras ya no bastan, mira lo que tenemos delante, ellos no van a ceder y si lo hacemos nosotros estamos condenados, tenemos que seguir adelante-dije mirándola un instante con tristeza-Esto me gusta tan poco como a tí, creeme-se quebró mi voz ligeramente con mis últimas palabras, recé a todo lo rezable para poder traspasar esa barrera, no sabría si moriría, pero debía de llegar al otro lado-Si no hacemos nada Olya, todo éste sacrificio, no habrá servido para nada-constesté con firmeza y acomodando mi mejilla a la culata de la ametralladora y esperando a que comenzasen a moverse para acribillarlos.

Antes que nada, Alan disparó a Rhazes en un intento por destronar al rey tuerto en un país de ciegos.

La bala llegó hasta Rhazes, que se tiró contra el mamparo de su espalda agarrándose el hombro. La bala había penetrado en la carne y roto hueso. Rhazes no podría usar ese brazo. Y pese al dolor se levantó del suelo mientras los hombres  le rodeaban.

- Dejadme! Estoy bien.- Se quejaba mientras empujaba a los hombres que le socorrían.- Acabad con todos. Con todos!!- Masculló entre dientes.- Estoy seguro que  habrá madres en 3º que aun puedan dar a luz alguna vez mas...- dijo en alto, para que Olya desde lo lejos lo oyera.

Todos se abalanzaron contra todos.

Unos lucharían por seguir. Otros por quedarse donde estaban. Unos por cambiar las cosas. Otros por que cambiaran... mas aún. Como fuese, todos estaban dispuestos a morir, aunque algunos como Rhazes, no lo tenían en mente.

Mientras John se colocaba de escudo humano, usando un trozo de un mamparo oxidado, como la punta de lanza de un ariete Romano, el resto se ponía detrás para asistirle en la embestida.

Sin decir nada mas, Rhazes se retiró a la retaguardia y comenzó desde allí a disparar. Señal que los de 1ª entendieron como la trompeta que iniciaba la batalla.

Las armas de los de 3 no tenían el cargador completo ya que habían tenido que usarlo en otra ocasión. Eso les ponía en desventaja frente a los que portaban armas en 1ª. Pero el escudo de John aguantaba los primeros disparos perdidos, haciéndoles gastar munición. Desde atrás, la gente de 3 se preparaba cogiendo cobertura. ¿Cuanto aguantarían? La munición no es eterna.

Y su paciencia tampoco.

Roland esta ya cansado de toda esta mierda ... justo despues de decirle la propuesta a Kaidan decido comenzar a reducir las amenazas ... nunca habia usado un arma , salvo la culata y las amenazas de los gilipollas de los guardais ... pero no estaba para pensar en que tenia ganas de matarlos a todos, asi que se asomo un poco y dispare a discrepcion ... no sabia si habia dado o no, el retroceso del arma me cogio de sorpresa ... pero algo habria impactado seguro, yo era mas de una buena llave inglesa, como la que tenia guardada en la espalda ..., sin embargo ... y sin darme cuenta, siento un pico ... apoyo la mano en el muslo ... casi superficil ... y la encuentro entera lleno de sangre ... no salia mucho, pero si ... me habian dado ... 

- Joder ... como llevo el dia ... me noquean, me intentan matar varias veces y ahora esto .... joder no deberia haberme levantado de la cama hoy ... Joder Elaine ... eres una cabezota ... podria haberte quedado aqui y no tendria que ir a buscarte ... maldita sea ... - digos mientras arranco un trozo de mi camisa y ato la herida de mi muslo, que aunque solo fuera superficil ... sangrava.

En cuanto los tiros empiezan, trato de resguardarme tras un montón de cajas polvorientas contra las que habíamos estado descansando hasta hacía escasos segundos. No puedo ver nada, las balas vuelan por todas partes, y el sonido es jodidamente ensordecedor. Me cubro las orejas con las manos, pero apenas amortigua el sonido que no tarda en convertirse en un molesto pitido al fondo de mis oídos. 

Esto es... he intentado detenerlo. Estamos en clara desventaja, atrapados en un vagón como prisioneros en el matadero. Es imposible que salgamos de esta. Pero, supongo que llegados a este punto, no podemos hacer más que avanzar, caiga quien caiga. 

Aprieto los dientes, sujeto con fuerza la pistola que me dio John, y rápidamente asomo la cabeza por entre las cajas, disparando prácticamente a ciegas. Un grito proveniente de la puerta me alerta de que probablemente le haya dado a alguien, pero no me da tiempo a averiguarlo, pues me escondo en cuanto el arma deja de vibrar en mis manos. 

Jadeo, temblorosa y asustada. Prácticamente sólo veo movimiento a mi alrededor, la luz es demasiado intensa y me quema los ojos, así que vuelvo a asomar el cuerpo para tratar de disparar, pero en cuanto aprieto el gatillo siento un golpe seco contra mi hombro, que me hace caer de espaldas. Aturdida, no me doy cuenta de que me ha atravesado una bala hasta que el dolor se abre camino en mi cuerpo cuando desaparece el desconcierto, como si me hubiesen quemado el hombro con un hierro al rojo vivo, cuya agonía se extiende por mi brazo hasta la yema de los dedos. 

-Joder -mascullo, llevándome una mano a la herida, sólo para descubrir que mis dedos se tiñen de sangre rápidamente-. Joder.

La batalla había comenzado, el río de sangre empezaba a fluir. Me mantuve pegado a John siguiéndole paso a paso mientras oía un repiqueteo metálico que identifiqué inmediatamente como el impacto de las balas contra el escudo improvisado que teníamos gracias a un mamparo de la pared, asomé por uno de los lados de John disparando una larga ráfaga hacia la puerta donde se encontraban los atacantes, oí algunos gritos esperando que fueran los de aquellos bastardos.-¡Vamos John aguanta, que esos hijos de puta no pueden vencer!-grité tras él intentando hacerme oir sobre la cacofonía producida por la ensalada de tiros que se estaba produciendo. Seguiamos avanzando pero con demasiada lentitud, ofrecí parte de mi cuerpo por el otro flanco de John y ésta vez con clara visión apreté el gatillo apuntando a los hombres que se acercaban a nosotros, pero en ese momento sentí un agijonazo ardiente en mi hombre-¡Mierda!-exclamé volviendo a parapetarme detras de John, miré el origen del dolor, una bala había atravesado toda mi ropa rozándome el hombro, había sangre, pero al menos no parecía que saliese a borbotones, no tenía tiempo para sangrar, así que apreté los dientes y con un grito de furia volví a barrer con otra ráfaga delante de mí intentando matar todos los que pudiese antes de caer.

John cargo como un ariete, sin importarle quien pudiera dispararle o quien se le pusiera por delante, esperando servir al resto para abrirse paso y avanzar.

Se permitio hacer un disparo que no estaba seguro si acerto o no, basicamente queria asustar a los idiotas de primera que pesaban que todo sería muy facil porqué eran más... pero entonces escucho el grito de Carol entre la multitud y giro la cara viendo a la doctora herida. Cerro los dientes lleno de ira y disparo a uno de aquellos cabrones armados. Tal vez no fuera el culpable pero en ese momento se lo parecio y los sesos del pobre cabrón salpicaron el suelo.

Por desgracia su ira cegadora le perturvo la razón un momento. Sintio una bala rebotar en el escudo improvisado y volvio a subirlo para cubrirse pero fúe tarde.

Sintió un calor horrible, como si le marcaran la cara con un hierro al rojo y su piel, convertida en mantequilla, se abriera. La bala le alcanzo el lado derecho de la cara, desde la mejilla, volando un pedazo de su oreja y abriendo una herida horrible en su rostro. La sangre caia por su cara destrozada, su cuello y su ropa pero la adrenalina del combate o su fijación por defender a Carol de todo mal le llevaron a cargar de nuevo, incluso con más furia, soportando el dolor de su cara, de los musculos desgarrados y el sabor de su propia sangre.

Me quedé junto a todos con John a la cabeza defendiendonos de los disparos. No podía creer que los de primera y los guardias pudieran seguir tan ciegamente a Rhazes. No había ninguna manera para que... le siguieran. Sus delitos eran incontables y aún así... - Como narices pueden estar tan ciegos. - Esperaba entre las balas que silbaban a nuestro alrededor, un punto muerto para gritar. Pero las balas no solo silbaban. Ví como les daba a cada uno de nuestros compañeros, en especial a Olya. Decidí entonces empujarla dentro del muro, del vagón en el que estabamos para que no sufriera más ataques, yendo yo con ella para cubrirla - Espera aquí Olya - Lo que no me dí cuenta, puede que por la situación o la adrenalina, que una bala había impactado en mi brazo.

-¡DEJAD DE DISPARAR! - Grité alargando la última silaba esperando que los silbidos pararan - ¿No os dais cuenta? Todo esto solo es un puto juego de Rhazes para divertirse. Les importa una mierda quien viva y quien muera si puede lograr sus objetivos. Sois sus marionetas, listas para morir cuando el lo ordene tan solo porque lo seguis porque os ha prometido u os ha amenazado con algo que jamás cumplira. Y no solo eso. Si tercera muere, algunos de primeran lo sustituiran y entonces sufrireis lo mismo que nosotros. Comida hecha de muertos, vuestras mujeres violadas para dar hijos a Rhazes y los suyos, otra rebelión y vuelta a empezar. Nosotros tenemos el poder para parar esto. NO DEBEMOS PELEAR, DEBEMOS UNIRNOS Y HUNDIR A RHAZES PARA OBTENER LA LIBERTAD EN EL TREN - Sabía que no debía decirlo pero... Quizás el último As era necesario de usarse ahora para obtener una tregua - PODEMOS VIVIR FUERA DEL TREN Y RHAZES NO QUIERE QUE LO HAGAIS PARA QUE SIGAIS COMIENDO DE SU MANO, POR ESO NO OS LO HA DICHO. Uniros a nosotros, uniros a la verdad. Seamos libre en lo que antes era nuestro mundo, y olvidemonos de este maldito tren de una vez por todas.

-Es hora de que vivamos de verdad, tanto los de tercera como los de primera