Partida Rol por web

Sobre aguas oscuras

001.- En algún lugar del Caribe...

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14/08/2007, 15:24
Berenguer Alstrà

Berenguer empezó a alejarse de la hoguera como las otras personas, no necesitaba coger demasiadas cosas para el viaje así que decició pasar un segundo por casa de Bernat para despedirse.

Una vez con Bernat, Berenguer lé explico que mañana a primera hora partiría y que durante un buen tiempo no regresaría a la isla, no le contó ni el tipo de viaje ni su destino y Bernat no hizo ninguna pregunta, hacía un tiempo que habían acordado no explicar nada sobre sus próximos viajes para evitar problemas posteriormente. Despues de despedirse Berenguer se dirigió a su casa para coger algunas cosas y dormir un rato antes de iniciar el viaje.

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14/08/2007, 15:35
Berenguer Alstrà

Una vez en casa Berenguer se puso a preparar algunas cosillas para el viaje, cogió el pañuelo que a veces usaba en lugar de su sombrero, no le gustaba arriesgarse a perderlo en un día de fuerte viento o situaciones arriesgadas, cogío su otra camisa por si la primera quedaba dañada en algun momento del viaje. Cuando ya tenía la poca ropa necesaria se decidió a coger un tenedor y un cuchillo ya que prefería no tener que comer ciertas cosas con las manos y por último cogió su juego de dados para intentar hacer algunas apuestas durante el viaje.
Justo cuando estaba entrando en la cama se acordó de coger una pequeña botella de licor por si el ron que les dieran no fuera suficiente en algunos momentos.

Notas de juego

NO se la ropa con la que contaban normalmente los piratas, en el caso que tubieran más y para un viaje lo normal fuera coger algo más cogería otra muda.
Sobre los juegos de la época no se cuales serían pero supongo que los dados sería una posibilidad xD.

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19/08/2007, 22:50
William O´Linch

Parecía que la reunión había terminado y la gente se alejaba a cerrar sus asuntos. William se quedó tranquilamente silvando cerca de la hoguera, él no tenía nadie de quien despedirse, pertenencias que recoger o asuntos por terminar. Además, el joven de quien había conseguido la moneda dormía la mona en su habitación, y no tenía interés en volver.
Revisó sus pertenencias, es decir su alfange y puñal, pañuelo, escasas monedas y la botas nuevas que le había sacado a su compañero de juerga de aquella noche.
Cuando quedó sólo se agachó y se pasó un puñado de tierra de una mano a otra recordando las palabras de la bruja. Una sonrisa afloró a sus labios y poco a poco se convirtió en una risa un tanto histérica. Si aquella mujer conociera su relación con el mar...
Tras calmarse cogió un par de puñados de arena y, tras frotarse con fuerza las encallecidas manos, metió unos cuantos granos en sus diversas bolsas.

William vagó por las calles de tortuga hasta que sus pasos le llevaron hasta el lugar de reunión horas antes de lo acordado, con una botella de ron, un pequeño petate con sus pertenencias y el medio penique entre sus dedos. Descansó un rato mientras daba buena cuenta de la bebida y poco antes del amanecer perforó el penique y lo anudó en su colgante, donde llevaba una extraña concha con grabados, recordatorio de su vida prestada.

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04/09/2007, 01:07
Director

El día pasa sin nada más que reseñar que una algarada en uno de los tugurios de Cayone: dos muertos, al parecer debidos a un oscuro ajuste de cuentas, y un misterioso asesino. Y, tras el caluroso día, el sol vuelve a ponerse sobre Isla Tortuga.

Uno a uno, aquellos a los que la moneda llegó hacen su aparición en el puerto, junto al Fort Neuf. No les hace falta buscar a John Roach: el hombre -un marinero malcarado, bajo y robusto, con un sucio pañuelo cubriéndole la cabeza- se presenta al primero que llega, y el resto tienen pocas dificultades para encontrarlo. No parece muy hablador, aunque observa con sorna y una mirada torcida al grupo.

A su lado espera un bote sin nombre para unas doce personas, sobre el cual una sucia vela planta guardia. Un hato de ropas y algunos otros objetos descansa bajo la madera de la proa.

John Roach cuenta a los que llegan.

- ¿Estamos todos? - pregunta, cuando los seis se han reunido al fin. Su expresión parece extrañada por el grupo, sobre todo por la mujer - ¡Al bote, entonces! ¡Aún nos queda un trecho hasta el Arcana!

John es el primero en saltar, y se coloca a proa. Escupe por la borda, parece murmurar algo, y espera que el resto ocupe su lugar.

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04/09/2007, 13:37
William O´Linch

Parecía que el tal John Roach no era demasiado amistoso, mejor, tampoco William tenía demasiadas ganas de hablar a aquellas horas. Tras encontrar de nuevo a los partícipes de la reunión nocturna y esperar a que Roach diera las instrucciones, O´Linch saltó al bote y se colocó en babor.
Dew había comentado de noche que tendrían ocasión de remar cosa que no importaba demasiado a William, pero no sería voluntario ni el primero si podía, de modo que evitó el asiento de los remos y ajustó su atillo comodamente entre sus piernas.

Notas de juego

Siempre que evitar dicho asiento sea posible y no nos toque remar a los seis.

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04/09/2007, 19:54
Santiago Caballero Negro

Santiago busca llegar a la proa de la rustica embarcación, solo para poder ir delante y ver adonde se dirigen. Tampoco parece muy dispuesto a remar.

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04/09/2007, 21:07
Ekao Mogamba

Mira a John de forma distante, pero durante un segundo su fría envolvente deja ver su lado más amable, para hacer una pequeña inclinación de cabeza.

-Es una bruja -comienza a oir a su alrededor.

-Magia negra, mal fario -dice una mujer a otra, mientras ambas se santiguan-.

-Mata aves con sus propias manos y después se bebe su sangre aún tibia -un grupo de niños.

Ekao simplemente suspira. Sabe que es lo que todos tienen que pensar, y es su principal papel en esta historia con un desenlace poco claro aún para ella. Simplemente mira fijamente a la multitud, que se dispersa intranquila.

-Desam bawee ndoi saabai am bashaa dom, youm boum be ye amye -murmura.*

Notas de juego

* Mientras los mios se aventuraban a servir a los dioses, vosotros aun vivíais en los árboles.

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06/09/2007, 02:09
Berenguer Alstrà

Berenguer observaba a sus nuevos compañeros mientras van subiendo a la embarcación, una vez arriba se sienta en uno de los sitios libres, con algo de suerte la vela será capaz de movernos o creo que nos tocará remar como dijo Jack.

Notas de juego

Cuanta gente hay en la embarcación?
Nosotros seis y John o hay más personas?

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16/09/2007, 10:58
Munrow

A grandes zancadas, con la expresión eterna de abatimiento y alerta cincelada en la cara, el alto se acerca a la escueta embarcación y se mete dentro con rapidez, sin temor ni hacer zozobrar nada. Una vez dentro, se busca un sitio más o menos amplio, dadas las circunstancias, lo cual no le deja más remedio que situarse en la zona de remeros. Un detalle que no le importa o desagrada en absoluto.

-Ya empezaba a estar hasta las narices de esa maldita isla... -comenta, en voz alta, pero casi para sí mismo. El suave rebullir de las olas contra el casco, el olor del mar, el reflejo del sol en el agua, parecen acaparar toda su atención- ¡Eh jefe! ¿Nos ponemos en marcha ya? -exclama, con un vozarrón, abandonando su estática contemplación de los alrededores-.

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16/09/2007, 12:33
Santiago Caballero Negro

Santiago señala con la mirada los remos a los que se han puesto tan oportunamente al alcance de estos.

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17/09/2007, 01:34
John Roach

John Roach se ríe socarronamente al ver la poca disposición que los nuevos reclutas tienen para hacerse cargo de la embarcación.

- ¡Jodíos vagos! - espeta entre risas gorgoteantes - ¿Quereis ir de la manita hasta Valparaiso? ¡Tú, el señoritingo del espadón, y tú, el del bigotito, haceos cargo de la vela! ¡El Arcana saldrá mañana con la marea, lleguemos o no lleguemos! ¡Y no os gustaría que os haría si llegamos tarde!

John Roach señala a Munrow y a Berenguer. Luego, se da la vuelta y mira hacia la tierra que se ve en el horizonte. Port-au-Paix se encuentra allí. Con buen viento tardareis un par de horas solamente en llegar.

Notas de juego

Aunque la utilización de insultos mal escritos suele dar la impresión de que los personajes no jugadores salen directamente de Orejilla del Sordete, creo que lo prefiero a la de que se acaben de apear de un sillón de la Real Academia de la Lengua. Así que ahí vamos.

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17/09/2007, 16:12
Berenguer Alstrà

Una vez John acaba de hablar Berenguer mira a sus compañeros más alejados, parece que no hay una gran disposición para el trabajo, más vale que una vez en el barco se muestren más útiles.
Con un pequeño salto Berenguer se pone de pie junto a la vela y empieza a deshacer los nudos que atan el pequeño trozo de tela, con un poco de ayuda del otro "voluntario" en unos instantes estaremos en marcha.

-Coge éste trozo de la vela mientras acabo de desenvolver el que tengo entre manos - Las palabras de Berenguer dirigidas a su compañero salen en un tono muy relajado, más que una orden parecen un consejo. Sin esperar contestación Berenguer sigue con la mirada fija en el trozo de tela que tiene entre las manos y que le está llevando más tiempo del normal.

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17/09/2007, 16:18
Ekao Mogamba

La mujer está en la proa del barco, mirando hacia el horizonte, en dirección a Port-au-Paix.

Una vez el velamen ha sido desplegado, abre lentamente las manos, separa un poco los brazos del cuerpo, y cierra los ojos.

-Loas, loas canmané.. loas ashta... loan énn... casshhham saban ahén... loas canmané... -sus labios apenas se mueven. -Bashá Mogamba inna cest ashta aamse ashta enna ... loas, loas canmané..**

Comienza a levantarse el viento.

Notas de juego

Si crees que es correcto lo que he escrito, dímelo y lo haré público. De momento :) no.

** Loas, loas oídme... loas del aire.. venid espíritus... encantad el cielo ... loas oidme... Basha, tu hija Mogamba suplica alterar el viento... loas, loas oidme...**

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18/09/2007, 12:58
Munrow

Asientiendo a las órdenes del individuo de cara torcida, Munrow se incorpora presto y comienza a hacerse cargo de la enbarcación con la ayuda de bigotes. Ella es una pequeña cáscara de nuez, y ellos son dos hombres, por lo que no debería de hacer falta mucho trabajo para ponerlo todo en marcha y a todo trapo. Que no es mucho.

-Sujeta la amarra con los dientes mientras anudas la otra, bigotes -responde un Munrow francamente sonriente-. Si necesitas ayuda para hacer esto, no servirás de mucho mar adentro.

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19/09/2007, 01:48
Director

Y así, entre los dos designados no tienen problema alguno en poner la embarcación en movimiento. El resto atiende sus asuntos, quizá hasta advertir a la mujer que, mirando hacia Port-de-Paix, abre lentamente las manos, separa un poco los brazos del cuerpo, y cierra los ojos.

- Loas, loas canmané.. loas ashta... loan énn... casshhham saban ahén... loas canmané... -sus labios apenas se mueven. -Bashá Mogamba inna cest ashta aamse ashta enna ... loas, loas canmané..

John Roach la mira con cara de preocupación y temor, pero no se atreve a hacer nada. Poco después, sin embargo, el viento a favor parece levantarse y en la velocidad que adquiere la barca, el hombre pierde todo interés. Sólo mira oscuridad adelante, hacia la isla de La Española. El bote surca las olas con sorprendente presteza, y el viaje nocturno a través del canal es más corto de lo que todos esperaban.

Poco a poco, las luces de Port-de-Paix se van haciendo más nítidas. No hay muchas, no en vano el pueblo es un lugar bastante más pequeño que Cayone. Hace pocos años que fue fundado, cuando los ingleses expulsaron de Tortuga a un grupo de filibusteros franceses, y todavía es un puerto menor. Sin embargo, todos vosotros podeis intuir la razón por la que el Arcana está fondeado en ese puerto en lugar de en Cayone: todo barco que atraca en Isla Tortuga queda a disposición de la Hermandad de la Costa, y eso no gusta a muchos de los visitantes.

Las olas chocan contra las tablas del bote. La luna brilla sobre las aguas, y un viento fresco mueve las ropas de los tripulantes e impulsa la vela. Llegando de nuevo a tierra, lejos del paraiso sin ley que representa Isla Tortuga, Munrow y Berenguer maniobran con pericia para acercar el bote a la costa. Es fácil distinguir al Arcana. La silueta oscura de la corbeta domina el puerto entero como una sombra. Las calles están silenciosas y tranquilas, con sólo algunos faroles, en el puerto, que lancen alguna luz. El resto sólo está iluminado por la luna.

John Roach se pone en pie momentos antes de que la barca toque tierra, y salta habilmente en el momento en que fondea.

- ¡Esto ha sío un viaje rápido! - ríe, aunque echando una mirada escrutadora hacia la oscuridad de los alrededores. La risa termina en un sonido húmedo, y Roach gargajea y escupe algunas flemas - ¡Al barco, entonces! ¡Nadie dirá que nos entretuvimos!

Habiendo asegurado el bote, el grupo se dirige hacia la corbeta. La luz de los escasos candiles tiñe de color el frío azul de la noche. En algún lugar, lejos, se oyen cantos: los esclavos negros y sus celebraciones. John Roach parece refunfuñar, sobre la madera de los muelles.

- ¡Ah del Arcana - grita cuando llegais - ¿Hay alguien ahí, maldición? ¡John Roach está aquí!

No transcurren más que unos pocos segundos hasta que un par de caras, iluminadas por un candil en cubierta, se asoman. John hace señales con las manos, y acercan entonces la pasarela hasta el muelle. John pone un pie sobre ella, y se da la vuelta.

- Mañana saldremos con la marea. Teneis unas seis horas para hacer vuestras cosas, si no quereis entrar al barco todavía. Hay una posada por allí - señala en la oscuridad - donde podreis beber o encontrar mujeres. O podeis pasar la noche en el barco, como querais. Pero aseguraos de estar mañana aquí, con la marea. Al capitan no le gustan los retrasos.

Os contempla durante un momento, esperando vuestra decisión.

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19/09/2007, 09:17
Santiago Caballero Negro

Durante el viaje, Santiago permanece de cara a proa con los dedos de la mano derecha aferrados a la punta de su tricornio que hace de visera. Debido a que es de noche ese gesto carece de sentido a menos que sea una costumbre adquirida de viajes anteriores bajo un sol de justicia.

Cuando llegan a Port-de-Paix y los reciben los tripulantes del Arcana, Santiago lo que hace es despedirse con un gesto de sombrero y dirigirse hacía la taberna cercana sin esperar a nadie.

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19/09/2007, 11:24
William O´Linch

William había permanecido concentrado todo el viaje, con el gesto serio, y no se le pasó por alto la extraña relación entre el viento y Ekao.

La corbeta era bastante digna, sin duda parecía rápida por sus formas, aunque eso no lo sabría hasta verla surcando los mares del caribe. Las opciones ahora eran pocas, ir a la taberna o el barco, aunque ansiaba volver a embarcar decidió que era mejor bautizar el nuevo viaje con algo de ron. De modo que se encaminó con paso tranquilo y la mano apoyada en el alfanje hacia la única posada mientras tarareaba alguna canción de contenido obsceno.

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19/09/2007, 13:04
Munrow

Munrow hace un rápido cálculo mental, observa la posada con vehemencia y después el barco. Se decide inmediatamente y cruza la temblorosa pasarela a rápidos trancos, subiendo a bordo del Arcana. Su expresión es de cierto cansancio, cierta somnolencia, aunque todavía se mueve a paso vivo y no parece que se vaya a echar a dormir de un momento a otro.

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19/09/2007, 13:11
Ekao Mogamba

Un poco cansada, se dirige a John Roach.

-Nos veremos por la mañana, al alba. Tengo cosas que hacer -concluye.

Se pierde en la solitaria oscuridad con gran rapidez. La niebla de la madrugada parece envolverlo todo con un aire fantasmal.

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19/09/2007, 13:39
Ekao Mogamba

Ekao observa con detenimiento todos los puestos que forman el extraño mercado, y que a estas horas permanecen vacíos. Los tablones de madera crujen por el frío y la humedad reinantes, y cuelgan jirones de tela en las tablas superiores.

Avanza presurosa por entre las silenciosas calles, que desprenden un extraño y acre olor. Se detiene delante de un puesto cualquiera, ya que ha visto moverse algo. Con una rapidez pasmosa, alarga el brazo.

Sigue andando por entre las calles, y de pronto tuerce a la izquierda en un callejón. Hay una puerta, con una tenue luz que se filtra por debajo. Ekao llama 2 veces, y entra.

Madame Nohaba estaba sentada detrás de una mesa redonda, echándole una ojeada a los posos del té de una taza.

-Sabía que ibas a venir pronto, mi niña -dice, sin levantar los ojos de la taza-. El té es poderoso. Y también leo tus dudas, pequeña Ekao. Eres la más poderosa de tu tribu, y tienes miedo... y no logro saber por qué.

Ekao se queda de pie, escuchándola. Es una falta de respeto interrumpir a una Señora del Budú como era Madame Nohaba. Simplemente la mira, y escucha.

-Sé que has venido a pedirme consejo. Sé que lo crees imprescindible, pero no voy a dártelo.

Sus ojos se abren como platos, y su corazón se ha disparado. No puede creer lo que está oyendo, pero se controla y sigue escuchándola.

-Tendrás que comprender que, a veces, los loas simplemente nos llevan de aqui a alla, como hojas en el viento, y sus intenciones no están claras -deja por fin la taza encima de la mesa, y levanta la mirada. Tiene ojos amarillos, felinos; y no tiene muelas, sólo los dientes delanteros. -Tú tendrías que comprenderlo mejor que nadie, Ekao. Simplemente deberás de dejarte llevar por todo lo que te he enseñado a lo largo de estos veinte años, y ser una Señora del Budú como te corresponde... qué... qué llevas ahi?

Se le había hecho una pregunta, luego ahora sí podía hablar. -Tengo que hacer un sacrificio, Señora.

Una rata, enorme y gris, con unos dientes afilados y un cuello del tamaño de una patata, pataleaba sin éxito, ya que Ekao le sujetaba con fuerza por el gaznate. -No he encontrado nada mejor, pero de seguro será del agrado del gran Mogam.

-Seguro que sí lo será -movió la cabeza afirmativamente. -Pasa por aquí, Ekao. El altar siempre está dispuesto.

Y detrás de una cortina, se observa una gran figura de madera, basta y sucia, apoyada en la pared y rodeada de velas y escapularios. En el suelo, una gran placa de madera, igual de sucia, estaba esperando la sangre caliente del animal, que daría respuesta al favor recibido por Ekao horas antes.