Partida Rol por web

Y casi sin darse cuenta el grupo se va dispersando en medio de ese ambiente con olor a cuero y sudor, destellos desconcertantes, música estridente y gente dando codazos y empujones...

En algún momento Énone se ha quedado solo mientras observa la zona en busca de más peligros que los evidentes. Buscando un rincón apartado desde el que poder observar toda la sala Énone recibe el empujón de un trasero que lo lanza contra una puerta de salida de emergencia. La barra de apertura se clava dolorosamente en su espalda (1). Al darse la vuelta se da cuenta de que la barra no puede moverse porque el mecanismo ha sido soldado. A juzgar por el aspecto de la soldadura ésta ha sido reciente. Queda la pregunta de quién la ha hecho y por qué.

Énone se da la vuelta a ver si alguien se le está observando para encontrarse de repente con un tipo delgado cuyo rostro le recuerda al de una comadreja. En los breves destellos de luz se puede ver que lleva un chándal de colores chillones que parece diseñado para ganar el concurso a la horterada del año.

Se te ve muy tenso, colega - el tipo le echa un brazo por los hombros a Énone para estrecharlo con exceso de confianza - Tu primera vez por aquí ¿Verdad? Relájate y disfruta hombre. Me llamo Maurice y tengo por aquí algunas pirulas para hacer un poco más sabroso el garrafón de la barra ¿Por qué no te vienes conmigo y te invito a algo?

Sin embargo Énone no puede evitar fijarse en dos tipos increíblemente grandes que no pierden detalle de lo que hace el camello charlatán...

¿Y este caos es lo que los humanos llaman "diversión"? Liel ha oído hablar de sitios en el Infierno más tranquilos que éste. Después de la espantada de Suzie, Liel intenta mantenerse al menos cerca de Énone. Decidida a no perderlo lo sujeta por el brazo, pero cuando éste se da la vuelta la ángel descubre que ha equivocado.

En lugar de Énone el tipo es un blanco profusamente tatuado y de aspecto fuerte y amenazador. Su mirada lujuriosa se fija primero en los pechos y después en las caderas de Suzie. Lo que ve parece gustarle, pues su boca se tuerce en una sonrisa malévola.

¿Qué pasa, Morritos? - su aliento hiede a alcohol. Hincha sus abultados músculos para hacerlos destacar bajo su camiseta de tirantes y así parecer más intimidante - ¿No te gusta lo que hay en la barra? - agarra con fuerza una de las muñecas de Suzie para obligarla a acercarse a él - Nos vamos a ir a los baños, te vas a amorrar al pilón y esa carita tuya se va a convertir en un dulce de chocolate con leche.

La consciencia de Suzie se revuelve dentro de Liel, asqueada por el chiste. Liel no lo entiende, pero sí capta que el humano quiere forzar el cuerpo de Suzie aunque sea por la fuerza.

Vamos, cerdita - dice el tipo tirando de Suzie - Vente sin armar jaleo y te lo pasarás bien.

No importa cuánto tiempo pase, los métodos de Asmodeo (1) siguen siendo tan repulsivos como siempre...

La carrera de Suzie la lleva hasta unos servicios hediondos y repletos de grafitis. Al menos el olor de su vómito no desentonará, y el ruido que hace al vomitar no parece molestar a las parejas que están ocupando los otros cubículos. Todavía quedan algunos restos de la cinta que los forenses utilizaron para marcar el lugar donde encontraron el cadáver de Tasia. Alguien ha adornado la silueta con el toso dibujo de una boca abierta, unas tetas y un coño. Aquí ni la muerte puede ralentizar siquiera el desenfreno.

¿Cuddy? - dice una voz chillona tras la cazadora - ¿Cuddy-duddy?

Cuccy no había vuelto a ver a Tamara Rogers desde que dejó el instituto. Al contrario que su hermana Keira (con la que Cuddy pudo tener ¿o no? una noche loca) Tamara era la típica chica desesperada por ser popular. Los que se reían de ella (casi todos) decían que era buena nadadora (Nada por delante, nada por detrás) y que las únicas curvas que se le daban bien eran las eses que hacía cuando iba borracha. Su aspecto físico mediocre iba acompañado de una personalidad insegura, obsesiva e histriónica con la que no no tardaba en encontrarse incómodo.

Sin embargo algo ha cambiado en Tamara en estos años: se la ve más relajada y tal vez algo más segura de sí misma. También ha desarrollado unas curvas pasables (O ha conseguido encontrar al fin ropa que le favorezca, que tampoco es que tuviera mucho gusto a la hora de vestir)

¡Duddy-Cuddy-Duddy! - Tamara la abraza sin aviso y sin venir a cuento. Sin embargo no resulta del todo desagradable. El olor de su perfume es lo primero que no le revuelve el estómago. De hecho, resulta un poco embriagador. Ciertamente Tamara no es todavía una chica de 10, pero ya no es el bicho raro de antes - ¿Qué haces tú por aquí? Te hacía ya en la universidad ¿Cuál era? ¿Columbia? ¿Pace? ¿Fordham? Siento lo que le pasó a Vinny, pero como no tenía tu número no pude llamarte...

De pronto un cambio de música y con eso una marea de gente que los separó a la fuerza. Mientras buscaba a Suzie en el mar de gente, tropezó y fue a dar contra la puerta de incendios.  Se apoyó justo en el lugar donde la soldadura hacía toscos bultos inmovilizando el cerrojo. Si esto se prende la palmamos todos, pensó mientras se sobaba espalda y levantaba la vista para buscar otras salidas. Se preguntaba si alguien tendría planeado quemar el lugar o si estaba siendo demasiado paranoico, cuando un chandal de colores lo interceptó. De inmediato algo le hizo desconfiar del sujeto, pero desconfíó aún más de los dos hombres que parecian estar siguiéndolo.

Normalmente no lo habría tomado en cuenta, pero ya que estaba ahí podía ayudar con la investigación a Suzie y a Cuddy. Y si este tipo trabajaba habiendo lo que creía que hacía tenía algunas oportunidades de sacar algo de información. Sobretodo si lo ayudaba con esos guardaespaldas que lo venían siguiendo.

—No, Maurice, hola —trató de hacerse oír con la estridente música —, claro, pero en otro lado ¿Ok? Esos amigos tuyos me ponen nerviosl.

Hay algo que he entendido siendo amiga de Suzie. Suzie lleva un ángel dentro. Eso es como que la gente... lo nota. Como inconsciente. Saben que es como una salvadora de algo, creo, como por instinto. Gente como Énone lo nota especialmente. Esto me hizo pensar en mi... ¿Yo que sensación le doy a la gente?

Hmmm... yo no salvo a la gente, solo la trato bien. O la mato... pero bueno, eso no cuenta, es en defensa de mi especie, y por vendetta. Entonces... desde el insti que la gente como Tamara tiende a colgárseme un poco, porque como soy maja un día, creen que ya somos súperamigas y todo eso... y todo esto lo digo porque...

Nunca me gustó ese juego de palabras tan estúpido que hacía con mi nombre. Me imagino llevándola a merendar a casa, o lo que sea, y luego PopCorn me recriminaría traer tan insulsa y agobiante compañía, tal forzar una diversión basada en una conexión emocional que no existe. Osea... no es que me parezca mala gente, y compartimos ser raras... ¡pero no me cae bien! ¡Yo que quieres que le haga! ¡No hay que sentirse mala persona por eso!

Además... sí, tuve una noche loca con su hermana... ¡pero fue muy corta! No le hizo falta hacer gran cosa, la verdad... y yo también hice lo que pude, y fue suficiente. Pero luego empezaron a decir que éramos novias, así que Tamara interpretó que eso nos hacía todavía más amigas... y bueno... luego cuando quedó claro que Keira y yo no éramos novias ni teníamos ganas de serlo, se volvió un ser bipolar capaz de desdoblarse para que la ruptura fuera lo más no-violenta posible, y ni su hermana ni yo supimos qué hacer, y creo que ella interpretó que eso nos hacía todavía más íntimas amigas, y bueno...

Nunca he encontrado el momento para decirle que nunca me ha gustado, ni caído bien, y nunca en mi vida, ni por un momento, la he considerado una amiga. ¿Cómo sabe lo de Vinny y no sabe que no fui a la universidad? Así que... entenderéis que esta sea una situación un poco incómoda para mi.

Sus brazos atropellantes y su perfume son agradables, eso sí... creo que sus juegos de palabras intentan imitar la forma de hablar del campamento, pero no hay una forma de hablar del campamento... oh, lo sienta, Tasia, me he puesto a llorar en los brazos de la pesada esta donde te mataron. Es por Suzie, y por Vinny, y porque es muy triste que esta sea la forma más agradable de tocarme en un tiempo... Luego la aparté de un empujón, y terminé de escupir vómito, más que nada para que no se tomara mal que la aparte. Ehm... hola, Tamara, sí, me acuerdo de ti... ¿por qué he dicho eso? Empalidecí un poco. Entonces mi cerebro siguió los protocolos de PopCorn para estas situaciones: cuando vayas a quedar mal, miente. Ahora soy... escritora. Me han encargado un artículo sobre este baño. Sobre el duelo a la víctima por parte de la discoteca. Y mira... 

Me quedé mirándola, a ver qué hacía.

- L... Lo que tú digas.- Es lo único que Liel pudo mascullar usando los labios de la aterrada Suzie, estaba claro que no iba a hacer aquellas cosas que aquel tipo tenía en mente, ni mucho menos, pero no podía descubrirse en medio de la pista de baile, ante ojos de decenas de personas colocadas, borrachas y sedientas de nuevas sensaciones.

El ángel se dejaba guiar por aquel repugnante despojo, mal ejemplo de la humanidad, esperando a poder hacerle frente en un lugar donde los fisgones pudiesen librarse de un desagradable episodio violento, a sabiendas de donde estaba su mazo sagrado y sus otras posibilidades de paliar con aquella desagradable vuelta de tuerca.

¿Y era esto por lo que la hermana de Suzie había huido de casa? ¿Para capear con escenas así cada noche? Liel estuvo a punto de pensar algo francamente desagradable al respecto del fin de la muchacha, peor no quería hacer daño a su portadora.

La gente eran volutas de movimiento y hedor, pero sabía que en aquellas circunstancias tenía que apañárselas por su cuenta, puede que Suzie hubiese pedido ayuda, pero Liel tenía métodos más solitarios y desesperados para luchar contra los tintados y sus ansias de corromper lo bello y bueno de aquel mundo. No había palabras para describir cuanto ansiaba llegar a su destino y poder soltarse.

¿Pero qué dices, hombre? - Maurice hace un gesto con la mano para quitar importancia a las preocupaciones de Énone - Jim y Earl son sólo un par de amigos que me acompañan cuando salgo de marcha. En sitios como éste no siempre te encuentras a buena gente como tú y como yo soy un pacifista ellos cuidan de mí. Como mis ángeles de la guarda. Pero vamos, que seguramente no tengas que preocuparte por ellos. Venga, vamos a la barra, nos pillamos un par de cacharros y me dices qué te pone.

De camino a la barra Énone se fija en otra puerta con barra antipánico en la que puede leerse "Sólo empleados". Justo mientras él pasa por delante un camarero sale de esa puerta dejando a Énone ver un pasillo mediano en cuyo final hay otra puerta con un cartel de "Salida"

Poco después Énone está sentado junto a Maurice en la barra. El barman, un tipo fornido con una poblada barba y un corte de pelo estilo punk se acerca ante un gesto del camello. Earl y Jim se sientan a unos pocos taburetes de distancia.

¡Hey, Blank! - le saluda Maurice tendiéndole la mano - ¿Cómo vamos, colega?

A tope como siempre, tío. La poli sólo nos pudo tener cerrados un par de días después de lo de esa cría - coge un trapo y limpia la barra frente a Maurice y Énone - ¿Tú no tendrías que estar en casita viendo los Teletubbies, nene?

Pasa de eso Blank, no seas borde - lo apacigua Maurice - No te irás a poner tiquismiquis ahora pidiendo el carnet de conducir ¿Verdad? - saca un billete de veinte dólares y se lo mete en el bolsillo del chaleco.

No, supongo que no es mi problema ¿Qué os pongo?...

Ah sí, eso - Tamara se encoge de hombros - Bueno, aquí es fácil pillar rulas. Dicen que se pilló unas estimulantes y que se vino aquí para un mete-saca rapidito - hace un gesto desagradable con las manos para simular una penetración - Pero la chica iba pasada de vueltas y cuando se estaba corriendo tuvo un paro cardíaco o algo así. Cosas que pasan. Por eso yo no me meto drogas. Así que escritora ¿Eh? ¿Para qué periódico?... 

Buena chica - aprueba el bruto - Veo que tú y yo nos vamos a llevar bien.

El humano lleva a Suzie casi a rastras abriéndose paso a empujones y codazos entre el gentío hasta llevarla al baño de hombres, un lugar maloliente cuyas paredes están cubiertas de grafitis. Agarra a un chico que está usando un orinal por el cuello y tras mascullarle un "Lárgate" lo echa de los lavabos sin darle tiempo a arreglarse la ropa. Después abre un cubículo de una patada y tras meter allí a Suzie a empujones empieza a trastear con el cierre de sus vaqueros.

¿Te gusta por delante o por detrás? - le susurra al oído - A mí me da igual mientras lo tengas bien prieto ¿O prefieres tragártelo? No te quejarás, te estoy dando opciones...

- A mí me gusta...- Comencé a contestarle, con un falso tembor en la voz.

Mientras el tipo se bajaba la cremallera y desplegaba su interesantísimo catálogo de prácticas de bestialismo, me lo pensé mejor, no quería dejar muerto o con daños incurables a aquel ser infecto, pero si dejarle un recuerdo que le hiciese plantear dos veces el cómo proceder con las humanas, así que entrelace los dedos de ambas manos y los subí rápidamente, descargándolos con fuerza sobre su pelado cráneo.

-... desde arriba.

Escuché el satisfactorio impacto, anunciándome que había tenido suerte, al menos en aquella primera parte, pero si todos los tipos en aquel templo degenerado eran de esta calaña, iba a tener mucho trabajo.

La cabeza de Énone trataba de funcionar a la mayor velocidad que podía, entonces esos tipos no vigilaban a Maurice, sino que lo estaban cuidando. Se notaba a leguas que al muchacho le faltaba mucha experiencia en esto. Solo cruzaba los dedos para que Maurice no notase esto también. 

—Es que eran muy violentos para mí —sonrió tímidamente Énone ante la "broma" del barman—, ponme una cerveza por ahora. Me gusta empezar suave.

Evaluó la situación, todos habían estado aquí la noche del ataque, si jugaba bien sus cartas podía sacar algo, trató de recordar cómo lo hacía Cuddy para ganarse a la gente y probó suerte.

—Si fue un lío lo de la chica esa, cerrados por dos días. Pero veo que les ha dado buena publicidad, estabais en todos los periódicos. No hay mal que por bien no venga ¿Verdad? 

¿Por qué has hecho eso? Ahora no puedo parar de pensar en su mano haciendo eso... y da asquete. Soy freelancer. Convincente, Lady Cuddy, de la dinastía Cuddy, escritora freelancer profesional... Este artículo me lo ha encargado el New York Times. Te juro que me lo estoy empezando a creer. Es mi primer gran trabajo. Bueno, "gran" entre comillas, saldrá pequeñito en una esquina, pero igual... Soné como toda una escritora, sí. Me asentí a mi misma, satisfecha por la escritora que había llegado a ser, y arrepentida por todo lo demás. 

Te juro que me lo creí. Me transformé en escritora. Mi nombre de escritora era Clara Curie, y era una artista atormentada. Varias editoriales se habían enamorado de mis versos, pero debido a mis problemas de conducta y mis traumas sin resolver, nadie quería trabajar conmigo. Cabrones... Así que había terminado relegada a este trabajo de freelancer, con mis sueños rotos, y el corazón exprimido en un puño. No creas que es fácil, ser escritora. A veces estoy sola, muy sola... y me deprimo. Clara Curie era un poco peor persona que Cuddy, pero más lista, creo, porque justo aprovechó ese chispazo de depresión real manifestada para decir: ¿sabes quien pasa las rulas esas? Así igual me inspiro...

Clara Curie miró al suelo, y a mi me dio una pena...

El musculado y tatuado hombre se lleva las manos a la cabeza tras recibir el golpe. - ¡SERÁS PUTA! - Brama mientras retrocede el poco espacio que tiene hasta la pared. Al levantar las manos, su ajustada camiseta sube y deja ver un enorme cuchillo sujeto al ahora abierto cinturón de unos pantalones desabrochados.

- ¡ME LAS VAS A PAGAR!¡TE VOY A CONVERTIR EN UN BOLLO DE CHOCOLATE RELLENO DE NATA ANTES DE CORTARTE ESOS PUTOS DEDOS! - Gritó en el baño. Pero nadie podía escuchar lo que ocurría en él puesto que la música del local estaba demasiado alta y la gente iba a su bola. Se notaba que aquél era el terreno de aquel tipo. Sabía lo que había fuera...

... y que taparía lo que ocurriera aquí dentro...

Tamara no podría estar más sorprendida. Cuddy la veía habitualmente intentando utilizar la compasión del otro para manipularle, pero seguramente ésta sea la primera vez que alguien se lo hace a ella.

Sí, claro - titubea - Las pasa ese idiota de Maurice Hill. Puedo llevarte con él, pero primero quiero que huelas esto. Tal vez no sean alucinógenos lo que necesitas.

De su bolso saca una botella de perfume llena de un líquido negro y se rocía generosamente con él en el cuello y las muñecas. Es la misma fragancia agradable que Cuddy oliera antes, sólo que ahora el perfume es mucho más intenso y embriagador.

¿Qué te parece? - susurra Tamara - Es una marca muy exclusiva.

Su voz suena ahora mucho más suave y agradable al oído. De hecho, ahorra que se fija bien, sus gafas le dan un toque distinguido muy alejado de la típica cara de búho de la que se reía todo el mundo. Sus dientes no son tan pronunciados y parecen brillar con luz propia en este antro de inmundicia. Tamara tampoco es ajena a los efectos del perfume, pues sus manos acarician su propio cuerpo. Un cuerpo que a Cuddy le parece ahora mucho más curvilíneo y seductor.

¿Por qué no me haces lo mismo que le hiciste a Keira aquella noche? - susurra cogiendo la mano de Cuddy. El contacto de su mano provoca en la cazadora una sensación de calor que sube desde su entrepierna hasta su garganta arrancándole un jadeo involuntario...

Aquella inmundicia no era un mortal al uso, tal vez su mugrienta alma debería de haberme dado ya esa pista, pero ahora seguía acorralada en aquel pequeño recinto, creía haberme librado de él, pero no había finalizado nuestra pavana ultraviolenta. Lo acorralé como pude, aprovechando mi envergadura y ventaja, alcanzándole el brazo cuando se disponía a sacar algún arma, mientras yo hacía lo propio, pero fue la daga que había ocultado de la vista de todos la que alcanzó mi mano. - No si antes consigo hundirte mis putos dedos bien dentro, donde no puedas alcanzarlos.- Le escupí a la cara.

Haces muchas preguntas tú ¿No? - dice Maurice con cara de cabreo - ¿Quién eres? ¿Algún tipo de detective privado aficionado, eh? ¿Rollo Scooby Doo o algo así? ¿Eh?

Sus manos abren de repente la cazadora de Énone dejando al descubierto la empuñadura de su espada - Vaya, esto sí que no los llevaban los chicos buenos de la serie - Earl y Jim se levantan al ver el chasquido de los dedos de Maurice - ¿No eres un chico bueno? Porque si es así no vamos a poder ser amigos...

—Oye! ¿Pero qué? ¿Acaso tengo cara y cuerpo para ser detective?  —Énone trató con cautela de bajarle el perfil al asunto—, sí, admito que vine al día siguiente a mirar... Es que igual, el morbo me prende, tú sabes. Pero estaba cerrado, y vine al día siguiente otra vez y vuelta a cerrar, y esta cosa—hizo fuerza para quitarle la cazadora de las manos y poder tapar con ella la empuñadura otra vez—, no me dirás tú qué es el barrio más seguro del mundo. Uno tiene que tener con que defenderse. No me vas a decir que tú o tus amigos no tienen una automática en los calzones. Pfttt... Chico bueno. ¿Con esto? —hizo un gesto hacia dónde debería estar el arma— Hombre, vamos.

Maurice Hill Maurice Hill Maurice Hill Maurice Hill Maurice Hill... PopCorn me contó que Sócrates y Jesús no escribían, porque se lo sabían todo de memoria. Yo hago como ellos, así que no llevo una libretita ni nada. Maurice Hill Maurice Hill Maurice Hill Maurice Hill Maurice Hill

Tamara interrumpió mi diálogo interno con el perfume este. Un perfume muy rico, la verdad. Rico como la piel de una persona amada, para ser más exacta. A Clara Curie le gustaba, despertaba su curiosidad por los sentidos.

Y ahora que lo pensaba, hacía mucho tiempo que no veía a Tamara. En mi cabeza todavía era una adolescente gafotas con acné. Ahora era... una mujer. Y yo también... Y Vinny me habría animado a buscar mi placer y todas esas cosas de PopCorn...

Ni me lo pensé. Olí como toda una escritora imitando a un vampiro. Jodidamente delicioso, ¿Qué coño me has dado a oler...? ¡Ah! ¡Ya es tarde! ¡Se le ha puesto esa cara seria que se le pone a la gente cuando ya no son besitos inocentes sino una situación sexual sexual, pornosa! ¡Ah! ¡Y me estoy dejando llevar la mar de contenta! ¡Ah! ¡¡Qué hago!?

Entonces me iba a dar un espasmo hacia adelante, de placer, de placer que me había olvidado, pero Tamara dijo esto:

¿Por qué no me haces lo mismo que le hiciste a Keira aquella noche?

Y entonces el espasmo se volvió un ataque de risa, y pude notar como desoxigené el cerebro entero hasta el coño, y me dio un ataque de risa que flipas. A medio ataque de risa también me dio un ataque de llanto. Tía, teníamos trece años, y es tu hermana...  

No se mete drogas, pero tiene burundanga mágica rara, sabe quien pasa, y no tiene problemas con fantasear con su hermana pequeña a los trece años. ¿En qué te has convertido, Tamara? ¿Tan desesperada estás?

La hermosa daga, cuya hoja es una pluma solidificada del Arcángel Miguel, refleja la escasa luz del servicio desprendiendo un amenazante fulgor azulado. Las loas y alabanzas al Creador grabadas en el mango pican un poco en la mano de Liel. No es éste el propósito para el que le entregaron la daga pero aún así toda herramienta Celestial está dedicada a erradicar el Mal en la Tierra y en el Cielo.

Jodida salchicha requemada - la maldice el tío. Sujetado por Liel y con la punta de la daga acariciándole el pescuezo acaba por apartar las manos de su cuchillo y ponerlas donde ella pueda verlas.

¿Y ahora qué? ¿Eh? - dice con desprecio - Si vas a matarme con ese abrecartas más te vale hacerlo ahora porque en cuanto pueda voy a arrancarte la puta cabeza y a cagarme en tu cuello. 

Intenta revolverse un poco pero Liel le tiene bien sujeto.

Esto te calienta la almeja ¿Verdad, cabrona? ¿O eres un puto travelo? Da igual. Carmilla te encontrará y te dejará más seca que a esa niñata de hace dos días. Y después me follaré tu cadáver antes de dejar que los niños te coman...