Partida Rol por web

El dolor en la pierna de Énone es abrumador ¿Cómo brota la sangre de una arteria dañada? ¿A borbotones o lentamente? Sea como sea, parece que su pierna se niega a levantarle ¿Qué hace aquí? Todo esto ni siquiera tiene que ver con Sutekh ni la Orden del Ankh. Su cometido es luchar contra los engendros del dios maldito, no deshacer las mierdas oníricas de un puñado de niñatos aburridos.

No fue la Orden quien te eligió sino Ra, Énone Sohceht - Énone nunca había escuchado esa voz llena de furia - Tus obligaciones van mucho más allá de la estrechez de miras de esos mortales. Todo mal que se aparezca ante ti debe ser aniquilado sin dudar ¡LEVÁNTATE!...

La refriega entre Roland y Énone dura poco. El joven Cazador apenas nota los puñetazos y patadas del chico bajo su armadura y sólo necesita darle un golpe con el pomo de Ra-Iakhu-Bia en la sien para dejarlo fuera de combate. El círculo de arena, por desgracia, no tiene arreglo. La arena está demasiado dispersa y Énone tardaría demasiado en volver a cerrarlo sólo con sus manos. Aurabelle sigue cerca, pero está claro que no puede ver a los chicos o éstos ya habrían caído fulminados como le pasó a Tegan Holland. - Ah, y viaja igual que yo... más o menos. Ella se mueve por las pesadillas. - Le dijo Iván.

¡Intenta matarnos! - chilla Noah dejándose llevar por el pánico - ¡Ese cabrón friki emo de mierda intenta matarnos!

¡Mueve el puto culo, Noah! - le exige Knox - ¡Tenemos que salir de aquí!

Aunque Noah es más grande que él, Knox se las arregla para sacarlo a empujones de debajo de la mesa para seguir a Bailarina (1)

Muy cerca, Kerr intenta ahora fulminar a Iván con una de sus letales descargas de rayos. Sin embargo, su mente no consigue controlar la poderosa magia y ésta acaba envolviendo su cuerpo en una crepitante esfera de electricidad que le hace convulsionar mientras abrasa su carne...

La descarga eléctrica hace arder el vestido y el pelo de la Aurabelle corredora, pero a pesar de eso sigue avanzando hasta agarrar un tobillo de Kerr con su manita y transmitirle parte del relámpago que crepita alrededor de ella. Kerr nunca había visto algo así desde los Tylwyth Teg le eligieron como maestro del relámpago. Se ha encontrado con monstruos capaces de resistir el relámpago y seguir atacando. Otros incluso se han alimentado de él ¿Pero devolvérselo? Nunca.

La realidad alrededor de Kerr es ahora un mosaico confuso en el que se mezclan dos realidades. En una de ellas Kerr está solo rodeado de múltiples Aurabelles actuando de forma errática e incomprensible. Tan pronto se atacan entre sí como huyen unas de otras. En la otra, la Aurabelle corredora que le ha devuelto el relámpago es realmente Iván, que le observa con cara de confusión y la pistola en las manos. Bailarina está intentando sacar a Noah y Knox de su refugio y alejarlos de la influencia de Aurabelle mientras Énone, sangrando por un disparo en la pierna, deja fuera de combate a Roland golpeándole en la cabeza con el pomo de su espada...

Bailarina dibujó una mueca que quizá podría llamarse sonrisa, pero era breve y dura como una muesca en el metal. Que Roland dejara de dar por culo era una victoria pequeña, pero victoria al fin y al cabo.

—Los saco de aquí. No os muráis —dijo, y su voz no permitió matices.

Sus ojos recorrieron el cuarto en un segundo, fijándose por una fracción más en Kerr, que convulsionaba con la carne chamuscándose como si el fuego le mordiera desde dentro. No había compasión teatral en su mirada; había dolor y una punzada temor que guardaría para después.

Ok-ju cerró los ojos un instante, inhaló y, sin permitirse vacilar, cogió a los chicos y los arrastró fuera del apartamento. No miró atrás. Sus pensamientos, sin embargo, se quedaron junto a los que quedaban dentro...

-Estoy harto de jugar al gato y al ratón...

Masculló más para sí mismo que otra cosa, tras desarmar a Kerr. Pero éste... ¿se estaba suicidando con rayos? Mientras Bailarina sacaba a los niños y Énone intentaba cerrar el círculo de arena. Por algún motivo le costaba visualizar a Kerr cayendo víctima de sus propia magia y ahí estaba. Aunque tampoco se lo imaginó nunca como un tirador. Y encima había herido a su amigo.

Demasiadas cosas...

Inspiró y con un rápido gesto se sumergió en el aire como quien se sumerge en una piscina de pintura, desapareciendo en la opacidad de la realidad que les envolvía, buscando a Aurabelle*. Si no podía anclarla... la pescaría.

Desde el suelo Énone tuvo que esperar un poco a tener la fuerza necesaria para continuar. 

—Lo sé, lo sé, ¡lo sé! ¡Solo dame un pu... Perdón, perdón, sí, lo haré—exclamó a nadie en particular antes de levantar nuevamente la cabeza. Observó la escena con el ceño fruncido. Puede que el círculo de arena no fuera ya una protección, pero eso no significaba que no pudieran utilizarla. 

Sin levantarse aún cogió un gran puñado desde el suelo y se lo arrojó al cuerpo chamuscado de Kerr que ya empezaba a a oler a quemado con la esperanza de que eso al menos lo sacará de la influencia de la muñeca. 

—Que la Luz de Ra, te alcance —masculló mientras intentaba usar la espada nuevamente para ponerse de pie, pero volvió a caer al suelo de rodillas. Se miró la herida. La sangre fluía suavemente lo que confirmaba nuevamente su percepción de que la arteria femoral seguía intacta, de otro modo...

—Ivan... Llevate a Roland con Bailarina. Yo tengo que venderme está herida o me desangrare antes de... —gruñó, por un momento el dolor le nubló la vista y no pudo continuar ni darse cuenta de que Iván ya no estaba ahí. Abrió su bolsa deportiva y sacó una remera gris. Tendría que servir de momento.

Solo entonces se dio cuenta de que se había quedado solo... Mejor era apurarse.

Logro... algo. Por un momento siento que acabo de anotarme otro tanto, aunque sea costoso de nuevo. No es así, una de las muñecas me sujeta del tobillo y me fríe de vuelta. ¿Cómo ha podido hacer eso? ¡Es sólo una muñeca poseída! No es un espíritu del relámpago, ni un Tylwyth Teg de nada. ¿Qué es esta muñeca en realidad? Es como mi pesadilla, pero peor porque me hace ver que esto es mejor que destruirlo todo. Y, pese a eso, se siente horrible.

Siento todos mis músculos tensarse a tal grado que no creo estar gritando, sólo apretando los dientes y, quizá, gruñendo. Sigo teniendo los ojos abiertos y lo que veo vuelve a descolocarme. De alguna forma, debo lograr ver la verdad.

Noah y Knox siguen a Bailarina sin detenerse y mirando solamente hacia delante. A pesar de los trucos de Aurabelle, la Cazadora usa su instinto, conocimientos y lógica para localizar la puerta de salida, la cual se abre tras un par de bruscos tirones. El pasillo exterior es una mezcla delirante entre el mundo irreal y pesadillesco de Aurabelle y el mundo real, con franjas de luz solar y adornos de metal alternándose con zonas de aspecto carbonizado.

No es real - asegura Knox - Aurabelle sólo puede crear ilusiones.

Pues se nos ha salido de madre y al único que sabe cómo controlarla se le ha ido la puta cabeza - se queja Noah.

¿Y ahora qué? - le pregunta Knox a Bailarina...

La pesadilla en torno a Kerr se resquebraja, mostrando la realidad bajo los engaños de Aurabelle. Kerr empieza a distinguir las líneas elegantes y los amplios ventanales del salón de un apartamento de lujo bajo los muebles carcomidos y las superficies manchadas de sangre. La Aurabelle de la pistola se convierte definitivamente en Iván, quien en este momento está usando sus extraños poderes para teleportarse hacia el nudo de Líneas Ley en torno a Aurabelle, sentada en la mesa bajo una enorme televisión que a ratos parece el grotesco retrato de un desmembramiento...

Iván no necesita ir muy lejos para encontrarse frente a frente con Aurabelle, sentada en una mesa bajo la pintura de un atroz desmembramiento con caballos. Para los ojos humanos de Iván, no es más que una muñeca siniestra con un brillo maligno en los ojos. Para el Enviado, es una amalgama de retazos arrancados de rincones del Sueño en los que ni siquiera a Morfeo se siente cómodo, una amalgama de trozos de pesadillas robadas y unidas en una proto-conciencia que sólo busca propagarse infectando una mente tras otra. Ni siquiera Iván logra explicarse cómo es que no ha conseguido infectar a Noah y a Knox.

Por su parte, Kerr parece estar consiguiendo sobreponerse a la influencia de Aurabelle pues ya ha dejado de intentar matar a Iván y su mirada parece aclararse por momentos. Sin embargo, ahora que Iván está ante ella, la proto-conciencia llamada Aurabelle intenta hacer con él lo mismo que con Kerr...

Bailarina se detuvo lo justo para comprobar el pasillo con una mirada rápida, como si midiera ángulos, sombras y distancias invisibles para los demás. Su respiración aún era pesada, pero su voz salió firme, sin espacio para dudas:

—Escuchad bien: esto no ha terminado, no os relajéis. No miréis las sombras ni lo que os susurren. No importa lo que oigáis, solo continuar.

Apretó la mandíbula y señaló hacia adelante con un gesto seco.

—Avanzad pegados a mi culo, seguid mi ritmo y no os separéis. Si algo intenta deteneros, corréis. Yo me encargo.

Cruzó una mirada dura con Noah, luego con Knox.

—Esto no es un puto videojuego. Aquí no hay segundas vidas. Obedeced y saldréis vivos.

Sin añadir más, tomó la delantera, su silueta recortada contra los parches de luz, avanzando con paso firme buscando las escaleras para descender.

Así que es una alucinación... Me tiembla la respiración, Oh, dioses, ¿qué he hecho?

Miro a Iván, jadeando y, por primera vez en todo esto, tengo miedo. Miedo de haber herido a alguien cuando disparé. Intento verlo todo, buscando tanto a mis compañeros como a los chicos, aunque el destino quiere que encuentre a la muñeca maldita en mi búsqueda de las personas que sí importan. — Lo siento... lo siento tanto.

Intento sólo respirar y calmarme para lograr lo que realmente hace falta: terminar con la maldición de Aurabelle.

Aquello era una pesadilla viviente. Deseó haber prestado más atención para poder responder. Si el gran M estuviese allí, estaba seguro de que hubiese entrado en el juego para reducirla al juguete que debía ser.

El miedo le atenazaba casi tanto como la rabia. Apretaba los dientes y no podía centrarse en otra cosa, ni siquiera en Kerr a quien quiso decirle que no se preocupase y que todos estaba bien, más no lo hizo. Sus puños se cerraban sobre sus propias piernas y sólo cuando el dolor le atravesó, cuando los dedos se hubieron clavado lo suficiente como para hacerle sangre... tuvo un momento de claridad.

Quiso a provechar ese instante para intentar solucionarlo del único modo que se le pasaba por la cabeza: con violencia. Su mente estaba demasiado enfocada en acabar con todo como para pensar en otra cosa.

Énone gruñó cuando tiró de ambas puntas de la remera y la improvisada venda se cerró en torno a la herida. Escuchó a su lado a Kerr farfullar algo y, tras un breve aliento, terminó por levantarse con la ayuda de su espada. 

Entonces la vio. Sentada sobre la mesa, tan desafiante como una muñeca podía serlo. Ni siquiera se fijó en el macabro cuadro que yacía sobre ella. Debía retenerla, era lo único que contaba. Retenerla, rodearla de arena y matarla. Los Dioses tenían razón, el era el heraldo de la luz, no podía permitir que la sombras —en todos sus sentidos— pulularan por la tierra. 

No sé preguntó por qué los chicos habían estado a salvo, con la muñeca tan cerca de ellos. Sin decir nada, se acercó rengueando a paso acelerado, listo para ensartar al maldito objeto con la khopesh y clavarla a esa misma mesa. 

Iba a alzarla cuando notó que Iván se movía más rápido que él* y sostenía a la muñeca entre sus manos. No había tiempo que perder, metió su mano al bolso y sacó el calcetin con arena y vertió casi toda alrededor de su amigo y la muñeca. 

—¡No salgas del círculo! —exclamó mientras le echaba el resto encima a la muñeca.

Finalmente, tras sacudirse un mal que sólo estaba su cabeza, Iván atraviesa a Aurabelle con su tridente. El arma, cargada con las energías del Sueño, destruye por completo la proto-conciencia onírica, que se quema en una llama plateada sin calor ni humo hasta disolverse. La escena siniestra que Aurabelle había impuesto sobre el salón se resquebraja para terminar cayéndose a pedazos, revelando un lujoso y enorme salón equipado con electrodomésticos de última tecnología. Incluso los enormes ventanales están equipados con cristales inteligentes capaces de regular su opacidad y que ahora mismo están dejando pasar toda la luz de la tarde de Chicago. Un pequeño robot de limpieza sale de su bahía de carga para limpiar la arena que hay desparramada por el suelo del salón.

El juego ha terminado...

Bailarina y los chicos están a la altura del piso noventa y cuatro cuando son sorprendidos por un sonido similar al de los cristales rotos. Las manchas de suciedad, las quemaduras en las padres y los grandes parches de moho se agrietan y desaparecen dejando a la vista las luces brillantes y los adornos lujosos de las escaleras reales del Animus.

¿Ya está? - pregunta Noah mirando a su alrededor pero sin dejar de seguir a Bailarina - ¿Se ha terminado?

¿Se habrán cargado a Aurabelle? - pregunta Knox - ¿Estará bien Roland?

Tío, ese hijo de puta intentó que su muñeca se nos comiera - le recuerda Noah - Si ha sobrevivido, mis padres le van a poner tal demanda que tendrá suerte si consigue trabajo como técnico de mantenimiento...