Partida Rol por web

Notas como algo te agarra por el tobillo izquierdo y te tira al suelo haciendo que te lleves de por medio alguna de las sillas que están colocadas para las actuaciones, el sonido reverbera por todo el salón de actos...y caes en que dejaste la puerta abierta del mismo...el cilindro cae a un metro de ti, antes estaba en rojo continuo pero ahora es un parpadeo casi desquiciante.

No veo nada. Algo o alguien me ha agarrado y me ha hecho caer. Tiene aferrada mi pierna y el estúpido cilindro ha caído lejos de mi alcance. Recuerdo las pilas de muertos que rodeaban la escalera hace unos instantes y no quiero convertirme en uno de ellos. Estiro la pierna con todas mis fuerzas, pero resulta del todo insuficiente. Mi pierna sigue aferrada.

- ¡Suéltame! - Digo desesperado con mi voz fina, mientras pataleo impotente y me agarro a las patas de las sillas que me rodean y que no me sirven de apoyo alguno.

  Como respuesta solo escuchas un gruñido y una voz que está en las últimas de una chica " a..ayuda.." murmura en un lamento, escuchas como habla con un ligero siseo como si le costara mucho respirar. Tus pataleos no tienen final alguno salvo de últimas que dejas de notar la presión en el  tobillo..y escuchas algo caer al suelo a escasos centímetros. Luego solo el silencio en la sala..una sala que parecía vacía..pero realmente no lo estaba, no eras el único que podría haber pensando en ocultarse tras las bambalinas del escenario...no, seguro que no estabas solo.

Quizá me he dejado llevar por el pánico y no era una amenaza, si no alguien que necesita ayuda realmente. Maldigo el momento en que salí de casa sin buscar una linterna. Pero ahora ya es tarde para eso. Sin duda. Recupero el aliento una vez me he librado del agarre de la chica y busco con la mirada el extraño cilindro.

La luz que emite el objeto hace que sea fácilmente localizable en un lugar en completa oscuridad como aquel, así que alargo mi mano hasta el lugar donde calló y lo recojo.

Poco a poco, mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad del este sitio y con la poca iluminación que otorga la luminiscencia del cartel rojo de la salida de emergencia, poco a poco voy distinguiendo formas, aunque con mucha dificultad.

Reparo entonces nuevamente en la chica que me ha agarrado y miro si puedo hacer algo por ella, aunque sea a tientas.

 La luz curiosamente se ha vuelto verde, parpadeando cada ciertos segundos. Tu vista aún no está del todo acostumbrada a esa oscuridad por lo que solo percibes la silueta de algo que había detrás tuya, que bien podría ser la chica desde luego, parece que tenía estirado el brazo hacía ti y que estaba medio oculta entre las sillas, alrededor ves las siluetas de metal de estas..sobretodo las cercanas a la salida de emergencia que está aun a unos metros y el desastre que has causado a tu alrededor. Al final medio intuyes lo que sería el escenario...y un escalofrío recorre tu columna desde abajo hacía arriba haciendo que el vello se te ponga de punta. 

Esa sensación no me gusta nada. Es pariente del miedo, pero dudo de si salir corriendo o permanecer aquí. Recuerdo la niebla del exterior y aquel muchacho con la cara destrozada que apareció de repente contra la ventana.

No sé qué pensar.

Con el cilindro en mi poder, me arrastro hasta dar de espaldas con la puerta de emergencia.

- ¿Estás... estás viva? - Susurro la pregunta más absurda que pueda formularse, pero lo hago por que es eso mismo lo que me pregunto en este momento.

Miro el cilindro. Miro hacia donde creo que está la chica. Escucho en silencio durante unos instantes que parecen siglos mientras me pregunto qué hacer.

  No tuviste respuesta a tu pregunta, la luz del cilindro parpadeaba en verde cada ciertos segundos, pero no de forma tan agresiva como antes...hasta que la lucecita se empezó a volver roja, aun con la misma secuencia de parpadeos.

Algo te decía que quizás ese lugar no fuese nada seguro...hasta te pareció ver como entre la penumbra la tela del telón del escenario se movía..y el silencio...ese extraño silencio...del que te das cuenta ahora.

El desasosiego que me embarga me dice que aquel lugar es una ratonera. No voy a volver al pasillo, ni borracho, así que sólo me queda como opción la salida de emergencia.

Voy dándole vueltas al comportamiento de las luces del cilindro. Quizá tenga algo que ver con la proximidad de amenazas... pero... ¿cómo podría? No tengo tiempo para pensar en ello ni conocimientos.

Tomo la decisión de largarme de allí. Me pongo en pié y empujo la apertura de la puerta de seguridad para salir al exterior.

  De primeras un golpe de luz te dio de lleno en el rostro, cuando pudiste mirar...tus sentidos y tu mente se colapsaron ante lo que veían tus ojos... el patio estaba cubierto de cadáveres de compañeros tuyos aun en esa zona tan "aislada"..había zonas por las que andar suponía casi ir como un zapador del ejercito si no querías tocar ni los cadáveres ni los charcos de sangre..las ropas desgarradas...el chico de la ventana de tu casa era cuanto menos agradable en comparación con algunos de los cuerpos que veías..carne abierta, pechos hundidos..piernas aplastadas..y encima de ellos..como una cúpula de humo grisaceo que hacía que el sol se viese pero no con su intensidad, si no como detrás de una cortina fina, de un velo, al menos ya podías ver a más de 20 metros, aunque no hubieses estado preparado para ello...y el silencio...ese silencio...

La visión es dantesca. ¿Cómo puede ser que haya ocurrido esto? Lo de la escalera podía entenderlo, medianamente, con las ansias de escapar de la gente, pero aquí fuera, a cielo abierto... no. No.

Esto es demasiado para mí. ¿Qué está pasando?

Entonces pienso nuevamente en el libro. Sí. Debe ser eso. Hay depredadores. Quizá aquel aquel profesor de la escalera estaba poseído por algún tipo de animal extradimensional que lo estuviese controlando. A partir de ahora tomaré el libro de Stephen King como la Biblia.

Mi mano temblorosa se hunde en la mochila y saco el cuchillo de cocina que cogí en mi casa. Un palmo de acero inoxidable, pensado y diseñado para hendir la carne. Mientras la puerta de emergencia se cierra sola a mis espaldas, vuelvo a colocar la mochila en su sitio y me lanzo campo a través, sorteando cadáveres. En mi mano izquierda, el extraño cilindro, en mi mano derecha, el cuchillo. En mi mirada, oscuridad.

El edificio que dejo a mis espaldas está infestado. Quizá el edificio de las habitaciones haya corrido mejor suerte. Además, es más alto, es posible haya algún lugar seguro en sus plantas superiores o, por lo menos, puede que ofrezca una visión más global de cómo está la situación.

Sin poder evitar pisar más de un charco rojo oscuro, intento bordear el campo de cadáveres. No quiero que nadie más me sujete por la pierna. No. Una vez ha sido suficiente.

  Cuando te diriges al edificio de las habitaciones, ves de lejos como parece que ni les ha dado tiempo a abrir las cancelas...sea lo que sea ha sucedido muy rápido y si ha entrado algo desde luego por las puertas principales no ha sido y tampoco le ha dado tiempo a nadie de salir...

Los cuerpos podrías contarlos como centenares, si haces cálculos a ojo crees que estarán más de la mitad de los alumnos en el patio y ni uno con aspecto de estar vivo. La lucecita sigue parpadeando en un color rojo, pero de forma cíclica en sus tiempos, lo cual dentro de lo que cabe da cierta tranquilidad pese a que las vistas serían perfectas para cualquier película de terror, una suave brisa arranca un silbido de las hojas de los arboles arrastrando de paso el olor a sangre, sangre y muerte una combinación de las que pudren el alma y enrojecen los ojos.

No me gusta estar a cielo abierto con tan macabra compañía. Así que me dirijo directamente al primer acceso al edificio de las habitaciones que encuentro. Es una salida de emergencia pero, de estar abierta, me dará paso franco al edificio sin tener que ir por la entrada principal. Después de lo visto en el instituto, acceder por la puerta principal no parece buena idea.

Cuando llego a la puerta de emergencia, que se ubica justo debajo de la escalera de emergencia, intento abrirla con la mano del cuchillo. Mientras no quito ojo al cilindro, por si se comportase de forma diferente.

 Esa puerta parece necesitar de una tarjeta o algo similar para poder abrirse...empujas e intentas abrirla pero no cede..caes ahora en que es la zona de profesorado, y que esas zonas solo pueden abrirse con unas tarjetas identificativas que llevan siempre en el cuello colgadas.

Maldigo la mala suerte y me dirijo directamente a la siguiente puerta de entrada*.

Es curioso..pero cuando ya llevas tres pasos en dirección a la otra puerta te das cuenta de que la lucecita estaba estable..y ahora ha empezado a parpadear de nuevo de forma tranquila como antes... ¿ Por que antes estaría la luz fija ...? ¿podría ser por la puerta? 

Al darme cuenta del hecho, me freno en seco y vuelvo sobre mis pasos. Con la seguridad que no hay amenaza a la vista, pero temiendo que si la lucecita se vuelve estable en color rojo sea por que hay amenaza al otro lado de la puerta.

Sea como fuere, regreso a aquel punto para comprobar si el comportamiento del cilindro obedece a alguna lógica y si esta lógica tiene algo que ver con la puerta por la que acabo de pasar.

 Al estar a unos centímetros escasos de la puerta la luz verde vuelve a quedarse encendida....