Partida Rol por web

Por la mañana le despertó un sonido raro. Sonido como de petardos. Supuso que eran tiros. Había gente pegando tiros por la calle.

Pero El Zeky no era un héroe ni un superguerrero. Miró la hora en el despertador y vió que eran las diez de la mañana. La hora a la que solía levantarse cuando no iba a currar. Tenía el cuerpo acostumbrado a eso. Se giró y tocó la cama, y donde debía estar Yaiza solo había sábanas revueltas.

Creyó que le habían abandonado, y por eso se levantó con los cojones de corbata. La buscó y la encontró enseguida en el salón, sentada en el sofá abrazada a un cogín con una camiseta suya de los Ramones que le quedaba como una vela, los restos de un vaso que parecía había contenido colacao y una mano en el mando de la tele, cambiando de cadena. Algunas no funcionaban y otras repetían noticiarios del día anterior y el famoso discurso del rey.

La Kimberly despertó cuando el sol entró por su ventana y le dió en todos los morros. Aquel sol calentorro y achicharrante del verano, molesto como una patada en la boca. Se giró y parpadeó, remoloneando. Miró el reloj de pulsera que tenía en la mesita con ojos vizcos y vió que eran las diez de la mañana. Se habían dormido tarde con todo aquel cirio.

Un sonido raro se escuchó de fondo, por que las ventanas de casa de la abuela no eran de doble acristalamiento y no insonorizaban mucho. Petardos. ¿Tiros? Era muy posible. Se asomó a la ventana y vió tres infectados de aquellos vagando por ahí sin rumbo fijo. Eso le dió ganas de cagar. Uno de esos sustos que te recuerdan que tu sistema digestivo funciona de puta madre. Y recién despierta, más todavía.

Así que meterse en el baño, bajarse el pantaloncillo y echar una cantidad indecente de materia fecal (algo inconfesable para una dama de su calidad y porte) fue todo uno. Se escuchaba a la abuela abajo, trasteando cosas en la cocina. Como era habitual. La vida era extrañamente familiar, pero con zombies. Era muy gracioso, si te parabas a pensarlo.

Algunos hombres buenos.

Hay gente que nace con estrella y otros que nacen estrellaos. Pero Jose Luis Carmona "El Cagaprisas" era un hombre que cogía el destino por el pescuezo, le daba la vuelta, se lo follaba por el culo, y tras correrse dentro, hacía una pelota con él y lo encestaba en la papelera como si fuera Magic Johnson.

Por eso aquella mañana dejó una nota a la Toñi y al Deibi, para que no salieran de casa, y cogiendo el pequeño coche de su mujer, la escopeta y las balas, se personó a las nueve de la mañana en la puerta del cuartel de la guardia civil, picando a la puerta. Miraba a un lado y a otro de la calle, más acojonado que otra cosa. Pero de momento no había nadie, solo el frescor de la mañana, que te metía los pelos del culo padentro del suspense. Abrieron desde dentro y lo primero que atinó a decir es "El soldado Jose Luis Carmona se presenta pal servisio activo. Y lo que haga falta". En la mano, sus papeles que le acreditaban como de la reserva activa tras su periodo de servicio militar cuando tenía veintipocos. Seguro que cuando la Toñi se despertara se ponía hecha un basilisco.

Estaban desayunando allí dentro, o eso parecía. Café y unos hornazos de panadería del día anterior. Un poco asentados, pero con el café se ablandaban. Estaban los dos picoletos jóvenes, la tía del culito respingón (que Jose Luís no sabia ni como se llamaba) y el chaval, que le recordaba al de Pasapalabra. Tenían un buen viaje de balas y armas encima de la mesa. Al haber hecho la mili reconoció los CETME L, la versión cutrosa del célebre chopo con el que le tocó hacer la instrucción. Había también un subfusil, un rifle de cerrojo máuser con mira óptica, unas escopetas de cazador y tres pistolas, que eran un revólver del 38 y dos Sig Sauer P226 de 9 mm, que habían pertenecido a los de la policia local. Cajas de munición de varios calibres y varios cargadores de pistola y fusil de asalto llenos y preparados. Los estaban atando a pares con cinta aislante, como hacían los soldados en Afganistán, para tener el de repuesto bien cerquita cuando se te acabara el primero.

Había abierto el jovencito y la picoleta, que era la jefa (o eso tenía entendido), le miraba con una ceja levantada. Entonces se abrió la puerta y entraron dos más. El otro picoleto del SEPRONA, de 40 y tantos, y el director de la escuela donde iba su hijo, Don Faustino. Traían unas bolsas con los logos de la Guardia Civil que contenían más armas.

Sebastián miro al recién llegado con aire interrogante, pero lo que se limitó a hacer fue dejar las bolsas en el suelo y comenzar a dejar las armas en la encimera haciendo su informe.

-Tal y como nos figurábamos. Anoche mandaron otra unidad de los de tráfico al lugar del accidente. Les sorprendieron los cerdos o algo así. Estuvieron un rato regulando el tráfico y apartaron el coche siniestrado remolcándolo. El cuerpo de uno nos lo encontramos tirado en la vaguada y el otro se había convertido en una de esas cosas. Llevaban encima dos reglamentarias de 9 milímetros con tres cargadores cada uno, y... tenemos premio. Llevaban un G36 en el maletero con cinco cargadores. Quizá órdenes del mando. Pero no llegaron a usarlo. Así que tenemos un fusil de asalto para cada uno, más el subfusil, que es del mismo calibre que las pistolas.

Cogió la carpetilla e hizo el recuento final.

-En total tenemos unos 1.800 proyectiles del 5,56, 500 de 9 mm y unos 400 cartuchos para escopetas de la galga doce. Más las seis balas del 38 y 50 proyectiles del 7,62 para el venerable máuser de la Guerra Civil.

-¡Lavin compae! Pechá de bala, no?

Jose Luis estaba ojeroso y las cifras le pillaron de sopetón. Se sorprendió lo suficiente como pa abrir la boca pero enseguida se dio cuenta de que quiza no era tanta munición.

-Don Faustino ¿usté aquí? ¿Cómo está la situasión? ¿Alguine sabe qué cipote tapasando?

Ya en sus tareas mañaneras y su cagada diaria, se encendió un cigarro. Le faltaba el café para completar el dicho, pues el muñeco de barro venía en camino. Disfruto de cada calada, sentada en el trono, mientras sus pedetes de princesa rompían el sonido familiar de la abuela cacharreando. Por un momento se olvidó del susto que tuvo la noche anterior y a su mente vino el fantástico polvo con el ¿Abelardo? Lástima que se marchara asín tan de repente, sin intercambiar números ni na.

Tras su momento zen de esparcimiento, la Kimberly bajó a ver qué había hecho la yaya pa desayunar. Un poco de chorizo y queso no le vendrían mal para asentar el estómago, que se sentía asín sin fuerzas ni na con el disgusto.

-Buenos días, yaya... ¿Me das perras que vaya por tabaco?- dijo con su cantinera habitual mañanera, ya olvidá casi del to que había zombies ni pollas.

Cuando la veo en el salón los huevos vuelven a su sitio. Cuando eso pasa, entonces me permito el lujo de una rascada de culo de buena mañana. Encima de mis calzones de pata de bob esponja naranja y amarillos, que me regaló la mama pa reyes, y que me puse ayer para suplir el bañador meado vivo. 

- Buenoh diah Yaisa, guapa...- le digo, y me acerco a ver que pasa con la tele. Debía estar liándose pardisima fuera, que ni los de la tele ponían ya na. Y los tiros fuera. Debían ser los picoletos, o alguien con escopeta de cazador. Yo no sabía usar esas cosas, ni el papa. Y eso que el yayo quiso llevarme a la caza del jabalí varias veces...Hasta que zanjó el tema diciendo que era un rojo manirroto y que ya no me daba ni la hora.- Ehtoh aqui ya no disen na, la vihen...

Voy un momento a la cocina a por la radio, que si la luz iba y venia, al menos llevaba pilas. Ver el colacao me entristece. Macuerdo de los colacaitos que me hacia la mama por la mañana. Que renegaba pero lo hacia con gusto. "Niño, cambiate la muda, qu'ehta mu feo el palomino si tieneh que ir la el hohpital"", "" Niño, duchate que hueleh una mijta a choto"". !Ay la mama!

Con ese aire de melancolía y mamitis vuelvo al salón, con un colacao pa mi y la radio enchufada.

Le hizo un resumen nivel ESO. Que es a lo que estaba acostumbrado con la gente del pueblo.

-Es muy fácil. Anoche se desató la infección en el pueblo. Agravado por el hecho de la fiesta. Cundió el pánico y al parecer muchísima gente fue mordida e infectada. Otros muchos escaparon con los coches o intentaron llevar a los heridos al ambulatorio de Andújar. La gente cuando le muerden cae enferma en el plazo de 2 o 3 horas. Entonces el estado se agrava rápidamente y la mayoría muere de intensas fiebres en una hora o así. En un plazo que varía según la persona, de minutos a horas, "resucitan" convertidos en esa mierda. Y ahora el pueblo está lleno de esa mierda. No sienten dolor, ni cansancio, ni nada. No son tan rápidos como un humano, ni pueden hacer muchas virguerías. De hecho creo que he leído por ahí que les cuesta bastante subir escaleras si son empinadas. Tampoco duermen, o eso parece. Anoche se la han pasado dando vueltas por el pueblo y comiéndose algún perro, gato o incauto que andaba por ahí.

Respiró hondo y luego le miró con una sonrisa. Al parecer no era el único gilipollas que estaba allí ayudando desinteresadamente.

-Pues aquí estoy, lo mismo que tu. Para echar una mano. Mucho bicho hay y pocas manos para matarlos. Por que hay que matarlos. No me apetece vivir con cientos de cosas paseando por el pueblo y sin poder salir de casa. No, ese no es el plan. Por que tengo un plan.

Se metió la mano en el bolsillo y sacó un juego de llaves con las típicas etiquetas de plástico verdes.

-Si sirve para convenceros de que no estoy como una puta cabra, y de que la idea final es buena... Aquí tengo un juego de llaves del castillo, que uso para las visitas guiadas entre semana. Mejor atraer a esas cosas con el ruido de los tiros e irlos despachando desde detrás de la muralla que perseguirlos por las calles en plan Rambo. Más sano, y seguro que sobrevivimos todos para comernos una pipirrana mañana. ¿Os parece buen plan?

Vílchez respondió mientras la jefa miraba un SMS que le había llegado al móvil. Su familia estaba bien. La última respuesta era de sus padres. Estaban en casa y hoy no habían abierto el bar.

-Secundo la moción. Cuanto menos haya que morir en el cumplimiento del deber, mejor.

La abuela estaba haciendo unos huevos fritos. Se olía que pronto no habría electricidad y había que ir gastando las cosas de la nevera, con preferencia de las que se echaban a perder primero. Como los huevos. Cuando preguntó aquello se giró a mirarla como si hubiera dicho que Jesús no existía y que no la amaba.

-¿Que salí ni que poyah?, ¿no ha escushao a la guardia siví? No hay que salí hasta que terminen de matá a lo infetao. Y luego se pasan por las casah a dar instrusione.

Parpadeó y le acercó un plato con pan, chorizo y un huevo frito.

-Anda, esayúnate argo y pon la tele a vé que dicen.

Enchufó la radio y comprobó que solo había unas pocas emisoras que funcionaban. Una era Radio Nacional que repetía las recomendaciones del mensaje del rey y alguna más (evitar el contacto con infectados y, si no quedaba más remedio, armarse con objetos contundentes y eliminarlos destruyendo el cerebro).

Lo que si era más interesante era una emisora desde Linares, que daba noticias e indicaciones sobre la provincia. La guardia civil había tomado el mando en el cuartel de Linares y se daban instrucciones concretas. Se pedía a los cazadores que se armaran y ayudaran a la autoridad si ésta lo solicitaba. Se haría reparto de comida y se trataría de mantener en funcionamiento las centrales hidroeléctricas de la provincia para que no se interrumpiera el suministro eléctrico, o al menos éste funcionara durante determinadas horas.

-Home, yo de morime no tengo gana. Pero eso de andar matando enfermicos me da cosica. A ver si nos vamo a confundí o algo y mañana resulta que me ponen un juisio.

Jose Luis miraba a Don Faustino. Ehte está mu entero con la questá liá y mu bravo con la idea de matá gente. Mecagontó ónde he metío yo al Deibi astudiá. Sociata tenía que sé.

- Ehta si éh buena...Ehta si...- dejo como fija la emisora de linares, aunque me quedo con lo que dice la Radio Nacional. Que en caso de tener que salír, hay que zurrarles en to el perolo a esos caminates. Bueno, el pápa tenía herramientas por ahí. El papa es un manitas. Pero de momento no estaba en mis planes salir ahí afuera. Debía revisar para cuanto tiempo, pero había comida en la cocina ¿Que eso se puede racionar no? Y bueno...la pollería. Llegao el caso la pollería, que tenía la cámara frigorífica con los pollos...!Éso si no la habían asaltao las viejas eufóricas! !O los picoletos! No se, no se...Pero de momento me daba muchísimo caguetilla salir.

- ¿Yaisa, han venio loh picoletoh pa ver quien hay vivo, illa? - le pregunto, acordándome de lo que decían ayer por megafonía- Voy a haser recuento de comía...Y`asomarme a una ventana con cuidao a ver que mierda hay fuera...

No pegó ojo esa noche, se la pasó esperando respuesta al móvil. Quique no daba señales… por lo menos la familia estaba bien de momento.

Después de pensar mucho, por la mañana, le escamaba lo tranquila que se encontraba, más bien lo poco que le importaba, en el fondo llevara tiempo pensando que al planeta le sobraba gente.
Le encantaba hacer sopas en el café y el colacao con los hornazos, acabar de bebérselos apurando los posos llenos de miguitas y ajonjolí*, tal vez por eso siempre acababa escapándosele una gota por la barbilla. “¡Cucha!” pensó para sí al ver aparecer a la versión pueblerina de Hulk -¿Ya no somos de la “Alqa-Eta”?- el humor “granaíno” es “asín”. Le quitó los papeles de las manos y regresó a la mesa más a hacerse la autoritaria que a terminar de desayunar, se lo leyó de “pe a pa”.
Dobló el papel para ver por encima lo mucho que parecían estar disfrutando Carrillo y su tío “Oooooooooooooooooooyh, coooomo le gusta. Míralo como se regodea” pensaba mientras Fausti soltaba uno de sus discursos, no le cabía duda de que todos ellos serían piezas de su experimento sociológico en el que disfrutaría de jugar a ser Dios, o al menos el Rey.
-¿Llevas tiempo pensando en ello eh?- sentenció oculta por los documentos, medio en serio medio en broma –No aprovechar el castillo sería estúpido. Lleva 1000 putos años en pie, es enorme, fácil de abastecer, fácil de defender… son todo ventajas!- esto último le salió con la boca llena del último trago.
Palmeó a Vílchez tras su frase llena de ardor guerrero (ironía mode ON), dejó los papeles sobre la mesa, los ordenó y volvió a doblar en formato sobre, como los habían traído.
-Todo por la patria eh?- dijo a Jorge y al “Cagaprisas”, apoyó los codos y se echó hacia adelante mirando al camionero con autoridad –¿Y en la guerra te daría “cosica” pegarle tiros al enemigo? Despreocupese, los soldados están para obedecer no para pensar, si alguien tiene que comerse un puro cuando esto pase seré yo, que para eso soy el oficial al mando. Así que si no te ves capaz vuélvete a casa, pero has sido el único que ha tenido güevos para mover el culo y venir aquí, eso tiene que significar algo…¿No?-

La Kimberly se asustó con la cara de drama que puso la yaya, ni que se estuviera quedando ella sin tabaco o se estuviera acabando el mundo.

-Ay, yaya, no te pongas asín... Que me quedan pocos ciguis, más que un par de paquetes y el que tengo a mitás. Si me da una crisis d'ansiedad tengo pa hoy y ya- se excusó en su crisis existencial tabaquera, porque ¿qué iba a hacer el resto del día si no fumaba? ¿Trabajar? ¿Estamos locos? Ella sabía de buena mano que este año la cogían pa'l Gran Hermano, sí o sí. Anda que no tenía ella ganas de moñearse con la Milá, ¿qué era eso de que tenían que dejar de fumar? Aunque estaba más que de acuerdo con echar un meo en la ducha, es algo que la Kimberly ansiaba, mear de pie como un tío y no agachá en un matojo.

Negó un poco, saliendo de sus sueños húmedos y miro el plato que le ponía la yaya. -¿Y cuándo van a pasar los picoletos? ¿C'hacemos mientras? ¿Cazos?- dijo frustrada, pasando a llenarse los carrillos con lo que le ponía la yaya. Comía como una princesita: como si no hubiera mañana, cayéndole chorretones por la barbilla y relamiéndose con los dedos. -Ea dyadya dya dvody- contestó a su yaya con la boca llena y fue a enchufar la tele. A ver si ponían al menos pasión de gavilanes que echara el día viendo maromos, ya que no podía tentarlos.

La rubia hablaba y el camionero alternaba la atención con el ruido. No vea tú cómo está la pava. Guapica de cara, finica, mira Seluis, mira esos ojaso, atento Seluis, tu detertor de chocho marca un culico mu petable... pena de pantalón de picoleto que no favorece na,  pero na de na de na... Pero... uf, cuidao Seluis, aquí huele a mala leche. Percibió el deje granaino y la identificó como paisana. Ofú Seluis, mala leche y malafollá. Se puso un poco firme antes de hablar, quizá como acto reflejo por su pasado por la mili.

-Señorita cabo, señora, Jose Luis Carmona no vale pa estar escondío en casa, que yo me veo encerrao y de aburrirme me pongo como un mono enajenao, que me falta cagarme en la mano y tirarle la mierda al que mire. A mí una gripe no me deja encerrao. Uno tiene su responsabilidá para con el común, y aquí me tienen con más cojone que nandie, pero aquí los veo a ustede mu tranquiloh hablando de matar gente, que pa mí no es el enemigo, sino el Pepe, el Paco, la Fulana, gente normá que está pachucha. Que parece questán ustedes saboreando lo que pasa y les sabe durce durce como el caramelo. To esto es mu grave y hay que reflesionalo.

Y ya que me dice de Alqa-ETA voy a ser sinsero. Yo no sé que carajo tá pasando pero sestá yendo to a la mierda. Yostaba ayer mu tranquilico volviendo de currar y mencuentro un pitote del carajo y dicen que es por la mierda esa de la varicela de loh negro de loh cojone. Pero uno es sensillo pero no gilipolla y digo yo ¿qués más lógico? ¿Qué tiene más sentío? ¿Que el mundo haiga caío nun apocalisi sombi como las pinícula? ¿O que las Fuersa y Cuerpo de Seguridá del Estao estén metía nuna ohcura trama manejaos por el titiritero Minihtro del Interior Rubalcaba el Químico en conivensia con los de Alqa-ETA pa romper Ehpaña? Yo hahta ahora no hasía mucho caso de la COPE, pero a ver si ar finá el histérico ese que sale polas mañana va a tené rasón. Y ya le digo yo que andar matando serdo a la lihera como vi anoche no es de gente normá, gente de orden. Que tos los animalico se ponen peleone cuando toca y si tienen que mordé pos muerden. Tol mundo sabe que los moro odian a los cochino y si por ellos fuera nos prohibían las minifarda y los jamone, dos cosa que a mí me gustan muchico, juntas y por separao.

Ya no sé ónde entre Su Majestá en toa esta ecuasión pero anoche llamó a la reserva. To esto es la pollah de complicao pa pensarlo bien pero no es la primera vé que se ven trama tan complicá ¿o es que ustede no han visto las pinícula de Burne? Yo no voy a poné la mano en el fuego por nandie, pero ahora mismo o le doy un voto de confiansa a la menemérita o qué cojone hago. O el orden o el vasío. He dicho.

Al tito Fausti se le estaban calentando un poco los cataplines ya. Por que se estaban choteando de él. Y él era un tío muy paciente (con los niños debía serlo o se lo comían vivo), pero había ciertos temas que le sacaban de sus casillas. Como llamarle tonto, o poner en entredicho su humanidad. Él, que había sido de la Cruz Roja cuando joven. Acabáramos.

-Pues si, llevo tiempo pensando en ésto e investigando sobre la infección. Mientras otros se tocaban los cojones yo tenía claro que no somos nada especial. Si ha pasado en otros países, y se va diseminando del mismo modo, aquí pasará igual.

Parpadeó.

-Y está pasando.

Carraspeó, colocándose las gafas de nuevo.

-Y sobre matar gente, o infectados. Soy consciente de que es jodido. Eran nuestros vecinos, nuestros seres queridos. Pero si nos dejamos agarrar por los sentimientos, ganarán. No, no hay cura. Y no están vivos, como he explicado. Se mueren y vuelven. En China intentaron darles tratamientos para revertir la solución, y nada funciona. Como mucho, les terminan de matar. Por que ya están muertos, no hay nada ahí dentro, solo un animal sin recuerdos, un animal que nos comería vivos. No importa que ese animal antes hubiera sido tu mujer y estuviérais felizmente casados durante 20 años. Eso no les detiene.

Señaló una pistola encima de la mesa.

-Eso les detiene. Por que lo de cargárselos no es algo que hagamos nosotros solos por que nos salga del cipote. Lo están haciendo fuera de éste país todos los días para sobrevivir. Lo hacen en Sudáfrica donde hay ya más cosas de éstas que personas, donde se han retirado a "zonas seguras" geográficamente defendibles. Pero ésto es España y tenemos ventajas. Cada valle, cada aldea, cada castillo, es una fortaleza donde podemos resistir. Y yo no es que quiera matar a todo el mundo, cojones. Quiero salvar a los que están vivos. Ponerlos a salvo. Y para eso primero tenemos que limpiar de infectados las calles del pueblo. Y para limpiarlos, tiro en la cabeza. No valen ni escoba, ni recogedor, ni palmaditas en la espalda y un ibuprofeno. Y cuanto antes os déis cuenta, menos gente de la que está viva perderemos. Gente que será necesaria para que haya un futuro digno por el que luchar.

Efectivamente su madre tenía comida como para parar trenes. La despensa estaba llena de especias, latas de conservas de los más diversos tipos, alimentos perecederos como el jamón de bellota a medio terminar del que su padre cortaba lonchas de vez en cuanto, montones de ajos, cebollas, chorizos y morcillas colgando de la pared. Como era casa de pollero, tenían un frigorífico grande donde habían pechugas y cuartos traseros metidos en bolsas termoselladas de plástico como para aburrir. Habría allí por lo menos 50 kilos de carne, sin exagerar.

Entre las herramientas de curar los olivos de papá encontró un hacha de una mano para cuando hacía la tala, unas varas de avarear de fibra de vidrio de diversos tamaños y la vareadora mecánica que funcionaba con gasoil. También había herramientas punzantes como destornilladores, cuchillos y cosas así.

En la calle había cierto movimiento, pero no de personas vivas. Aquellas cosas iban en grupos por alguna extraña razón, aunque cada uno iba a un poco a su puta bola. Al parecer les atraían los sonidos, especialmente los de los disparos en la lejanía.

El panorama televisivo era la hostia de aburrido. Al parecer solo un par de cadenas nacionales mantenían la programación habitual, intercalando algún informativo y última hora. Del resto, variaba. Los canales regionales no daban más que mierda que habían dejado programada. Cosas antiguas y películas del oeste. Televisión española estaba casi las 24 horas informando de la mierda aquella de la infección.

Y seguían sonando la hostia de tiros en el pueblo, a lo lejos. Entonces llegó la abuela y le dejó un cajetilla de fortuna encima de la mesa. Le faltaban solo tres pitillos.

-Se lo dehó aye tu tío aquí. Así no ties que salí a comprá. Pero no debería fumá tanto que ere mu hoven.

-¡ME CAGO EN LA HOSTIA YA!- Gritó dando un manotazo que casi parte la mesa -¡¿VAS A AYUDAR?! PUES COJE UN PUTO ARMA Y HAZ LO QUE SE TE DIGA ¿Qué NO? TE LARGAS A TU PUÑETERA CASAY NO DES MAS POR CULO- espetó al camionero –Y TU!- se dirigía a su tío -AYER HICIMOS UN PLANNING ¿HOY TOCA DEBATE? NO, HOY TOCA LIMPIAR EL PUEBLO DE BICHOS ¡Y TE HE DICHO QUE LO DEL CASTILLO ES UNA BUENA IDEA! ¿QUE MAS QUIERES, COJONES?¡MIERDA YA CON SUSCEPTIBILIDADES Y HOSTIAS!- se señaló el pecho y luego la tierra bajo sus pies con la mano plana con el que da un discurso. Ya no gritaba pero mantenía un tono alto y autoritario - ¡MI PUTO TRABAJO ES VELAR POR LA SEGURIDAD DE ESTE PUEBLO Y ES LO QUE VOY A HACER! BIEN ME PODÍA HABER IDO CON MI FAMILIA Y QUE OS FOLLARAN A TODOS Y NO, SIGO AQUÍ POR-QUE-ES-MI-RES-PON-SA-BI-LIDAD- se le saltaron un poquillo las lágrimas –Así que…- cogió aire y bajó un poco el tono –Como todos queremos hacer lo mejor, nos vamos a guardar nuestras apreciaciones personales, nos vamos a dejar de discursitos y vamos: A coger estas armas- hablaba concretando cada palabra como para dejarlo claro –Y: Nos vamos a subir al castillo y nos vamos a dedicar al tiro al plato con esos bichos. Por que esas cosas: No. Son. Personas. Son- y volvió a ir subiendo el tono –Putos Muertos VIVIENTES QUE SE COMEN A LA GENTE!¡COÑO!-
Se quedó en silencio un momento mirando a la mesa
-¿A quedado claro? Bien, entonces... a quien no le guste que se largue... he dicho.- resopló por las fosas nasales esta vez enfrentando la mirada con la del camionero