Partida Rol por web

No puedo creer que lo haya hecho...

¡No puedo creer que lo haya hecho!

Tài shénqíle!*

En cuanto mi disparo alcanza de lleno al reaver del lanzacohetes, lanzo un gritito al aire, y tras unos segundos de estupefacción, activo el comunicador para ponerme en contacto con la cabina del piloto.

-¿Habéis visto eso? -Exclamo, casi hasta orgullosa de mí misma.

Empiezo a pensar que mi madre me tenía que haber apuntado a clases de tiro, en lugar de meterme en una Casa.

Tras disparar, parece que las cosas se han calmado un poco, y me dispongo a regresar hacia mi puesto como copiloto cuando observo al final del pasillo que la compuerta sigue abierta y el vehículo al fin ha entrado. Avanzo hacia el hangar para comprobar que la mercancía, la nave y la tripulación están ilesos, pero, con horror, descubro que el señor Spencer se está sujetando el torso, por donde mana sangre de una herida muy escandalosa.

Gāisǐ de.

Corro escaleras abajo, preguntándome qué diablos hace el doctor que no cierra las compuertas, cuando percibo que ni Aria ni Stark están en la mula. 

Coser y cantar, señor Wong, ¿verdad? Maldito hijo de un coyote.

Me aproximo, descalza y a paso ligero, hacia el señor Spencer.

-¿Puede caminar hasta la enfermería? -Le insto, colocando una mano sobre su espalda para ayudarle a ponerse en marcha, y revisando la herida superficialmente.- No deje de aplicar presión, en seguida le cerraremos eso.

Kovacs: Ella está herida

 Alzo la cabeza, mirando hacia fuera de la nave. Los remolinos de viento y polvo me impiden ver nada, sólo la silueta de Kovacs saliendo disparado hacia afuera.

-Prepararé la enfermería para Stark -informo al capitán, aunque no estoy segura de que lo que tenemos allí sea suficiente como para tratarlos a todos.

-Creo que saldré de esta, camarada -mascullé, dolorido, cuando Kovacs se acercó para comprobar mi estado. Estaba herido de gravedad y probablemente no tardase en sentirme debilitado, aunque había sido capaz de abatir a uno de esos locos caníbales-. Encárguense de Stark primero. Creo que la corriente la alcanzó de lleno, no he podido ver cómo se encuentra...

Cuando Jun se aproxima hasta nosotros, descalza, y me coloca una mano sobre la espalda para ayudarme a incorporarme mientras revisa mi herida, sé que todo se ha acabado para mí. "Definitivamente, he muerto y estoy en el cielo", pensé, aunque ni siquiera tengo fuerzas de hacer un chiste sobre ello. Las heridas no dejan de arder y duelen un huevo.

-Creo... creo que... puedo solo... -respondí, aunque por el tono de mi voz no me hallaba en absoluto convencido-. Gracias, Jun... -Esbocé una ligera sonrisa mientras reprimía una mueca de dolor-. Gracias...

Malherido, avanzo como buenamente puedo hasta el interior de la Constanze, en dirección a la enfermería de la nave.

-Creo... creo que... puedo solo... Gracias, Jun... Gracias...

Aunque me gustaría quedarme para ver el estado de Stark al llegar, los movimientos tambaleantes del señor Spencer me hacen volverme inmediatamente hacia él. Avanzo con rapidez y paso su brazo por encima de mis hombros, para que apoye su peso sobre mí. Aunque espero que no se descargue del todo, o me derrumbaré bajo él. 

-Venga, que sólo es un rasguño -murmuro, mirándole la herida de reojo, y cómo esta deja un rastro de gotas de sangre a nuestro paso.- Doctor -vuelvo la cabeza hacia el capitán, antes de comenzar a ascender por las escaleras- espero que se ocupe usted de Stark.

Llegamos lentamente a la enfermería, y una vez allí le ayudo a tenderse sobre la camilla. Cuando Spencer ya está boca arriba, cojo rápidamente una bandeja con los pertrechos básicos: tijeras, fórceps, sellador térmico, y pinzas. No debería haber olvidado las inyecciones de morfina, y la adrenalina...

-Bueno, en seguida estará el Capitán con nosotros. Tendrá que conformarse conmigo hasta entonces, Spencer. -Sonrío, tranquilizadora, mientras me pongo un par de guantes quirúrgicos- Espero que no le importe.

Me tiendo sobre la camilla de la enfermería con la ayuda de Jun y procedo a quitarme con mucho esfuerzo la agujerada y ensangrentada camisa, dejando a la vista el chaleco de Kevlar ligero, que procedí a quitarme acto seguido. Los Reavers me habían disparado hasta tres veces. Una de ellas en el pecho, otra en el hombro derecho, y la que más parecía sangrar en el costado. Tenía mala pinta.

-Joder, he quedado hecho un colador... -comenté, dolorido. De no ser por el Kevlar probablemente incluso estaría muerto.

Continué presionando la herida del costado, mientras observaba que Jun estaba acercando una bandeja con el instrumental quirúrgico y se ponía unos guantes.

-¿Importarme? -pregunté a la acompañante, cuando me indica si no le importa que sea la que me atienda hasta que llegue el capitán Kaine-. En absoluto, Jun. -Esbozo una débil sonrisa, dolorido y añado en un susurro para que sólo me escuche Jun-: Mientras que no seas una Reaver disfrazada de Jun Vasilis, creo que no hay problema. -Bromeé. Luego, me fijo en las inyecciones sobre la bandeja y cierro los ojos, respirando hondo. Siempre me han dado pánico las agujas-. Creo que ya he tenido Reavers suficientes para todo el día...

Nikita entra maldiciendo todo lo que se le pone por delante, sobretodo ha intentado no pagarlo con Russel que había ido a ayudarla, pero también es cierto que no se lo había agradecido. Seguía apoyada en él para caminar. Le dolía mucho más la herida en el orgullo que en su cuerpo. Cuando oye que alguien se va a encargar de ella, rápidamente reacciona con bastante brusquedad.

No necesito que nadie me atienda. Sólo llevadme a la enfermería. Yo me apaño. Dice mirando a Russel y esperando que la obedezca sin abrir la boca, o eso le indica con la mirada severa.

Apenas hubo visto como Nikita, y Kovacs ingresaban en la nave, y maldición, también Russel, aplico los comandos para levantar la rampa, de modo que los últimos pasos los hicieron ya con la inercia de la placa de metal levantándose y el ruido de los servos haciendo presión para cerrar la placa metálica.
Ahí alejo un poco la nave y uso los impulsores para alejarse de la zona de la mina. Algo hizo ruido en el piloto. Si estuvieran todos bien, no hubiera Reavers escondidos bajo las rocas con Rpgs, lo habría pensado, pero la situación no ayudaba nada. Hizo una mueca, la prioridad era la misión y luego, los compañeros, así que hizo girar a la nave, mientras hacía tiempo, para chequear los sensores.
Bajo el volumen de la música y utilizo el comunicador.
Tripulación. Les habla su Piloto. No aceptare reclamos por lastimaduras, golpes, rodillas heridas moretones varios, porque lo que sigue será algo agitado.
Dicho esto, la presión empezó a elevarse, para alcanzar una zona atmosférica en la que un misil desde tierra no afectara a la nave, por lo que los presentes dentro de la nave deberian sentir el impulso hacia el piso.
Encima su único técnico estaba con plomo encima.

Los reavers parecen haberos visto, las dos naves van hacía vosotros y andan cerca, necesitaréis a un genio de la mecánica para que la nave escape limpiamente o sino os vereis trabados en una persecución.

A pesar de la habilidad de Faraday, un piloto sin una contraparte en la sala de maquinas, era poco lo que podía hacer. Encima Spencer cocido a Balazos no le dejaba mucha alternativa.
La nave se movia aprovechando los vientos favorables, intentaba acercarse a la Atmosfera, y el piloto quería salir limpiamente de ello. Pero la gravedad no ayudaba y las ayudaba a las naves.

¡Atención! Reavers en puerta. No me importa cómo, no me importa quién, pero necesito a alguien en la sala de maquinas y por alguien quiero decir alguien que diferencie de qué lado se agarra un destornillador. No me importa si tienen que operar a Spencer en la sala de maquinas para que les de indicaciones de cómo hacerlo, ¡Pero póngame un maldito mecanico o tendremos graves problemas!
Giro la nave hacia la derecha para intentar alejarse mas de la zona de despliegue Reaver.

El muchacho acompañó a Nikita hasta la nave, parecía que ella no quería su ayuda, pero al fin y al cabo estaba herida. En cuanto le dijo que ella se apañaba, asintió en silencio y se adentró en la nave sin un rumbo fijo. Cada vez más, se estaba dando cuenta de que posiblemente él sobrara allí. Cada uno hacía lo suyo, tenía sus tareas. Pero a él le mandaban "pulsar un botón" o "vigilar por si pasaba algo". 

Por si fuera poco, el intercomunicador sonó y el piloto comenzó con una de sus retahílas engreídas. No tuvo suficiente con lanzar por los aires a una compañera, sino que se jactaba de lo que había hecho y ahora pedía con arrogancia un mecánico... Gilipollas...

Aria empezó a caminar hacia la sala de máquinas en el mismo silencio con el que había llegado. Buscó entre las herramientas que habían por la habitación y agarró  durante un momento el destornillador por la punta. Seguidamente echó un vistazo al motor y reajustó algunas clavijas que se habían soltado con los giros innecesarios del "pulsateclas".

Tras regresar al interior de la nave, David se dirigió hacia la enfermería para ver si podía ayudar en algo. No tenía un título de Doctor como el del capitán ni mucho menos, pero había recibido entrenamiento de primeros auxilios y los había puesto en práctica varias veces durante la guerra, a menudo mientras los casacas marrones seguían disparándole.

Tenía pensado simplemente asistir a Kaine, y al parecer también a Jun que ya estaba allí examinando a Spencer, pero entonces sonó el aviso de Faraday por la radio interna. Se las manejaba mucho mejor con los primeros auxilios que con la ingeniería, eso desde luego. No sabía si Russel tendría algún conocimiento en el tema pero el capitán sí, más que los que pudiera tener él seguro - Capitán, aquí Kovacs. Nos las apañaremos en la enfermería, no se preocupe. Usted y Russel deberían de echarle un vistazo a la sala de máquinas, a ver si podemos salir de aquí de una vez - tenían media tripulación ocupada en aquella sala - Faraday, si hay que dispararle a algo, sabe que puede contar conmigo - aunque esperaba que el piloto fuera lo bastante hábil como para poder evitar un enfrentamiento. Por el momento lo había demostrado.

Las naves reavers se acercan a gran velocidad, está claro que será una persecución intensa. Por suerte las agiles maniobras de Faraday consiguen que las naves salvajes no puedan aprovechar del todo su mayor velocidad.

Nikita una vez cerca del material médico empieza con bastante habilidad a autoatenderse. Lo hacía con habilidad, pero con rabia. No pide ayuda en ningún momento, parecía que era cierto que ella sola se las podía apañar. Tampoco le hacía mucha gracia haber descubierto que tenía esa habilidad tan pronto, pero no quería ni podía fiarse de nadie.

Nikita se las apañaba por su cuenta así que se centró en Bill, examinando los tres impactos que le habían hecho los Reavers. No era nada que no hubiera visto con anterioridad, así que con ayuda del material que Jun había preparado y dispuesto cerca del herido, y con la de la propia Acompañante, se dispuso a tratar las varias heridas del cazarrecompensas. Por suerte estás fueron fáciles de limpiar curar. Trabajando codo con codo con la señorita Vasilis apenas tardaron un momento. Ahora solo faltaba que las naves Reavers no los volaran en pedazos.

Finalmente el chaval entra con la intrépida Stark que parece perder sangre por alguna de las heridas. Le doy una palmada en la espalda al joven y le hago un gesto a la chica hacia la enfermería, aunque por su comentario, parece no necesitar ayuda de nadie para morir.

Me detengo en la puerta de la enfermería cuando escucho las palabras de Faraday. Miro a Spencer que parece realmente malherido. Les hago un gesto para que se desnuden.

Kovacs y Vasilis parecen ya puestos en el tema y por sus descripciones de perfil todos parecen tener un mínimo de conocimiento de medicina. Veo como sacan la pistola de gel sellador y los apósitos sin preparar antes la analgesia subcutánea ni los antibioticos... putos aficionados. Bien pensado, les dolerá solo un poco... y si la nave no atraviesa el bloqueo de Reavers vamos a morir todos en esta maldita lata de anchoas.

- Muy bien... veo que no me necesitan mi ayudo para esos rasguños. - digo girándome 180 grados. Con un poco de suerte no tendrán peritonitis después de la contaminación de heridas. - Trataré de mantener el motor intacto. - Lo mejor de los motores es que no tengo que escuchar su patético quejido y lloriqueo. Señalo al chico y le hago un gesto para que me acompañe mientras salgo corriendo a la sala de motores.

- Señor Faraday, Russel y yo vamos a motores. Trataremos de hacer todo lo que esté en nuestra mano para darle potencia.

Aunque cojo las tijeras para abrir la ropa del señor Spencer, este es capaz de quitársela por sí mismo, y cuando deja a la vista el chaleco de kevlar me descubro sonriendo para mí misma. Buena suerte cortando eso, Jun.

De acuerdo, es sólo una herida de bala, además de unos rasguños. Orificio de entrada y salida, limpio como una patena. Shiny. Aunque las heridas de bala se infecten en la mayoría de los casos, debido a la pólvora y... en fin, a que las balas son una guarrería. 

Cojo una botella con desinfectante y lo aplico con generosidad tanto en la herida delantera como en la trasera. 

-Esto te va a escocer mucho -le advierto, demasiado tarde, mientras cojo el termosellador y trato de cerrar el agujero con mis dedos, para aplicar después el líquido.- Lo bueno es que duele menos que unos puntos...

En cuanto sus agujeros de bala están cerrados, avanzo hacia la nevera y cojo una botellita con antibióticos. Después, y aprovechando que Spencer ya está de lado, dado que le he obligado a volverse para cerrar la herida de su espalda, le desabrocho el cinturón, y le bajo lo suficiente el pantalón para dejar algo de sus nalgas a la vista.

-No eres alérgico a la penicilina, ¿no? -Pregunto, mientras ya le estoy inyectando el antibiótico.

Observo que Stark, con todo lo dura que es, ha comenzado a curarse ella solita, y frunzo el ceño hacia Kovacs.

-¿Podrías reconocer a Stark por mí? ¿Sabes poner una vía? Quiero a estos dos hidratados y con analgésicos, aunque sea intravenosa.

Lo de Nikita era increíble. No sólo se hacía la dura. Era dura. Aquella mujer era capaz de curarse las heridas aplicándose ella sola los conocimientos que tuviera de Medicina, sin necesidad de que nadie le echase una mano. En otras circunstancias mi mente ya habría comenzado a elucubrar acerca del pasado de Stark, aunque en esos instantes me dolía demasiado el costado como para pensar en otra cosa que no fueran mis heridas.

Jun y Kovacs comenzaron a tratar mis heridas, que por fortuna eran mucho menos graves de lo que parecían. La acompañante me advierte que me va a doler mientras se dispone a cerrar el agujero de bala usando el termosellador.

-Sí que escuece, joder... -murmuro, haciendo un esfuerzo para no soltar un alarido, y agarrándome con fuerza a la camilla.

Después, Jun bajó mis pantalones, llegando ver partes de mi cuerpo que prefería que nadie de la tripulación hubiese visto. Ya imaginaba mi futuro apodo: Culito Blanco. Era una suerte que Faraday no estuviese por la enfermería en esos instantes.

-¿A la penicilina? -pregunté y, mientras lo hacía, cerré los ojos y apreté los puños, tratando de poner la mente en blanco para no imaginarme la jeringuilla del antibiótico inyectándose-. No... No, qué va... Solo soy alérgico al polen...

Respiro aliviado cuando veo que parece Jun y Kovacs ya han terminado de curarme.

-Gracias a los dos -dije, levantando el pulgar de mi mano izquierda, con gesto positivo. Esbozo una sonrisa pícara y añado, mirando tanto a Jun como a Kovacs-: Con enfermeros tan guapos, casi le dan ganas a uno de volver a hacer de diana para Reavers. -Bromeé, esperando no volver a ver Reavers en mucho tiempo. Pese a lo aparatoso de mis heridas, no parecían haber resultado tan graves como hubiera pensado en un primer instante-. Os pagaré la primera bebida en la próxima roca en la que paremos.