Partida Rol por web

-¡Ostras!- Soltó en una combinación de miedo, sorpresa, y curiosidad la fotógrafa, mirando de reojo en la dirección señalada. -¿Pero hay manera segura de interectuar con él sin que nos ataque?- Preguntó. -Es decir, que podríamos seguir pretendiendo que no sabemos que está allí, y no nos va a hacer nada, ¿no?- Por supuesto que quería ver al troll, y por supuesto que quería escuchar qué sabía, pero no quería que terminaran siendo atacados por esa criatura, a la que en ese momento imaginaba ensartando a Orion como si fuera Frodo con una lanza...

Orion dio un paso hacia delante y concentró todos sus sentidos en el lugar que señalaba Bayhas, para ver si era capaz de descubrir al trol escondido. No sabía mucho de los fae y de los trol lo único que recordaba era lo que había leído sobre ellos en los libros cuando era un chaval.

-¿Es inteligente? ¿Se puede razonar con él? -dudó el vampiro mientras ponía todo su cuerpo en tensión y preparado para el combate.

El viejo apareció por detrás de los tres mientras cuchicheaban. Lo hizo con cuidado, tratando de no asustarlos ya que claramente había escuchado lo del trol.

— Quizá sea una jugada arriesgada, pero puede darnos alguna pista sobre lo que pasó. En cualquier caso si vamos a acercarnos propongo hacerlo con cautela y tratando de mantener la distancia. Y por los dioses en los que creáis. No hagáis nada que pueda hacerle sentirse amenazado por nosotros. — ^[1]

- Pertenece a la Corte Faérica, no es una bestia, sino un ser inteligente. Ergo, se puede razonar con él. - dijo Bayhas, en respuesta a las dudas de sus compañeros. - Cuestión distinta es si eso resultará fácil. Pero sí, puede saber algo. Y, como mínimo, sería descortés no presentarnos, una vez que está allí. - Miró a sus compañeros. - Bien... ¿lo intentamos, pues?

Los presentes asintieron, animando a Bayhas a adelantarse. De hecho, parecían hasta cierto punto felices de que fuera él quien se adelantaba a hablar. Bayhas cerró los ojos ligeramente y frunció algo el ceño pero después llegó a la conclusión de que, realmente, no había otro que pudiera ocuparse de este asunto.

Dejando a sus compañeros atrás, el Mago comenzó a avanzar lentamente hacia la esquina en la que se encontraba el ser faérico, escondido. No le quitó la vista de encima, tanto para estar preparado por si era necesario que saliera huyendo para salvar su vida como para dejarle claro al troll que lo estaba viendo.

Bayhas levantó las manos al estar ya mucho más cerca del ser... y entonces lo reconoció. - Puedo verte. Eres MmKrrKrr el Troll. - Se detuvo a unos pasos del ser de tierra y roca. - Yo soy Bayhas, amigo de Nina Bowen, a quien puede que conozcas como la Dragona del Bosque de Nain (*). No somos tus enemigos, solo queremos recuperar algo que hemos perdido en este lugar, y saber qué es lo que ha sucedido.

Mmkrrkrr ("Mike" para los que no dominan la lengua troll) había sido el guardaespaldas de la Reina de Invierno. Sin embargo, cometió el error de enamorarse de su protegida y , tras un par de incidentes escandalosos, fue sustituido por el hermano de la Reina, Calep.

Desde que había perdido su trabajo, Mike se había exiliado al plano mortal donde ahogaba sus penas en alcohol, drogas y todo lo que pudiera conseguir ("Que es prácticamente cualquier cosa cuando te puedes hacer invisible y tienes la fuerza de un troll" había explicado Nina entre risitas después de tres martinis scolento).

-Humano con ojos de brujo. ¿Quién tú?-dijo con una voz que sonaba como piedras chocando.-¿Qué buscar aquí? ¡Decir o Mmkrrkrr partirte como ramita!

El mago empezó a poner caras raras y hacer gestos en dirección a la esquina. Los demás se preguntaron si realmente había algo allí o el mago les estaba tomando el pelo.

El resto del teatro seguía en silencio pero era posible que no siguiera así mucho tiempo. Era mejor apresurarse. 

La chica se había esperado que algo mágico sucediera en el momento que Bayhas se movió hacia la esquina. Que al hablarle aparecería de pronto la forma imposible de una criatura gigante y monstruosa. Pero nada pasó.

-Eh...- Cleo se rascó el lóbulo de la oreja y miró hacia Orion y el señor Yakub. -Iré a ver por allá.- Señaló hacia la cafetería reformada y encaminó sus pasos en aquella dirección. El sitio estaba en su mayoría como lo había visto la última vez, aunque con algunos agujeros de bala extra. Andy le había señalado las botellas y los barriles entonces: la mayoría de los barriles tenían hidromiel y cerveza casera preparada por faes artesanos, había también whiskey ígneo, que según Andy se encendía en llamas al contacto del oxígeno. Le había señalado también unas botellas especiales, que al parecer se bebían sólo cuando estaba por acabar la festividad, que llevaba el nombre de Ambrosía. Al parecer, era el origen de ciertas mitologías, especialmente en la griega, donde se decía que era el alimento de los Dioses y podía enloquecer a los mortales.

El suelo estaba algo encharcado puesto que uno de los barriles estaba perforado por un agujero de bala. Cleo lo reconoció cómo el disparo que la hizo desmayarse, por lo que seguramente había soltado el móvil allí. Segundos antes que empezara el tiroteo, ella había tenido el móvil en la mano, grabando disimuladamente la ceremonia. Se agachó entonces para revisar bajo el mesón del bar y de los estantes de licores, pensando que quizás durante el lío habría terminado debajo de algunos de los muebles.

Yakub miró a Cleo y asintió. Seguidamente hizo lo propio con Orion; pero no dejaría solo a Bayhas. Quería comprobar que el Troll era de fiar y quería ver si eran capaces de sacar algo de información de aquella criatura.

— Dile que podemos ayudarle a salir y volver a un lugar seguro Bayhas —

No solo lo decía para sacarle información; el viejo realmente creía poder sacar al Troll de allí.

- Tranquilo, MmKrrKrr. - dijo Bayhas, procurando mantener la calma y transmitírsela al troll. - Soy Bayhas el Mago, amigo de Nina Bowen, la Dragona del Bosque de Nain - Ya se lo había dicho antes, pero a veces era necesario repetir ciertos conceptos a un troll antes de que se le metieran en su dura mollera. - Ayer hubo una lucha aquí, no sé si lo sabes: alguien asaltó la boda de Owain y Yolanda. Mis amigos y yo estábamos presentes y tuvimos que salir huyendo. Perdimos algunas cosas en la huida y las estamos buscando. Cuando las hayamos recuperado, nos iremos (*)

Bayhas utilizaba su voz más razonable y tranquilizadora.  - MmKrrKrr, ¿necesitas ayuda? Si quieres que te dejemos solo, lo haremos. Pero si quieres que te ayudemos a salir, puedes contar con nosotros.

Orion miró hacia abajo, hacia el escenario y el patio de butacas buscando a Cleo. Cuando se aseguró de que andaba por allí abajo rebuscando, se concentró de nuevo en Bayhas y sus movimientos. No podía ver al trol y el mago parecía estar haciendo un teatrillo barato mientras se dirigía hacia una esquina.

-¿Qué coño está haciendo este? -le preguntó a Yakub muerto de risa- ¿Asustando al trol como si fuera un gatete?

Al ver la cara de preocupación de Yakub se puso más serio y volvió a su estado de alerta. No tenía ganas de que, al final, el trol le pillara por sorpresa. ¿A qué sabrá la sangre de trol?

Un trozo de plástico blanco llamó la atención de Cleo que lo reconoció como parte de la carcasa de su teléfono. Tenía un trozo de tentáculo dibujado. Miró rápidamente bajo los refrigeradores. Suspiró de alivio al encontrar su móvil bajo uno de ellos. 

Estaba agrietado y apagado, seguramente sin batería. Por lo menos, no había caído en malas manos. Sintió una punzada de excitación: no podía esperar a llegar a casa y enchufarlo al cargador. 

El troll alzó una ceja.

-¿Ayuda salir? Vosotros y muros no bastar para detener troll. 

La enorme silueta etérea se acercó hacia el mago. Le sacaba medio metro por todos los lados. 

-Vosotros perder cosas. Vosotros huir de pelea. No invisibles. No fuertes. No permiso para estar aquí.

Bayhas vio un dedo como la pata de un piano apuntarle al pecho. 

-Vosotros necesitar más ayuda. 

Cleo soltó un silencioso ¡woho!, alzando el puño a modo de celebración, y se apresuró a guardar el móvil en el bolsillo. Volvió sobre sus pasos, y se colocó cerca del señor Yakub. -Lo tengo. ¿Creen que tardará mucho?- Preguntó, señalando al mago.

Bayhas suspiró. Era de esperar que el troll no atendiera a razonamientos - Quieto. - dijo, con seguridad, y sin dar un paso atrás ante el amenazador avance del ser faérico. -​​​​ Vamos a dejar algo claro, MmKrrKrr. Tú eres grande, fuerte e invisible. Yo soy más pequeño, más débil y, todavía, visible. - El mago dio un paso adelante, acercándose al monstruoso ser. - Pero me sé unos cuantos trucos. Algunos bastante sucios. Algunos que no te gustarían. Mis amigos también. ¿Quieres que lo comprobemos? - Dejó que, durante unos segundos, el troll sopesara sus palabras. 

Parece que Cleo había encontrado el móvil. Y no tenía ganas de explorar este lugar con MmKrrKrr por aquí.

- Tú decides, MmKrrKrr...

El troll no se movió ante el avance del mago. Una ventaja de la comunicación entre diferentes planos de la realidad era que los olores no podían cruzar de unos a otros (había hechizos al respecto pero muy raramente se usaban porque el esfuerzo y recursos que había que invertir para que, por ejemplo, el incienso de la Abadía de Westminster se pudiese oler en Edimburgo era, sencillamente, inaceptable): los trolls solían acumular moho y otras miserias en su dura superficie.

-Trucos sucios no servir durante boda, ¿verdad?

Resopló. Sonó como el estornudo de una montaña.

-Si yo conservar puesto, boda segura. Vosotros no tener que huir, no perder cosas. Pero no ser así, Calep responsable seguridad. Mezclar con dragones, fae no sabio, cabeza caliente. Troll, cabeza fría, sí. Ahora sí.

Miró por encima de Bayhas (no le resultó difícil) en dirección al bar.

-MmKrrKrr no buscar pelea: buscar trago. Vosotros no tocar bebida, troll no convertir en manchas rojas en la pared.

- Todo tiene un límite. Hasta los trucos sucios. - admitió Bayhas, encogiéndose de hombros. Lo que le contó de Calep le pareció interesante. Mucho, en realidad. Era un hilo del que tirar. Aunque había que tener cuidado con los hilos: a veces te sacaban del laberinto y a veces te arrojaban a los pies del Minotauro. 

- De acuerdo, MmKrrKrr. El bar es todo tuyo. - Bayhas inclinó la cabeza a modo de saludo, sin quitarle la vista de encima al troll (la cortesía no está reñida con la prudencia). - Hasta que nos volvamos a encontrar.

El Mago dio un par de pasos atrás, volviendo a donde estaban sus compañeros.

Bayhas permanecía en pie manteniendo una compostura seria frente al aire. Tenía el mentón ligeramente levantado y la mirada perdida en el vacío. El Mago dio un par de pasos atrás, volviendo a donde estaban sus compañeros.

Cleo se situó detrás de Yakub que observaba todo con expresión indescifrable. Orion no quitaba ojo de Bayhas, con los puños cerrados dentro de los bolsillos y tenso como una cuerda de guitarra, preparado para entrar en acción a la mínima ocasión.