Partida Rol por web

Luis seguia igual que habia llegado, tranquilo, con las piernas entreabiertas, y los codos apoyadas en estas, con las manos mantenia apoyadaa la cabeza.

Se acerca al fin el profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Tras un vistazo en los alumnos, se dirige a saludar a los padres, ya que en parte se siente culpable de algún modo. Tras una leve reverencia con la cabeza, se sentó con el resto de profesores, con rostro cansado.

Veo la gran alteración en el ambiente cuando empiezan a entrar unos señores vestidos elegantemente seguidos de varios profesores.

¿Qué estará pasando aquí? No entiendo nada.

Miro con gran atención a todos los adultos y, especialmente, a los mandatarios del mundo mágico. Claro que los había visto antes en periódicos y revistas, pero nunca en persona, así que me impresiona tener delante mía a semejantes personalidades del mundo mágico.

Finalmente aparece Mercedes Vila por un lado del jardín, luciendo una elegante túnica negra con una fina línea plateada en los bordes. Mira a los estudiantes más cercanos a ella, los de las primeras filas y sonríe con tristeza sólo unos instantes, antes de dirigirse a los familiares de Florinda.

Intercambia un par de palabras con ellos y luego se coloca delante del ataúd, mientras todos los profesores, los miembros del ministerio y los señores Meiga se acomodan en los asientos de la primera fila.

Carraspea un poco para llamar vuestra atención y cruza las manos delante del abdomen, cerrando los ojos. Cuando cree que todos los alumnos del colegio de magia de Sorgintasun están pendientes de sus palabras, levanta la mirada y empieza a hablar.

Magos, brujas, alumnos, compañeros, amigos, futuras celebridades... Hoy es un día triste para todos nosotros. Aunque en poco tiempo, Florinda ha dejado un vacío entre los miembros de su casa, y con él, en todo el colegio. Habla con voz firme, segura, mientras pasea la mirada por todos los asistentes. Una mirada tranquila y suave... pero teñida de dolor. El dolor del fracaso. Pero también ha dejado una gran lección que aprender tras de sí. Vuestras jóvenes mentes, ansiosas de tomar decisiones por sí mismas, deben aprender a escuchar a los que ya llevamos años en este mundo. Deben aprender a respetar las órdenes de los adultos que velamos por vuestra seguridad y felicidad. Nadie os dice que no podáis soñar y anhelar la completa libertad, pero no paséis por alto los consejos que os damos quienes os queremos.

Florinda quiso dejárse llevar por su sentimiento de necesidad de libertad, internándose en el Bosque Prohibido para encontrarla. Pero su espíritu libre no dejó que fuera capaz los peligros que conllevaba esa decisión.

Envía una significativa mirada a los miembros del ministerio y luego vuelve a dirigirla a los alumnos.

El señor ministro y el personal del colegio nos hemos reunido para intentar llegar a una solución para que un incidente tan trágico no vuelva a repetirse. Pero hemos decidido que vuestras jóvenes mentes deben aprender de la vida sin sobreprotección. Así pues, no habrá medidas extras de seguridad sobre el Bosque Prohibido de aquí en adelante, pero en honor a Florinda, a quien nunca olvidaremos... Dirige la mirada ahora a los padres de la susodicha. Se instalará una fuente en los lindes del bosque... una fuente donde el agua corra libre pero por un sendero seguro... como nos habría gustado que fuera la vida de nuestra compañera.

Saca su varita de una de los bolsillos de la túnica y con un suave giro de muñeca, hace aparecer una fuente donde antes yacía el ataúd de Florinda... El cuerpo de vuestra compañera ahora se encuentra un par de metros bajo tierra, y como si naciera de ella, la fuente de piedra empieza a emanar agua que cae con fuerza, provocando un murmullo que hace más acojedor el silencio que se ha creado, roto tan solo por los sollozos de la señora Meiga.

La directora baja la mirada, cierra los ojos y se mantiene en silencio un par de minutos... silencio al que todos os unís aunque no lo haya pedido verbalmente.

Al pasar dos minutos justos, Mercedes levanta la cabeza y con una triste sonrisa hace una leve inclinación, indicándoos que podéis ir despejando el jardín.

Ella se da media vuelta y queda contemplando la fuente, mientras el resto de asistentes al trágico evento van alejándose poco a poco hacia el castillo.

Observando como la ceremonia toca a su fín, no puedo sino alegrarme un poco... pues ese ambiente, unido a la caída de un alumno de primero (sea de la casa que sea), he turbado mi espíritu más allá de lo que sería capaz de aceptar. Ansioso por marcharme del lugar de reposo del cadáver, comento a los chicos Creo que sería mejor que nos fueramos marchando de este lugar... no me parece apropiado y de sentido común el que darnos más tiempo. Total, ya hemos cumplido con el papel al personarnos todos aquí... incluso nuestro Jefe de Casa. Echa una fugaz mirada a nuestro 'tutor'.

Con un deje cómplice en la voz, amistosa Estarás conteta, ¿no? Por fín nos podemos marchar de aquí...

Si,yo tambien lo creo. Dice con tono rotundo,a la vez que se levanta con elegancia.

Una vez de pie mira hacia el lugar donde estaba el padre de Anais y despues a Daniela, para volver a depositar su finalmente la mirada en sus compañeros.¿Vamos? Pregunta antes de comenzar a alejarse del lugar.

Con un tono algo triste dice:

- Nos vamos, Edurne y Julen - le indico al resto de los presentes con la cabeza que nos acompañen. - Por cierto, si tengo que preguntar algo a alguien debo preguntarselo a la profesora Belinda Daza. ¿No?

Maite asiente a las palabras de Emilio y Nicolás y se pone en pie, siguiéndolos en su camino hacia el castillo sin decir ni una sola palabra. Camina con la espalda recta y la mirada baja, con sus brazos balanceándose a ambos lados de su cuerpo.

Natalia sonríe, y también se levanta. Recolocándose la falda (subiéndosela) y retocándose el pelo. Y también les sigue. Camina coqueta y mirando a todas partes furtivamente.

Sacando su libreta empieza a escribir; después empieza a caminar hacia el castillo.

Observa a Natalia en la lejanía y cuando cree que le mira la saluda con la cabeza, mientras sigue tomando sus notas.

Me levanto despacio, sin muchas ganas de moverme y voy caminando un poco absorta en mi misma. Al recordar la intención de escribirle a mi hermano, me dirijo hacia la Sala Común de Griffindor,supongo que me dará tiempo a mandarle una lechuza tranquilizándole.

Me levanto de la misma manera que un púgil tras perder por k.o absoluto, totalmente mareado y desorientado... como si la sangre se me hubiese bajado a los pies.

¿Que vais a hacer ahora? les pregunto aún susurrando a mis compañeros de casa.

Puedes preguntar dudas a los preceptos de tu casa,que son alumnos de cursos superiores que se hacen cargo de los nuevos o directamente al jefe de tu casa, que en tu caso es Belinda Daza tal como indicas. Aunque si no es algo muy dificil o concreto quizas podamos ayudarte nosotros.

Mientras dice esto no puede dejar de mirar la fuente,y decide que mientras el tiempo lo permita puede ser un buen lugar al que venir a leer los libros que ha cogido en la biblioteca.

Edurne suspira cuando la profesora acaba. Después oye a Lara y se gira.

Asiente a Julen. Eso es cierto. Puedes decirnos tu duda, quizá te podamos ayudar. Si se puede claro. No llevamos mucho más tiempo que tú aquí, pero quizá lo sepamos. La mira con una aún triste sonrisa, y espera alguna respuesta.

¿Contenta? No...no es alegría exactamente... Miró de reojo a Emilio y se levantó.

Zaida se levanyó y asintió a las palabras de Nico con una leve sonrisa. Luego siguió al resto del grupo, con la mirada distraída por los nubarrones que se veían.

Respondo a las palabras de Nico con una mirada de aceptación. Caminando con el resto de Slytherins, empiezo a 'emigrar' del jardín con un humor plomizo.

Observo toda la ceremonia, las palabras de aliento y advertencias de la directora para con todos los alumnos presentes, hasta que finalmente nos da permiso para retirarnos. Pronto será la hora de la comida y después el baile... Miro a Anaïs y a su padre, que permanece de pie junto al resto de los representantes del ministerio y los profesores.

Si quieres podemos ir a saludarlo... Total no tengo prisa y así de paso lo saludo también yo Doy un suspiro y me pongo en pie, apoyando mis manos en las rodillas ¿Vamos?