Partida Rol por web

Viernes 22 de Marzo del año 2013 de la Era de Dick.

9:30am. Zaragotham. En algún punto cerca de la Plaza de Aragón.

Tras un aburrido viaje desde Bilbado a Zaragotham, únicamente amenizado por la discusión mantenida entre Curt y sus múltiples personalidades con el fín de saber quién mandaba en el sonajero que era su mente, los aguerridos rebeldes se plantaron en la ciudad más devastada de la península ibérica.

El lugar de reunión donde les informarían del paradero de las siguientes cartas se encontraba en el Frente Este de Zaragotham, una especie de rectángulo, cuyos cuatro extremos se hallaban situados mas o menos a la altura de las ruinas de la Plaza de Aragón, Las Fuentes, la Estación de Miraflores y el Parque Primo de Rivera.

Aquí, el arrase del bombardeo al que fue sometido la ciudad años atrás estuvo especialmente logrado, por lo que el nivel medio de las ruinas apenas levantaba un metro del suelo. Ello hacía que el Frente Este fuera la zona de guerra más gansa de la ciudad, y donde unos (Fanhunter) y otros (Rebeldes) se repartían las más grandes collejas.

Nuestros protagonistas habían sido citados en una ex-base, ex-rebelde, ex-secreta. ¿Y por qué hablamos de una ex-base, ex-rebelde, ex-secreta? Pues por que el alto mando papal había descubierto su emplazamiento, y en el mismo instante de la llegada de nuestros protagonistas la estaban atacando con todo lo que tenían a mano, que era exactamente dos regimientos de Fanhunters armados hasta la indecencia. Los escasos efectivos que la Resistencia tenía destacados aquí, un grupillo de diecisiete fans mal contados (de hecho, cuando se molestaron en contarlos bien, comprobaron que solo eran dieciséis), estaban aguantando el chaparrón como buenamente podían, mientras intentaban desmantelar y evacuar el lugar. La escena se presentaba como una versión hispano-cutre del arranque de El Imperio Contraataca, cuando las tropas imperiales entran a saco en Hoth y los rebeldes tienen que salir zumbando y con los meaos en el vientre. De modo que nada más llegar al lugar, nuestros hilarantes héroes se vieron metidos en medio de un montón de carreras de gente que parecía tener prisa llevando cajas de diferentes tamaños a varios coches aparcados cerca.

Los cuatro pelillos que Alma tenía en brazos y en cabeza (tras el incidente, su pelo antaño precioso, sólo había crecido como mucho unos 3 centímetros) se le erizaron al sentir la cercanía de su ciudad natal. Y cuando ya a lo lejos pudo verla, con sus espléndidos llanos humeantes, sus parques ennegrecidos y su jarana constante (aunque la de ese día fueran un montón de tiroteos), se le cayó la lagrimilla sin poder evitarlo.

- ¡¡Cóóóóóó mañóóóós, bienvenidos a mi ciudad!! ¡¡Ya veréis qué desmadre, aquí hay fiesta todos los días!! - les dijo a sus compañeros de viaje.- Ya tenía yo ganas de que conociérais a la Pilarica ¡y a la madre que me parió!

Alma, desde que supo de su siguiente destino en tan importante misión, no hacía más que pensar en las croquetas de jamón de su madre y de la tarta de queso con fresas que hacía y que le encantaría a Curt. Pero, por si acaso, no le había dicho nada al narizón, para evitarse la riada de babas consecuentes.

El comité de bienvenida por parte de sus compadres zaragothanos fue mejor de lo que esperaba, y pronto se preparó para unirse al fiestorro que tenían montado. Eran pocos por la parte rebelde, pero la jarana ya estaba bien empezada.

- ¡¡La Virgen del Pilar diceeeeeeeeeee, que no quiere ser francesaaaaaaaaaaa...!! - Alma se puso a cantar a voz en grito su jota favorita, para ver si desmoralizaba de paso a aquellos asquerosos franchutes abotargados, y se parapetó detrás de lo primero que pilló: las ruinas desastrosas de un tractor, que debía haber volado hasta allí desde los campos de las afueras durante el bombardeo, o a causa del cierzo.

-Joer, dicen que Extremadura es un secarral llano en su mayoría. Eso es porque no han visto esta ciudad. Ni los pitufos pueden esconder la cabeza aquí...

Con cara de interés, Curt admiraba la ciudad. Las aventuras pasadas con sus compañeros le habían llevado a sitios extraños, pero quizás este fuese el que más. Después de la Antártida. Y después de Bilbado. Y también de Vilafranca del Penedés. Bueno, quizás ni fuese raro ni nada.

Al oir los tiros, se apretó con fuerza el chaleco antibalas y sacó su habitual pipa. No vaya a ser que pinten bastos y nos unten a nosotros. En su cara se veía el esfuerzo de estar preparando su burbuja protectora azul-eléctrico-transparente.

-Alma, ¿esto es normal por aquí?

La ostia neskatxa, se apreto Patxi la txapela en las fiestas de Bilbao hay menos fuegos artificiales...claro que nosotros los tiramos a mano o con la cestapunta levantando la piedra para que hiciera de paraguas frente a escombros y balas perdidas, Patxi miro a los maños corriendo de un lado para otro y se encogio de hombros.

Ondo pues, ¿ y ande esta el batxoki mas cercano? pregunto Patxi, por que yo no voy a ningun lado, sin tomarme unos txikitos antes, que asi no se puede rebeldear en paz, oiga.

—Esto solo hay una forma de arreglarlo —dijo el bueno de Mahou, que estaba aburrido ya del viaje hasta ahí—. Y es a hostias. Cuanto antes los despachemos, antes se arreglará todo esto. Porque no acabo de ver yo dejándonos en paz

—Así que venga, ¿con quién hay que hablar en este sitio? —terminó diciendo el rebelde, en busca de la cabeza pensante del grupo de rebeldes mal contados.

Alma se giró hacia sus compañeros al ver que Curt y Patxi le preguntaban sobre la fauna y flora autóctona y esas cosas de güiris:
- ¡¡Esto es la salsilla de la vida!! Claro que es lo normal por aquí, por eso resistimos ante Alejo, porque la juerga es constante.- exclamó la maña con una sonrisa de oreja a oreja, dejando ver que aquello era la mejor bienvenida que podían tener en su ciudad.

Luego pegó un vistazo a los rebeldes maños que seguían con el tiroteo sin prestarles atención y trató de buscar al que pudiera parecer el cabecilla para acercarse a él.
- ¡Mozóóó! Venimos a ayudar y necesito hablar con el jefe de la Resistencia Zaragothana, cóóó. - le dijo al oído, para asegurarse de que se la oía con tanto petardo y fuego artificial, al primer tipo que parecía poder tener más dedos de frente que el resto de mozos.

Debido al sindiós que era toda la zona de combate, los rebeldes del lugar apenas se habían percatado de la llegada de nuestros protagonistas e hicieron falta unos cuantos gritos bien dados para hacerse notar.

Alma y Mahou agarraron por banda al primer tipo que pasó cerca de ellos, un mañico ataviado con el característico cachirulo reglamentario de las tropas zaragothanas que del sobresalto, a punto estuvo de caérsele al suelo la enorme caja de cartón que llevaba a toda prisa en dirección a unos jeeps cercanos.

-¿Képásápuéeeees cóóóó? Preguntó el mozo antes de responder a las preguntas pertinentes de Alma y Mahou. ¿Mandeeeé? ¿A ayudar venís? ¡Pues ala mozos, a replegar tóo y pa casa! Dijo, y acto seguido le pasó la caja a Mahou. ¡Tenemos que arriar de aquí antes de que nos escogorcien los Fanjunters, cóó! ¡Cargad cajas en los jeeps, o ayudad en la retirada mozos, que nos escamochan! Dijo señalando por un lado a la mitad de rebeldes que respondían con fuego a los ataques papales, y por el otro a los tipos que corrían arriba y abajo llevando cajas de cartón como la ofrecida a varios jeeps dispuestos a salir cagando margaritas de un momento a otro.

—Bueno, tampoco hemos venido a hacer de mozos de almacén —respondió Mahou al rebelde mientras volvía a dejar la caja donde estaba—. Además, solo son unos cuantos macutes. ¿De cuántos estamos hablando? Que esto se arregla con unas pocas hostias y santas pascuas, y no tenemos que estar andando de arriba a abajo.

¡La ostia y el copon!, ¡que casi me dais txakurras! rugio Patxi cuando una de las millones de balas que volaban por los alrededores le rozo la txapela, mascullando en su euskera natal, Patxi cogio uno de los escombros que rodeaban la zona y ni corto ni perezoso, le lanzo una pedrada brutal al primer Fanhunter que asomara el coco por encima de la barricada.

¿Entonces les repartimos unas ostias? enarco la ceja Patxi escondiéndola debajo del borde de la txapeka, no es mala idea, por que con tanto lio, va a ser imposible tomarse unos txikitos en paz.

-¡Unos Macutes dice el mozo! Exclamó el mañico.¡Cóóó! ¡Pues mira caquí somos brutos, pero hoy estamos flojos pa´lo que se nos viene encima! Acto seguido el rebelde señaló en dirección a noroeste, donde se divisaban trincheras, ametralladoras pesadas, lanzagranadas y 5 tanques avanzando en su dirección y tras los cuales, un regimiento de medio centenar de Fanhunters armados hasta la indecencia ganaban terreno poco a poco.

-¡Alákáskálá que se nos echan encima! Gritó recogiendo la caja que Mahou había rechazado y corriendo a dejarla al jeep mas cercano.

No. No se tira por el atributo y la habilidad sumados.

Se tira solo por la habilidad. Si no hay ninguna habilidad que pueda valer para lo que se quiere hacer, el director de juego puede requerir usar un atributo, pero si existe una habilidad válida, se usa la habilidad. En caso de no tener nivel en la habilidad requerida, el intento falla automáticamente.

Se usa la habilidad más adecuada para hacer la tirada. Si ninguna parece valer, se usará un atributo. Si existe una habilidad válida pero el narizón no la posee, el intento falla automáticamente. Se lanzan un numero de dados igual a la habilidad o el atributo empleado y se suman los resultados obtenidos. Si el total es igual o superior a la dificultad fijada, el intento tiene éxito, si no es así, se ha fallado.

Luego está la regla del 6 y el 1. Durante el juego, cualquier dado en el que se saque un 6, se vuelve a lanzar y el resultado se suma a la puntuación ya obtenida. Si la segunda tirada vuelve a ser de 6, se vuelve a lanzar y a sumar a la puntuación, y se repite el proceso siempre que siga saliendo el 6. De forma similar, cualquier tirada de dado en la que se saque un 1, se descarta y no se cuenta en la puntuación obtenida. Esta regla se aplica en todos los chequeos y competiciones que se realicen a lo largo del juego, salvo que se indique lo contrario.

En este caso concreto, deberías tirar 2 dados (por tu nivel 2 en arrojar) y sumados sus resultados igualar o superar la dificultad de 8 :)

Asomándose por encima del muro de ruinas tras el que se parapetaban, el aldeano tiró, tiró la piedra, tiró, Patxi lanzó una brutal pedrada al primer Fanhunter que se le puso a tiro. El rebelde no erró el blanco y el proyectil fue derecho a su objetivo. Por no ser desconsiderado con el regalo de Patxi, el Fanhunter remató con la cabeza para marcar gol y cayó al suelo hecho un guiñapo, pero la acción no pasó desapercibida por los pilotos de uno de los tanques, quienes giraron la torreta del vehículo y repondieron con un pepinazo de saludo por parte de los chicos que cayó varios metros por delante del muro tras el cual se encontraban.

La explosión no les dió de lleno, y el muro de ruinas aguantó la honda expansiva pero la fuerza de la detonación hizo volar un millar de cascotes y gravilla que llovió sobre nuestros protagonistas.

Alma, que no se esperaba aquella lluvia de pedruscos como respuesta al saludo de bienvenida de Patxi, echó a correr en busca de su caballero andante. Llegó junto a él y se abrazó a sus piernas cual niña pequeña, mirándole con adoración.

- Oh, Gran Duque de las Fresas, esta miserable doncella solicita tu protección. - le gritó a Curt para hacerse oír ante tal estruendo.

Luego de soportar la nueva lluvia zaragothana aquella, volviendo en sí, se levantó del suelo y, sacudiéndose cabeza y rodillas, apuntó hacia cualquier fanhunter que estuviera a tiro.
- ¡Así aprenderéis a no joder a la maña equivocada! - y haciendo ruido con la boca según disparaba.- ¡¡¡Ratatatatatataaaaa!!! ¡¡Tatatata!!

Curt alentado por la maña y el estruendo, sacó a pasear su estupenda burbuja protectora. Un resplandor azul le envolvió, formando una suerte de pelota azul-eléctrico-transparente alrededor del narizón.

-Jodeeeer, ¿por qué me quitarían mi precioso mecha?

Con cuidado, apuntó con su pistola por si había que repartir tiros a los Fahunter, a ver si desahogaba un poco la situación.

-¿Y si nos piramos de aquí? Que esos tanques parecen muy duros...

Joe con el sirimiri que se gastan por aqui comento el bilbaino al ver el pedrisco que se les caia encima, tambien ya es mala suerte, justo ahora que empiezan vuestras fiestas; con chupinazo incluido comento señalando el trabucazo que les habia dado el tanque, va y se pone a llover, si es que...

Ahiva la ostia, que amarracos mas chulos se le ilumino la cara a Patxi al ver el monton de gravilla dejado por el misil del tanque, ni corto ni perezoso, se puso a recogerlos y a meterlos en la bolsa de amarracos. Tambien sea dicho, ya iba siendo hora de echar un mus, que hacia tiempo que no se daba el gusto.

La burbuja protectora de Curt chisporroteó alrededor del grupo cuando recibió la lluvia de gravilla provocada por el pepinazo proveniente del tanque. La esfera semitranslúcida había vuelto a escudar con eficacia al grupo y este se encontraba a salvo de momento.

Alma tampoco quiso ser menos y respondió con una ráfaga de sus armas. Las balas barrieron la zona frente al tanque y los soldados que avanzaban junto a él, y aunque rebotaron en el blindaje del vehículo, obligaron a los Fanhunters a echar cuerpo a tierra.

Y mientras tanto, los rebeldes maños no perdían el tiempo. Mientras la mitad del grupo continuaba cargando cajas en los jeeps, la otra mitad acompañó la respuesta de Alma con una andanada de disparos en dirección a los otros tanques. De esta forma, el avance de los Fanhunters se vió momentaneamente frenado pero los tanques continuaban su lento pero imparable avance.

Tras los disparos de presentación, el bueno de Mahou estaba cansado de tanta tontería. Así que ni corto ni perezoso, se arremangó los mangotes para dirigirse hacia los fanhunters, y quitarles las ganas de ponerse a disparar.

—Vosotros podéis quedaros aquí, yo voy a enseñarles un par de cosas a esta gente...

Mahou avanzó con la intención de poner un poco de orden en todo aquel sindios, y dejando atrás a sus compañeros y la trinchera tras la cual se parapetaban, se lanzó contra el primer Fahunter que mas a mano le venía.

Las tropas atacantes no esperaban una jugada como esa, y el rebelde madrileño pilló al pelotón que se dirigía hacia ellos con la bragueta bajada.