Zuheros - MCDXLI Anno Domini.
La verdad es que no se que tan variedad de juegos de naipes había en aquella época, si es que la había. Digamos que es una "partida de naipes" y ya está. Conoces el juego como todos los de la época.
Si alguien hace trampas es algo que no llegas a descubrir, pero por lo que parece, está todo en "orden".
-No preguntaba para que te avergonzaras. Solo he pensado que quizá como sirviente del castillo podrías haber escuchado algo.
Todo aquello no nos llevaba a nada. Nadie sabía nada y si lo sabían, no lo compartían conmigo, quizá por mis orígenes o quizá por la profesión que llevaba a cabo. Pero entre tanta desconfianza había encontrado a alguien que no me veía, simplemente, como una mora o como una prostituta y que parecía dispuesto a ayudarme, aunque solo fuese haciendo llegar mensajes a Tobías.
A pesar de ello, debía seguir moviéndome por el castillo y tratar de descubrir alguna cosa sobre el asesinato del hijo del señor del Zuheros.
¿Cuál sería mi siguiente paso? Aun no lo tenía decidido.
-Debo irme antes que comiencen a sospechar algo. Gracias por tu ayuda.
Le mostré una sonrisa y comencé a caminar hacia la Torre del Homenaje, pero antes de alejarme demasiado me giré de nuevo.
-Mi nombre es Amira al-saad, pero puedes llamarme Amira.
Me despedí con la mano y me alejé.
-Si. +responde con calma y honestidad, encogiéndose de hombros+ Estaba viendo cómo iba el juego y pensando si unirme o no. ¿Algún problema con eso?
Frunció el labio, mirando las monedas en la mesa.
-¿Cómo van con las apuestas? +pregunto de inmediato en tono algo apagado y pensativo. Tenía que cuidar los fondos, pero podía serle de provecho jugar unas manos… ganase o perdiese con las cartas. Pero mejor ganar, desde luego.
aah ok tamos, XD, a improvisar pues...
¡Faberlo dixo antes, homne! ─exclama uno ─¡Sentarvos!, ¡sentarvos! ─dice otro al tiempo que te extiende un pequeño taburete. Los ojos de los guardias se iluminan; están ansiosos por "desplumarte".
Las cartas se reparten con avidez entre los presentes. Recoges tus cartas y las examinas...
Puedes apostar entre 5 y 10 maravedíes por ronda.
Haces una tirada de Juego (HAB) por ronda. Si ganas: triplicas tu apuesta. Si pierdes: te quedas sin lo apostado.
Un placer mi señora ─respondió el joven con gran respeto y aún mayor rojez en su tez.
Mientras te alejabas sabías que los ojos de aquel muchacho aún observaban tu cuerpo con gran admiración.
Subes las escaleras de la torre del homenaje en dirección a tus aposentos. El sol se cuela por los pequeños ventanucos rectangulares haciendo posible ver las pequeñas motas de polvo flotando como estrellas perdidas en un mar intranquilo. Así mismo te sientes tu en esta tierra extraña, cuyos acontecimientos, como olas embravecidas, parecen quererte llevar inevitablemente contra el arrecife...
Apenas te cruzas con algún que otro criado de camino a tus aposentos. Te sientas al borde de la cama. El desasosiego te invade... ¿qué hacer?...
-Estoy algo oxidado, pero probar no cuesta nada...+comento, mientras tomaba asiento. Había que cuidar las monedas, asi que empezo bajo. La suerte sonrio la primer mano, o quizas ellos la "ayudaron", asi que Miquel aparento emocionarse algo, subiendo los numeros. Obviamente las siguientes no salieron de la misma forma, por lo cual se modero, pero poco a poco iba metiendose en el juego.
De momento, se contento con jugar las primeras manos e ir calando a sus compañeros, mientras preguntaba los nombres a los guardias y al cocinero, aunque ya les conocia de vista. Tambien fue comentando que era el nuevo miembro de la guarnicion.
-Ojala el trabajo de para compensar estas partidas...+comento luego de la tercer mano, otra derrota+ Ustedes que son mas curtidos, ¿se pone dificil a veces?
Motivo: juego 5 mv
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 25 (Exito)
Motivo: juego 7 mv
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 81 (Fracaso)
Motivo: juego 6 mv
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 53 (Fracaso)
5x3=15. -7-6= 2mv de ganancia por ahora.
Los náipes iban y venian sin parar...
─Aquesto es cosa de la pura suerte muchacho. Hoy sonríeme a mi, et manyana puede que a ti ─dijo el cocinero entre risas, regalándote una bonita imagen de su desdentada dentadura.
─¡Vamos! ¡vamos!, menos cháchara et más sonanteo ─espetó uno de los guardias; el que repartía la baraja...
Puedes seguir jugando o dejarlo aquí. Por lo que se ve este no es un buen momento para hablar con el cocinero, quien parece no tener prisa por abandonar la partida.
Te sumo los 2 maravedíes.
-La tienes toda contigo hoy... jaja. +río quedamente Miquel, mientras se rascaba la barba mirando sus magras ganancias. Pero era muy pronto para retirarse. Mientras volvia a apostar, continuo+ A ver si me pasas un poco.
Pero las siguientes manos no fueron mejores para el marinero, quien suspiro quedamente al ver irse otras monedas de su bolsa.
-Pff... mal va esto. ¿Acaso tienes algun truco en la cocina? Se que alguna cosa buena hay... 3, en concreto. +dijo, guiñando un ojo complice a uno de los guardias, pero realmente para ver como reaccionaba el hombre a ese tema. Lo de entregar las hijas era una odiosa costumbre para Miquel, mas alla de que las despreciara o no, pero no todos los padres eran tan amantes y cuidadosos con su progenie. Segun la clase de tipo que fuera el cocinero, podia verse alguna oportunidad...
Motivo: juego 6
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 94 (Fracaso)
Motivo: juego 6
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 65 (Fracaso)
Motivo: juego 6
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 77 (Fracaso)
-18 piezillas
Una torva mirada fue la única respuesta del cocinero a tus palabras. No le hizo ninguna gracia ese comentario...
El ambiente se tensó notablemente y todos se limitaron a seguir jugando sin añadir nada. Las cartas volvieron a rodar sobre la mesa.
¿Otra ronda?
No había sacado nada en claro de las conversaciones con los criados, solo que podían haber dos razones para matar a Fernando y no eran otras que el amor y la ambición... ambas totalmente posibles dentro de todo lo que estaba pasando, pero solo una que pudiese implicar a Tobías. ¿Y cómo saber cual de las dos era? Miguel era quien podía sacarme de dudas, pero no podía hablar con él.
Suspiré y me levanté para mirar por la ventana. Cierto era que no se me daba demasiado bien ese tipo de cosas y que ahora me encontraba en un punto muerto. ¿Cómo debía continuar? ¿Quién sería la persona que había implicado a Tobías? ¿Sería alguien que sabía de sus tratos con nosotros? ¿Alguien que nos odiaba?
El único nombre que se me cruzó por la mente fue el de Mendoza. Él no nos tenía aprecio y seguro que algo había hecho para eso... además, seguro que no le gustaba que Don Gonzalo prestase más atención a otras cosas que a su mano derecha.
La mirada era lo que Miquel buscaba. Jugo las ultimas manos apostando solo lo minimo, para no irse tan deprisa. Las cartas no le favorecian, las de la mesa. Pero ahora tenia una pista para otra jugada que habia pensado, una mucho mas importante.
Al acabar la tercera ronda con una ajustada derrota, acaricio la bolsita.
-Bueh... suficiente. Me encantaria seguirles regalando mis monedas, +comenta en tono socarron+ pero tengo que guardar para esta noche. Prometí pagar una ronda en la taberna para celebrar el nuevo trabajo. Si alguno de ustedes se pasa por allí lo disfrutara. Aunque casi que deberían pagar por mi, visto lo visto.
Se levanto de la mesa, saludando con un cabeceo y una media sonrisa, para luego retirarse despacio como habia venido. Tenia que hacer algo de tiempo hasta que el cocinero saliera, por lo que en vez de esperarlo sospechosamente, se fue en busca de sus hijas. Algo más por donde coger a ese toro le serviría...
Motivo: juego 5
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 87 (Fracaso)
Motivo: juego 5
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 60 (Fracaso)
Motivo: ultima 5
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 31 (Fracaso)
salgo a rondar la cocina, buscando cualquiera de las muchachas. -15 piecitas mas
Encontraste a Carmen, la hija mayor del cocinero, recogiendo algunas verduras en el huerto comunal.
No puede tener mucho más de veinte años. Su cabellera es del negro más profundo, y reluce con destellos azulados allí donde le da la luz, la lleva suelta y desenfadada sobre unos hombros sensuales que escapan de su capilla de lana. Pero no son sus ropajes los que realmente atraen la atención, sino ella. La mujer es casi insoportablemente hermosa.
Tiene un rostro de pómulos marcados y elegantes, y unos ojos verdes ligeramente almendrados. Las cejas son dos arcos negros. La nariz era fina y recta, y debajo de las delicadas fosas nasales se abre una voluptuosa boca cuyos labios se curvaban invitadores.
Esbelta y elegante, orgullosa y segura de sí misma, a pesar de su condición y de una imperceptible cojera que la hace aún más atractiva.
Casi te duelen los ojos al contemplar tal belleza...
¿Tienes pensado algún otro movimiento o te quedas a descansar en la torre?.
¡CRASH!
Giré la cabeza hacia la izquierda y derecha sobresaltado, abriendo y cerrando los ojos una y otra vez. El ruido me había sacado de una oscura y calurosa pesadilla. Busqué a Amira a mi vera... pero tal como estaba previsto, en el otro lado del catre no me esperaba nadie. Palpé el lado frío del jergón, húmedo del sudor provocado por aquella extraña pesadilla. Con pereza me incorporé, abriéndome paso entre la paja, esquivando la pesadez del clima de Zuheros, mientras fuera, una gallina espantada por el ruido del ánfora rota de alguna criada, igual que yo, escapaba cloqueando.
Un reducto de piedra, una jofaina de aseo y poco más que un ventanuco que daba al patio. Ese era mi recibimiento. La siesta había parecido interminable. Me coloqué el caftán y asomado vi al pescador cristiano, Barrat, deambulando. Me preguntaba dónde estaría mi alondra y si habría cumplido la misión que ella misma se había encomendado. ¡Ay! ¡Si Alá pudiese darle el poder de moverse por el aire y llevársela en brazos a la Meca sería el hombre más feliz del mundo!
Pero no. El destino era siempre un amante altanero y cruel, así que salí a la calle entornando los ojos, en busca de Miquel.
Me quedo en la torre... quizá mirando al exterior, buscando una respuesta o la iluminación para seguir con la investigación.
Miquel esta en el huerto comunal, junto a Carmen, la hija mayor del cocinero, quien afanada, recoge algunas verduras.
La moza no puede tener mucho más de veinte años. Su cabellera es del negro más profundo, y reluce con destellos azulados allí donde le da la luz, la lleva suelta y desenfadada sobre unos hombros sensuales que escapan de su capilla de lana. Pero no son sus ropajes los que realmente atraen la atención, sino ella. La mujer es casi insoportablemente hermosa.
Tiene un rostro de pómulos marcados y elegantes, y unos ojos verdes ligeramente almendrados. Las cejas son dos arcos negros. La nariz era fina y recta, y debajo de las delicadas fosas nasales se abre una voluptuosa boca cuyos labios se curvaban invitadores.
Esbelta y elegante, orgullosa y segura de sí misma, a pesar de su condición y de una imperceptible cojera que la hace aún más atractiva.
Casi te duelen los ojos al contemplar tal belleza...
En ese momento Miquel, como si notara tu pesencia se gira y te ve.
Cuando estas apunto de hablar con la hija del cocinero, notas como si alguien te observara, como si unos ojos se clavaran en tu nuca. Te das la vuelta y allí lo ves, acercándose al huerto; es Othmán.
Situación: Carmen y Miquel están bastante cerca, en el huerto. Othamán está llegando, a unas diez varas. Podéis añadiros como destinatarios.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que Amira se ha ido a hablar con las cocineras? ¿Días? ¿Horas?