Partida Rol por web

Specus Vespertilionum

SPECUS VESPERTILIONUM

Zuheros - MCDXLI Anno Domini.

Cargando editor
31/03/2014, 10:12
Daemonii

Notas de juego

Tobías parece haberle susurrado al moro una serie de condiciones para aceptar el trato, aunque lo que realmente te preocupa es que jurarías haber escuchado algo de "dejar fuera al catalán", y catalán allí sólo hay uno; tú.

¿Habrás entendido bien o te ha jugado una mala pasada tanto vino trasegado?.

Cargando editor
31/03/2014, 23:20
Othmán abd-Allah

Fue la primera noche en mucho tiempo que dormí tranquilo. Larga había sido la diáspora desde Granada hasta Zuheros y el haber encajado las piezas del acertijo me granjeó confianza y seguridad en mi mismo, en nosotros. Habiéndole contado los detalles de nuestra conversa a Amira me vi cómo el héroe que al fin consigue avistar el oasis en el que le espera el tesoro. Y allí, bajo aquel sencillo techo, con un buey, una cabra y varios desconocidos, sentí el latido del corazón de Amira cerca del mío por primera vez. Me sentí el hombre más afortunado del mundo.

Cargando editor
01/04/2014, 12:25
Daemonii

El aire tenía esa maravillosa transparencia que adquiere al amanecer después de toda una noche de rocío. La primera luz del día ofrecía una visión admirable de Zuheros, con el fondo gris sombrío de los lienzos de las murallas, las fortaleza recortándose en el cielo violáceo; la torre de la iglesia y los rojizos tejados iluminados por el sol que despertaba hacia el oriente completamente despejado de nubes.

Una quietud extraordinaria y un absoluto silencio parecían mantener todavía el pueblo-fortaleza sumido en el sueño. Hasta que repentinamente brotó en alguna parte el canto del primer muecín, nítido y en cierto modo lastimero. Después siguió otro y más tarde se les unieron varios más. El bullicio de los pájaros recién despertados se hizo patente, el vuelo de bandadas de palomas y la irreal negrura de los delgados cipreses que asomaban desde los patios.

Fuera de las fortificaciones, extendiéndose por el alfoz, destellaba el río crecido. Más allá, asomaban en la riada las grandes choperas de la orilla y lo que podía verse de los ojos del largo puente de piedra. Al otro lado del Bailón amarilleaban las tierras de labor y, al fondo del paisaje, se alzaba la silueta oscura de los montes lejanos.

Aquel momento de tranquilidad y sosiego es interrumpido bruscamente por el golpear de unos curtidos nudillos contra la puerta del campesino; ¡POM, POM, POM, POM!. Cuatro fuertes golpes suenan contra la madera, y tras abrir Tobías la puerta, se encuentra con la cara de dos de los hombres de don Gonzalo a modo de buenos días.

Cargando editor
02/04/2014, 06:16
Miquel Barrat

Miquel se acostó sin comentarios. Ni le habían preguntado nada, ni sentía muchos deseos de hablar frente a los dos moros… ni estaba seguro de poder. Sentía la boca pesada, pegajosa. Otra vez se había pasado, pero no lamentaba en lo más mínimo eso, ni el haberse quedado más de la cuenta. Lo que había visto, compensaba cualquier molestia… Cuando le ofrecieron el catre no lo pensó dos veces. Se tiro en él, y cerró los ojos, durmiéndose en cuestión de momentos. Había un brillo dorado en sueños…


Despertó recién cuando se escucharon fuertes golpes en la puerta. Metió la lengua, chasqueándola, y se limpió la saliva que escurría por su barbilla mientras miraba el techo, ubicándose. Cuando reconoció la casa de Tomas frunció el ceño. Sentía vibrar el cerebro con el sonido de cada impacto...

*… Dios, que abran esa puerta, por favor… +pensó, mientras volvía a cerrar los ojos, intentando regresar al sueño un rato más…

Cargando editor
02/04/2014, 22:57
Amira al-saad

La noche había sido tranquila y dormir, por fin, en una cama, aunque fuese un camastro improvisado, era lo mejor que nos había pasado desde que salimos de Granada. A pesar de las miradas oscas por parte de la mujer de Tobías y del otro hombre presente en la pequeña reunión improvisada, me sentía más descansada y calmada que todos los días anteriores.

Me desperté con el Alba en el establo de la casa y tampoco me importó demasiado la compañía pues mi cuerpo se había destensado después de tantos días durmiendo en el suelo. No es que el camastro fuese una delicia, pero suponía un cambio en toda esa rutina que habíamos seguido desde nuestra huida de la ciudad que me vio crecer.

Lo que me preocupó más, llevando mi mano a la de Othmán, fue escuchar los bruscos golpes en la puerta. Mi cuerpo se volvió a tensar pensando que, sin saber como, nos habían atrapado antes de cumplir con lo que nos había llevado a ese lugar.

Cargando editor
03/04/2014, 00:18
Tobías

E... ehm... buen día señores, ¿en que puede servirvos aqueste humilde campesino?. - Dice Tobías con voz temblorosa, pues como hombre avispado que es, sabe que cuando la guardia llama a la puerta nunca trae cosa buena...

Cargando editor
03/04/2014, 00:28
Othmán abd-Allah

El ruido me despertó de una pesadilla en la que navegábamos todos en un barco en medio del desierto. El agua era fuego y el viento arena. Chocábamos con un gigante que nos lanzaba a la deriva. Caíamos uno tras otro: Pom, pom, pom...

Abrí los ojos, sobresaltado por el ruido y por el apretón de manos de Amira. Demasiado tarde vi a Tobías abrir la puerta, sin apenas tiempo a escondernos, a quizás colocarnos de otro modo que fuésemos menos visibles. Pero había que aparentar tranquilidad, así que estirándome eché mano de mis ropas y coloqué la ballesta en posición hacia la puerta, cubierta con la túnica.

Volví a coger la mano de mi qaina, apretándola con fuerza e intentando transmitirle seguridad sin que mediasen las palabras.

Cargando editor
06/04/2014, 23:04
Juan Royo

Entré en aquella choza dándole un empujón a aquel hombre zarrapastroso, aunque no vistiese de una forma muy diferente a la mía y ví con gran regocijo que los árabes de la noche anterior estaban en su choza mientras se cogían de la mano. -¡Estos son! -Les dije a mis compañeros. -¡Estos son los moros que ayer entraron! -Y volviéndome hacia ellos añadí con toda la educación que mis años como pillo en las montañas me permitían tener: -Tenéis que acompañarnos o  nos veremos obligados a mataros. Quiero decir... tenéis que venir. Mi señor quiere veros.

-Vamos, rápido, no tenemos ordenes de apresaros como criminales pero cuanto antes os presentéis ante él, menos se impacientará y más sencillo será que salgáis indemnes del posible agravio que hayáis infligido a mi señor.

-Después me dirigí hacia aquel pobre campesino con voz ruda y tosca, demasiada para un simple hombre de campo.-Y tú, ¿cuánto te han pagado por dormir aquí? Da igual, no me contestes, ya volveré para hablar contigo otro día... ahora lo primero es lo primero.

Cargando editor
08/04/2014, 02:54
Miquel Barrat

Dormir con gritos. En un navío le importaría tres pimientos, dado los ruidos a los que estaba constantemente expuesto en un lugar así… Aprendías a ignorarlos. Pero en esta zona rural era descortés, por no decir de barbaros, venir a molestar de esa forma tan temprano… Desde su catre, Miquel entreabrió un ojo, espiando lo que sucedía y prestando oído mientras caía en el mundo real otra vez, a las malas.

*pfff… menuda mierda… +fue cuanto pudo pensar al oír las últimas palabras del bruto guardia. No obstante, de momento no hizo nada, ya que la cosa no parecía ir con él. Solo se aseguró de tener camino libre a la ventana. Como anoche solo era una visita “social” no había traído armas, ni tampoco tenía intención de pelear con los guardias por algo que no le concernía… a pesar de la dorada oferta en juego. El dinero valía de poco a los muertos. Así que solo planeo su escape si la cosa se ponía fea, cosa muy posible si los moros se ponían estúpidos.

Cargando editor
09/04/2014, 13:04
Othmán abd-Allah

Mis manos se alejaron del gatillo de la ballesta, huidizas como un gato espantado, ansiosas de evitar cometer un nuevo pecado. Aquel hombre rudo nos había permitido descansar, cumplir una parte de nuestra encomienda y aún más, pues la codicia no había apretado su corazón cuando las joyas cayeron al suelo en plena noche. 

Miré a los ojos del soldado y leí determinación en sus ojos pero algo más... un intuición que me decía que el alma de aquel hombre era pura. Luego me giré hacia Amira, hablándole con dulzura en nazarí:

— Recoge tus cosas, alondra mía. Debemos ir y comportarnos sociablemente; seguro estoy que seremos juzgados en cada gesto, en cada paso dado en esta villa cristiana, y por eso no podemos permitirnos rehuir de estos hombres. 

Me coloqué las ropas, cogí las cosas y busqué una palangana donde poder asearme, pero no hallé ninguna. Con la mirada pedí un poco de intimidad a los soldados.

— Iremos. Dejad que nos vistamos, por favor.

Cargando editor
12/04/2014, 10:36
Amira al-saad

Acusaciones. Eso era lo que entreveía de las palabras de ese hombre que la noche anterior nos había dejado entrar en ese pueblo fortificado. ¿Ahora que esperaba? Pero nada podíamos hacer salvo hacer caso a lo que decía y seguirlo para encontrarse con su señor. Othmán tenía razón en eso.

De todas formas, las formas de ese hombre eran del todo cuestionables pues no habíamos hecho nada que sugiriese que éramos peligrosos ni habíamos causado problema alguno. Sin duda, todo eso se debía a que éramos moros y la ancestral lucha entre ambos pueblos.

-Si nos lo hubiese pedido de mejor forma... Tengo la sensación que somos prisioneros... - respondí en la misma lengua y comenzando a recoger mis pertenencias.

Cepillé mi cabello y arregle mis ropas antes de seguir a esos hombres.

Cargando editor
14/04/2014, 11:20
Daemonii

Y de esa guisa comienza el día para vosotros. Los guardias os "acompañan" a la fortaleza, incluso a Miquel, que sin saber muy bien por qué, se ha visto metido en semejante lio.

Mientras cruzáis el pueblito contempláis uno de los pocos edificios de interés a parte del castillo; la Iglesia de Santa María, adosada a la muralla, tan pequeña que apenas tiene la suficiente capacidad para albergar a los vecinos. Consta de dos naves angostas, y la principal la sostienen tres postes unidos con arcos.

Mientras acortáis la distancia hasta vuestro destino contempláis más de cerca que nunca la fortaleza; se asienta sobre un enorme peñasco que domina todo el pueblo, de manera que es inexpugnable por la parte norte y oeste, mientras que su parte suroriental da a la villa. Hacia la parte occidental se está construyendo un palacio, aunque aún queda mucho para que pueda darse por acabado.

El castillo se encuentra a una altura consierable, a la que se llega a través de una entrada en recodo, especialmente diseñada para defender el acceso a la fortaleza. Una puerta de hierro, siempre custodiada por un soldado, da paso a un interior en el que se observan unas ladroneras en el techo, con aspilleras para hostigar a los enemigos que tratan de invadir la fortaleza. Al frente hay dos pequeños puestos de guardia. Hay que salvar dos niveles de escaleras antes de llegar al patio de armas.

Lo primero que véis son los establos a la izquierda, tras los cuales hay un espacio destinado a las letrinas. Al frente de estos, un viejo edificio de madera que contiene la herrería.

Al fondo hay un edificio de dos plantas: la primera se usa como almacén, para guardar tanto las armas como las herramientas que utiliza la servidumbre, y también como despensa; la segunda como dormitorio y comedor para siervos y soldados.

Al frente de este edificio está el aljibe, donde se conserva el agua de la que se abastece la fortaleza, y a su lado un pequeño huerto y un corral con gallinas y una cabra, que proporcionan huevos y leche fresca. Por aquí se accede a la torre del homenaje, que tiene tres plantas y la azotea. A la primera solo se puede acceder desde el interior, mientras que las otras dos son accesibles desde escaleras exteriores flanqueadas por muros almenados. De la azotea cuelgan los pendones con las insignias de Castilla y de la casa de Aguilar. Es el punto más alto del pueblo, y aquí siempre hay un soldado que otea el horizonte.

Os detenéis en el patio de armas, donde varios soldados practican maniobras de combate y puntería contra muñecos de paja. Uno de los guardias os dice que aguardéis aquí, y entra en la torre probablemente con la intención de dar aviso a don Gonzalo de vuestra llegada...

Cargando editor
15/04/2014, 05:51
Miquel Barrat

Se rasca la cabeza, aun bostezando, mientras mira el castillo desinteresado. De vez en cuando dirige miradas de reproche al viejo Tobias. ¿Por que diablos no se metió? El no tenia nada que ver, era solo un vecino. Interesado, si... pero al menos hasta el momento no habian hablado nada realmente de la participacion en la empresa con los moros. 

Ahora de golpe se encontraba arrastrado por la guardia a este castillo de paja que guardaba el pequeño pueblito, aguardando entrevista con un señor bastante imbecil y prepotente si habia que creer en las palabras del barbudo. Por si fuera poco, con sueño, la cabeza algo pesada por la bebida de anoche y hambriento.

-Espero al menos nos den algo de desayunar que no sea una puñalada en las tripas...+gruño, molesto, mientras se acariciaba el vientre. Luego un hondo suspiro escapo de sus labios, fiel reflejo del vacio que sentia en las entrañas. 

Cargando editor
21/04/2014, 10:33
Amira al-saad

Hacer ese camino me tenía en constante tensión pues no sabía que esperar de lo que allí nos encontráramos y porque el señor de ese castillo quería vernos. ¿Habría llegado a su conocimiento las joyas que teníamos en su poder? Quizá el guardia había hablado de ello en presencia de los demás y por eso ahora querían vernos.

Me mantuve todo el trayecto junto a Othmán. Sabía que él tenía más labia que yo en estos aspectos pues yo solo tenía encanto y podía hacer uso de él en el momento en el que fuese necesario, pero Othmán tenía el conocimiento y el saber hablar con hombres de la posición de don Gonzalo.

Con nerviosismo, miré a mi alrededor como intentando saber la naturaleza del lugar al que nos estaban guiando y qué era lo que un hombre tan poderoso como el señor del castillo quería hablar con unos simples viajeros como nosotros. Observé como los soldados practicaban en el patio y me alejé unos pasos. El arte de la guerra no me era agradable y lo único que yo podía hacer con un arma era defenderme y poco más. No, sin duda mi mundo era otro donde las canciones y los bailes eran los que llevaban la pauta de un debate, a menudo, silencioso.

Lo mío era mostrar la belleza de la vida y la naturaleza con los movimientos y la armonía de la música. La guerra era solo un "arte" arcaico, pero muchas veces necesario.

Cargando editor
21/04/2014, 23:53
Othmán abd-Allah

Mientras caminaba hacia el patio notaba el peso de las miradas de los soldados en nosotros. Amira, como un crisol, acaparaba la luz de la mañana, mezclándola armoniosamente en sus ojos con el roce libidinoso de los ojos de los guardias. ¿Cuánta gente de armas había allí? Tanto acero me perturbaba. También lo hacía la presencia de Miquel, pero su despreocupada actitud me ayudaba a simular y fingir la mía.

Me sentía completamente despierto; el tiempo parecía transcurrir más lentamente a medida que me acercaba al centro de la fortaleza, asiendo con una mano las ropas de mi alondra, y con la otra palpando la disimulada ballesta. Miraba las pequeñas nubes de polvo que levantaban mis pies al pisar los adoquines y noté como un sudor frío y nervioso se deslizaba entre mis omoplatos. Conté varias espadas pero no vi ningún maestro o escriba entre aquella gente. ¿Habría escuchado de nuestras joyas? Aquel palacio a medio hacer insinuaba una carencia de oro ¿Sería tal nuestra mala suerte que el señor precisase de mis servicios como katib? Lo dudaba, pues los rumores sobre moros entre cristianos corrían rápido, sí, pero las decisiones de los amos de los castillos no, lentos como tortugas. 

Decidí morderme la lengua todo el trayecto antes de darle la satisfacción a alguno de aquellos de parecer asustado o angustiado. Procuré componer una serena sonrisa y aparentar que el sonido del entrechocar de las armas o las cuerdas de los arcos zumbando no me preocupaba lo más mínimo.

Cargando editor
23/04/2014, 13:08
Alberto Mendoza

Al no poco rato vuelve el guardia que anteriormente se adentró en la torre. Os hace pasar dentro.

Atravesáis el umbral tras el guardia y os adentráis en una gran cámara decorada con tapices y dos mesas con candelabros. Al fondo, unhombre de pelo entrecano permanece sentado en una silla ricamente ornamentada, en compañia de otro de edad similar, de barba escasa y largo bigote que está de pie a su lado.

El soldado, tras una breve inclinación de cabeza habla; -Señor, -dice en un tono mucho más suave y respetuoso que el que os a dedicado durante el trayecto -aquestos son los recien llegados; dos moros et un cristiano.

El hombre del bigote os observa casi con mayor interés que don Gonzalo. Tras un instante de escrutinio*, formula una pregunta.

-Decidme, viajeros, ¿que asuntos vos trae a Zuheros?. -La pregunta parece incluir también a Miquel, quien aunque ya lleva un tiempo en el pueblo-fortaleza no había sido presentado formalmente al Señor.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Escrutinio: Probable tirada de Empatía.

Cargando editor
26/04/2014, 22:07
Amira al-saad

Al ver que ninguno hablaba, me decidí a hacerlo yo. No es que las palabras fuesen lo mío, al menos esas palabras embaucadoras y enrevesadas que podía usar Othmán para encandilar a los hombres que le escuchaban, pero quizá si fuese capaz de explicar nuestros motivos para haber llegado a esa ciudad fortificada, quizá así Othmán pudiese aclarar más las cosas tras una breve explicación por mi parte.

Con la confianza que había desarrollado tras tantos años de danzar y cantar frente a otras personas me dispuse a hablar a ese hombre que tenía frente a mí.

-Señor - dije empleando el mismo distintivo que el soldado -, no hay otro motivo que el de descansar tras un largo viaje y para hacer frente el que nos queda hasta llegar a los puertos y embarcarnos en peregrinaje a la Meca - traté de ser lo más elocuente y persuasiva en mi discurso.

El asunto de los tratos que Othman tuviese con el hombre que visitamos anoche le tocaba explicarlo a él.

Notas de juego

Como veo que nadie escribe...

Cargando editor
27/04/2014, 14:12
Alberto Mendoza

Tornó en disgusto la cara del de Mendoza al escuchar pronunciarse a la mujer. Su pregunta había sido dirigida a los hombres, en su entendimiento no entraba que una mujer, y encima mora, no supiera cual era su lugar;

-¡¿Pero cómo vos..

Y en ese momento alza su mano don Gonzalo haciendo callar al instante a su mayordomo y consejero.

Cargando editor
27/04/2014, 14:16
Gonzalo Martinez de Aguilar

-Largo camino vos queda hasta la Meca. Et decidme, ¿como vos costeais tal viaje? Entiendo que non sodes nobles, empero vuestras vestiduras denotan cierta posición. ¿A que vos dedicades?.

Sus ojos se clavan en los de Amira mientras habla. Es evidente su interés por la muchacha. Ella conoce esa mirada; la de un hombre poderoso que queda prendado ante sus atributos naturales...

-¿Et como debo llamaros?.

Cargando editor
28/04/2014, 05:57
Miquel Barrat

Como buen cristiano, Miquel sabia perfectamente que estaba alli mas de adorno que un tapiz. Era evidente que el interes del señor de la zona iba por los moros. Una mueca de disgusto se pinto en sus labios. Debio hacer el esfuerzo de intentar llegar a dormir a su cabaña...  En fin. 

Ahora solo restaba continuar pasando inadvertido, mientras el se divertia con ellos. Al parecer la muchacha iba a ser el plato fuerte. Pobre viejo idiota. A su edad ya debería tener mas claras las mañas y ardides que el genero femenino tenia a su alcance. Por otra parte, mientras ella lo ocupase, menos le molestarian a el. Como aprobaba esto ultimo, se contento en seguir callado y aparentemente sumiso, mientras por su parte vigilaba de reojo al mayordomo. Ese tal Mendoza parecia mucho menos susceptible a los encantos, y por ende, desde su punto de vista, algo mas peligroso.

Notas de juego

por ahora soy de palo.