Partida Rol por web

En la sala de Ingeniería otro golpe enemigo genera aun mas caos. Un panel de conductores de plasma estalla lanzando llamas por doquier hasta que una cuadrilla acude con extintores.

Definitivamente no es el sitio indicado para Shirrazz y sus acompañantes. Otro impacto y el techo podría caerles encima.

Entonces el grupo decide ir a la Armería solo después de comprobar que no existen acciones inusuales. También la embajadora se marcha de allí con la seguridad que el traidor se encuentra en otro sitio. Quizás en esta realidad el traidor no es Birikov.

Pero al dar vuelta en una esquina por la cubierta de Ingeniería es cuando el grupo se encuentra frente a frente con una docena de soldados enemigos que se dirigen al núcleo del reactor. Apenas cuatro metros de separación hay entre los dos grupos.

Las armaduras negras, los rifles disruptores y las facciones alienigenas son completamente ajenas a los presentes, lo que indica que podría ser una partida de abordaje Romulana.

Shirrazz se cubrió atrás de un panel. 

 - ¡Genial, un grupo de abordaje y yo sin un arma!. - Pensé, mientras me ponía a cubierto y indicaba a Dientes de Sable que hiciera lo mismo hasta el momento indicado.

Unger sabía, por la necesidad de la seguridad, de que el mercenario no portaba armas, o al menos, no se le había entregado alguna. Mientras posicionaba su rifle pesado, sacó una de sus "cosas afiladas", y se la tendió, al compañero. Por suerte, había puesto una avanzadilla, de dos hombres, y estos serían la "alerta temprana". Una contención.

Al pasarle el arma, que este ya conocía, porque era con las que se había enfrentado a él, le miró con unos ojos que denotaban: - Cuídamela.

Mientras posicionaba su rifle pesado, sacó una de sus "cosas afiladas", y se la tendió, al compañero.

Unger cede uno de sus enormes cuchillos a Gaheris quien se pone a cubierto junto a su mascota y detrás de ellos la embajadora intenta ocultarse atrás de un panel.

Entonces es cuando los soldados de abordaje abren fuego sobre el sargento, el mercenario que se encuentra a cubierto y los dos MACOs que custodian la entrada a Ingeniería. Uno de los soldados MACO es herido levemente por un disparo que rasga su cuello.

Solo cuatro de ellos inician el ataque mientras que otros dos permanecen detrás protegiendo la retaguardia. En cambio los otros seis entran por un tunel de mantenimiento y cierran para evitar el acceso.

Shirrazz, bien a cubierta, busca leer la mente de uno de los romulanos que ha entrado al túnel de mantenimiento para ver a dónde es que buscan dirigirse y cual es su objetivo táctico. 

- Señor Unger, hemos sido informados que nos han abordado un grupo de doce enemigos en dirección a ingeniería, sala de transportes  armería por la pérdida de escudos que hemos sufrido, según los MACO, ustedes se encuentran en medio. Salgan de su trayectoria, repito, salgan de su trayectoria, manden a la embajadora al puente y anulen el abordaje.

Entre los disparos de armas que no eran las habituales de los MACO, rugidos de un oso, gritos de un mercenario, alaridos por el  dolor de dos hombres y disparo del arma pesada del sargento se escucha su voz: - Enterado señora, estamos repeliendo el ataque.

- A buenas hormas mangas verdes. La voz del soldado sonaba entre dientes, fuertemente apretados, y con el tono de "No moleste señora" velado entre sus palabras.

 Una vez cogido el cuchillo, hice unas cuantas florituras con él en mi mano, para evaluar su equilibrio y habituarme a él. Una vez que estaba seguro del todo, lo empuñé en posición de combate y esperé a que fuera mi ocasión para utilizarlo contra uno de nuestros asaltantes.

La contienda entre ambos bandos queda en segundo plano cuando otro impacto sobre la Excalibur abre una brecha en varias cubiertas, incendiando todo a su paso y amenazando con volatilizar la cubierta donde Shirrazz y los demás se encuentran.

Parte del techo cae encima de los presentes, aliados y enemigos por igual, obligando a todos a buscar cobertura y a sujetarse a lo que sea para que la brecha en el casco no los succione al espacio.

La perdida del soporte vital, el fuego y el humo es suficiente para aturdir a cualquiera y con ello ser presa fácil de la fuga de atmósfera.

La embajadora, una mujer mayor, cayó al piso, aunque había estado casi a punto de sostenerse bien.  Aun así, en el suelo y doliendose, como buena política su actitud era la de: Estar abajo no significa estar fuera., así que desde donde estaba, intentando pararse, se puso a ver cuál de los paneles de control pudiera tener algo que reforzara el cierre de brechas y que no fueran succionados al frío vacío del espacio.  También, mantuvo un ojo por si en aquel zarandeo alguno de los romulanos hubiera tirado su arma; la recogería y se la daría al mercenario o al MACO. 

Vamos Shirrazz, ¿que ves, que ves? -pensaba en medio del humo y las cascadas de chispas. 

El orionita se percata del suceso y se abraza a uno de los troncos estructurales. Las fuerzas del vacío eran poderosas, pero ... él se había situado bien. El techo cae sobre sus pies, pero por suerte las botas de combate son lo suficientemente resistentes como para soportarlo, con una pizca extra de odio añadido, como sazón, al que ya vestía, contra los enemigos.

Era el momento. Su ira hizo, que soportando la situación se situara con intención de volar en mil pedazos la cabeza de unos de los "invasores". Así, apunto...

 La explosión es una sorpresa desagradable y lucho por mantenerme en pié, mientras maldigo las reglas de la física en estos momentos. Sería una mala pata morir por una especie de accidente en vez de en combate, después de todos los fregados que me había metido desde que tenía memoria.

 - Dientes de Sable, ¿estás bien?. - Pregunté a mi compañero animal.

Poco mas de un minuto después la perdida de soporte vital es detenida para dar paso a las chispas y los principios de fuego. El humo también se hace presente luego del temible golpe que sufrió la nave.

El caos de la perdida momentánea de atmósfera trajo consigo el extravío de los enemigos, pudiendo estos haber escapado por otro pasillo o simplemente siendo expulsados al espacio. Lo único que encuentran de los soldados es un brazo enemigo sosteniendo un rifle disruptor; algo que descubre Shirrazz.

El camino por delante se encuentra bloqueado por parte del techo colapsado, solo pudiendo optar por una escalerilla hacia un túnel de mantenimiento o volviendo a Ingeniería.

Dientes de sable sale de abajo de una chapa que había caído sobre el pero que en parte sirvió para protegerlo de las inclemencias del momento.

Shirrazz tomó el rifle disruptor romulano y se lo dió a Gaheris.   

Tome guerrero, seguro con sus varios viajes sabrá como operan estos. 

Se asomó para evaluar la situación, cuidando de no respirar humo. 

¿Vamos por la escalerilla o a Ingeniería?   ¿Donde seremos más útiles? 

Se concentró para identificar los patrones mentales romulanos, por si seguían ahí, para seguirlos y evitar más sabotaje, por más futil que pareciera en medio de un ataque de naves a gran escala.

 Cogí el arma y le hice un saludo de agradecimiento a la andoriana. La verdad es que me venía de perlas. A continuación miré al lechugino y le pregunté:

 - Tu eres el que mejor conoce la nave, ¿por donde?.

Unger, el coloso verde, se encoge de hombros ante la pregunta de Gaheris. - Es lo mismo – responde escuetamente.

También Shirrazz encuentra difícil elegir un sitio por donde ir cuando su habilidad se encuentra menguada por la breve perdida de atmósfera momentos antes. Tal vez deberán elegir según la vieja usanza, es decir por azar o intuición.

¿Dos guerreros y una diplomática?  De poco uso en ingeniería si los romulanos no la han tomado.    Por la escotilla entonces. 

La escotilla los lleva a un tubo de servicio de varios metros de largo y con algunas intersecciones, siendo la primera a los cuatro metros luego de su ingreso. Desde allí pueden girar hacia la izquierda o seguir adelante.

Casualmente una marca violácea, similar a sangre, continua por el tubo de la izquierda.

El sendero es estrecho, solo pudiendo avanzar gateando por el, aunque su integridad estructural es perfecta y sin daños por el ultimo ataque.