Partida Rol por web

El planeta Kointinar yace más o menos en el centro del Cuadrante Alfa y su importancia va más allá de lo económico. Recientemente se descubrieron importantes yacimientos arqueológicos que rápidamente fueron interpretados por la especie local dominante, los kointinarios, como la posible ciudad en la cual su dedidad, A'ng'ovar, habría vivido. Los kointinarios son muy religiosos y prácticamente toda su cultura se basa en esta deidad.

El problema es que Innara descubrió fósiles alienígenas en el  yacimiento, desmontando con ello la teoría de que se trataría de los antecesores locales. En concreto, corresponderían a una raza poco conocida, los joivoides, una raza extinta que doscientos mil años antes, se propagó por aquella región de la galaxia antes de desaparecer. Para ti es evidente que el planeta fue colonizado por ellos. Eso rompería con las ideas religiosas del lugar.

Alrededor del yacimiento se agolpan montones de curiosos, pero sobre todo, el líder religioso, Dn'vengar, que quiere echar a los miembros de la Federación.

Como especialista, tu misión es intentar llegar a un acuerdo para retirar los restos fósiles y analizarlos, pero la tensión aumenta. Por eso llegó Keppar, con la intención de alcanzar un acuerdo que resultase mutuamente beneficioso para ambos bandos. 

Pero mientras eso llega, la tensión aumenta y bajo el mando de Innara hay solo un pequeño grupo de oficiales de seguridad con ganas de disparar sus phasers. Es una crisis diplomática en toda regla.

El joven líder había atravesado pacíficamente  el camino protegido por los dos guardias de seguridad que llevaba al yacimiento.

Una aberración. Esto es una aberración, pensaba.

Tras caminar durante un rato, llegó a lugar en el que se encontraba aquella joven alférez, que sin duda alguna estaba llena de energía pero que la usaba equivocadamente. Parecía estar analizando algo que había encontrado. Cuando levantó la vista y le vio, Dn'vengar sonrió amigablemente.

-¡Ona's thur'as! -exclamó, usando el saludo ceremonial habitual mientras efectuaba una pequeña inclinación de cabeza -. Yo le saludo, joven Innara.

Se encontraba en una sala de la nave mirando la pantalla táctil que proyectaba un croma sobre lo que había encontrado. Era una nueva reliquia  de la última civilización a la que habían ido. Aquel fósil podía darle una información necesaria para su investigación... ¿Y sí? Furiosa dió un golpe en la mesa, provocando que, en menor medida, aquel croma del fósil hiciera interferencias.

La nave se encontraba descansando sobre la tierra desértica y su arenosos suelo. Inarra, malhumorada, salió de la sala y le ordenó a los guardias que allí se encontraban que nadie entrase sin su permiso. Y caminó con pasos gigantescos hacia el yacimiento. Una vez llegado, otros dos guardias la escoltaban, se agachó a inspeccionar. Fue en ese precioso momento cuando alguien le interrumpió. Sin levantar la vista y en cuclillas, la joven alzó la mano y saludó.

Al atardecer Kepaar tomo tierra en una pequeña lanzadera, aquellos viajes orbitales siempre resultaban incómodos pero en aquel caso el viaje había sido lo suficientemente corto para no resultar pesado. La nave se posó cerca del yacimiento de Kointinar junto a otra nave que formaba parte de la expedición en el planeta. Al parecer algo inquietaba a la población autóctona y a la federación al mismo tiempo lo que había requerido los servicios del consejero.

Un inesperado hallazgo parecía amenazar con la paz y creencia de una sociedad anclada en sus propio pasado, durante el viaje Kepaar había podido examinar las pruebas preliminares, bastos informes llenos de datos sobre distintas hipótesis.

Kepaar descendió por la rampa hasta pisar suelo firme, momento en el que pareció agradecer seguir con vida y volver a pisar tierra firme. No era muy amante de los viajes espaciales, insto a uno de los guardias a que lo llevará hasta la persona al mando.

Apenas unos metros separaban a la nave del yacimiento donde un lugareño y una oficial parecían entablar una conversación... o al menos lo intentaban... Kepaar se mantuvo en un segundo plano, observando a ambas figuras y como la situación se precipitaba debatiéndose entre el entendimiento y el fracaso.

Las formas educadas del joven líder de los Kointinar contrastaban con el brusco saludo de la alférez, que parecía más preocupada por yacimiento a cada día que pasaba. Eso confirmaba los peores temores de Dn'vengar.

-Una vez más he de insistir en mi solicitud de que abandone este yacimiento, alférez. Sus descubrimientos no son de fiar y mucho me temo que algunos de nuestros jóvenes no sean capaces de tolerar semejante ofensa. Para nosotros, la ciudad que usted estudia es sagrada y los descubrimientos que está haciendo son blasfemos. Me temo que no podré asegurar su seguridad si continúa aquí.

Por supuesto, sabía que la Flota Estelar no abandonaba un yacimiento arqueológico por qué sí, pero era su obligación, como defensor de las principales creencias de su pueblo, asegurar que nada cambiase en los siguientes milenios. 

Dn'vengar se giró a mirar al bajorano, que lo observaba con actitud tranquila y, en apariencia, incluso indiferente. ¿Qué estaría pensando?, se preguntó.

La situación parecía indudablemente tensa, sin duda el riesgo de un incidente era más que una posibilidad era una certeza a la que tan solo cabía ponerle fecha. La Alférez no parecía estar de humor como para aguantar los delirios religiosos del líder de un pueblo al que seguramente consideraba inferior...

Su respuesta a buen seguro no sería del agrado de Dn'vengar, un lider al que todavía Kepaar escrutaba pero sin duda era lo suficientemente inteligente como para hacer una velada amenaza, siempre venía bien un grupo de radicales cuando no quieres una confrontación directa con un ente superior.

Kepaar interrumpió la conversación con un carraspeo

Estoy seguro de que la Alférez solo piensa en ayudar a su pueblo, es más deberían ver esto como una oportunidad y no como una ofensa... pues los descubrimientos no pueden ser blasfemos, tan solo lo puede ser su interpretación. Hay abajo tan solo esta la verdad, la federación tan solo quiere examinar esa verdad, como se interprete esa verdad es cosa de cada uno. No tengo la menor duda de que la alférez tratará el yacimiento con respeto y como prueba de ella le invito a que alguien de su pueblo este presente y realice las ceremonias que considere necesarias.

Puede ser, pero con efectos diferentes. si negocias, llegas a un acuerdo. Si persuades, puedes convencerlo de algo pero se enfadará si no lo consigues. Tú eliges.

En todo caso, será una tirada conjunta y enfrentada contra otra tirada de Dn'vengar, cuya dificultad dependerá de la tirada de éste.

Dn'vengar tiene 4D de Persuasión. Tiraremos eso.

Las palabras de Kepaar junto con la actitud de Innara parecen convencer a Dn'vengar para esperar un poco más. En realidad, a él lo que más le gustaría es echaros de allí, pero no está del todo seguro de que sea lo mejor. No obstante, sabe que más tarde o más temprano llegará su momento.

-Está bien. Si como usted dice, Kepaar, permiten que observemos sus descubrimientos, no habrá violencia. Pero se lo advierto. No intenten aleccionar a nuestro pueblo. No lo permitiremos.

Tras decir esto, Dn'vengar se dio la vuelta y volvió por donde había venido.

Parecía que habían conseguido ganar tiempo después de todo lo que por otra parte no solucionaba el problema. Una vez el autóctono había marchado Kepaar volvió su mirada a la científica.

Perdón por la intromisión, me llamo Kepaar Landor. El tiempo corre en nuestra contra, le recomendaría avanzar con los análisis lo máximo posible ya que conforme pase el tiempo la presión irá en aumento.

Creame, esa especie de monje tiene tantas ganas por desalojarla de aquí como los más radicales solo que cuida sus modales.

La noche llegó al yacimiento, y la alférez y el enviado de la Federación se retiraron a sus cabañas. Innara estaba enfurecida del retraso causado por aquellos dignos emuladores de la Santa Inquisición Española, mientras que Kepaar se sentía intranquilo por todo lo que pudiera pasar.

Aún así, todo parecía tranquilo, hasta que el ruido de disparos de phasers os despertó a ambos. Sin perder tiempo, ambos salisteis (Vestidos con vuestros uniformes, claro, no vamos a hacer una escena erótica) y lo que descubristeis... era el caos.

El yacimiento estaba siendo atacado por varios miembros de la Orden Religiosa de Dn'vengar, que claramente, había incumplido el acuerdo (o al menos, así lo parecía).

De los ocho oficiales de seguridad, dos habían caído mientras que los otros seis estaban ocultos detrás de algunos de los restos, devolviendo el fuego.

Los ruidos de disparos alertaron a Kepaar aquel ataque o contaba con la aprobación de Dn'vengar o tenía menos influencia sobre sus fieles de lo que cabría esperar. Fuera como fuese la realidad es que estaban bajo ataque y sin duda el pequeño contingente de hombres que les defendían no aguantaría mucho tiempo.

Kepaar salió de su cabaña con la oscuridad como aliada, los phaser iluminaban el negro cielo. El consejero se dirigió a la cabaña de la Alférez quien sin duda ya se encontraba alerta ante el sobresalto.

Debemos ir al yacimiento, dígale a sus hombres que retrocedan. Aquel es un lugar sagrado y no se atreverán a derramar sangre en su interior.

Auqel era un pueblo muy religioso y puede que no temieran a los phaser de la federación pero desafiar a sus deidades era algo que su tradición y sus pensamientos más arraigados no permitirían.

Tras hacer acto el hombre, presentándose como Keppar, Innara le dio la mano a modo de presentación. El hombre tenía razón, la presión por aquel demonio iba a ir de mayor en mayor con el paso de los días.

Tras las presentaciones, ambos se fueron a sus respectivas cabañas. En ese momento Innara iba a darse un merecido baño, de hecho, estaba en albornoz cuando escuchó los ruidos. Sabía de quienes podían, pues el demonio no se había ido del todo convencido.

Y no se equivocó. Sin pensárselo dos veces, como el mero hecho de vestirse, agarró su arma y pulsando el interruptor de la pared salió del cuarto de baño. Vio a Keppar y, serena, corrió hacia donde se encontraba su comunicador, se lo colocó en el pecho, lo pulsó y habló a través de él.

-RETROCEDED, ID AL YACIMIENTO - les gritó con firmeza repitiendo casi las mismas palabras de Keppar. Acto seguido movió la cabeza-, vamos. Alguien espera que le pateamos el cráneo para convertirlo en un fósil...