Partida Rol por web

La mujer escuchó a Kepaar sin cambiar el gesto. Pero cuando terminó de hablar, agarró la mano del diplomático y tiró de él con suavidad. 

-Acompáñeme -le dijo.

La mujer condujo a Kepaar a través de algunos de los túneles que había, hasta llegar a una gran sala en la cual descansaban no menos de dos docenas de hombres, mujeres y niños, que presentaban heridas de múltiples tipos. En especial, Kepaar se fijó en una niña que debía tener unos ocho o nueve años, cuya piel estaba quemada casi en su totalidad y que descansaba en un camastro, dando muestras evidentes de dolor.

Nuestro único pecado es no compartir las creencias religiosas de la mayoría, y debido a ello, muchos de los que están aquí sufrirán y morirán. Mi propio hermano cayó no hace mucho tiempo, víctima de las bombas incendiarias. ¿Qué tiene usted que decir a esto? ¿Dónde estaba la Federación cuando empezaron a llovernos el dolor y el horror de la muerte?

La mujer tuvo que dejar de hablar al no poder evitar llorar. Segundos más tarde, lograba recuperar el control.

Discúlpeme. Sé que usted lamentará todo esto, como lo haría cualquier persona con sentimientos, pero no podemos simplemente mirar hacia otro lado. Estamos en una situación en la cual, somos nosotros o ellos. Y usted no puede quedarse en medio. Es por culpa de observadores imparciales que nuestros cementerios están mucho más llenos.

Kepaar acompañó a la mujer, unos alargados pasillos después llegaron a una sala donde se algopaba el gentío. Ancianos, niños muchos con graves heridas y quemaduras que hacían de aquello una imagen dantesca... Kepaar no se quedo ajeno a aquello, pudo ver el sufrimiento y el dolor de aquella gente.

No tenéis culpa alguna... la culpa es de quien tira las bombas y de quien puede evitarlo y no lo hace, mirando a otro lado... Quizá ya sea tarde para la paz, pues como la gangrena la guerra ha de combatirse antes de empezar si no ya es demasiado tarde y ahora solo queda cortar por lo sano...

A Kepaar le ofrecieron un lugar en el que descansar, y las horas pasaron sin que se diese cuenta. Mientras sus nuevos compañeros, sus salvadores, parecían seguir planeando el ataque, los pensamientos de Kepaar seguían rechazando la violencia en cualquiera de sus formas, aunque parecía comprender sus motivaciones.

Tras varias horas, si bien no podía asegurar cuantas, la figura conocida de Tu'lok apareció en el camastro.

-Espero que haya dormido bien, Kepaar Landor. La situación ha empeorado. Hemos recibido confirmación de que la Enterprise ha salido hacia aquí, pero desconocemos su hora de llegada. La lógica indica que si nosotros lo sabemos, existen grandes probabilidades de que el gobierno también lo sepa. Eso hace que toda la situación sea mucho más peligrosa.

Tu'lok colocó sus manos a la espalda.

Vamos a intentar entrar en el palacio y secuestrar a Dn'vengar. Está invitado a venir con nosotros, aunque entiendo que prefiera no hacerlo. Sin embargo, le recomiendo que nos acompañe puesto que estará mucho más seguro a nuestro lado. Los seguidores de Dn'vengar tienen tendencia a descubrir nuestros puestos.

La idea de participar en aquello de alguna  forma no le hacía especial gracia, pero el vulcano tenía razón quedarse allí no tendría mucho sentido tanto si iba bien como si iba mal.

Kepaar accedio la invitación del vulcano, aunque sin duda no tenía ninguna intención de empuñar un arma...

Tras comer un poco, vio cómo  se organizaba un grupo fuertemente armado, formado por varios rostros conocidos, aquellos que le habían sacado de la prisión, y también el vulcaniano, aunque éste no empuñaba ningún arma. Al verlo, se acercó a Kepaar.

-Buenos días, señor Kepaar. Como puede ver, nuestros amigos se preparan para el asalto. No podemos esperar más tiempo a que llegue una nave. Esperemos que no sea un completo desastre, aunque todavía hay algo que me molesta sobremanera en todo esto. Soy... suspicaz por naturaleza.

El movimiento de algunos hombres anticipaba la operación, Kepaar terminaba de comer cuando apareció el vulcano para buscarle.  El estómago de Landor se cerró al instante y se incorporó para acompañar al vulcano.

No más que a mi, contesto kepaar ante el malestar mostrado por el oficial, probablemente tan solo se trataba de las dudas tipicas antes de empezar una operación de tanto riesgo.

Estoy listo, acabemos cuanto antes con esto... aunque no comparta los metodos no le mentiré, ver caer a ese farsante será una satisfacción.

El vulcaniano no sonrió, pero a Kepaar le pareció que un brillo de satisfacción aparecía en sus ojos. Quizás controlase sus emociones, pero sabía muy bien que eso no significaba que no las tuviese, así que no se sorprendió.

Tras sus palabras, el grupo entero pareció armarse. Habría una veintena de hombres y mujeres armados, además de Kepaar y el propio Comandante, y dado que estaba liderado por Eaalin, sin duda se trataba de un ataque serio. 

-No podemos esperar más tiempo a que la Federación nos ayude -les dijo a todos antes de ponerse en marcha -. El Comandante Tu'lok ha estado a nuestro lado desde el principio y le estamos agradecidos, pero las palabras no derriban gobiernos ni recuperan el poder para el pueblo, así que esta vez, serán las armas quienes actúen. Nuestro objetivo es Dn'vengar, ya sea capturarlo o matarlo. 

Tras decir esto, todos se pusieron en  marcha. Al lado de Kepaar se situó la mujer con la que había hablado sobre todo aquello.

-Pase lo que pase, permanezca a mi lado y haga lo que yo le diga -le dijo. Kepaar se fijó en que iba armada con un rifle phaser de la Federación.

Una veintena de hombres armados no parecían suficiente para un plan tan ambicioso, todo quedaba en manos de la estrategía y la oportunidad que el enemigo pudiera darles.

El vulcano que parecía estar detrás de todo en aquel momento pareció perder el liderato de la situación, los rebeldes alentados y armados por la federación habían determinado seguir su propio destino y aunque la prudencia es la base de la supervivencia estaban dispuestos a arriesgarlo todo.

Kepaar se fijo en el arma de la mujer, la federación armaba a los rebeldes y los kardasianos al otro bando... la politica y los tentaculos que movían las piezas en el tablero quedaban en evidencia para quien no quería mirar hacia otro lado.

Asintiendo a las palabras de la mujer se pusieron en marcha.

A través de lo que podría definirse como "las alcantarillas", el grupo de asalto avanzó, con Eaalin al frente, seguido por su segundo, Laaanir, y una docena de hombres armados.

Al final del grupo iban Kepaar, acompañado de la mujer que parecía haber sido encomendada a protegerle, y Tu'lok tras ellos. En un momento dado, le había parecido que no estaba, como si se hubiese quedado atrás por algún motivo, pero un minuto más tarde, estaba de nuevo allí, a su espalda.

Finalmente, todos se acumularon bajo una trampilla  Eaalin se giró hacia todos.

-Lo hemos repasado cientos de veces, pero volveré a decirlo para que no haya errores, y también para que el señor Kepaar sepa lo que va a suceder. Esta trampilla lleva directamente a los jardines del Palacio de Gobierno. No esperamos encontrar oposición porque Dn'vengar en estos momentos está oficiando el Leng'on tevar, así que todos estarán allí. Nuestro objetivo es alcanzar la puerta del edificio y acabar con su vida. Una vez muerto Dn'vengar, tendremos a nuestro planeta de regreso. ¿Preparados?

Todos asintieron uno por uno, a excepción de Tu'lok, que estaba a su lado y mantenía una capa de indiferencia. Eaalin abrió la trampilla y uno por uno, fueron saliendo. Cuando le tocó el turno a Kepaar, unas manos le alzaron y rápidamente, se encontró rodeado de los soldados y al aire libre.

Laaanir le miró y le indicó con la cabeza que se moviese. Todos iban en fila y se dirigían hacia unas grandes puertas que había en el muro. Se suponía que era la entrada de la cual habían hablado.

En ese momento, te llega además una comunicación... del Enterprise.

Enterprise llamando a Kepaar Landor. Responda, por favor.

Kepaar no estaba acostumbrado a ese tipo de acciones y rápidamente se noto que estaba fuera de lugar, con movimientos más bien torpes se apresuraba por no quedarse atrás del grupo mientras su corazón se aceleraba con peligro de salirse del pecho.

Laaanir dio las últimas instrucciones, Kepaar se mantuvo al margen simplemente escuchando sin siquiera asentir a las palabras del rebelde pues no tenía intención de participar de manera alguna de aquel asalto.

Kepaar se había quedado el último mientras hablaba con el Enterprise. El resto del grupo, se había adelantado, con Tu'lok a la cabeza, ese vulcaniano que tan poco tenía de pacifista. Todos se estaban colocando a ambos lados de la entrada, preparándose para el asalto.

Matar a Dn'vengar era el objetivo, pero no solo eso. También era crear un desequilibrio que no sabían en lo que terminaría. Kepaar estaba en contra de cualquier acto violento, y no estaba para nada seguro de que aquella estrategia fuese la más correcta, pero en aquellos instantes, ¿cuáles serían las posibilidades de evitar el derramamiento de sangre, cuando en cuestión de segundos comenzarían los disparos?

La enterprise no llegaría a tiempo y aquella situación se resolvería en pocos minutos de una forma u otra, Kepaar terminó de hablar con la federación y se encaminó hacía el resto del grupo ya que se había quedado atrás. Kepaar tenía claro que Laaanir no tenía intención de dialogar y dudaba que el vulcano tuviera intención alguna de impedir que lo mataran, sin duda había muchos intereses en controlar aquel planeta por parte de las civilizaciones más avanzadas.

Es posible que Kepaar ni tan siquiera tuviera la oporunidad de hacer nada, pero al menos debía intentarlo, quizá aquel cometido era lo único que le daba sentido a estar allí ya que no quería participar en el violento asalto.

Vas a hacer algo antes de que entren?

Kepaar avanzó hasta el grupo que se encontraba en las puertas a punto de intervenir

Tengo contacto con la enterprise llegarán en apenas cuatro horas, no es necesario que sigan adelante con esto seguro que cuando llegue la federación ese lunático tendrá que negociar.

Todos se giran hacia Kepaar. Están a punto de lanzarse al asalto, y sus rostros son una mezcla de tensión y fastidio por aquella interrupción.

-Yo también he hablado con la Enterprise, y cuatro horas son demasiadas horas para esperar. Propongo que ya que estamos aquí, ataquemos ahora -sugirió en voz alta.

Eaalin miró a Tu'lok.

-¿Y por qué no nos lo dijo? ¡Maldita sea! ¡Un ataque teniendo al Enterprise de nuestro lado habría significado una victoria segura!

Tu'lok no pareció inmutarse.

-Ha sido hace unos momentos, por lo que no lo consideré necesario ni trascendente para la misión.

Eaalin parecía indeciso, y miraba a todos buscando algún consejo, sabiendo que en cuestión de segundos podían ser descubiertos.

La respuesta es sencilla y no es otra que una vez más los habitantes de este planeta, usted en esta ocasión vuelven a ser manipulados por los intereses de otros

dijo en clara referencia al vulcano

A nadie le interesa su causa, sino poner en el poder a alguien a quien puedan manipular.   Es hora de que vele por su gente y tome sus propias decisiones Laaanir

Se notaba en el ceño fruncido de Eaalin que estaba luchando en su mente por tomar una decisión, hasta que finalmente, tras echar un nuevo vistazo a todos, lo hizo.

-Estamos aquí, así que ya no hay marcha atrás. Adelante.

Todos prepararon sus armas... y tras esperar unos instantes en una pausa que pareció eterna, Laaanir abrió la puerta...