Partida Rol por web

Emito un quejido y echo a andar tras Daesha.

Yo continúo dando al espalda al grupo, estoy demasiado enojada para siquiera hablar, y se que eso es peligroso.

- Bislara- digo casi en un susurro, estaba enfadada y sabia muy bien que esta vez tenia grandes motivos, pero ahora no podia hacer demasiado cuando encontraramos un lugar seguro hablaria con ella - Muchas gracias Ruka, lo solucionaremos lo se-

Sonreí a Ben-ju como solía y comencé a correr detrás de Daesha. No me gustaba seguir a los demás por lo que decidí ponerme en cabeza; sin embargo, observé que Bislara no estaba por la labor de moverse.

Un gran líder no es que el camina siempre por delante...

Me acerqué hasta ella y le tendí la mano:

- Vamos Bislara. Estemos unidos. No robaremos. Te lo prometo.

Ruka se pone frente a mi y yo, bruscamente, me levanto y echo a andar tras Daesha.

Al cabo de una media hora, vuelves a llegar al templo jedi. Todo está tranquilo... demasiado tranquilo.

En sigilo comienzas a internarte en los hangares, lo primero que ves son numerosos cadáveres por el suelo, posiblemente gente que tuviese intención de huir en naves.

Permanezco oculto observando el Hangar para localizar a posibles Sith escondidos en las sombras así como las proximidades de la nave de transporte.

El grupo avanza por el páramo, nadie dice nada y el ambiente es denso como nunca antes.

En el horizonte se distingue un pueblo.

Me quedé paralizada. No solo porque Bislara, enfurecida, me ignorase y no aceptase mi ayuda. Me pareció ver en su rostro lágrimas. Observé su espalda y luego reanudé la marcha en último lugar sin poder apartar la mirada de la enfadada Bislara. ¿Serían lágrimas de miedo? ¿De tristeza? ¿De impotencia?

Probablemente fuesen una mezcla de todo.

Todos estábamos asustados, ¡y con razón! Pero el verla así me hizo ver que debía esforzarme por ellos. Me sorprendí a mí misma preocupándome por otro compañero más además de mí. En todos los años de Academia tan solo me había preocupado por mí, comportándome como si todos fuésemos rivales. Y sin embargo, ahora eso había cambiado.

Me gustaría acercarme pero probablemente me vuelva a ignorar. Lo intentaré más adelante cuando los ánimos se calmen.

A lo lejos se distinguió por fin el pueblo. Una nueva prueba.

- Podemos refugiarnos alli, seguro que hay alguna casa que podamos usar, aunque este en ruinas nos servira, tenemos que espera a Koro-

aquello era una situacion demasiado extraña y seguro que escucharme hablar haria que mis compañeros tampoco se sintieran muy bien.

Dos Siths salen del interior de la nave de transporte de pasajeros y acto seguido se suben a uno de los cazas, para, tras unos minutos, bajar de nuevo y dirigirse a otro.

- Aligeremos un poco la marcha - Digo empezando a andar más rápido.