Partida Rol por web

—Yo no dejaría nuestro destino a un droide. Prefiero llevarla yo —dijo Mi-Neb — y sí, nos las tendremos que apañar solos, pero es posible. Sólo hay que conseguir algo que ese pirata quiera. 

—Creo que tendremos que hacer un reconocimiento en esa estación y ver que se cuece. 

Finalmente los Jedis y el Soldado pusieron rumbo a la Estación Espacial Farlander V directamente. La Repúblca les volvió a contactar antes de entrar en el hiperespacio y les confirmaron que el contacto de Mi-Neb tendría algo más de información y un chip de crédito para gastos en caso de que lo necesitasen. Tras tres días de viaje llegaron a ella.

Tal y como les habían informado Farlander V se encontraba en territorio neutral. Lo que quería decir en realidad era que estaba en una situación en disputa. Pero lo suficientemente lejos de las zonas importantes como para que ningún bando se tomase demasiadas molestías para tratar de anexionarlo. Lo cuál venía muy bien para realizar todo tipo de trapicheos y cambalaches, desde lo más inocuos a los más ilegales. Cosa que a los empresarios que la dirigían no les parecía mal, siempre y cuando se llevaran su comisión.
Normalmente nadie contravenía las normas de la estación, no les salía a cuenta. Ya que esta tenía su propio pequeño ejercito privado que en teoría se encargaba de que nadie se saliese de madre. Aunque nada impedía que la gente fuera armada, y los negociantes solían traer a su propia seguridad. Así que la de la estación casi nunca entraba en acción. Eso sí, cuando lo hacía era de manera contundente. Primero disparaban y luego ya si eso preguntaban.

Según les habían dicho, el contacto de Mi-Neb, un devaroniano apodado Klap, les esperaba en un bar de la zona central de la estación. El bar se llamaba Geo'rs.

Nada más acercarse recibieron un saludo con la petición de identificación y motivo de la visita. Para hacer más amena la llamada pudieron observar varias baterias de blaster que apuntaban a la Cimitarra. Era otra de las cosas que tenía la estación, estaba muy bien protegida. Aunque no podría hacer nada contra un ataque en firme de la Republica o el Imperio Sith, era más que suficiente para defenderse de lo que fuera menor a un par de cruceros pesados de batalla.

Mi-Neb no encendió transpondedor alguno. Pero sí abrió las comunicaciones. 

—Aquí la nave Cimitarra Paz en la Galaxia. Venimos a hacer negocios. Solicitamos un vector de aproximación y un anclaje a la estación. Si es posible un hangar. Si es posible y no demasiado caro —repitió— Agradeceríamos listado de precios de atraque y servicios. 

Mi-Neb cortó la comunicación —Suelen vender combustible y otros servicios, como ajustes del hiperimpulsor y desinfección de Mynocks del casco*. Es un poco más caro que en un planeta del núcleo, pero a veces no hay donde elegir. 

Ya se iba imaginando que les mirarían con lupa cuando un carguero como el suyo era denominado "Paz en la Galaxia". El estado normal de la galaxia era más bien la guerra y era algo que él no llevaba bien. Incluso en tiempos tranquilos los fuertes trataban de llevarse el beneficio, era una suerte de ley natural que los Sith llevaban hasta el extremo. En su hogar, de la ciudad de la que venía, no eran necesarios los Sith ni la guerra para que la vida se retorciera. Al mirar a la estación con sus giros varios le vinieron recuerdos a la mente, ninguno de ellos bueno. Ese sitio era bello en su exterior, mas las tripas debían de estar podridas. Le pareció que desde la nave ya podía oler la podredumbre, cosa imposible pero se sugestionó de ese modo.

"Habrá toda suerte de mafias ahí, será un antro."

Cuando quiso darse cuenta la mente se le había llenado de negros pensamientos, le pasaba a menudo, carecía de la paz mental de la que hacían gala sus amigos jedi y entonces buscó aferrarse a la imagen que tenía de ellos para alejar la negrura.

- Hay que agradecer que la República piense en nosotros y nos lleve directos a un bar, jaja.

Sí, era justo lo que había deseado esos tres días, recompensarse con algunos buenos tragos.

Zated meditaba en su habitación. Normalmente no hacía caso de lo que ocurría a su alrededor salvo cuando salía a hablar con sus compañeros, lo cual hacía cada 4-5 horas. Comía, descomía, charlaba un rato y meditaba de nuevo. Ese estado de somnolencia y concentración constante era su descanso y al mismo tiempo su fuente de fuerza. 

El jedi pensaba que le quedaba poco tiempo para poder comulgar con el cristal. Pero no podía estar seguro del todo. Sin embargo, al llegar notó la perturbación en la fuerza de aquel sitio. El simple caos que había en el "aire" ya era suficiente para imaginarse el tipo de lugar que era aquel. Notó ligeramente una sensación de inquietud en Xostun, pero fue muy muy leve. Aquel ser era impenetrable. Pero no quiso darle más importancia. 

Se puso de pie y preparó sus cosas. Aunque Mi-Neb había demostrado saber pilotar, también había demostrado que aparcar no era su fuerte. 

La voz al otro lado de las comunicaciones parecía un tanto cansada. Como si estuviera en un lugar donde no quisiera estar.

-Por supuesto Paz en la Galaxia. En cuanto activen su transpondedor y nos llegue les conseguiremos un bonito sitio donde aterrizar y donde le darán todo tipo de detalles y de precios. Pero lo primero es lo primero.-

Tras decir aquello los sensores detectaron como algunos cañones de la estación apuntaban a la nave. No se andaban con chiquitas. Aunque era normal. Una cosa es que permitieran cualquier tipo de chanchullo, o casi, y otra que no supieran quién lo hacia.

Mi-Neb activó el traspondedor —El nombre era Cimitarra. Paz en la Galaxia es el legendario y tradicional saludo de mi pueblo que indica claramente que venimos con buen ánimo y mejor disposición a la paz y la concordia. 

Cerró —Espero que la nave no se haya ganado una mala reputación con la tarada esa que escapó...

No podían hacer mucho más. A fin de cuentas iban en una nave robada. De todas formas comprobó que los escudos estaban subidos y justo entre ellos y los cañones láser de la estación. 

No le gustó nada el escaneo que estaban realizando, solo esperaba que la nave no fuera reconocida como bien apuntaba Mi-Neb.

-  Aguantemos la respiración.

Dijo cuando no se le escuchaba, enarcó una ceja y luego se encogió de hombros. Las posibilidades de un imprevisto eran bajas, la galaxia era demasiado grande como para que mandaloriana hubiera estado justo en este lugar.

- Hay que remozar bien esta nave, cambiar sus códigos, rebautizarla, todo eso. Costará créditos pero le daremos una nueva identidad.

Claro que lo de conseguir créditos no era tarea sencilla, de ahí que aquella idea podía plantearse para medio o largo plazo.

La fuerza les guiaba, y Mi-Neb había hecho un gran trabajo. No tendrían problema, Zated estaba seguro. Se cruzó de brazos mientras esperaba una respuesta, pero en su cara tenía una ligera sonrisa. 

Tras unos tenso y, en apariencia, eternos minutos la voz del controlador volvió. Y parecía un poco nervioso, por no decir asustado.

-Bienvenido de nuevo Cimitarra. Lamento informarle que su hangar habitual está ocupado. Pero les envío las cordenadas de otro similar. Mantendrán su privacidad por supuesto, y el mantenimiento básico correrá a cargo nuestro por las molestías. Por favor, rogamos disculpen el malentendido. No les esperabamos tan pronto.-

No podíais verle la cara, pero juraríais que el tipo está cruzando los dedos para que no os enfadéis con él.

Mi-Neb miró a los otros con cara de circunstancias. 

—Perfecto. Esperemos que todo discurra sin incidentes y no habrá necesidad de más confusiones desagradables. 

Cerró el comunicador y esperó a que llegaran las instrucciones. 

—Cuidado, puede ser una trampa. Es obvio que nos han reconocido, o han reconocido la nave de nuestra enemiga. No tiene sentido cambiar la nave aquí porque ella se podrá enterar. 

Al escuchar la voz permitirles acceso con un deje de temor solo podía pensar que la mercenaria debía de tener una gran reputación. Se correría la voz de que la Cimitarra había aterrizado, y luego sobre que la mandaloriana no estaba en ella.

- Creo que no nos va a faltar diversión, preparémonos para cualquier cosa ¿mm?

Miró a Mi-Neb asintiendo con una sonrisa resignada.

- De un modo u otro nos meteremos en problemas.

Eran como imanes de líos, lo tenía ya asumido, pero el trago se lo daría costase lo que costase. La República era muy sosa en ese aspecto y un soldado de vez en cuando se tenía que dar algún gustazo, si no, ¿para qué arriesgar la vida?

- No sé si es buena idea hacerse pasar por ellos. Nos daría tiempo, pero levantaría sospechas. Nos da cierta ventaja, pero al mismo tiempo debemos andarnos con mucho ojo. - dijo Zated. Veía todo aquello como un problema añadido a la ristra que ya tenian. Y afirmó con la cabeza a las palabras de Xostun. - No obstante, hay algo que ha dicho que me parece importante: "Mantendrán su privacidad". - Se giró hacia el Zabrak - Siempre puedes insistir en eso, con mala cara si se ponen pesados.

Tal y como avanzaron en el control de estación, a la Cimitarra le asignaron un hagar privado. No es que fuese sólo para ellos, pero sí que en aquel momento no había más naves atracadas allí.
El grupo esperó un rato pensando que se trataría de algún tipo de trampa, pero no apareció ningún grupo armado ni nada parecido. Tampoco sentían los jedis ningún peligro inmediato, aunque sabían que aquello no era cien por cien seguro. Pero al menos podían relajarse un poco.

Sabían donde se tenían que reunir con el contacto del ejercito de la República, un bar llamado Ge'org. Por lo que podían ver en los directorios de la estación estaba en el subnivel 2. Por debajo de la zona central que parecía la más transitada ya que estaba llena de locales y tiendas.

Mientras decidían qué hacer, apareció un droide de mantenimiento acercandose a la Cimitarra.

Estaba preparado para tomar tierra, parecía ir todo bien dado que les dejaron acceder. En el exterior estaba el droide de mantenimiento, lo miró con suspicacia y se tuvo que hacer a la idea de que no estaban en riesgo, el peligro les alcanzaría más tarde cuando fueran a por el pirata.

- Está todo despejado.

Dijo a los Jedis adoptando su rol militar, entonces se aproximó hasta el droide para revisarlo primero visualmente y luego de cerca, colocando la mano derecha sobre él para detenerlo y tocar la superficie.

- Me siento como en casa, allí tampoco había una civilización de confianza.

Decía en referencia a su ciudad natal, el lugar al que no querría volver.

- Nos espera el subnivel 2. Voy a llevar mi equipo conmigo por si las cosas se desmadran.

—Nosotros deberíamos ir sin los sables a la vista. Encapuchados o con la túnica si podemos avanzar porque simplemente pareceremos que queremos que nos dejen en paz —dijo Mi-Neb— hasta podemos llevar los blasters a la vista. 

—No nos haremos pasar por ellos, sean quienes sean, pero les dejaremos con la duda —dijo el Jedi. Al salir, se giró hacia el interior. 

—Cumpliremos las instrucciones —dijo al vacío y luego cerró la puerta con contraseña*

—Vamos a ver el contacto. 

Zated se colocó la capucha. No quería que la gente se hiciera demasiadas preguntas acerca de sus ojos o de la venda que los tapaba, así que cuanto menos se le viera, mejor. El droide simplemente haría su trabajo, revisaría y llenaría el depósito y después se lo cobrarían, de una u otra manera. No parecía haber problemas y debían intentar no ser ellos los que los generaran. 

Asi que avanzó en silencio detrás de sus compañeros. Xostun era el que parecía moverse con mayor soltura por allí, así que simplemente le cedió la iniciativa, y trató de pasar lo más desapercibido posible. 

El droide les preguntó por los servicios que requerían, ofreciendoles una lista. La limpieza de minocs y el relleno de combustible se lo dejaban gratis por las molestías, si querían alguna cosa más o reparaciones ya sí que se lo cobrarían. Como la nave no precisaba de ninguna reparación el grupo aceptó la oferta gratuita, y luego salieron del hangar por un elevador.

El ascensor les condujo a un pasillo que contectaba con la parte principal de la estación, y de ahí pillaron otro que les dejó en la plataforma central. Desde allí podían acceder a casi cualquier lugar de la estación. En la central es donde había el mayor número de tiendas y lugares de ocio y consumo. Tiendas de casi todo tipo. También pudieron fijarse que cuanto más subían mejor parecían las zonas. También había más seguridad.
Según un directorio que había tenían que salir de allí y coger al menos dos elevadores para ir al subnivel dos.

Otra de las cosas que se fijaron es que había mucha gente armada. Nada exagerado. Pistolas blasters, normales y pesadas. Y algún que otro rifle, al menos en la zona donde estaban. Tampoco escondían sus blindajes. Era obvio que había una guerra en la galaxía.
Al mirar a la zona privilegiada, los Jedis pudieron sentir una leve perturbación en la Fuerza. Aunque desapareció enseguida y no pudieron precisar nada más. No obstante estaba en la dirección contraria de donde se dirigían.

Según bajaron la gente iba más armada y se veían menos guardias de seguridad. Aunque podían verse de vez en cuando cámaras de vigilancia. La zona no estaba lo que se dice sucia, pero sí que era mucho más oscura y desgastada que la de la zona central.
Encontraron el bar sin demasiados problemas.

Sentarse a esperar seguramente daría lugar a que los problemas ocurrieran con mayor facilidad, así que Zated sugirió buscar directamente a su contacto. Con un poco de suerte estaría allí ya, y las miradas cesarían al ver que el grupo se juntaba con alguna cara más conocida en el lugar. 

Viendo todo el armamento que exhibían los habitantes de la estación no pudo sino sentirse más seguro llevando el suyo propio. Este lugar era un pequeño polvorín y el bar al que se dirigían no sería menos. Caminó junto a los Jedi con paso seguro, su misión no era compleja, citarse con un contacto que debía de estar esperando en el bar y luego volver, con suerte no se torcería nada.

- Ya estamos aquí, no parece mal sitio, ni buen sitio tampoco.

No le extrañó que aquél sector estuviera descuidado, esta gente vivía muy lejos del centro galáctico, los recursos serían difíciles de conseguir y seguramente los jefes se quedaban la mayoría.  

Xostun se adentró en el local buscando las primeras impresiones, habrían muchos detalles por descubrir allí. Había entrado tan veloz que ni se había fijado bien en el nombre del local, le parecía haber leído que se llamaba "Titty Twi'lek", eso sonaba muy cachondo.