Partida Rol por web

La mandaloriana, maldita fuera su raza, había coincidido justo en la misma estación orbital y reclamaba lo que fue suyo. No iban a dejar la nave en sus manos, lucharían contra ella y le demostrarían porqué la República era la mayor fuerza de la galaxia.

El rodiano, ¿qué sabía él de todo esto? había sido muy sospechosa su actitud desde el principio lo que podía significar que supiera algo, pero si era así Mi-Neb también estaría en problemas.

- Una verdadera cita a ciegas, ¡muy romántico, princesa!

Se había quedado a oscuras, un inconveniente menor porque llevaba consigo iluminación y solo tenía que coger la linterna de fusión, accionarla y mantenerla bajo el rifle, alumbrando al frente donde debía de estar la arpía a quien no tardó en informarla de su nueva situación.

- ¡Quedas arrestada, serás conducida a la República y juzgada!

Xostun la buscó con el haz de luz e hizo un disparo bien colocado, aunque esa prodigiosa armadura de ella no era tan fácil de atravesar.

Zated aprovechó que la mujer estaba aturdida para empujarla con el poder de la fuerza. No obstante, tenía el sable en la mano, si bien era cierto que prefería capturarla antes que matarla. No iba a evitar luchar a muerte con ella si era necesario. 

La combinación de Xostum y Zated hicieron que la mandaloriana se llebase un buen golpe. De hecho si no fuese por su armadura seguramente habría quedado como mínimo inconsciente.

Muy bien. Ahora me toca a mí.

La mujer empezó a moverse hasta tener a los dos a tiro, y una vez lista dejó que sus pistolas hablasen. Um disparo a cada uno de los héroes. El Jedi trató de desviar el disparo pero era muy buena. El impacto contra el zabrak le dio de lleno. Después siguió moviéndose.

Zated se quedó un segundo dolorido por el disparo, le había rozado un brazo y le había rasgado la túnica. Tras sobreponerse se lanzó sobre la mandaloriana con el sable a un lado. Hizo un rápido movimiento, saltando y haciendo una pirueta en el aire, para caer a su lado y lanzarle un golpe ascendente con la hoja de luz. 

La mujer era dura de narices y rápida, había cruzado el pasillo y disparado a ambos, eso era algo que Zabrak nunca aprendería a hacer. Él se mantuvo en su posición, giró el cuerpo para lanzar numerosos disparos rojos que surcaron el aire en busca de la mandaloriana.

Notó el dolor por la herida causada por la pistola, eso le hizo desear que Mi-Neb no andara lejos, ¿se habría cruzado con algún aliado de esta loca? esperaba que no. De hecho, quizás podría activar el comunicador y decirle alguna cosa.

En medio de todo aquel fragor el miraluka y el zabrak pudieron escuchar un mensaje por sus comunicadores. Era Mi-Neb.

-Trampa, nos vemos en la tienda del cereano-

Mi-Neb llegó a la tienda. Pero al parecer sin el cereano esta estaba cerrada. Se giró buscando al dueño pero no le había seguido. De repente sintió una presencia en la Fuerza, una que a todas luces emanaba del lado oscuro. Venía del lugar desde donde él había venido. Dos figuras encapuchadas aparecieron en la distancia. No había duda alguna, eran síths y se dirigían hacia donde él estaba. Aunque todavía podía marcharse, a lo mejor no le alcanzaban.
Su comunicador no había dado ninguna señal después del mensaje que les envió a sus compañeros.

La mujer aguantó, no sin cierta dificultad, los embites de los dos miembros de la República. La verdad es que parecía una temeridad por su parte el enfrentarse a un Jedi y un soldado profesional. Sobretodo cuando la última vez tuvo que salir huyendo. Y porque no estaba Mi-Neb, si no sería un suicidio.
O al menos eso parecía.

Zated no se iba a detener, y por alguna razón veía que la mandaloriana estaba más acorralada que en el último combate. Eso le dio cierta moral, cierto ánimo. Continuó buscando su punto débil, moviendo el sable a gran velocidad. Intentando salvar su defensa y colocar un tajo que fuera definitivo. Pero esta vez la mandaloriana se movió rápido echándose hacia atrás gracias a su mochila, el sable le rozó, pero no causó daño. Zated seguía rotando alrededor del enemigo. Quería darle vía libre a Xostum y flanquearle para atacar desde dos lados distintos. Lo cual les daría la ventaja con la que contaban siendo dos contra uno. 

En esta ocasión la mandaloriana fue capaz de esquivar el sable de Zated, lo cual le dejó en mala posición y la mujer lo aprovechó.

Ya te he dicho que este no es mi primer rodeo Jedi. Habríais hecho bien en rendiros.

No podían estar seguros porque llevaba casco. Pero parecía que estaba sonriendo. En lugar de disparar con sus pistolas, la mandaloriana extendió su brazo izquierdo y accionó un mecanismo del brazalete. Acto seguido un chorro de fuego salió del mismo impregnando un cono que llegaba hasta Xostum. Ninguno de los héroes pudo reaccionar a tiempo, la mujer les había sorprendido con ese ataque.

El zabrak recordaba lo buena que era la mercenaria, había logrado rodearlos con su fuego, una artimaña que a él mismo le gustaría tener. Le gustaba la capacidad de los mandalorianos para adaptarse a las situaciones, eran astutos. No pensó más en las ventajas de los enemigos, se acercó y disparó con el rifle un único disparo que esta vez golpeó la armadura sin mayores repercusiones.

Luego de eso activó el comunicador.

- Nos atacan en el hangar, ¡la mandaloriana nos echaba de menos!

Explicó con rapidez a Mi-Neb a través del dispositivo.

Mientras Mi-Neb se pensaba qué hacer, si huir o enfrentarse a aquellos siths, escuchó un mensaje por su comunicador.

- Nos atacan en el hangar, ¡la mandaloriana nos echaba de menos!

Era Xostum, y se podían escuchar disparos de fondo.

El encontrar a dos Sith allí confirmó las peores sospechas del Jedi, pero la llamada de sus compañeros le sacó de dudas. Debía tratar con los sith y luego ayudarles. En su mano, pero sin encender 

Avanzó hacia los dos seres oscuros —Sabéis que no tiene que ser así. Podéis renunciar al Lado Oscuro, al Odio, al miedo y a la Ira. El Lado Luminoso...

—Vamos, que así dejaríais de ser unos perdedores de mierda, unos intensitos chungos y de dar tanta pena. ¿Os habéis mirado en el espejo? ¿No podéis ser normales?

A veces ni el mejor Jedi mantenía la calma. 

Los dos sith se miraron por un momento extrañados ante las palabras del jedi, pero enseguida sus caras se tornaron aún más enfadadas si cabe. No había duda alguna que querían la piel de Mi-Neb o algo peor. Sus sables estaban en su mano con la clara intención de atacar.