Partida Rol por web

Trent se preocupa ante la voz en la sala. Todo esto es muy extraño, piensa, es posible que esta presencia sea la responsable de que nos hayamos separado. Es posible que quiera interrogarnos por separado. Mi nombre es Trent Rholar, dice Trent, Me he separado de mis amigos dentro de este extraño laberinto. Te ruego me ayudes a encontrarlos para que podamos salir de aquí.

Había localizado el punto del que provenía la voz, pero decidió no acercarse, al menos por el momento. Agudizó la vista y distinguió una sombra, lo que pareció divertir a la desconocida. Sharene no sabía si la dueña de esa silueta era invitada o anfitriona. 

¿A qué había venido? Buena pregunta. Seguramente a nada. Lord Vader no solo les llevaba ventaja sino que además era muy poderoso. ¿Qué opciones reales tenían de ganar en una carrera por conseguir lo mismo? Dependía a quién le preguntase respondería en cifras, con un adverbio o con una frase que no entendería nadie, pero todos coincidirían a la baja, cuando no a la inexistente.  

La arqueóloga no quería pensar que pudiese quedarse en ese lugar para siempre, pero tenía la sensación que buscar una salida era inútil, al menos sin antes responder a esa pregunta.

-He venido a poner mi granito de arena en el que considero el plato correcto de la balanza del destino.

¡Caray! ¿Habría entendido algo aquella persona? Me sale la vena arqueológica con esas historias y tal... 

-Estoy buscando el tesoro que oculta este templo -dijo pensando que así era mucho más clara-. Y antes de que me preguntes para qué lo quiero, te diré que es para ocultarlo en otro lugar, ya que éste ha sido descubierto por, me temo, quien no debía encontrarlo jamás.

- ¿Y que te hace pensar que voy a dártelo? - La figura comenzó a reír a la par que salía de las sombras. Cuando lo hizo tu sorpresa fue mayúscula. Se trataba de un iktotch, es más. No tardaste en darte cuenta que no era uno más de los tuyos. Aquella figura que había aparecido eras tu.

- No debiste haber venido, y ahora que lo has hecho nunca podrás volver - Una malévola sonrisa se dibujó en su cara y comenzó una carrera hacia ti dispuesto a golpear con sus puños...

- ¿Que importa quien sea yo? Eres tu el que ha venido a verme. - La voz ya no hablaba acompañada por el viento. Ahora provenía claramente de unos metros más allá de un par de troncos partidos cuyas copas reposaban sobre las aguas pantanosas del lugar. Agudizas la vista pero no logras ver nada más que una sombra.

- Dime... ¿A que has venido? - La voz es la de un hombre, y te resulta vagamente familiar, extrañamente cercana. La sombra no se mueve, permanece oculta a cierta distancia tuya, continuando por ahora al menos aquella conversación.

- ¿Salir de aquí? - La figura comenzó a reír a la par que salía de las sombras. Cuando lo hizo tu sorpresa fue mayúscula. Se trataba de un un humano, y no era un humano cualquiera. No había ninguna duda, ver a aquel hombre era como verse ante un espejo.

- No debiste haber venido, y ahora que lo has hecho nunca podrás volver, pero te concederé el deseo de reunirte con tus amigos... en la otra vida. - Una malévola sonrisa se dibujó en su cara y comenzó una carrera hacia ti dispuesto a golpear con sus puños...

- Palabras vacías, vacías y carentes de sabiduría. No hay mejor lugar para el holocrón que donde se encuentra ahora mismo. De todos modos... ¿Que te hace pensar que vaya a dártelo? - La figura comenzó a reír a la par que salía de las sombras. Cuando lo hizo tu sorpresa fue mayúscula. Se trataba de un una humana, y no era una humana cualquiera. No había ninguna duda, ver a aquella mujer era como verse ante un espejo.

- No debiste haber venido, y ahora que lo has hecho nunca podrás volver. - Una malévola sonrisa se dibujó en su cara y comenzó una carrera hacia ti dispuesta a golpear con sus puños...

Me quedé perplejo al verme a mí mismo sosteniendo el holocrón. Paradoja temporal. Mal asunto. O eso o todo era una prueba, me daba igual en ese momento tenía un objetivo y lo iba a cumplir. Me sorprendí al estar tan sereno en aquella situación, hasta el punto que todo pareció ralentizarse. 

Mi otro yo se abalanzaba sobre mi con un puño en alto, con verdaderas intenciones de atacarme. Mi cuerpo se movió automáticamente y corrió hacia él. Cuando bajo el brazo para golpearme lo esquivó por su izquierda y me detuve justo en el instante en que mi cabeza su puso a su altura y su brazo ocultaba el mío. Antes de que se diera cuenta mi puño derecho impactó contra su cara. Aproveché todo el impulso, mi cuerpo giro para que el golpe tuviera mayor fuerza y lancé por los aires a mi otro yo:-En pie, rata inmuunda! Te enseñaré por qué voy a salir de aquí.-dije a ese otro ser que se parecía a mi. 

Trent se queda paralizado un instante al ver a la figura que parece ser una reflexión suya, pero cuando empieza a correr hacia él y oye que sus amigos pueden estar en peligro, Trent se prepara para atacar primero.

Trent apunta el blaster y dispara a las piernas de la persona que sin duda no trae buenas intenciones.

Vacías para quien no las comprende -pensó algo molesta por la actitud de esta pésima anfitriona. A continuación, la desconocida dijo algo que llamó poderosamente su atención.

-¿Así que lo tienes tú? -preguntó retórica alzando una ceja.

Entonces, una risa se abrió paso y al momento dejó ver su figura. Al descubrir su propio reflejo en ella, Sharene se quedó perpleja. ¿Qué demonios era aquello? ¿Otro truco para engañarla? ¿Para buscar su debilidad? Quedó un segundo inmóvil, sin saber qué hacer, observando desconcertada. 

La extraña con su rostro la amenazó con que no podría regresar, pero eso no amedrantó a Sharene.

-¡Eso está por ver! -respondió con firmeza. ¿Pensaba que la iba a asustar? ¿Que iba a rendirse? Podía imitar su cara cuanto quisiera pero no la conocía en absoluto.

La robarrostros emprendió la carrera. En su cara, perfilada una sonrisa de maldad. Sus intenciones estaban claras, no había lugar a otra opción aunque esta no era la que Sharene hubiese escogido. ¿Acaso no era mejor hablar? Con los puños en alto se acercaba rápidamente dispuesta a entrar en combate. La arqueóloga la miró pensativa un segundo, pero decidió actuar.

Empezó a correr también hacia ella analizando sus movimientos. Avanzaban una contra la otra a la máxima velocidad que podían y cuando estaba lo suficientemente cerca, saltó con la intención de derribarle con una patada, caer sobre ella e inmovilizarla.

Por más que se esforzaba en tratar de recordar de quien provenía la voz, Gial no era capaz. Se acordó de su padre, del cual desconocía si estaba vivo o muerto. En su fuero interno esperaba que todavía continuara con vida.

Yo...yo...¿quién eres?... -volvió a preguntar dubitativo. Lentamente trató de acostumbrar lo ojos para tratar de poder ver algún detalle de la figura en la sombra. Respiró profundamente y sin esperar la respuesta prosiguió. -He...hemos venido a buscar el templo y por lo que veo lo hemos encontrado. Ahora mis amigos y yo necesitamos un objeto según nos han dicho se encuentra aquí. El holocrón.

Aquel extraño recibió tu golpe con un quejido de dolor, intentó responderte con la misma moneda, pero no estaba en buena posición y lograste telegrafiar sus intenciones, logrando esquivar el puñetazo con tan solo un ligero paso hacia atrás. Era como su hubieras sabido exactamente como iba a desarrollar el golpe.

- Es gracioso que me llames rata inmunda. - 

Agitó su cabeza y se limpió un pequeño hilillo de sangre que surgía de su nariz y levantó los puños preparado para seguir el combate.

El disparo parecía que había logrado impactar a aquel extraño, pero entonces viste como la tierra detrás de él saltaba por el disparo. Estaba claro que le había atravesado, lo habías visto con tus propios ojos. Aquel enemigo ni siquiera había tratado de esquivarlo o protegerse solo había seguido su carrera y lanzado un potente puñetazo acompañado de un salto.

Lo curioso era que ese golpe ya lo conocías, lo habías hecho en más de una ocasión y supiste perfectamente como esquivarlo o detenerlo con bastante facilidad.

Nada más hacerlo el hombre dio un paso hacia atrás y crujió su cuello. Levantó una de sus manos y te indicó que era tu turno de atacar...

La mujer parecía que iba a saltar como tú, pero te adelantaste, y logró detenerse justo a tiempo para agacharse ligeramente y esquivar tu ataque. Intentó golpearte mientras caías, pero tan solo fue un aspaviento que quizá pudiste sentir como una pequeña volada de aire. 

Cuando caíste y te pusiste en pie ella ya estaba levantada también, con una mano señalándote e indicándote que volvieras al ataque si querías.

- Demuéstrame de que eres capaz, conozco todos tus movimientos... - 

- ¿Y que te hace pensar que voy a dártelo? - La figura comenzó a reír a la par que salía de las sombras. Cuando lo hizo tu sorpresa fue mayúscula. Se trataba de un un humano, y no era un humano cualquiera. No había ninguna duda, ver a aquel hombre era como verse ante un espejo.

- No debiste haber venido, y ahora que lo has hecho nunca podrás volver - Una malévola sonrisa se dibujó en su cara y comenzó una carrera hacia ti dispuesto a golpearte con sus puños...

-¡Entonces inventaré uno nuevo! -dijo Sharene, retándola a esquivar su siguiente ataque.

La arqueóloga desplazó su cuerpo a la vez que lanzó una fuerte patada lateral contra el vientre de su adversaria, con la intención de inmovilizarla después.

El golpe que le acababa de propinar lo había lanzado por los aires y un hilo de sangre le caía por la nariz. Pero se ha vuelto a levantar, tal y como haría yo:-Se nota que eres yo, te levantas cada vez que te derriban. Pero dime una cosa qué te ha pasado?-le digo justo antes de volverme a lanzar a por él. 

Tenía la guardia preparada pero eso no hizo más que limitarle su campo de visión. Estando casi encima de él levanto el brazo izquierdo para crear una finta y dirigir el golpe a su rodilla derecha. La intención del golpe es romperle la rodilla por el exterior, que es donde más le va a doler. Del golpe que le propino mi pobre otro yo cae al suelo como si le hubieran arrollado con una tubería y de nuevo al suelo. Con la inercia que llevo me alejo unos pasos para poner distancia sobre mi otro yo.

.-A menos que quieras que siga tirándote al suelo, será mejor que me digas algo más.-