Partida Rol por web

Cuando te acercas a las marcas del suelo ves que hay cuatro, y todas ellas están marcadas de la misma forma. Dos manos pintadas en el suelo y marcas de desgaste como si fueran de rodillas o de piernas antes de las mismas. Parece como si ese lugar hubiera sido usado para realizar algún tipo de rezo. Las cuatro marcas del suelo son iguales, y se encuentran rodeando el supuesto altar central.

Respecto a las pinturas nada más sacaste en claro mirándolas. Aunque si que pudiste ver que no había salida o entrada de aquella sala. De hecho, cuando caes en ello ves que no hay ninguna entrada o salida. Ni siquiera por la que supuestamente tu has entrado en aquella sala. Al comprobar las paredes puedes ver que son completamente sólidas, y la marca que acababas de hacer hace unos segundos había desaparecido.. Sea como sea, parece que estás encerrada en aquella sala.

Nada ocurrió cuando te colocaste en aquella posición. Esperaste unos segundos por si acaso, y en el momento en que te fuiste a levantar sentiste como una corriente de algo te atravesaba. Ya habías notado esa sensación antes en ocasiones puntuales, y también lo notabas siempre que te concentrabas para hacer uso de aquella extraña habilidad que te permitía ver esbozos de lo que está por venir.

Un segundo después aquella sensación desapareció, cambiada por un intenso dolor en la sien primero, y una sensación de ardor en todo el cuerpo. Es como si te estuvieran quemando todo el cuerpo. Un par de segundos después todo desaparece y sientes como tus manos están empapadas. Abres los ojos, que habías cerrado por el dolor y ante ti se abre un basto pantano, oscuro y frío. Tanto tus manos como tus piernas están hundidas en el agua y barro, y una espesa niebla te impide ver más allá de unos metros.

Una fuerte volada de aire surge de ningún sitio, portando un susurro que resuena por todo tu alrededor.

- ¿Tan arrogante eres, que osas venir solo? - 

El frío penetra poco a poco por tus extremidades empapadas, y un escalofrío recorre tu cuerpo hasta que el viento se detiene en seco, junto con la voz.

Nada ocurrió cuando te colocaste en aquella posición. Esperaste unos segundos por si acaso, y en el momento en que te fuiste a levantar sentiste como una corriente de algo te atravesaba. Un segundo después aquella sensación desapareció, cambiada por un intenso dolor en la sien primero, y una sensación de ardor en todo el cuerpo. Es como si te estuvieran quemando todo el cuerpo. Un par de segundos después todo desaparece y sientes como tus manos están empapadas. Abres los ojos, que habías cerrado por el dolor y ante ti se abre un basto pantano, oscuro y frío. Tanto tus manos como tus piernas están hundidas en el agua y barro, y una espesa niebla te impide ver más allá de unos metros.

Una fuerte volada de aire surge de ningún sitio, portando un susurro que resuena por todo tu alrededor.

- ¿Tan arrogante eres, que osas venir sola? - 

El frío penetra poco a poco por tus extremidades empapadas, y un escalofrío recorre tu cuerpo hasta que el viento se detiene en seco, junto con la voz.

A pesar de la opresión que le golpea, Gial no puede dejar de contemplar maravillado las obras de arte ante las que está. Con precaución camina hacia ellas tratando de retener en su memoria todo lo que se cuenta en ellas. Una vez cerca del altar, observa detenidamente las marcas, tratando de ver sus formas.

-Algo falta en el altar. –pensó. –Seguramente estas marcas tengan algo que ver.

Trent se acerca a la zona donde estaría el altar y la examina con cuidado. Algo tiene que haber aquí que pueda darme alguna pista de cómo salir.

Trent también se fija con cuidado en las huellas, para ver si son recientes o si hay alguna marca distintiva.

Cuando te acercas a las marcas del suelo ves que hay cuatro, y todas ellas están marcadas de la misma forma. Dos manos pintadas en el suelo y marcas de desgaste como si fueran de rodillas o de piernas antes de las mismas. Parece como si ese lugar hubiera sido usado para realizar algún tipo de rezo. Las cuatro marcas del suelo son iguales, y se encuentran rodeando el supuesto altar central.

Respecto a las pinturas nada más sacaste en claro mirándolas. Aunque si que pudiste ver que no había salida o entrada de aquella sala. De hecho, cuando caes en ello ves que no hay ninguna entrada o salida. Ni siquiera por la que supuestamente tu has entrado en aquella sala. Al comprobar las paredes puedes ver que son completamente sólidas, y la marca que acababas de hacer hace unos segundos había desaparecido.. Sea como sea, parece que estás encerrada en aquella sala.

El altar no es más que un pedazo de tierra tallado que emerge del suelo hasta la altura de la cintura más o menos. En medio no hay ninguna marca, ni objeto. El polvo se expande de forma uniforme por toda la superficie. Un vistazo adicional a las marcas del suelo no revela nada en especial. Las marcas que hay para las manos están grabadas de alguna forma que no eres capaz de reconocer y la de las piernas más que grabadas o pintadas parecen estar hechas por el desgaste de usarlas...

Llevó las manos instintivamente a sus sienes, que clamaban alivio ante tan fuerte dolor. Luego sintió el cuerpo arder y gritó con fuerza, apretando los ojos. Duró tan solo dos segundos, pero se le hicieron eternos. Después, en contraste con el calor sintió humedad en las manos, en las piernas, en los pies. 

Se preguntó si era debido a la presencia de Vader. Parecía que estar cerca de él producía dolor. No creía que ese hombre despiadado fuera la fuente de ésto, pero tampoco podía descartar que tuviese algún tipo de relación con él.

Se vio en medio de un pantano. Era tétrico y desagradable. Además del pesado y resbaladizo fango que atrapaba sus pies, la niebla le impedía la visibilidad. Sus sentidos se agudizaron. No sabía qué podía encontrar. ¿Algún bicho desagradable? Buscó si llevaba un cuchillo a mano, aunque había subido al altar con las manos desnudas. ¿Era ésto una ilusión? ¿Estaba allí o seguía sentada en aquella sala? En cualquier caso aquello parecía muy real y si fuese víctima de una alucinación, no podía fiarse de que un accidente en el pantano, real o no, no tuviese consecuencias en ella.

Antes de poder dar un paso, el viento trajo un susurro cuyo eco no daba lugar a dudas acerca de la pregunta formulada. Sharene se sorprendió primero y puso una cara de extrañeza. Luego sonrió de lado, divertida ante la hostilidad de esas palabras. Alguien ha pasado mucho tiempo solo y tiene ganas de discutir. A la arqueóloga le había hecho gracia el mal carácter, pero sabía bien que aquello no presagiaba nada bueno. 

-Sospecho que sabéis que no es así -dijo en un tono impersonal-. Vine acompañada, pero el edificio decidió separarnos. 

El viento se detuvo junto a la voz. Sharene se estremeció visiblemente al sentir el desagradable escalofrío. ¿Era necesario hacerla sentir mal? -¿Tienes nombre? ¿Por qué te ocultas en la niebla? -preguntó ahora de un modo más cercano, afinando la vista, tratando de distinguir algo entre la densa bruma.

Trent, al no ver nada especial en la sala a parte de las huellas, se sitúa sobre una de ellas y pone las manos y las piernas para que se ajusten en las huellas. Quizás hay algo especial en las huellas que accionen algo, piensa Trent.

Estaba claro que había alcanzado el final del círculo vicioso, cuando se dio cuenta que estaba encerrado, comenzó a sufrir una pequeña taquicardia acompañada de una gran inquietud, las sienes le comenzaron a palpitar. La sensación de agobio fue en aumento y el miedo a quedar encerrado hasta la muerte en la habitación hizo que el sudor recorriese la espalda.

Las piernas le fallaron haciéndole caer de rodillas, quedando su vista fijada en las marcas que había en el suelo. Por un momento su cerebro pensó sobre ellas. - Quizás...- pensó- -No pierdo nada-. Gial se movió hasta colocar sus manos y sus rodillas en los huecos correspondientes, cerrando los ojos y esperando a que se obrase un milagro.

Nada ocurrió cuando te colocaste en aquella posición. Esperaste unos segundos por si acaso, y en el momento en que te fuiste a levantar sentiste como una corriente de algo te atravesaba. Un segundo después aquella sensación desapareció, cambiada por un intenso dolor en la sien primero, y una sensación de ardor que te recorría de pies a cabeza. Es como si te estuvieran quemando todo el cuerpo. Un par de segundos después todo desaparece y sientes como tus manos están empapadas. Abres los ojos, que habías cerrado por el dolor y ante ti se abre un basto pantano, oscuro y frío. Tanto tus manos como tus piernas están hundidas en el agua y barro, y una espesa niebla te impide ver más allá de unos metros.

Una fuerte volada de aire surge de ningún sitio, portando un susurro que resuena por todo tu alrededor.

- ¿Tan arrogante eres, que osas venir solo? - 

El frío penetra poco a poco por tus extremidades empapadas, y un escalofrío recorre tu cuerpo hasta que el viento se detiene en seco, junto con la voz.

Nada ocurrió cuando te colocaste en aquella posición. Esperaste unos segundos por si acaso, y en el momento en que te fuiste a levantar sentiste como una corriente de algo te atravesaba. Un segundo después aquella sensación desapareció, cambiada por un intenso dolor en la sien primero, y una sensación de ardor que te recorría de pies a cabeza. Es como si te estuvieran quemando todo el cuerpo. Un par de segundos después todo desaparece y sientes como tus manos están empapadas. Abres los ojos, que habías cerrado por el dolor y ante ti se abre un basto pantano, oscuro y frío. Tanto tus manos como tus piernas están hundidas en el agua y barro, y una espesa niebla te impide ver más allá de unos metros.

Una fuerte volada de aire surge de ningún sitio, portando un susurro que resuena por todo tu alrededor.

- ¿Tan arrogante eres, que osas venir solo? - 

El frío penetra poco a poco por tus extremidades empapadas, y un escalofrío recorre tu cuerpo hasta que el viento se detiene en seco, junto con la voz.

Trent siente miedo ante la situación y se plantea si todo esto es una visión o es real. Sin duda son los poderes de la Fuerza de los que ha oído hablar y probablemente algo que hay en este templo.

Trent responde a la voz con la mayor firmeza posible dadas las circumstancias,

vengo con intenciones pacíficas, muestrame el camino para salir de aqui. Cual es tu nombre?

Al momento no noté nada pero eso cambió al cabo de unos momentos por que parecía que algo me acababa de atravesar el cuerpo:-Lo mismo que cuando me concentro pero esta vez es distinto.-pensé mientras me apretaba el pecho por el dolor. 

Al cabo de un momento desapareció y luego un dolor increíble en la sien, cerré los ojos por el dolor y tenía la sensación de que flotaba y acto seguido el dolor desapareció y notaba manos y piernas mojadas:-Pero qué?.-Y abrí los ojos. Estaba en medio de un pantano, no entendía cómo había llegado allí. 

Un viento gélido me asió y penetró dentro de mi ser, ese mismo portaba una voz, o más bien un susurro, me encogí de miedo al escuchar esas palabras y el frío penetró aún más en mi interior. Y de pronto desapareció:-Maldita sea, venga Daedar. Levántate y camina.-y siguiendo ese pensamiento mi cuerpo respondió y una punzada de dolor recorrió el cuerpo. Tenía que encontrar una salida. 

- ¡¿Sabéis?! - La voz ya no hablaba acompañada por el viento. Ahora provenía claramente de unos metros más allá de un par de troncos partidos cuyas copas reposaban sobre las aguas pantanosas del lugar. Agudizas la vista pero no logras ver nada más que una sombra. - Jajaja, no esperaba que pudieras captar mi presencia. Tampoco puedo hacerlo yo...

- Estoy sola. - Su voz era claramente la de una mujer, pero hasta ahora no te habías percatado de ello, quien sabe porqué. - Al igual que tu. Dime... ¿A que has venido? - La sombra no se mueve, permanece oculta a cierta distancia tuya, continuando por ahora al menos aquella conversación.

- ¿Y quien te dice que mis intenciones sean pacíficas? - La voz ya no hablaba acompañada por el viento. Ahora provenía claramente de unos metros más allá de un par de troncos partidos cuyas copas reposaban sobre las aguas pantanosas del lugar. Agudizas la vista pero no logras ver nada más que una sombra.

- Jajaja, ¿Salir de aquí? - La voz es la de un hombre, y te resulta vagamente familiar, extrañamente cercana. La sombra no se mueve, permanece oculta a cierta distancia tuya, continuando por ahora al menos aquella conversación.

- Dime... ¿A que has venido?- 

- ¿Es así como os enseñan ahora? - La voz ya no hablaba acompañada por el viento y parecía enfadada. Ahora provenía claramente de unos metros más allá de un par de troncos partidos cuyas copas reposaban sobre las aguas pantanosas del lugar. Agudizas la vista pero no logras ver nada más que una sombra. - Será mejor que tengas cuidado. La paciencia no es una de mis cualidades - 

Su voz era familiar, extrañamente cercana, aunque no lograbas identificar a su propietario  - ¿Que haces aquí, a que has venido?, ¿No viste este momento en tus visiones del futuro? - La última frase tenía sorna y se podía notar el tono jocoso en las palabras de quien las estuviera pronunciado.

Intento observar de quién se trata, de quién esa voz, estoy a punto de saber quién es pero no sé quién és:-Quién eres? No entiendo nada.-dije aunque no sabía muy bien a quién tenía que darle explicaciones. Entonces dijo algo que me extrañó:-No viste este momento en tus visiones del futuro?-A menos que fuera otro iktotchi los únicos que sabían de mi habilidad eran Gial, Sharene y Trent, pero esa opción era practicamente imposible además de que no tenía ningún sentido.

.-Vengo a buscar el holocrón de los Jedi para que el Imperio no se haga con él y destruya a la Rebelión.-respondí con toda la energía de la que era capaz de transmitir en ese instante.

La situación se estaba volviendo completamente surrealista. No podía saber que estaba pasando. ¿Quizás había sido de nuevo atrapado por Vader y le estaba llevando de pesadilla en pesadilla? Era imposible saberlo. Donde había un templo, ahora había un pantano.

Al escuchar la voz, trató de percibir de donde provenía la misma. Hizo un intento por hablar pero la sequedad del miedo agarrotó su garganta. Carraspeó un poco y juntando todo el valor que le restaba se levantó y habló.

-¿Quién está ahí? ¿Hola?.

Inconscientemente su mano derecha buscó el bláster, aunque algo le decía que no iba a ser de mucha ayuda...