Partida Rol por web

... y parecía totalmente decidido a hacerlo. Cuando estaba lo suficientemente cerca dio un salto cargando con su puño. Si no fuera porque ese era un golpe que ya conocías sin duda te hubiera impactado, y hubiera sido doloroso. Sin embargo un paso lateral fue suficiente para esquivarlo y quedarte en posición de ser ahora tu el que golpeara...

Tus preguntas quedaron sin respuesta. El rival frente a ti se sacudió la ropa ahora mojada y algo más pesada. 

- Tengo toda la eternidad para derrotarte - Estiró las manos hacia arriba haciendo que le crujiera y te miró de nuevo. No parecía preocupado porque le fueras a golpear de nuevo, aunque si que pudiste notar que al estirarse se resintió ligeramente por el dolor de tu anterior golpe.

- Sigamos - Dijo acercándose y buscando ahora si el hueco para lograr proyectar una patada que aunque lograste detener con el brazo fue lo suficientemente dura para que te resintieras ligeramente...

Tu adversaria recibió el golpe intentando detenerlo con el brazo, pero era demasiado fuerte para ella y pudiste sentir como lograste golpearla. En cualquier caso no fue un golpe que pareciera causarle demasiado daño.

Aprovechando la cercanía, hizo un giro para colocarse en tu lateral y lanzó un codazo a tus costillas que tampoco sentiste con demasiado dolor, aunque si que hizo que perdieras un poco el equilibrio[1], quizá por la sorpresa...

Aunque logré bloquear la patada lanzada con el brazo, el impactó me rebotó por dentro, desplazandome unos pasos. Sigue empeñado en que tengo la culpa de su situación y no sé por qué:-Yo no, tengo que volver y derrotar al Imperio.-digo a modo de respuesta ante su comentario.

De una impulso me introduzco en su defensa y le golpeo en el costillar derecho con el puño, le duele, ahí siempre duele y en su cara se refleja y sus pasos lo demuestran, retrocediendo:-Cuanto tiempo llevas aquí?-le pregunto antes de volver a una posición defensiva.

… aprovechando la inercia del paso lateral, Gial descargó un energético puñetazo contra el mentón de su rival. El impacto fue duro y seco, haciendo que el pirata informático notara como empezaban a inflamarse los nudillos acusando la potencia del golpe a mano descubierta.

No era un especialista en combate personal, pero ahora mismo era una cuestión de vida o muerte noquear a su rival, el cual estaba dispuesto a cualquier cosa por acabar con él.

-¡Detente!, no quiero hacerte daño, solo busco respuestas. -dijo desesperado por la situación.

Alto, dice Trent, quién eres? conozco ese golpe porque es mío. Explícame eso! 

Trent adopta una posición tensa pero que no indica ni agresión ni defensa.

El combate continúa, el intercambio de golpes se recrudece y aunque parece que tienes todo controlado poco a poco vas recibiendo algún doloroso golpe. Por el contrario tu rival parece mucho más debilitado que tú, y llegados a un punto cae al suelo arrodillado y con la respiración agitada. Hunde sus manos en el barro y levanta la cabeza mirándote. Saca una mano y la levanta solicitando algo de tiempo. 

- Espera - 

Dice con voz de agotamiento.

- Combates con fuerza y valor. No veo maldad en tí, así que he de avisarte - 

Cuando ve que te has detenido baja la mano al suelo de nuevo y la usa para ponerse en pie. Su rostro parece haberse vuelto más serio, su mirada más oscura. 

- Esto no es un sueño, tampoco yo podré darte lo que buscas. Solo estoy para comprobar quien quiere acceder a él. La verdadera prueba viene ahora. Tendrás que tomar una decisión. El precio para obtener el holocrón es caro y difícil. Tus compañeros han luchado dignamente, pero no tienen tu determinación, ni tu fuerza. No lograrán derrotarme. Si quieres conseguir el holocrón tendrás que sacrificarte por ellos. 

El semblante de aquel hombre y su voz eran potentes y seguras. 

- ¿Estarás dispuesto a enfrentarte al holocrón? Puede que tus compañeros puedan salir de aquí con él, pero tu... quedarás atrapado en el interior del templo... para siempre. - 

Su postura se relajó cuando terminó de hablar, no había señal en su cuerpo de que fuera a intentar un ataque o a seguir con el combate anterior...

El combate continúa, el intercambio de golpes se recrudece y aunque parece que tienes todo controlado poco a poco vas recibiendo algún doloroso golpe. Por el contrario tu rival parece mucho más debilitado que tú, y llegados a un punto cae al suelo arrodillado y con la respiración agitada. Hunde sus manos en el barro y levanta la cabeza mirándote. Saca una mano y la levanta solicitando algo de tiempo. 

- Espera - 

Dice con voz de agotamiento.

- Combates con fuerza y valor. No veo maldad en ti, así que he de avisarte - 

Cuando ve que te has detenido baja la mano al suelo de nuevo y la usa para ponerse en pie. Su rostro parece haberse vuelto más serio, su mirada más oscura. 

- Esto no es un sueño, tampoco yo podré darte lo que buscas. Solo estoy para comprobar quien quiere acceder a él. La verdadera prueba viene ahora. Tendrás que tomar una decisión. El precio para obtener el holocrón es caro y difícil. Tus compañeros han luchado dignamente, pero no tienen tu determinación, ni tu fuerza. No lograrán derrotarme. Si quieres conseguir el holocrón tendrás que sacrificarte por ellos. 

El semblante de aquel hombre y su voz eran potentes y seguras. 

- ¿Estarás dispuesto a enfrentarte al holocrón? Puede que tus compañeros puedan salir de aquí con él, pero tu... quedarás atrapado en el interior del templo... para siempre. - 

Su postura se relajó cuando terminó de hablar, no había señal en su cuerpo de que fuera a intentar un ataque o a seguir con el combate anterior...

El tipo sonrío y negó con la cabeza mirándose el cuerpo.

- Mi nombre es Trent, hijo de Balmorra, fabricante de máquinas de guerra para el imperio y traidor. Rebelde y con pocos minutos de vida . - 

Esto último lo dijo mientras volvía al ataque, para que de nuevo volvieras a esquivarlo sin mayores problemas.

- No podrás esquivarme toda la eternidad... y la tenemos entera - Sonrío y volvió a la carrera...

Gial tenía el puño izquierdo preparado para golpear nuevamente a su rival mientras se protegía con el derecho cuando su rival pidió una pausa. Aquello era cada vez más extraño. Mientras hablaba exponiendo los motivos, el informático no relajó ni un solo músculo de su cuerpo. Estaba claro que podía ser perfectamente una estrategia.

-Sacrificio. -pensó. Cuando se había unido a la Rebelión había estado seguro de su decisión. Iba a tener que realizar sacrificios. Poco a poco a medida que fue pasando el tiempo se dio cuenta que los hombres y mujeres que formaban parte de la hermandad estaban dispuestos a dar sus vidas por liberar a la galaxia del Imperio.

-¿Me estás ofreciendo el holocrón a cambio de mi permanencia aquí?. -hizo una pequeña pausa y relajó finalmente su actitud de combate. -Atrapado para siempre o hasta que muera de hambre y sed. - afirmó cariacontecido. -El holocrón es fundamental para nosotros. Estoy dispuesto a quedarme si eso hace que llegue a manos de mis compañeros. Solamente pido algo a mayores, que me cuentes tu historia.

Su adversaria se movió a un lateral y le dio un golpe en las costillas que pudo haber sido peor de lo que realmente resultó. Sharene no quería pelear si había otro modo de resolverlo, y aunque su otro yo no parecía dispuesta a seguir hablando, lo tendría que hacer si no le daba otra opción.

La arqueóloga fue rápida de reflejos, pues ya tenía decidido su siguiente movimiento. Cogió de la muñeca el brazo con el que le había dado el codazo y lo inmovilizó en la espalda de su oponente. Con la otra mano cogió la otra que le quedaba libre al clon. Si ésta intentaba pegarle, perdería el equilibrio y caería, pues la posición en que la tenía Sharene era forzada y algo dolorosa, lo suficiente para desistir de hacer un gesto que podría reportarle más problemas que beneficios.

-¡Basta ya! -dijo enfadada, en un tono que recordaba una reprimenda a una niña pequeña-. Estamos perdiendo un tiempo valioso, decisivo. Esto no es entre tú y yo, va mucho más allá. ¡Así que ayúdame a encontrar el holocrón o apártate de mi camino!

Mi otro yo se relajó y abandonó su postura de combate para hablar, yo relajé un poco la postura por si se trataba de una trampa pero a medida que hablaba yo relajaba más la postura hasta que la abandoné también:-Entonces es así como quedaste atrapado en este lugar.-dije al en cuanto terminó de hablar:-Pero hay algo que sigo sin entender, cómo acabaste aquí dentro, si tu eres yo, y yo es la primera vez que entro aquí, eso quiere decir que todo esto ya ha pasado. Dime qué es el holocrón?-terminé de preguntar.

La mujer dejó de ofrecer resistencia, relajando sus brazos.

- Esta bien - Dijo sin mirarte.

- Combates con fuerza y valor. No veo maldad en ti, así que he de avisarte - 

No trata de liberarse de tu presa, aunque de vez en cuando comprueba con pocas ganas si todavía estás ejerciendo la presa.

- Yo no puedo darte lo que buscas. Solo estoy para comprobar quien quiere acceder a él. La verdadera prueba viene ahora. Tendrás que tomar una decisión. El precio para obtener el holocrón es caro y difícil. Tus compañeros han luchado dignamente, pero no tienen tu determinación, ni tu fuerza. No lograrán derrotarme. Si quieres conseguir el holocrón tendrás que... sacrificarte por ellos. 

El semblante de aquella mujer y su voz eran potentes y seguras. 

- ¿Estarás dispuesta a enfrentarte al holocrón? Puede que tus compañeros puedan salir de aquí con él, pero tu... quedarás atrapado en el interior del templo... para siempre. - 

Su postura se relajó totalmente cuando terminó de hablar, no había señal en su cuerpo de que fuera a intentar un ataque o a seguir con el combate anterior... Su cabello, igual que el tuyo se movía mecido por un suave viento y te molestaba ligeramente en la cara para volver a caer de nuevo cuando se detuvo.

Por fortuna su réplica se avino a conversar, aunque la información que le brindó no fue precisamente optimista. Le dio las razones por las que había decidido avisarla. ¿Significaba aquéllo que no todos eran advertidos? Por un momento imaginó a Lord Vader siendo el propio sacrificado, ávido por conseguir el holocrón, ignorando lo que podía ocurrirle. En tal caso “sólo” tendrían que arrebatar el holocrón a sus soldados. ¿No era esto lo más conveniente para todos? Sin embargo, esa imagen era producto de su deseo y no una creencia en firme, ni tan siquiera una suposición. Aquel hombre era extraordinario, para mal, pero extraordinario de todos modos. Si Lord Vader llegaba antes, sería un soldado quien quedaría atrapado para siempre y ya podían despedirse de recuperar el holocrón.

Suspiró. ¿Sus compañeros no tenían su determinación? Mmm... ella creía que sí. Y en cuanto al sentido del sacrificio, en su opinión Daedar le llevaba una ventaja considerable. Lo había dicho ya en un par de ocasiones, casi como si lo diese por hecho, casi como si lo desease. ¿No era algo curioso? Sharene sopesó el hecho de que esta misma conversación y esta misma propuesta sería hecha a sus compañeros. Y creyó también que cualquiera que no tuviese la firme determinación de arriesgarlo todo, incluso su propia libertad para conseguirlo, fracasaría.

-¿Quedaré atrapada como tú? -preguntó, pensativa. ¿Y con qué fin? Si ya no habría holocrón que custodiar, ¿qué necesidad había de hacer prisioneros?- ¿Qué eres exactamente? -aguardó su respuesta antes de seguir indagando.

-Has dicho que para conseguirlo debo enfrentarme a él. ¿Qué más puedes decirme acerca del holocrón?

OK, te dejo hoy para contestar ;) Espero que haya ido bien el viaje.

Trent vuelve al ataque contra este extraño reflejo de sí mismo con la esperanza de que si puede vencer, todo se aclarará.

El combate continúa, el intercambio de golpes se recrudece y aunque parece que tienes todo controlado poco a poco vas recibiendo algún doloroso golpe. Por el contrario tu rival parece mucho más debilitado que tú, y llegados a un punto cae al suelo arrodillado y con la respiración agitada. Hunde sus manos en el barro y levanta la cabeza mirándote. Saca una mano y la levanta solicitando algo de tiempo. 

- Espera - 

Dice con voz de agotamiento.

- Combates con fuerza y valor. No veo maldad en ti, así que he de avisarte - 

Cuando ve que te has detenido baja la mano al suelo de nuevo y la usa para ponerse en pie. Su rostro parece haberse vuelto más serio, su mirada más oscura. 

- Esto no es un sueño, tampoco yo podré darte lo que buscas. Solo estoy para comprobar quien quiere acceder a él. La verdadera prueba viene ahora. Tendrás que tomar una decisión. El precio para obtener el holocrón es caro y difícil. Tus compañeros han luchado dignamente, pero no tienen tu determinación, ni tu fuerza. No lograrán derrotarme. Si quieres conseguir el holocrón tendrás que sacrificarte por ellos. 

El semblante de aquel hombre y su voz eran potentes y seguras. 

- ¿Estarás dispuesto a enfrentarte al holocrón? Puede que tus compañeros puedan salir de aquí con él, pero tu... quedarás atrapado en el interior del templo... para siempre. - 

Su postura se relajó cuando terminó de hablar, no había señal en su cuerpo de que fuera a intentar un ataque o a seguir con el combate anterior...

Ves como el rostro frente a ti muestra una sonrisa. Es una sonrisa familiar, es tu sonrisa. Poco a poco ves como por arte de magia esa cara cambia, de forma sutil, de forma armoniosa como si el viento se llevara una capa de arena que ocultaba la verdadera identidad de aquel con el que estabas peleando hasta ahora.

Esa cara ahora muestra a un hombre adulto. De pelo largo atado con una coleta, y una especie de bigote con una poblada perilla. Su indumentaria es extraña, es como si fuera un monje. Lleva una túnica de color blanco y lo que antes era una postura de agresividad ahora es una fuente de calma y tranquilidad. Tal es esa fuente que puedes sentir como te calienta, hasta el punto que el agua sobre el que habíais luchado comienza a filtrarse y la frondosa vegetación se desvanece. En pocos segundos te encuentras de nuevo en la habitación que te arrodillaste, en el templo jedi.

- Mi nombre tampoco tiene importancia. - Su voz es profunda y contundente, pero también cercana y tranquilizadora. - Soy el guardián del holocrón. Tan solo una representación de mi mismo a través del tiempo y de la fuerza. - Levanta su mano y se la mira dando un suspiro.

- Ha pasado tiempo, y eso precisamente es lo que no tengo. - La baja y da un par de pasos hacia ti.

- Has superado la prueba. Tienes la fuerza para defender el holocrón, tienes la voluntad de sacrificio para ser digno de él. Tus amigos están bajo la misma prueba; pero también lo están vuestros enemigos. - Ves como su rostro se torna preocupado. - Un enemigo que rebosa maldad, un enemigo que os supera en poder. Un enemigo demasiado cercano al lado oscuro y cuyas intenciones están demasiado oscuras para ver a través de ellas. - Un suspiro, cierra los ojos y te mira de nuevo. 

- Intentaré retenerlo todo lo que pueda, pero no tenéis demasiado tiempo. - Da un paso hacia un lado y deja visible el lugar donde te habías arrodillado antes así como el altar. - Ahora ven, arrodíllate. El holocrón está justo ahí -