Partida Rol por web

Luego de usar la Fuerza para arrojarle a Frizz uno de los blaster de los contrabandistas muertos, el cual apenas llega a rozarle, Talikah se pone ágilmente de pie y con gran velocidad corre en dirección a sus compañeros hasta que finalmente consigue ponerse a cubierto detrás de unas cajas. Aprovechando que la togruta os ha indicado de forma poco ortodoxa la ubicación del defel, Gor, Nina y Ray abren fuego aunque solo vuestro compañero bothan logra acertar.
Tras escuchar un gruñido de ira, notáis como la ahora visible pero todavía difusa de Frizz levanta su pistola y le dispara a Gor, impactando de lleno en el pecho del bothan y haciendo que este se desplome pesadamente contra el suelo. Sin embargo, lo que más os preocupa es que vuestro compañero no respira y es como si estuviera… muerto.

Mientras tanto, en el otro extremo del almacén, Kimbria sigue estando atenta a las heridas de Ayuz y Nina y hace todo lo posible para levantarles el ánimo.

Nina desesperada por acabar con el escurridizo, que les esta machacando trata de acercarse para disparar, pero falla estrepitosamente.

Todo fue demasiado rápido, pero para Ray fue casi a cámara lenta. La posición del contrabandista había sido delatada, y todos acribillaron a disparos hacia él tratando de darle antes de que abatiera a nadie. Gor logró impactarle, pero demasiado tarde ya que al msmo tiempo también recibió otro disparo.

Ray observó casi a cámara lenta como su amigo caia al piso, cerrando los ojos y perdiendo la vida. Su rostro que estaba serio hasta ese momento, se arrugó mostrando un reflejo de la ira que se apoderó de él, y gritando, asomó de nuevo su rifle y disparó con ira al malnacido que había acabado con Gor.

-¡NOOOOOOOO! ¡¡MUERE DESGRACIADOOOOO!!

Guiado por el dolor y la ira, Ray abre fuego contra Frizz y a pesar de que la figura del defel es difusa, todos podéis notar como el disparo de vuestro compañero le causa graves daños en el abdomen, tal y como atestigua el fuerte gruñido de dolor que lanza. Sin embargo, quien le asesta el golpe mortal es Ayuz, la cual a pesar de su estado ha ingresado rápidamente al almacén siguiendo los pasos de Nina y ha conseguido que su disparo impacte en medio del pecho de vuestro odiado enemigo.

Con la mayor parte de la banda muerta y con un contrabandista desarmado que se ha tumbado en el suelo para así evitar quedar en medio del fuego cruzado y que tiene la cara contra el suelo de metal, lo que es de agradecer ya que así no se ha dado cuenta de los poderes jedi de vuestros compañeros, todos vosotros os dirigís a la carrera hacia donde se encuentra Gor y termináis lanzando un suspiro de alivio cuando comprobáis que vuestro compañero bothan todavía tiene pulso, uno débil pero que significa que de milagro no ha muerto tal y como temíais. Sin demorarse más de lo necesario para sacar el equipo médico y con la ayuda de la Fuerza que le brinda Talikah, Kimbria comienza a tratar las heridas de Gor y al cabo un período de tiempo que os resulta eterno, finalmente el bothan recupera la consciencia y abre los ojos aunque este no puede evitar esbozar una mueca de dolor y lanzar un leve quejido cuando le ayudáis a ponerse pie.
Antes de que podáis hacer cualquier cosa que no sea dedicarle unas palabras a vuestro recién recuperado compañero, escucháis de repente el ruido de varios pasos en el pasillo de acceso del almacén y de inmediato poco más de una docena de hombres y mujeres aparecen por la entrada, todos van protegidos con cascos y armaduras y mientras algunos portan carabinas, otros llevan pistolas y escudos.

-¡Tirad las armas y levantad las manos! -os gritan mientras os apuntan.

-Tranquilos, son de los nuestros ¿acaso no reconocéis a nuestros contratistas de seguridad? -dice con firmeza una voz y luego de abrirse paso hacia el frente veis que se trata de Caltos- Vosotros ocho asegurad el exterior, el resto empezad a registrar el lugar.

Luego de darle las órdenes a sus subalternos y mientras que los que permanecen en el almacén comienzan con el registro y le colocan las esposas al contrabandista que se ha rendido, el teniente de la Guardia de Alderaan se acerca a vosotros.

-Vaya, parece que habéis tenido vuestra cuota de acción aunque me alegro de que todos sigáis con vida, por lo visto sois más duros de lo que aparentáis -os dice Caltos- En fin, vamos afuera, está claro que necesitáis un poco de aire fresco.

Mientras el teniente os escolta hacia el exterior del almacén, os pregunta donde dejasteis su deslizador y luego de responderle y de devolverle la tarjeta, este se la arroja a uno de sus hombres y le ordena que lo vaya a buscar. Una vez fuera de la estructura, os acomodáis contra la pared del almacén de la vereda opuesta, lejos de los oídos de los guardias que vigilan el perímetro.

-¿Cómo os encontráis? Sinceramente no solo me alegro de que sigáis con vida sino también de no tener que decirle al viejo de Caran que uno de los suyos ha caído -os dice Caltos con una ligera sonrisa- Por lo que he visto, os habéis cargado a Jorek y a Frizz. Es una pena que no hayáis podido capturarlos con vida, podrían habernos dado bastante información, pero aún así sabed que habéis hecho lo correcto, esos capullos tenían las manos manchadas con la sangre de demasiados inocentes -agrega el teniente- Por cierto ¿no habéis conseguido ninguna información adicional? La última vez que hablamos vosotros os habíais encontrado con problemas y nosotros estábamos en medio de una emboscada.

La saña con la que disparó al tirador fue peligrosa, sin embargo, al ver que Ayu le remataba la faena, le forzó a coger aire y gritar de frustación por no tener más motivos para el que dispararle. Luego, sin perder tiempo, sujetó con la corre de su rifle en el hombro y fue a por Gor.

Le sorprendió, al ver que le trataban, de que abriera los ojos. No se lo podía creer, le daba por muerto.

-Me alegro de verte amigo. -se agachó y lo aupó dejando que se le apoyara en el hombro- Ayu se lo cargó -mencionó sin querer quitarle el mérito, a la par que por afinidad al ser parecida a su hija, le caía en gracia- ese cabrón no volverá a poner una muesca en su arma.

A medida que fueron apareciendo los demás, con la mano libre alzó una mano pidiendo "un momento" para explicarse, pero no fue necesario ya que pronto apareció Caltos- Me alegro de verte a ti también...

Y menos mal, pensó Ray, de haber algún superviviente por las instalaciones podria suponer un problema grave, mientras trataban a sus propios heridos. La confianza de los refuerzos, supuso un alivio importante.

Una vez fuera, asintió a lo que decia Caltos:

-La situación se puso tensa hasta tal punto, que no podimos encontrar el momento para darles una captura con vida. Lo que si puedo decirte es que estaban sobre aviso. Interceptamos a un grupo exterior, y estaban empaquetando cosas. Creo, que podríais tener un infiltrado transmitiendo información confidencial.- añadió por lo bajo con un tono de gravedad.

La noche había sido larga, pero trató de recordar si había algo más.

Había perdido el conocimiento, no sabía que había pasado, estaba combatiendo contra Flizz, cuando había notado un dolor y eso era lo ultimo que recordaba, y junto con ver las imagenes de mi infancia y mi familia, ante de todo lo sucedido a mi clan, con mi hermano, tenía una idea de que iba a pasar, pero al despertar y ver la cara de kimbria, sabía que todavía estaba vivo y ahora estaba despierto, para luego escuchar las palabras de Ray, y tras un rato pensando mis palabras y al ver que se habían acercado los hombres de Calto, "gracias...por la... ayuda... a todos" le digo entrecortado a mis compañeros, todavía tenia que recuperarme para hablar normal.

Nina no se consideraba sádica, pero cuando por fin el maldito bicho invisible cayó con los disparos de Ray y Ayuz, la única pena que sintió fue no poder vaciarle unos cuantos cargadores al hijo de... ya han aprendido que meterse con nosotros es un error tremendo.

Gor que parecía que ya no volvería con nosotros recupero la conciencia con los cuidados de Kimbria y Talikah, desde luego  la togruta era mucho más útil como jedi que Dacen, que había estado como ausente en el combate.

- Bienvenido Gor, intenta no comerte todos los disparos que vengan, no es nada buenos sabes?

Justo entran las fuerzas locales cuando todo ha terminado, que oportunos...

- Estos cabrones sabían por donde moverse, si no aparecemos nosotros se llevan toda la carga, alguien de dentro les estaba pasando la información al momento, hay que barrer las comunicaciones de estos despojos - mientras se estira dolorosamente - donde se puede tomar una copa en este mundo tan estirado? Tengo que relajarme un poco... - mientras le guiña el ojo ha Ayuz.

 - Deberíamos de registrar sus padds y también cualquier ordenado que tengan. - Agregué. - Seguro que tendrá información interesante que podamos utilizar para identificar a sus contactos.

 La misión había ido más difícil de lo esperado, pero al final lo habíamos logrado, salvando posibles vidas en ello. Ahora solo tocaba ver que tocaba hacer a continuación.

-Más que un infiltrado yo diría que un traidor, un gusano avaricioso que se ha vendido a los criminales -dice Caltos con un claro desprecio- A pesar del llamado de fuerzas externas, en este caso de vosotros, la operación era hermética y solo muy pocas personas conocían los detalles. Aun así, mientras nos dirigíamos hacia aquí me comuniqué con mis compañeros de la Guardia de Alderaan y si mis sospechas son confirmadas, detendrán al traidor antes del amanecer -acto seguido, el teniente se gira hacia Dacen- No hace falta que registréis a los muertos, mis hombres dentro del almacén ya se están encargando de eso y en cuanto encuentren algo me lo comunicarán.

Al escuchar a Nina, principalmente la parte de tomar una copa, Caltos lanza una breve y sutil carcajada.

-Barrer las comunicaciones no servirá de nada, seguramente ya las habrán cortado y los que hayan escapado de la redada ahora estarán más interesados en esconderse que en contactar con sus compañeros. Aún así, los técnicos se encargarán de revisar todos los dispositivos y tarde o temprano capturaremos a los miembros de la banda que faltan -le explica vuestro empleador a Nina- En cuanto a lo de la copa, hay varios bares y tabernas en Ciudad Grieta, después de todo es una ciudad turística, pero si queréis ahorraros los créditos puedo llevaros al Hotel Selprab. Allí no solo encontraréis habitaciones libres sino también un lugar donde cenar y echar un trago, además os saldrá gratis ya que el dueño del hotel me debe un favor de los grandes luego de ayudarlo con un… malentendido con unos representantes de la Corporación SoroSuub -luego de dedicarles una mirada a los miembros heridos de vuestro grupo, Caltos continúa- Aunque si queréis, también puedo guiaros al hospital donde han llevado a mis hombres, los que han sido heridos durante la emboscada. Los médicos de Alderaan son excelentes y con una noche de descanso en los tanques de bacta os sentiréis como nuevos.

Luego de poco menos de un cuarto de hora y mientras pensáis en las ofertas del teniente y habláis con él de otros temas, escucháis el sonido de unos repulsores y al giraros veis que el speeder que habéis usado se acerca por la calle aunque se detiene en seco al llegar junto a vosotros. Inmediatamente el miembro de las fuerzas de seguridad que lo pilotaba se baja de él y le entrega la tarjeta de acceso a Caltos.

-Teniente, hay un problema -dice el hombre mientras se cuadra- Se trata de Etwold…

-Maldita sea ¿Qué le pasa ahora? -pregunta con una clara molestia al escuchar ese nombre- ¿Acaso está otra vez borracho y no tiene nada mejor que hacer que criticarnos y llamarnos inútiles?

-Si, está borracho pero… esta vez quiere hacer una denuncia -explica el miembro de las fuerzas de seguridad- Dice que le abordaron en la calle, le agredieron en un callejón y le robaron los dos cilindros de códigos del almacén de su familia y el chip de crédito. Además, jura que las responsables fueron dos prostitutas: una twi’lek voluptuosa con un atuendo que dejaba poco a la imaginación y una mujer de pantalones ajustados que tenía… un culo prieto -agrega el hombre con un tono algo titubeante al tener que informarle la descripción de las sospechosas a su superior- Y por extraño que resulte, Etwold no solo está convencido sino que parece sincero…

-¿Prostitutas en el distrito de almacenes? Tonterías… Decidle que me encargaré del asunto y que mañana me reuniré con él y le tomaré declaración, luego mandadlo a dormir la mona -responde Caltos y acto seguido su subordinado se marcha.

Al escuchar la conversación, no tardáis demasiado en reconocer que el tal Etwold es el borracho con el que Ayuz y Nina se han topado aunque también os dais cuenta de que este no parece haber declarado el robo del blaster de muñeca, algo completamente lógico ya que se trata de un arma ilegal en muchos mundos. Mientras pensáis en todo eso, os dais cuenta de que el teniente os mira con atención.

-El tal Etwold pertenece a una rama secundaria de la Casa Frayus, una de las familias nobles de Alderaan. Su padre lo considera un inútil que no sabe hace otra cosa que apostar y beber y por eso lo ha expulsado de la hacienda y le ha obligado a trabajar y vivir en uno de los almacenes que le pertenece a la familia con la esperanza de que se reforme… aunque por el momento no parece dar resultado. Aun así, el padre de Etwold considera las agresiones y los robos contra los miembros de su familia como algo personal, incluso si estas fueran contra su poco apreciado hijo, y hará todo lo posible para encontrar a los responsables y recuperar lo robado. Sinceramente, no envidio la posición en la que se encuentran esas mujeres ya que no tardarán en ser perseguidas por investigadores privados y cazarrecompensas… -os explica Caltos con un ligero tono que deja entrever que sospecha de vosotros pero que evita decirlo abiertamente- Vosotros habéis patrullado el distrito ¿por casualidad no habéis visto a esas mujeres u os habéis topado con los objetos robados? Si los consiguiera, podría devolvérselos a Etwold y convencerle que no hace falta que su padre se entere y que deje el asunto en mis manos. Después de todo es muy probable que esas mujeres trabajaran con los contrabandistas y que escaparan durante la redada ¿verdad?

Así que ahora el borracho putero nos busca problemas, bueno no será nada que no pueda solucionarse hablando, pero debería confiar en el teniente? de momento no parecía una mala persona, y quizás se podía solucionar políticamente.

- Vamos Teniente, sabe perfectamente que eramos nosotras, le dejamos inconsciente por que estaba enmedio de la zona, aparte de ser un baboso de cuidado, pero se le ha olvidado comentar que llevaba este blaster de muñeca, que creo que no es muy legal, todo lo tenemos aquí, simular un robo parecía lo mas adecuado, aparte el chip de crédito era de los no registrados, seguramente de fondos no declarados... cree que si le comenta todo eso tendrá ánimos de denunciar? Si no puedo hacerle una visita y espabilarlo un poco, o hablar con su padre de las aficiones de su hijo en directo, pero la verdad es que tengo ganas de ir al hospital, ese enano invisible por poco nos mata.

Al escuchar lo que dice Nina, rápidamente Caltos echa un vistazo hacia los alrededores para comprobar que nadie más lo ha oído.

-Ya sé que fuisteis vosotros pero lo último que necesito es que se sepa que nuestros “contratistas” han estado dedicándose al latrocinio -responde el teniente en voz baja- Etwold nunca fue de las personas más honradas pero un blaster de muñeca y unos créditos de dudosa procedencia no son pruebas contundentes como para acusarle de algo y si incluso se logra comprobar que son suyos, lo único que obtendría sería una abultada multa y vosotros seguiríais teniendo que lidiar con su padre, al cual le dará igual lo que haya hecho un hijo ya que para él sería una cuestión de “honor familiar” -os explica Caltos para luego tomarse un instante pensar- Aunque si me entregáis los cilindros de códigos, con la información que me habéis dado puede que lo convenza de mantenerse calladito. Eso sí, ni se os ocurra acercaros a él o a su familia ya que solo empeoraréis la situación.

En su rostro se veia el agradecimiento hacia el capitán, a medida que les explicaba que disponian de hospital y hotel gratuito. En esos instantes lo que más le apetecía, era copa en mano, reclinarse en una de las más cómodas camas que pudieran ofrecer los hoteles de la galaxia, y hacer una holollamada a sus hijos para ver que tal estaban y que supieran que había salido de una pieza.

Y eso habría dicho, tirándose de cabeza de lleno, sino fuera porque no podía evitar mirar el estado maltrecho de sus compañeros. Y Ray, no podía dejarlos tirados, así que se prometió que la llamada y la copa sería "más tarde", cuando respondió al capitán:

-En mi caso no diré que no a lo del hotel, pero antes escoltaré a mis camaradas heridos por si algún desgraciado trata de buscar problemas.

No lo dijo con palabras, pero era evidente que temía por la seguridad de ellos, y tal como había reaccionado ante la supuesta muerte de Gor, demostraba que no dudaría en apretar el gatillo del fusil por cada uno de ellos, sin mirar atrás.

Mientras terminaban de ultimar detalles, vino el soldado y explicó el asunto del borracho, tras la intervención de Nina y la réplica del capitán, Ray dijo:

-Entregadle sus cosas y decidle que las prostitutas han muerto durante la redada, pues eran parte de los contrabandistas. Le entregas también el "arma ilegal" y finjes que guardarás silencio, aunque mantén un ojo en él. Eso le hará creer que la cosa acabó bien, y dado que tu sin que te lo pida, te callaste lo del arma, quizás confiando en que quieres el favor de su apellido, quizás no investigue lo suficiente para comprobar si murieron las prostitutas de verdad, ya que no tendrá motivos para desconfiar. Estaba borracho, no creo que recuerde sus caras si no invierte recursos en buscar testigo de la calle. Eso debería evitar que tengamos que estar siempre con una mirada atenta en todos los rincones esperando enemigos adicionales. En cuanto a él, cuando salga de vuestro perimetro, si te incomoda lo del arma, averigua a dónde va y das un chivatazo a la autoridad local de ahí mediante intermediarios, y un problema menos.

El ex-imperial era un comando, y sabía jugar sucio si hacía falta, así lo demostró exponiendo su avezado plan, en el que se ganaba la guardia el favor y quizás apoyo de un poderoso, al mismo tiempo que se quitaban los problemas de encima. Le miró expectante, esperando que hubiera seguido su razonamiento.

 Asentí ante la sugerencia de Garbar, feliz con que esta vez use la mente en vez de la violencia. Puede que después de todo si que hubiera esperanza para él:

 - Estoy de acuerdo, lo mejor es darle las cosas del borrachín a nuestro amigo y que él se ocupe de todo. Cuando menos tengamos que ver con ese noble mejor. No nos conviene tener más enemigos de los necesarios.

 Después hablaríamos con las chicas acerca de ir realizando atracos en medio de una misión, cuando se supone que lo que tenemos que ser es sigilosos y no llamar la atención.

-Os agradezco el gesto pero no hace falta que tracéis ningún plan por mí, llevo años lidiando con los nobles de este planeta y se como mantenerlos satisfechos y controlados -os dice Caltos, quitándole importancia al asunto- En cuanto al blaster de muñeca, es mejor que os lo quedéis vosotros, ya hay demasiadas armas ilegales en esta ciudad y vuestra gente podrá darle un mejor uso. Además, devolvérselo a Etwold es una mala idea… todavía me sorprende que en sus borracheras no lo haya usado para cargarse a alguien.

Viendo que ya habéis decidido a donde ir a continuación, el teniente vuelve a hablar.

-Bien, mientras mis hombres terminan con el registro me encargaré de llevaros hasta la ciudad. Subid.

Mientras vosotros subís al deslizador, Caltos se dedica a darle un par de ordenes a sus subordinados y una vez que termina, toma los controles del speeder y comienza a conducir hacia la salida del distrito.
Siguiendo el camino inverso al que habéis hecho al empezar con la redada, el teniente conduce velozmente por las desiertas calles hasta llevar a los límites de la zona turística de Ciudad Grieta, momento en que dobla y luego de un par más de giros se estaciona frente a un impoluto edificio de varias plantas que por el cartel que hay sobre la entrada principal descubrís que se trata de uno de los hospitales de la ciudad.
Tras bajar del deslizador, seguís a Caltos hacia el interior del hospital y luego de que este le muestra su identificador a un par de guardias de seguridad y a uno de los miembros del personal del lugar, continuáis hasta llegar a un ascensor aunque al subiros a él os dais cuenta que este no sube sino que baja. Luego de un corto descenso que no os consume más que unos pocos segundos, continuáis por uno de los pasillos hasta llegar a lo que parece ser una sala de espera. Una vez que el teniente termina de tener una breve charla con el encargado del lugar, este regresa con vosotros.

-Ya está todo arreglado, los médicos se encargarán de revisar vuestras heridas y de que paséis una buena noche en los tanques de bacta. Mañana enviaré a alguien a buscaros -acto seguido, Caltos se gira hacia el resto- Los demás, seguidme, os llevaré al hotel.

Luego de que vuestros compañeros se marchan, el hombre que había hablado con Caltos se acerca a vosotros y os guía hacia una sala cercana que parece ser una especie de vestuario. Después de dejar vuestras pertenencias en las taquillas que os asignan y de cambiar vuestras ropas por las sencillas prendas de hospital, sois separados y a cada uno de le asigna una habitación individual donde no os queda más que esperar. En distinto orden, los médicos visitan y luego de recostaros en las camillas que traen con ellos, os anestesian haciendo que caigáis en un profundo sueño…

Después de lo que solo os parece un instante, os despertáis en vuestras habitaciones aunque a diferencia de antes, ahora no sentís ningún dolor y cuando revisáis vuestras heridas os dais cuenta de que no hay ninguna, ni siquiera una cicatriz, como si nunca os hubieran disparado. Aunque vuestro primer impulso es levantaros de la cama, los médicos no tardar en aparecer para impedirlo pero después de haceros un par de análisis y de confirmar que estáis en perfectas condiciones, os dan de alta y os escoltan hacia el vestuario donde los tres os volvéis a reunir. Tras volver a vestiros con vuestras ropas y equiparos con el resto de vuestras pertenencias, os guían hacia la sala de espera donde se encuentra una mujer de uniforme a la que reconocéis como una de los miembros de las fuerzas de seguridad que participó en la redada.

-Buenos días -os dice con un tono formal- Si sois tan amables de acompañarme, el teniente Caltos os espera.

Siguiendo a la mujer, salís del hospital y luego de subiros a un speeder más pequeño que el que habéis usado el día anterior, avanzáis por las calles hasta llegar a un lujoso edificio de más de treinta plantas y en cuyo cartel destellan unas brillantes letras que dicen “Hotel Selprab”. Tras cruzar un amplio vestíbulo bien decorado y subir por un ascensor, salís a un largo pasillo y siguiendo a la mujer os encamináis hacia una puerta doble que encuentra en el extremo derecho, la cual vuestra guía abre con una tarjeta permitiéndoos así el paso. Al franquear las puertas ingresáis en una amplia estancia decorada con sobriedad y compuesta principalmente por una mesa rectangular en el centro, cuatro puertas en cada una de las paredes laterales y un amplio ventanal en la pared opuesta que lleva a un balcón desde que se puede admirar gran parte de Ciudad Grieta. Además, la cabecera de la mesa central está ocupada por Caltos mientras que vuestros compañeros ocupan tres de las siete sillas restantes.