Misión 4: Mineros asediados

Órbita de Socorro

Después de haberos infiltrado en la sede principal de una poderosa corporación con lazos con el Imperio y de hacer pública información clasificada capaz de sacudir sus propios cimientos, decidisteis que lo mejor sería pasar un tiempo fuera del radar y por eso deambulasteis durante un par semanas por los planetas con escasa regulación del Borde Exterior, aprovechando el breve permiso no solo para descansar sino también para conseguir contactos en los bajos fondos y gastar vuestros créditos en adquirir equipo de mayor calidad.
Aunque os encontrabais en los límites de la galaxia, las noticias sobre las repercusiones de vuestras acciones no tardaron en alcanzaros. A pesar de los intentos de contener la filtración, toda la información sobre las actividades ilícitas del Consorcio Joruba inundó la holonet y causó una gran agitación en el Senado Imperial, haciendo que muchos planetas e incluso sectores enteros, entre ellos Alderaan, renegaran de sus acuerdos con ellos, expulsaran a sus representantes e iniciaran acciones judiciales. Sin embargo, esas no fueron las únicas consecuencias: El Imperio no tuvo más remedio que cortar lazos y repudiar públicamente las acciones de la corporación que en su momento fue una de sus más férreas partidarias; todos los miembros del consejo del Consorcio se vieron obligados a renunciar a sus puestos y quedar a la espera de juicio; el despreciable Grant Crapp, a quien usasteis como chivo expiatorio, irónicamente se convirtió en un mártir ya que lo encontraron muerto en su casa, con una pistola blaster en su boca y una nota de suicido a su lado en la que decía que no soportaba más lo que le obligaban a hacer y que realizó la filtración para salvar a la empresa de sus corruptos jefes; y en un planeta cercano a Nyriaan hubo una violenta protesta frente a las oficinas del Consorcio que tuvo que ser reprimida por las fuerzas de seguridad planetaria, pero no a tiempo de evitar que algunos manifestantes radicales asesinaran impunemente a varios empleados entre los que curiosamente se encontraban cinco de los investigadores que suplantasteis, pero que ninguno era la zeltron que Dacen ayudó a escapar ni el canoso jefe de cabello largo y barba desaliñada.
Como vosotros fuisteis los verdaderos responsables de la filtración, inmediatamente os distéis cuenta de que el “suicidio” de Crapp y la “desafortunada muerte” de varios de los investigadores no fueron más que asesinatos planificados por el infame Consorcio para atar cabos sueltos e intentar salvar a su desprestigiada corporación. Puede que vuestras acciones hayan evitado que muchas personas sufran a causa de las acciones del Consorcio Joruba, pero indirectamente también han condenado a otras.

Después de pasar un par de días en la ciudad sin ley de Vakeyya, la capital de Socorro, y de terminar todos vuestros asuntos allí, regresáis al espaciopuerto y despegáis en vuestra nave. Al llegar a la órbita del árido planeta pero antes de que podáis dar el salto al hiperespacio, Trasher comienza a lanzar pitidos avisándoos que tenéis una llamada del comandante Caran, por lo cual acudís rápidamente a la sala de reuniones.

Al aceptar la comunicación, inmediatamente aparece frente a vosotros el holograma del comandante Vars Caran, quien además de estar mucho más serio de lo normal, tiene la mirada cargada de preocupación.

-Iré directamente al grano: necesito voluntarios para una operación a gran escala -dice directamente el comandante, y el hecho de que se haya saltado el saludo os indica que se trata de algo urgente- Por aquí no puedo entrar en detalles, pero se trata de una misión de rescate que implica atacar posiciones imperiales, aunque vuestra parte consistiría en una infiltración y la toma de un pequeño puesto de importancia estratégica. Además, debéis saber que de nuestro éxito depende la vida de un gran número de civiles -os explica Caran- Sois el grupo que se encuentra más cerca y por eso acudo a vosotros así que decidme ¿Estáis o no en condiciones de enfrentaros a las tropas del Imperio? Si lo estáis, os enviaré el punto de encuentro con la flota, pero si no intentaré contactar con los demás grupos.

Teniendo en cuenta la importancia de la nueva misión y lo que está en juego, es hora de tomar rápidamente una decisión.

El golpe al Consorcio Joruba fue tremendo, pero Nina comprobó que actuaron muy rápido asesinando a todos lo que creían implicados, a partir de ahora tendría que estar alerta por si aparecen caza-recompensas en el horizonte.

En el periodo de estar escondida, Nina se dedicó a comprar todo lo necesario para aguantar más en combate y pegar más duro, vestía una armadura antidisturbios con capacidad de vacío, se acabo pasar frío o preocuparse si tenían que visitar otra nave. Aparte con su nueva pistola blaster pesada de escalada, su movilidad y daño se incrementan, antes era dura pero ahora se había convertido en una soldadito de armas tomar.

La llamada de Caran no podía ser más oportuna, tenía ganas de probar todo lo comprado y nada mejor que contra unos imperiales.

- ¿Si estamos en condiciones? Somos las estrellas del show, dinos donde hay que ir y repartiremos un poco de justicia rebelde.

Tras un breve descanso y viendo las noticias, dudaba de que hubiéramos hecho lo correcto, pues los malnacidos de la corporación había provocado asesinatos a los "implicados" en la filtración, pero teníamos una misión, parecía que teníamos que atacar una posición imperial para así rescatar a unos civiles, "estamos preparados y listos, ¿que hay que hacer?" tenía un rifle blaster pesado nuevo y estaba deseando probarlo en combate.

 Miré fijamente a nuestro superior, con expresión seria:

 - Si hay vidas inocentes en riesgo, no hay nada más que decir. ¿Qué tengo que hacer?.

 No es que tuviera mucho donde elegir, ni como Jedi, ni como Alderaniano, ni como persona...

Ese tiempo a solas me ha venido bastante bien tanto para relajarme como para comprar unas cuantas cosas. Escuchando las noticias tampoco es que lamente lo que ha sucedido a los miembros del consorcio: seguro que todos ellos tenían crímenes en su haber más que suficientes para merecerse ese fin. Quizás lo siento un poco más por los tipos que suplantamos, pero a cambio de cinco muertes puede que hayamos salvado cientos o incluso miles.

Entonces llega la comunicación con el comandante y puedo sentir como de inmediato los nervios se acumulan en mi estómago. Parece una misión de envergadura, algo que me encanta que nos pidan. Más que nada porque eso nos abre la puerta a misiones más importantes y por tanto mejor valoradas. Puede contar conmigo. Tengo una deuda con el Imperio que me quiero cobrar cuanto antes.

De uno en uno, todos manifestáis vuestra intención de aceptar la misión, lo cual termina haciendo que la preocupación del comandante se diluya un poco y que en su mirada se note más el optimismo que la inquietud. Aun así, también lográis captar la fugaz mueca que Caran hace ante el comentario de Nina, probablemente porque como buen militar desaprueba la falta de seriedad y profesionalismo de vuestra compañera.

-Excelente, me alegra saber que siempre puedo contar con vosotros -os dice el comandante- Ya mismo os enviamos las coordenadas del punto de encuentro, procurad llegar lo más pronto posible. Mando, fuera.

Sin esperar ninguna respuesta, Caran corta la comunicación y su holograma desaparece.

Al cabo de unos pocos milisegundos, Trasher, quien se encontraba conectado a la consola, comienza a lanzar pitidos avisándoos que ha recibido las coordenadas. El droide no pierde tiempo y al insertarlas en la consola ahora se abre ante vosotros un holograma de la zona del Borde Exterior donde os encontráis. Actualmente estáis en la órbita de Socorro, un planeta por el que transcurre el llamado “Corredor de Especia Llanic”, y el punto de reunión parece ubicarse en un lugar del espacio cercano a la “Ruta de los Cinco Velos”, más precisamente dentro del Sector Parmel. La distancia que debéis recorrer es relativamente corta pero como ambas hipervías son prácticamente paralelas, si queréis llegar a tiempo parte del viaje tendréis que hacerlo por caminos poco transitados, lo cual supone cierto riesgo añadido. Tras decidir que el peligro vale la pena, Ayuz, Ray y Trasher se marchan a la cabina mientras que el resto os retiráis a vuestros camarotes. Luego de casi una hora de hacer cálculos en el ordenador de navegación, el trío os anuncia que ya estáis listos para el viaje y mientras os encomendáis a la Fuerza, la suerte o las deidades a las que adoráis, la piloto twi’lek da el salto al hiperespacio.

Por fortuna o por providencia divina, el viaje transcurre sin inconvenientes y al recibir el aviso de que arribaréis en breve, todos os reunís en la cabina. Una vez que salís del hiperespacio, la escena que presenciáis hace que os quedéis inmóviles de la sorpresa.

Ante vosotros se encuentra un despliegue de naves que nunca hubierais pensado que sería capaz de agrupar la modesta insurrección de la que formáis parte. La modesta pero no menos imponente flota rebelde está compuesta por una quincena de naves, algunas de las cuales ya conocéis: En el centro de la formación se ubica el “Sabueso Corelliano”, una fragata de ataque clase Pelta que es la nave insignia del comandante Caran; rodeando la nave de mando se encuentran dos corbetas CR70 y el “Incursor”, una corbeta CR90 corelliana al mando del capitán Feren Vark, al cual le entregasteis los cazas TIE modificados cuando estabais haciendo el trabajo para Raalo; en la retaguardia se localizan tres transportes GR-75, también llamados transportes Gallofree; y en la periferia pululan media docena de cazas Ala-A cuya misión vigilar los alrededores. Además, dentro de la flota hay dos cargueros viejos pero altamente modificados, uno de ellos atracado en el “Sabueso”, que tienen más aspecto de naves piratas que rebeldes.

Antes de que podáis aproximaros a la flota, dos de los cazas os interceptan y mediante el comunicador os exigen que os identifiquéis. Tras revelar vuestra identidad, el tono de los pilotos cambia a uno más amable y no solo os dan la bienvenida si no que agregan que el comandante os espera en el puente del “Sabueso Corelliano”. Sin perder ni un solo instante, voláis hacia la nave insignia y atracáis en una de las esclusas.
Una vez a bordo de la fragata, uno de los guardias os saluda y os guía a través de los pasillos hasta vuestro destino. Al llegar al puente, inmediatamente veis que, sin contar al personal de seguridad y a los que controlan los sistemas de la nave, la estancia está bastante concurrida ya que en torno a la circular consola de comunicaciones se encuentran seis personas: El comandante Caran, con los brazos cruzados y el ceño fruncido en un gesto pensativo; el capitán Feren Vark, también con los brazos cruzados pero con una actitud más relajada; un hombre calvo, corpulento, de barba abundante y aspecto hosco que va armado con un rifle de asalto y está equipado con el casco y el chaleco blindado propio de los comandos rebeldes; un weequay tuerto apoyado sobre su vibrohacha que por las notables canas que pueblan sus largas trenzas imagináis que hace tiempo ha entrado en la mediana edad; una hiperactiva aleena que lleva cuatro pistolas cruzadas en su bandolera y que, a pesar de no moverse de su lugar, no deja de examinar erráticamente con la mirada cada rincón de la estancia; y un humano bastante atractivo, de apenas unos treinta años, cabello rubio hasta los hombros, rostro simpático y bien afeitado, y que está cómodamente sentado en una silla y con las piernas apoyadas sobre la consola, lleva un blaster en la cintura, una vibroespada colgada del respaldo de la silla y un mono-lagarto kowakiano sentado sobre su hombro izquierdo. A pesar de que en vuestra insurrección hay gente de lo más diversa, siendo vosotros el mayor ejemplo de ello, estos últimos tres individuos parecen desentonar bastante, de hecho el hombre que está sentado parece sacado de una de la novela romántica ya que es el estereotipo del capitán pirata con el que las jóvenes de los planetas del núcleo sueñan que un día las rescatarán de sus tediosas y monótonas vidas.

Al percatarse de vuestra presencia, Caran os hace un gesto para que os acerquéis.

-Agradezco que hayáis llegado con tanta premura, aunque debo reconocer que no los esperaba hasta dentro de dos o tres rotaciones. Al parecer, estabais más cerca de lo que creía -dice el comandante, ahora un poco mas aliviado al saber que podrá llevar a cabo la incursión incluso antes de lo planeado- Antes de empezar, os presentaré: El capitán Vark, a quien supongo que ya conocéis, el teniente Granner del grupo de comandos, y el capitán Bloth y sus dos lugartenientes…

-Caran, si me hubieras dicho que en vuestro alegre grupo había unas señoritas de una belleza tan arrebatadora, hubiese respondido antes a tus llamadas -interrumpe el hombre sin abandonar su cómoda postura para luego girar la vista hacia vosotros- Como ha dicho el comandante, soy Jan Bloth, capitán del “Dragón enfurecido”, aunque me podéis llamar Jan, que el “capitán Bloth” era mi difunto padre, que en paz descanse. Es un placer conoceros -dice inclinando ligeramente la cabeza y haciendo un ademán con la mano a modo de reverencia- ¡Ah! Y estos dos malvivientes que me acompañan son mi mano derecha e izquierda: Wot Denq y Rattra Wifft, aunque también podéis llamarlos “Anciano” y “Chispa” -agrega señalando al weequay y a la aleena.

A pesar de que la interrupción del tal Jan le disgusta, el comandante decide pasarla por alto y retoma la palabra.

-Hechas las presentaciones, es momento de pasar a lo que nos reúne aquí -dice mientras presiona unos botones en la consola, haciendo que ante todos se forme el holograma de un planeta- Esta es Kallistas, una colonia minera bajo gobierno imperial que se localiza en el Sector Parmel, el mismo donde ahora nos encontramos. Gracias a los informes de un espía que reside en el planeta, nos hemos enterado que ha habido un levantamiento en uno de los asentamientos y que si no intervenimos pronto, los lugareños serán aniquilados -tras presionar otra serie de botones, el holograma pasa a centrarse en una región del hemisferio norte del planeta- De acuerdo a los informes, el regidor del poblado de Tonbost no estaba conforme con la cuota de minerales que se extraía y por eso recortó las raciones a la mitad hasta que “los trabajadores dejaran de holgazanear y cumplieran con las cuotas de extracción estipuladas”, según sus propias palabras. Los habitantes de Tonbost viven casi con lo mínimo y una reducción en las raciones hacía que sus familias apenas tuvieran algo que comer y por eso organizaron una huelga y una protesta frente al hogar regidor. La situación se fue calentando poco a poco hasta que los soldados de asalto recibieron la orden de quitar el modo aturdidor de sus armas y abrir fuego contra los manifestantes ante la primera provocación. Como era de esperarse, muchos inocentes murieron, pero también la protesta pasó a ser un levantamiento y las calles no tardaron en inundarse de sangre de ambos bandos. Con sus hombres superados, el regidor pidió refuerzos a los asentamientos cercanos y los lugareños tuvieron más opción que huir con sus familias a las minas de las montañas -relata el comandante con total seriedad, aunque podéis notar que la situación le causa un gran pesar- Ahora mismo la situación es la siguiente: los lugareños siguen refugiados en las minas pero tienen muchos heridos, están casi sin provisiones y más de la mitad de ellos son mujeres, niños y ancianos; Tonbost está prácticamente desierto y los únicos que todavía residen allí son el regidor y una pequeña guarnición; y el resto de las fuerzas imperiales controlan un puente fortificado que es la única vía de entrada y salida de las minas. Por lo general, el Imperio se limitaría a bombardear a los insurgentes pero como eso también significaría destruir las minas, las autoridades han optado por reunir a sus fuerzas y lanzar un ataque terrestre. Sin embargo, al haber en Kallistas varias bandas de piratas que no pierden la oportunidad de asaltar sus almacenes y robarles, ninguna de las ciudades está dispuesta a enviar parte de su guarnición y por eso tuvieron que pedir refuerzos de Revkinn V, los cuales tardarán varias rotaciones en llegar y nos dará cierto margen de tiempo para intervenir, de allí la urgencia en emprender esta misión de rescate -explica Caran- El plan que se ha trazado es sencillo, pero requiere que todos los grupos se coordinen y que cumplan sus objetivos, de lo contrario habrá muchas bajas o incluso la misión será un fracaso. La primera etapa consiste en infiltrarse en Kallistas y para ello las tropas al mando del teniente Granner y el escuadrón del “Libertad” subirán a bordo de las naves del capitán Bloth ya que son las únicas que tienen los códigos imperiales y puede pasar como “transportes de mano de obra”. Una vez en tierra, el escuadrón se ocultará en las refinerías cercanas al puente, las tropas del teniente se infiltrarán en Tonbost y la banda del señor Bloth esperará en las dunas al oeste del poblado. La segunda etapa es el asalto y supone que los piratas del capitán saqueen los almacenes de Tonbost y ataquen la casa del regidor, el cual no dudará en llamar al grueso de las tropas que se encuentran en el puente para que protejan su vida y los recursos. Una vez que los refuerzos lleguen al asentamiento, el teniente los emboscará y el escuadrón aprovechará ese momento para asaltar el puente y tomarlo. Luego de que la zona esté asegurada, pasaremos a la tercera etapa que es el rescate y que es cuando la flota saldrá del hiperespacio y atacará a las naves imperiales en órbita. Mientras yo me encargó de mantenerlos ocupados, el capitán Vark protegerá los transportes que descenderán hasta la superficie y que extraerán tanto a los lugareños como a los equipos en tierra. Una vez que estos regresen, daremos el salto y abandonaremos el sistema -finaliza el comandante para luego mirar a todos los presentes- ¿Alguna pregunta?

Mientras Vark y Granner asienten en silencio, la aleena levanta rápidamente la mano.

-¿Porquénoatacandirectamenteelpuente? -pregunta Rattra con una forma de hablar tan veloz que no tardáis en comprender porque la apodan “Chispa”- Seríamuchomásrápidoqueorganizarunataquesimultáneo.

-Porque, como dije, el puente está fortificado -responde el líder rebelde- No solo cuenta con una torre anti-aérea sino también con un escudo y si realizamos un ataque frontal perderíamos a más de la mitad de los hombres.

Al escuchar la respuesta, la aleena hace unos rápidos movimientos afirmativos con la cabeza, y algunos de vosotros llegáis a escuchar que murmura “Si,eslógico”.

-Ey, Caran ¿el reparto sigue siendo 60 a 40 a nuestro favor, no? -pregunta Jan.

-Si, pero todo depende del resultado de la misión. Si llega a fallar por tu ambición y la de tu gente o no os presentáis en el punto de reunión, me encargaré de que lo lamentéis -responde vuestro líder con un tono de voz tan frío y amenazante que os inquieta ya que dista mucho de su actitud normalmente seria pero cordial.

-Tranquilo, comandante -replica el pirata sin inmutarse y con un tono conciliador- El Imperio me debe una por la muerte de mi padre, además no tengo intención de traicionar a aquellos que me llenan los bolsillos y que también velan por la gente de Kallistas.

Tras darles las coordenadas, el bueno del serio Caran se retiró, para la próxima Nina necesitaba encontrar más frases para desesperar al veterano, estaba muy tenso y eso no le hacia ningún bien.

El viaje fue bastante rápido, aunque la sorpresa de encontrar todo una flota para recibirlos la dejo impresionada, la cosa era muy sería si sacaban tantas naves a pasear.

- Esto promete, parece que se han juntado para una buena fiesta.

Enseguida se juntan todos en la nave de Caran, para una de sus importantes reuniones para decirles a donde les iban a mandar. Pero entre todos destaca un bribón bien parecido que está sentado como si su sola presencia fuera un regalo, Nina se tomo un momento para evaluarlo, esta muy agusto con Ayuz, pero no le importaría verlo sólo con el mono lagarto como atuendo... pero tampoco dejo que eso lo distrajera ahora, espero a a las presentaciones.

- Encantada me llamo Nina, seguro que nos llevaremos bien.- la balosar le guiña un ojo descaradamente, iba a dejar que se ego se inflara un poco, lo mismo se pone a flotar.

La situación en Kallistas era muy mala, y había llegado el momento de pegarse con los imperiales, el plan de Caran tenía demasiadas partes y dependía del buen hacer de don sonrisa brillante, pero ahora no podía preocuparse por ello, su parte era encargarse del puente, y eso es lo iban a cumplir.

- Bueno, llegar, esconderse y luego hacerse con un puente fortificado, un bonito día de trabajo. ¿Cuándo bajamos?

Hizo girar su pistola en la mano y palpo los cierres de su armadura, no quería que un disparo perdido le diera en una zona no protegida, aunque se aseguró de menear un poco el trasero con un par de saltitos ante el capitán Jan.

El viaje con la ayuda de Ray y Trasher, por una antigua ruta que une dos de los planetas claves de sus respectivas rutas, y que ahora apenas es utilizada, se hace realmente rápido.

Pero lo que no me esperaba es lo que encontramos cuando salimos del hiperespacio. Joder, menos mal que son amigos no puedo evitar decir cuando lo veo antes de tener que dar nuestra identificación. Una vez con todo aclarado apresuro a llevar la nave a su lugar para escuchar nuestra misión.

Cuando escucho lo que hay que hacer me surge una pequeña duda, y espero al momento oportuno para plantearla. ¿Por casualidad no se ha planteado la posibilidad de infiltrarse entre las tropas del puente como tropas imperiales y volarlo en pedazos? Por cierto, yo soy Ayuz, encantada.

-Eso espero, estimada Nina -le responde Jan a vuestra compañera, utilizando su encantador tono de voz.

Además, cuando la balosar se mueve sugerentemente, el pirata le responde con una sonrisa cómplice. Inmediatamente, Nina se da cuenta que el capitán está versado en los sutiles juegos de la seducción y que no se dejará obnubilar con un simple contoneo.

-Partiréis en cuanto todos los equipos estén listos -le responde Caran a Nina- Vosotros, el teniente Granner y parte de sus hombres iréis en la nave del capitán Bloth, mientras que el resto del equipo de tierra subirá a bordo del otro carguero.

Acto seguido, el comandante se gira hacia Ayuz.

-Los caminos que llevan a las minas discurren a través de una red de túneles y de desfiladeros entre las montañas y estos son demasiado estrechos como para que los transportes puedan aterrizar. Si destruimos el puente, no solo impediremos el avance imperial si no que nos quedaremos sin forma de evacuar a los lugareños -explica vuestro líder- Por esa razón es tan importante tomarlo, sin el puente bajo nuestro control no tendremos un lugar seguro donde las naves puedan aterrizar y comenzar el rescate.

La misión no parecía muy complicada, pero eso no quería decir que fácil, iba a sacar buen provecho de mi nuevo blaster pesado "Solo necesito una pequeña aclaración, ¿nosotros somos los que asaltamos el puente o los que emboscaran al grueso de la tropa cuando el regidor llame a los suyos?" le pregunto al Comandante, quería simplemente confirmar cual era nuestro objetivo, tenía que llevar todo mi equipo para ser todo lo versátil posible.

 Mientras los demás hablaban de términos militares y estrategia, yo escuchaba en silencio, aunque prestando mucha atención a lo que se decía. Había demasiadas variantes que podían salir mal, pero no servía de nada llevarse por miedos y solo podía estar centrada y mantener la cabeza fría y disciplinada.

-¿Enserio? -dice el tal Granner al oír la pregunta de Gor y acto seguido se gira hacia el comandante- ¿No había ningún grupo más capacitado en las cercanías?

Antes de que Caran pueda responder, el teniente vuelve a hablar aunque mirando fijamente a vuestro compañero bothan.

-Esta vez abre bien los oídos, que la misión no puede permitirse un fallo en la coordinación -le dice Granner a Gor con un brusco tono de voz que da cuenta de su enfado- Mis hombres y yo nos encargaremos de la emboscada mientras que vosotros os ocultaréis entre las estructuras cercanas al puente. En cuanto mi grupo os dé luz verde, recién entonces lo asaltaréis. Y más os vale emplearos a fondo y hacer honor a la fe que el comandante parece tener en vosotros.

Me quedo pensando ante las palabras del comandante, aunque debo reconocer que la pregunta de Gor me sorprende pues incluso yo había comprendido perfectamente cuál era nuestra misión. Aunque tampoco la respuesta es que me haga mucha gracia, pero se supone que somos aliados.

Cuando tomemos el puente, ¿intentamos ayudar en el pueblo para hacer una doble pinza o nos quedamos en el puente para cubrir la retirada de los mineros? Yo pienso que sin tener el pueblo asegurado sería peligroso que los mineros salieran de su refugio. Pero tampoco sé si vamos a tener tiempo para tomar el pueblo antes de que respondan los imperiales. Y, aunque ya serán el teniente y sus hombres y los piratas los que estarán en Tonbost, quizá unos refuerzos pudieran ir bien.

-Una vez que toméis el puente, quedaros allí y comunicaros con el teniente ya que será él quien se encargue de llamar a la flota. A partir de entonces, vuestra tarea pasará a ser mantener despejada la zona de aterrizaje y esperar a la llegada de los transportes -le responde el comandante a Ayuz- En cuanto al poblado, ocuparlo nunca fue parte del plan si no que la idea es usarlo como lugar para la emboscada debido a que brinda mejores lugares para ocultarse que el desierto que hay entre el puente y Tombost. Con sus refuerzos aniquilados y en clara inferioridad numérica, el regidor imperial no podrá lanzar un contraataque y se limitará a atrincherarse en su vivienda junto a la pequeña guarnición que le acompaña y no molestará en la evacuación.

-Además, luego de la emboscada, mis hombres y yo nos replegaremos hacia el puente para reforzar vuestra posición y ayudar en la extracción -interviene Granner con su habitual tono hosco- Así que no os preocupéis por la parte que nos toca a nosotros y centraros en tomar ese maldito puente.

- Vale, tomamos el puente y nos portamos bien mientras esperamos al resto, nada nuevo bajo los soles, esos tipos no sabrán lo que les golpeo.

Comprendido. Y, al ser una posición fortificada con un cañón antiaereo y escudo, el puente puede ayudar a repeler posibles ataques de TIEs. Ninguna duda por mi parte.