Partida Rol por web

Después de unos segundos que parecieron eternos, pudisteis escuchar la voz de Ree.

-¡Déjala, Lotta! Esto no tiene nada que ver con ella y lo sabes. Soy yo quien te interesa y si no quieres que ahora mismo te obligue a pelear conmigo, será mejor que la sueltes 

Lotta sonrió de forma autosuficiente y cruel, mirando a Ree fijamente a los ojos y percibiendo en ella el miedo y la furia abriéndose paso entre todas las demás emociones. Eso le satisfacía. Le satisfacía enormemente.

-Te has vuelto débil, hermanita. Te preocupas demasiado por estos insignificantes... seres. Eso acabará contigo -te dijo, para a continuación mirar a Yakoo, y bajar el brazo -... pero como prefieras. 

En ese momento, la presión que sentía la capitana sobre su garganta desapareció y se desplomó en el suelo, tosiendo y aspirando profundamente para intentar coger aire. 

Lotta le dio la espalda, ignorándola completamente.

-Sin embargo, tienes buen aspecto. Mawtn no me dijo nada sobre ti, pero supuse que eras tú, al igual que supuse que vendrías hasta aquí. Claro que no sospechaba que lo harías acompañada. Dime, ¿es que querías traerme un regalo y como no sabías qué, viniste con ella? -le preguntó a Ree, señalando a Yakoo.

Al ver el rostro de Ree, serio y contenido, se echó a reír.

-No me hagas caso. Era una broma, solo eso. Será mejor que me sigáis. Tenemos mucho de qué hablar.

La voz de la hermana de Ree volvió a sonar más tarde.

-Te has vuelto débil, hermanita. Te preocupas demasiado por estos insignificantes... seres. Eso acabará contigo... pero como prefieras. 

Escuchasteis entonces un golpe sordo, como si alguien cayese al suelo.

-Sin embargo, tienes buen aspecto. Mawtn no me dijo nada sobre ti, pero supuse que eras tú, al igual que supuse que vendrías hasta aquí. Claro que no sospechaba que lo harías acompañada. Dime, ¿es que querías traerme un regalo y como no sabías qué, viniste con ella?

La hermana se echó a reír. Daba la sensación de que para ella, todo aquello era una broma.

-No me hagas caso. Era una broma, solo eso. Será mejor que me sigáis. Tenemos mucho de qué hablar.

Kath escuchaba con atención la conversación entre las hermanas. Poco había intervenido Yakoo, pues sin duda las que tenían que hablar...y más, eran las hermanas. La khil apretaba los puños esperando que Ree no se viniera abajo y abandonara su misión por ellos...por ella. Estaba convencida de que si se lo proponía Ree sería más lista y más poderosa que su hermana, pero debía dejar a un lado la tripulación de la Lightsaber, tenía que dejar a un lado sus sentimientos.

Al fin terminaron de hablar. Parecía que la conversación continuaría en los aposentos de Lotta, la hermana de Ree. Ahora solo tenían que esperar a que entraran a inspeccionar la nave y luego podrían salir libremente para internarse en aquella inmensa nave y buscara  Yakoo, desactivar los rayos tractores y las armas...y, si daba tiempo, sacar de allí a Ree.

El más canijo de los tres que ocupaban el escondrijo casi ni osaba respirar; los sonidos se alejaban, pero no podían considerar que aún fuese seguro salir de allí. Soltó el brazo de Marcus... afortunadamente, éste pudo resistir la tentación de salir pegando tiros como un poseso, lo cual habría acarreado la muerte de todos ellos, a buen seguro.

Ahora estaba en una situación algo incómoda; aprisionado entre Kath y Marcus, y con las tetas de esta última encima de su cabeza; posición un tanto humillante, pero interesante en otras circunstancias que no fueran esas; se movió ligeramente... no, no para aprovecharse, sino para pegar la oreja al mamparo, a ver si captaba algún sonido... sería de esperar que algún soldado echase un vistazo más en detalle, pero... quien sabe...

Es que me salió mi vena marujo.... como tengo a la vecina giri que está trabajando desde casa, que debe ser profe de conversación, estoy hecho a poner la oreja....

Soy un voyeur del listening

Creí que moriría allí mismo, pero la intervención de Ree me salvó la vida o al menos me dio unos minutos más para seguir viviendo.

Mi cuerpo cayó de golpe al suelo, como si su poder me hubiese mantenido en pie mientras mi boca buscaba aire que tragar. Una vez sobre el frío metal, la tos y las lágrimas se apoderaron de mí. Sentí como mis pulmones se volvían a llenar y como me dolían por haberse quedado sin aire... por estar casi muerta.

Casi no podía moverme y me había quedado claro que no debería hablar si quería seguir viviendo.

Permanecí atenta a las palabras de la cruel twi'lek y me levanté en cuanto pude, manteniendo mi mano aún en mi garganta.

Y sus siguientes palabras no me gustaron nada. Seguirla para hablar. Eso significaría que sabría más cosas y ya se sabe... cuanta más información se posea, más peligroso se vuelve todo. Miré a Ree a los ojos sabiendo que no saldría de allí con vida, mientras comenzaba a andar siguiendo a los demás.

Ree miró a Yakoo, la ayudó a levantarse y a continuación, escoltados por los soldados, caminaron detrás de Lotta fuera de la nave, dejando esta en completo silencio.

El hangar estaba lleno de soldados y también de varias naves, y Lotta se deslizaba por encima del suelo, orgullosa y arrogante, actuando como si estuviese por encima de todos los demás... menos de Ree, a quien miraba de reojo. Quizás ella sí que fuese su igual, o al menos, el reto que debía superar delante de los demás.

Yakoo todavía se tocaba la garganta, como si eso consiguiese aliviarla.

En un momento dado, Lotta empezó a hablar con Ree sin dejar de caminar.

-Dime, hermanita. ¿De verdad te compensa estar con escoria como esa -le preguntó, señalando a Yakoo -, cuando podrías estar a mi lado usando el poder que tienes para conseguirlo... todo?

Lotta se detuvo entonces en mitad del lugar.

-Todo esto podría ser tuyo y ambas... dominaríamos la galaxia.

Al rato, los pasos sonaron de nuevo, y esta vez parecieron alejarse de vosotros... hasta que dejaron de escucharse completamente y no se oía nada en la nave.

Parecía que por fin, todos se habían marchado.

Claro que también podía ser una trampa.

Seguí a las dos mujeres más poderosas que jamás había conocido al tiempo que me frotaba la garganta, pensando en que clase de poder y de criatura podría hacer eso.

A cada paso que daba, procuraba no trastabillar conmigo misma, puesto que entre los nervios y el miedo sabía que acabaría en cualquier momento en el suelo, pero esperaba que fuese lo más tarde posible.

Al igual que mi muerte.

Nos alejábamos del hangar, de mi nave, de mi tripulación y de mi amado. Cerré los ojos al tiempo que sentía que mi corazón se rompia al darme cuenta de que no podría cumplir mi palabra de volverle a ver.

Pero no miré atrás. No quería delatar que dejaba algo importante allí y menos aún que aquella hermana loca, volviese a hacerme daño por nada.

Cuando me llamó escoria, no hice nada. No dije nada. Yo sabía bien que la escoria era ella, pero alzar mi voz sería mi muerte y mientres estuviese viva...

... debía mantener la esperanza.

Pasa el tiempo, y ni un sonido... O saben jugar bien al escondite... o se han ido...

Miró a los demás, con ojos interrogativos... pasó el tiempo,... vaya... parecía que no habían interpretado su claro mensaje facial... así que tuvo que hacerlo por señas.. Tampoco parece que lo pillaran... Luego reparó en que... mierda... estaba demasiado abajo para que se diesen cuenta de su mensaje..., así que les tiró de las perneras de los pantalones para conseguir hacerse notar, señaló al exterior, y se encogió de hombros...

... No aguantaba más... se tenía que tirar un pedo... o lo tiraba en el sitio estando cerrado, o abierto... y sospechaba que él mismo se daría asco de lo mal que podía oler eso en un espacio tan reducido, así que empezó a mangonear para abrir la trampilla...

Oír como se refería a Yakoo como escoria... me alteró. Por un momento, hasta me dejé llevar por mi ira, aún sabiendo que no debía hacerlo. Con un veloz movimiento desenfundé mi sable luz al tiempo que lo activaba, no para matar a Lotta, pero sí para amenazarla.

Ella ya lo esperaba y su sable interceptó el mío en el aire, mientras que con la otra mano, le indicaba a los soldados que no se movieran.

La ira, el miedo, la frustración... todas aquellas emociones eran caras de la misma moneda, y llevaban al reverso tenebroso. Yo lo sabía y sin embargo, al mismo tiempo, me había dejado llevar, porque las vidas de mis amigos eran demasiado importantes como para ignorarlas.

También sabía que Lotta estaba poniéndome a prueba y disfrutando con ello. Era la misma de siempre.

-Aquí no hay más escoria que tú, Lotta. Tú me abandonaste a mi suerte... pero yo no soy como tú. Ella es mi amiga. Recuérdalo si no quieres que abandone todas mis enseñanzas para hacértelo comprender. Y olvídate de todo eso de dominar la galaxia. No me interesa. Jamás lo hizo.

Después, apagué el sable y volví a adoptar una actitud más tranquila. Era yo misma, de nuevo.

Me giré y continué caminando, sabiendo que a mi espalda, Lotta estaría riéndose de mi debilidad, como lo había estado haciendo siempre. Sin embargo, en aquellos momentos de mi vida estaba completamente segura de una cosa. La vida era sagrada. Odiar era una mala imitación de querer y yo ya conocía el amor, por lo que jamás volvería a dejarme arrastrar por el odio.

Todo se había quedado en silencio por fin en la nave, pero Kath no hizo ningún movimiento para salir y empezar a moverse líbremente por ella. Sabía que podía ser una trampa y que podían haber dejado a un par de soldados a la espera de que alguien saliera o de algún droide para percibir aquello. Así que esperó unos minutos que que siguiera la calma y así cerciorarse de que toda aquella calma era real.

Entonces vio como Hobo quiso abrir la trampilla  y le sujetó la mano antes de que pudiera hacerlo y le miró y negó con la cabeza. Pero entonces se oyó algo, como una cremallera, como una carraca, como un motor antiguo...como ¡un pedo! 

Kath abrió los ojos desmesuradamente al comprenderlo, y más aun cuando le llegó el olor del mismo. Sus hullepis empezaron a moverse inquietos ante el pútrido aroma. Tapándose la cara con la manga, soltó la mano de Hobo y le dejó que abriera. Prefería enfrentarse a toda la nave a morir en aquella cámara de gas sullustano.

Justo antes de abrir echó mano a su blaster y lo desenfundó por lo que pudiera pasar, sin dejar de taparse la nariz con la otra mano.

Tras retirar la trampilla, salisteis uno tras otro, aliviados por poder respirar aire limpio e inodoro de nuevo y alejaros de sobacos y pedos, mirasteis en todas direcciones, descubriendo que la nave se había quedado vacía. Más allá, fuera de ella, en el hangar, se podían oír voces, pero al menos parecía que dentro estabais seguros.

Ahora solo teníais que hacer algo... lo que fuese, para conseguir salir vivos de allí.

Desenfundó,  e hizo un recorrido por el interior de la nave para asegurarse de que no había nadie más, y de que no habían dejado ningún dispositivo de vigilancia. Todo ello, procurando no asomarse por ninguna ventanilla, no fuese que la pifiase....

Asegurada la nave...

-Vale... Y ahora,... ¿qué?, porque... alguien podría echar un ojo con cuidadito fuera y ver si hay tropas en el hangar...

... esperaba que recordase que él no se llamaba "alguien"

Sin decir nada más, todos fuisteis a través del hangar, hacia los pasillos de la nave y finalmente, una de las estancias o despachos que allí había, dentro de la cual había una figura que, al oíros entrar, se giró hacia vosotros.

El senador Damus Sardum.

Ah, por fin, por fin. Ya tenemos a la familia reunida. Esto es una sorpresa muy agradable, sí señor.

El senador avanzó hasta colocarse frente a Ree y después, vio a Yakoo.

-Vaya, vaya. Y qué tenemos aquí. Soy el Senador Damus Sardum, querida. ¿A quién tengo el honor de saludar?