Partida Rol por web

Se cayó de culo ante el giro brusco de la nave, y se le abrieron los ojos como creóa que nunca podría hacer.... rodando sobre sí mismo encontró un sitio medio seguro, y con la urgencia que da la desesperación, se metió las manos en los pantalones, hurgando, hurgando y hurgando con mucha delicadeza; diríase que se iba a dar gustillo, pero la cara de tensión daba a notar que estaba más bien intentando algo tan sensible como desactivar una bomba...

... Sí, se le había quedado pullado un huevo entre la llave de las esposas y los gaumbos, atravesada de mala manera...

Aliviado, sacó la llave de los cojones, y nunca mejor dicho, se des-esposó,  se metió la mano en la trasera del pantalón para sacar la pistola y disparar a los soldados...

Hobo tenía tanta prisa que sin darse cuenta, apretó el gatillo y se disparó a sí mismo. El blaster lanzó su haz de luz, abrasándole el culo a Hobo, que era lo que tenía más respingón, y de rebote, algo de la pierna, provocando que el pequeño sullustano empezase a dar saltos de dolor por todas partes, mientras el resto intentaba seguir con vida y disparar a los demás.

Afortunadamente, al menos hacía bulto, y los saltitos impidieron a los soldados apuntar y disparar a los demás. Eran unos segundos preciosos que sin duda, debían aprovechar.

Al menos mis compañeros tenían armas, porque estaba claro que, por las palabras de aquel soldado, yo no había logrado engañar a nadie. ¿Dónde había quedado aquello de que podía más una pluma que una espada?

Daba igual. Tenía una oportunidad antes de que sacasen sus armas, la misma que aprovechó Kath para derribar a dos de ellos. Solo tenía que correr y pinchar a uno con aquel sable láser. Aún sin saber usarlo, podría hacerlo. Eso me repetía a mí misma una y otra vez mientras corría hacia los cuatro soldados que quedaban en pie.

- Puedo hacerlo, puedo hacerlo.

Y entonces vi a Hobo dispararse a sí mismo y eso jodió mi mantra personal... y pasé junto a los soldados sin rozar a ninguno, ni tan siquera con mi cuerpo.

Yakoo tampoco reaccionó tan rápidamente ni tan bien como debiera, y su sable laser, ya fuese por las prisas o porque simplemente le resultaba imposible apuntar mientras luchaba por mantener el equilibrio, se deslizó entre los soldados sin dar a ninguno de ellos, consiguiendo únicamente que saltaran chispas de las paredes.

Los otros cuatro soldados se dispusieron a disparar, sacando ya sus armas y sobre todo, después de haber visto caer a dos de los suyos, con ansias de venganza, pero aún tenía más problemas que vosotros y sus disparos se fueron en todas direcciones menos hacia dónde debían, lo que significaba que todos sus disparos acabaron rebotando en sus pechos y espaldas.

Cuando el humo se disipó, solo vosotros estabais en pie. Los soldados se habían aniquilado unos a otros y Hobo continuaba dando saltitos y quejándose de dolor en el culo.

Después de rebanar un buen pedazo de pared, observé atónita como aquellos soldados acababan matándose entre ellos mismos. Mis ojos se clavaron entonces en mi tripulación y pulsé los botones del sable que sostenía a la espera de que se apagase, antes de acercarme a ellos.

Hobo seguía dando saltitos y mis ojos se clavaron en Marcus unos instantes, antes de mirar a Kath con pesar.

En mi mano diestra sostenía el sable láser, pero en la zurda, se veían claramente unas finas telas, las cuales se asemejaban en tipo y color a los ropajes de Ree.

No me atreví a acercarme a ellos y mis ojos comenzaron a acumular lágrimas. Pero no era el momento para aquello. - Debemos irnos. - Les indiqué. - No tenemos tiempo. Van a estrellar esta nave contra el planeta. Si no salimos ya de aquí.

No había nada que desease más en aquel momento que abrazarme a Marcus y recuperar fuerzas y esperanza donde no sabía si quedaba nada. Pero sabía lo que ocurría en cuanto le tocase. - Ayudad a Hobo y salgamos de aquí.

La buena suerte nos guiaba, eso estaba claro, por alguna extraña razón del destino o la diosa Fortuna aún topandonos con enemigos conseguíamos salir ilesos, obviamente no fue difícil descubrirnos, una nave tan grande, imposible de encontrar a Yakoo y Ree pero al oír la zona de detención una luz se iluminó en miente, sin duda estaban allí, así que no perdimos tiempo.

Mi cuerpo parecía controlado por otra persona, reaccionaba, hablaba, disparaba, pero lo único que tenía en mente era a mi amada ¿Estaría bien? ¿Aún estaría viva e ilesa o esa maldita Sith la estaría torturando? Solo por eso el puro instinto me guiaba por aquellos pasillos, seguía las órdenes de mis compañeros y apretaba el gatillo cuando fue necesario, pero cuando al final la vi, volví a mi cuerpo, una amplia sonrisa apareció en mi rostro, pero de nuevo los acontecimientos se atropellaron, nuevos enemigos, Yakoo con un sabor láser y Hobo pegándose un tiro en el culo ¿Es que no tuvo bastante dispararse en un dedo?-¡Yakoo, dios estás bien, creía que te habrían hecho daño!esa Sith hija de perra..- mascullé acercándome a ella. Deseaba besarla y estrecharla entre mis brazos pero no había tiempo para ello, debíamos escapar como fuera, vi el tejido de Ree en la zurda de Yakoo ¿Estaría viva? Ver a Yakoo con el sable no vaticinaba nada bueno, pero debíamos escapar.

-Vamos Hobo, mueve tu chamuscado culo, será mejor que dejes de disparar o te pegarás un tiro en la frente a éste paso- gruñí echándole una mano corriendo al lado de Yakoo deseando estar a solas con ella y dejar toda ésta mierda atrás.

El culo le echaba humo, y no era ningún tipo de eufemismo tras descomer comida picante extrema, literamente, salía un hilillo del trasero del sullustano... por lo menos, ya no tendría que preocuparse por sus pedos... no olerían, ya que el olor a pelo quemado taparía la otra fragancia... eso siempre y cuando no...

Con la angustia en la mirada -véase, la foto de siempre de su careto-, se tocó el trasero, buscó el orto... y ahí seguía... no se había sellado con la quemadura... una alivio, dentro de la lamentable situación que estaba viviendo...

Pero no había tiempo para lamentaciones, ni para pensar en como coño se iba a sentar para pilotar, pues oyó a la capitana hablar sobre el destino de la nave en que estaban, y se quedó boquiabierto...

-¿Como?? ¿Esta nave se va a estrellar? ¿Pero por qué? ¿Y donde está Ree?

Kath miró como los soldados acabaron disparándose entre ellos. No había visto nada igual en su vida. No sabía si había sido por seguir el movimiento de Yakoo que intentó atacarles con el sable de luz y solo consiguió pasar entre ellos desconcertándolos, o por mala suerte...o una combinación de ambas. Lo bueno es que habían acabado con sus oponentes casi sin despeinarse.

Pero algo pasaba. Yakoo en vez de correr a por Marcus como era su costumbre tras sobrevivir a un encuentro como aquel. Máxime teniendo en cuenta que estaban en una nave enemiga y que a la capitana le habían capturado y llevado a la prisión, separando a la pareja y dejándolos en una situación bastante precaria.

Algo pasaba, cuando Yakoo llevaba el sable de luz de Ree y una especie de tela que era de igual color y textura que la ropa que llevaba la twi´lek. Y aunque la capitana valoraba su vida y la de Marcus más que la de ningún otro en el espacio, también era una con su tripulación y los que consideraba amigos...y Ree lo era. Por lo tanto no diría de irse sin la jedi.

Decididamente algo pasaba con Ree.

-Sí, Yakoo, ¿Qué ha pasado con Ree? -la ingeniero conocía a Ree y sabía que daría todo por ellos...todo.

Miré a todos confusa. Querían respuestas, no se movían y no había tiempo. - Moved el culo o acabaré dejandoos a todos aquí. - Les dije poniéndome más seria, sobre todo cuando vi que me acorralaban con las preguntas sobre Ree.

Dicho esto, decidí no esperarles más. - Ella está cuidando de todos nosotros ahora. - Les indiqué antes de salir corriendo por los pasillos. - ¡Si no os movéis acabaremos muertos! - Exclamé mientras corría hacia el hangar.

Sabía que en la nave, dentro de la paz de la Ligthsaber, debería enfrentarme a todo y a todos. Pero la prioridad era salir de allí y una vez fuera de peligro, respondería a todas sus preguntas, me hundiría en los brazos de Marcus y por fin podría dejar mis lágrimas correr de nuevo por mi rostro. Pero de momento debía seguir siendo fuerte por mí y por todos.

En especial por Ree.

Y mientras corría, volvieron a mi mente las palabras de la Sith, los planes para aquella nave y el comienzo de la guerra que se avecinaba. Una guerra que sería imparable, puesto que en aquel mismo momento, ya estaba empezando y nosotros éramos testigos del inicio del horror en la galaxia.

No se hizo esperar... si había que darse prisa... pues a correr tocaban...

Más o menos recordaba el camino por el que habían llegado hasta esa sala... solo había que seguirlo, pero al revés, arma en mano, y disparar a quien se cruzase con ellos; desactivar lo que hubiese bloqueando la salida de la Lightsaber... y hale, al espacio...

Facil, no?

Dejando atrás aquella media docena de soldados que prácticamente habían muerto por casualidad, salisteis del pasillo siguiendo a Yakoo, en dirección al hangar.

Nada más llegar, os disteis cuenta de que había soldados por todas partes, pero que parecían estar bastante ocupados corriendo de un lado para otro y hablando entre ellos, que preocupados por vosotros o la Lightsaber, dado que esta se encontraba sin protección.

-¿Qué es lo que ocurre? -oísteis que preguntaba alguien a su superior, mientras escuchabais ocultos detrás de una pared.

-La nave se dirige hacia el planeta en función automática y no hay manera de desconectarlo.

-¿Y Lady Lotta? ¿Y el senador?

-Lady Lotta ha cerrado su cabina y bloqueado los controles, y no deja entrar a nadie.

-Maldita sea. ¡Abandonen la nave! ¡Deprisa, a las cápsulas de salvamento!

Cuando los hombres se fueron, dejaron el camino libre para llegar a la nave, aunque lo que visteis tampoco os gustó nada. Varios hombres también se habían dado cuenta de su presencia y la señalaban, como indicando que podían huir en ella.