Partida Rol por web

Jerec parecía que había salido mal parado de nuestro enfrentamiento con las torretas, así que mientras se preocupaba por sus heridas aproveche para recuperar un poco el aliento. Una vez centrado me acerco –yo no soy muy ducho en las artes curativas, pero si queréis puedo echaros una mano-

A pesar de sus heridas, Ragaht aún se podía mantener en pie, por suerte la armadura había absorbido parte de los impactos recibidos. Además, estaba tan inmerso en la cacería que realmente no era consciente del daño que había recibido. Aun así, sabía que todos necesitaban estar al cien por cien para poder acabar con el sith, por lo que no le importaba esperar un poco a recuperar el aliento.

- Ya sabe que estamos aquí – dijo con una voz que hacía algo de eco dentro de su armadura -. No haríamos mal en descansar un poco, no va a ser una batalla sencilla.

Tras el encuentro con las torretas y el avanzar momentáneo, Ragaht pareció darse cuenta de un pequeño haz de luz al fondo del estrecho y helado pasillo que recorríais. Era la única pista fiable en aquel mar de oscuridad subterránea perpetua. Lo lógico era avanzar hasta ella, poco a poco, pues ninguna otra elección teníais. Notábais la presencia del Maestro Qwan a través de la Fuerza, como si desde la nave en el exterior éste estuviera velando por vosotros en su meditación (o al menos vigilando vuestro bautismo de fuego).

El camino estaba ligeramente inclinado hacia abajo y tras un rato avanzando por un pasillo que seguía haciendo zigzag laxamente, vísteis que el pasillo se ensanchaba bastante, y ahora había el tripe de anchura en éstos. En esos momentos escuchásteis de repente un chasquido metálico (algo poco alentador, ciertamente, es lo que sentía vuestro corazón) y la gruta empezó a retumbar, como si alguien arrastrara un gran artefacto metálico contra el hielo. Parecía que no salíais de una y estábais metido en otra mala situación.

Algo esta pasando pero no logro discernir el que...
¿Habeis notado eso?

Sigo al grupo, mientras charlamos un poco más relajados al superar a las dos torretas. Los conozco de poco, pero me van infundiendo confianza. Ninguno de ellos ha reprochado mi cobardía, al contrario, ni siquiera la han mencionado, y eso me hace sentir bien, y su valentía es un ejemplo a seguir. Puede que tengan miedo, pero lo controlan y saben gestionarlo. Seguimos charlando cuando oímos un ruido que rebota por toda la gruta.

- ¿Qué será eso? - digo un poco asustada - ¿Es que vuelven a atacarnos?

Intento concentrarme en averiguar de dónde proviene ese sonido y de qué se puede tratar.

Ragaht avanzaba prácticamente en silencio. Estaba más centrado en contener su ira por no haber esquivado los láseres y haber recibido daño, no quiere ser una carga para el grupo. Al oír ese ruido no pudo evitar pensar ¿y ahora qué?

Las torretas habían sido un duro encuentro para el grupo, ya había dos heridos, pero la caza debía seguir. Así que sin mucha dilación seguí a mis compañeros.
No había ni un momento de paz. ¿Qué seria ese ruido? ¿Un nuevo adversario? Una vez más active el sable y me prepare para lo que pudiera aparecer.
 

Estábais todos sorprendidos. La situación comenzaba a hacerse dramática. Lo cierto es que estábais apretados unos contra los otros, intentando no moveros para averiguar qué diantres era aquel chasquido metálico. El frío seguía amenazando vuestros huesos pasivamente. Pasaron unos segundos y por fin comprendísteis lo que ocurría: ¡LAS PAREDES PARECÍAN ESTAR MOVIÉNDOSE UNAS CONTRA OTRAS! Era cuestión de segundos que os aplastaran... Algún tipo de mecanismo las estaba corriendo unas contra otras... ¿otra medida de protección en los túneles de Csilla?

- Uh oh... chicos, no es por asustaros ni nada de eso pero... ¡las paredes se mueven! ¡Si no hacemos algo acabaremos aplastados como huevos de gallina de Coruscant!

Intento escalar una de las paredes, pero el hielo hace que ésta sea muy resbaladiza y no logro subir por ella.

No podía ser verdad. Este tipo de trampas formaban parte del pasado y, aun asi, ahi estabamos...
Veo como Kayla tiene problemas para escalar la helada pared y me acerco a ayudarla. Junto las manos para que pueda apoyar su pie sobre ellas y le doy todo el impulso que puedo.

No soy lo suficientemente fuerte. Como no lo fui para proteger a mis hermanos en el pasado. Pero no volvera a pasar... ¡no fracasare de nuevo!

Convierto el fracaso en exito automatico y Kayla sube.

Estoy a punto de desistir cuando Jerec acude en mi ayuda. Me coge en volandas y me lanza hacia arriba, permitiéndome subir por la pared con facilidad.

- ¡Jerec! - chillo - ¡Tenías que subir tú! - en el fondo agradezco su sacrificio, ¿pero a qué precio?

No había ni un momento de respiro aun no nos habíamos recuperado del combate con las torretas y ya estábamos metidos de cabeza en un nuevo problema.

Parecía que nuestro enemigo nos estuviera esperando, todo el camino sembrado de trampas, una tras otra.

Observe la estancia y las paredes en movimiento así que la única opción que había era trepar por ellas con la esperanza de que en la parte superior estuviéramos a salvo.

Las paredes comenzaron a moverse, parecía que no había ninguna salida. Casi instintivamente, Ragaht saltó hacia una de las paredes y comenzó a escalar por ella sin ningún problema, tratando de buscar algún mecanismo que pudiera detenerlas.

Kayla intentó subir, pero tras resbalar sus pies en la roca, Jerece la aupó, tomándola de la cintura y luego juntando sus manos para que apoyase su pie y pudiera elevarse con el impulso. Sin embargo, la pared ya se venía contra ellos y a Jerec no le daba tiempo ni tan siquiera volver a intentar el ascenso. Lo mismo ocurrió con sus dos compañeros: Ragaht logró elevarse, mientras que Jezal no parecía poder subir. En esos momentos, tanto Kayla como Ragaht lograron ver que se encontraban en una especie de elevador (una construcción bastante simple) y que delante de ellos, a modo de panel de control, se elevaba junto a sus pies en la misma plataforma una pequeña estructura con botones. Era un control de mandos bastante intuitivo (y ambos no tardaron en darse cuenta que era lo que manejaba las paredes). Tras apretar uno de los botones mas grandes, las paredes heladas, que a punto estaban de aplastar al miraluka, se detuvieron, chirriando los pitones que hubiera detrás (o lo que fueran) y que hacía que ambas paredes acabaran por juntarse... Los padawans de arriba habían salvado la vida a los de abajo.

No con poco esfuerzo, Jerec y Jezal lograron subir (les costó dado el reducido espacio que ahora tenían, apenas un metro de holgura) con la ayuda de los compañeros de arriba, que alzaron sus brazos para sujetarlos. Fue entonces que una vez todos en la plataforma de arriba, pulsásteis uno de los botones de ascenso y descenso y ésta comenzó a elevarse más y más. Un ruido de cadenas hacía comprender que aquel rudimentario mecanismo de poleas y metal habia sido construido para subir y bajar por las redes de los túneles de Csilla.

Finalmente, el elevador se detuvo, justo delante de una entrada a otro pasillo helado. No había más opciones. Tras atravesarlo y recorrer unos metros vísteis delante de vosotros otra cueva más amplia, iluminada por ciertos focos laterales, así como una estructura de piedra blanca situada en el centro de la enorme cueva de hielo. Numerosos símbolos sith estaban esculpidos en la roca desnuda, y en ella, una sólida puerta perfectamente sellada se alzaba delante de vuestros ojos...

  (Runas Sith)