Partida Rol por web

Carter se muestra gratamente sorprendida por el dato que arroja Teyla, está claro que ha "estudiado" mucho, probablemente se haya tomado muy a pecho su nuevo cargo como responsable de grupo, por lo que ha oído de ella es una mujer muy entregada... aunque ella no ha llegado a memorizar todos sus informes, suficiente tiene con los del SG 1.

-Seguro que les hubieras dado una lección mucho mejor que yo- confiesa sin reparos y con una sonrisa mientars acompaña a la athosiana a acabar de prepararse, vistiéndose ambas con el uniforme oficial de Atlantis y sus armas reglamentarias -Se agradece que por una vez podamos tomarnos esto con calma... y me vendrá bien estirar las piernas después de tantos días encerrada en el laboratorio con Korrigan- tras decirlo y reflexionarlo mejor, se percata de que esa frase puede dar lugar a malentendidos y carraspea ligeramente.

-Quiero decir... investigando el colgante de Mjolnir que le entregaron en M1P-327...- sonríe disimuladamente, aunque en realidad es sencillamente cierto, y finalmente el reducido grupo de 4 miembros cruza el Stargate como tantas otras...

Al otro lado os recibe todo un "comité" de bienvenida, y Weir no se equivocaba en lo de que siguen en una edad media paralela... con la diferencia de que no se muestran para nada tan pacíficos como se esperaba.
Múltiples soldados subidos sobre unos caballos imponentes y más altos de los que acostumbráis a ver en la Tierra os apuntan de cerca con sus lanzas afiladas. De hecho están tan cerca que sólo con que os mováis un poco ya podéis recibir algún pinchazo, así que ni hablar de intentar levantar el rifle sin ser empalados con rapidez.

De entre ellos, una voz algo ronca y grave se levanta con tono autoritario.
-Quiénes sois y porque habéis atravesado el Círculo de Luz- espeta con sequedad. Está claro que no les gustan las visitas...

Somos viajeros, no venimos con intenciones hostiles,solo queremos comerciar con su pueblo...dice Teyla en un todo seguro y confiada, mientras sus brazos se alzan al aire, dando la impresión de que no quiere para nada dar a entender ningún movimiento hostil....

Con un tono mas bajo y suave , para que lo escuchen su grupo habla a Ronon.....Ronon, tranquilo...esta gente esta dispuesta a no dejar perder una oportunidad de acabar con nosotros, sin preguntar ni siquiera, no muestres ninguna reacción hostil y haz lo mismo que yo, lo mismo va a todos....al poco se dirige su voz a Korrigan y Carter... los Siento korrigan, al final va a resultar que no son tan pacíficos como creía Weir....

Al poco rato se dirige al grupo de Caballeros....Como bien ven , no venimos con intenciones hostiles, aunque ustedes estan apuntando con sus armas a futuros comerciantes y aliados..

¿esa es manera de tratar a viajeros?

Tras prepararse con su equipo habitual (no llevaba su espada en aquella ocasión, pues se suponía que no la necesitaría), Ronon se unió al resto del equipo y juntos atravesaron el Stargate. Pero por desgracia la bienvenida no fué como esperaban...

Casi como acto reflejo, la mano del satedano se dirigió directa hacia su pistola, pero no necesitaba las palabras de Teyla para entender que no había posibilidad de escapatoria. Estaban completamente rodeados y cualquier acción habría sido un suicidio, al menos por el momento. Así pues se limitó a dejar hablar a la experta, aunque sin pausar los cinco sentidos que había puesto en alerta constante a cualquier problema.

¿Podéis explicarnos porque tanta hostilidad a unos recien llegados?

La mirada de Teyla era segura, respetuosa y sin mostrar miedo.

Solo espero que no ataquen primero y pregunten después, no me gustaría vermelas con esas lanzas...,no entiendo porque se muestran de esa manerai, tal vez hace poco recibieron un ataque de los Wraith.Sea lo que sea, espero que no tengamos problemas...se decia a si misma pensando Teyla, una cosa era segura, algo debia de pasar para que esa gente reaccionara asi ante ellos, era normal que sucediera tales cosas, ya habia tenido experiencias parecidas en planetas parecidos, pero que ella recordara, nunca había llegado a un Planeta y un ejército entero les estuviera esperando para atacarles con armas primitivas.

La voz que habló antes se adelanta más esta vez, aunque todavía subido a su caballo y con el rostro cubierto parcialmente por un yelmo plateado le da un aspecto bastante imponente.
-¡Estamos en guerra!- espeta como si fuera lo más evidente del mundo, de hecho escupe las palabras cómo si las palabras de Teyla le resultaran ofensivas así que está claro que si no se hubiera mostrado respetuosa ya estaríais todos atravesados por esas lanzas.

-Hemos visto salir esa cosa del Círculo de Luz y cuando vinimos a investigar... vinisteis vosotros y matásteis a dos de mis hombres, así que debéis de ser espías de mi hermano- entrecierra ligeramente los ojos y emite un gruñido, momento en el que Carter arquea ambas cejas y se muestra algo aturdida. ¿Matar a alguien? Pero si acabáis de llegar...

Sam retrocede apenas un paso, a fin de cuentas tampoco puede moverse mucho más, pero así se acerca más a Teyla para poder susurrarle.
-Me temo que si estaban por aquí cerca pudo alcanzarles el efecto kawoosh generado por el agujero de gusano- musita con preocupación, pues está claro que no era vuestra intención pero a ver cómo convencéis a ese pueblo de lo contrario -Deberíamos soltar las armas, ya nos tienen en el punto de mira...- mira de reojo a la athosiana y desengancha el P90 de su chaleco, pero no lo suelta hasta que la actual jefa de grupo lo confirme.

El tipo que parece ser el portavoz o líder del grupo de hombres armados no os quita el ojo de encima en ningún momento, mirándoos a todos inquisitivamente y algo extrañado. La verdad es que sóis de lo más raro que ha visto en su vida... ¿y ésa con el cabello tan corto es una mujer?

Bajemos las armas lentamente y dejémoslas en el suelo, solo las Glock-17 y los P-90, aseguraros de mientras las bajáis, ponerles los seguros.

Lentamente... decia despacio para que solo escucharan Carter,Ronon y Korrigan.

No venimos con intenciones hostiles hacia aqui...., solo vamos a dejar esto en el suelo, no pensamos huir. decia ya en un tono que los escuchara los habitantes del planeta.

Ronon permaneció en tensión mientras escuchaba lo que se acontecía a su alrededor. Estaba claro que todo aquello había sido un malentendido, pero tendrían dificultades para hacerles verlo. De momento estaba claro que estaban a su merced, pero aún así se sorprendió cuando Teyla y Carter dijeron de soltar las armas y maldeció en su interior. Más de una vez había tenido que ocultarse de los Wraith en mundos subdesenvolupados que no tenían ni idea de cómo funcionaba el Stargate y mucho menos de cómo eran las armas del resto de la galaxia, y éste parecía, evidentemente, uno de ellos. Así pues estaba seguro de que no habría hecho falta dejarlas, puesto que ellos ni tan solo sabían que lo eran. Hasta que Teyla lo hubo, dicho, evidentemente...

- ¿Qué armas? - susurró a sus compañeros con una mirada llena de significado, antes de que les diera tiempo a tirar también las pistolas y hacer evidente ante los ojos de aquellos atónitos hombres que también se trataban de armas, algo más peligrosas que sus lanzas, por cierto. Fuera como fuese, almenos de su pistola no se había hablado, por suerte.

Solo lleguemos aqui con intención de comerciar, no somos el enemigo.

Teyla intentaba ser lo más diplomática posible, la verdad que estaban totalmente rodeados, con lanzas a punta de piel cerca de ellos, dejar las armas balísticas lo vio la mejor opción, ya que era lo más visible que portaban, con los seguros puestos no habría mucho peligro para nadie.Teyla miro a Ronon, sabia que un Satedano que había sobrevivido tantas veces, eso lo veía mal, que dejaran sus armas, pero de momento era la única forma de hacerles entender que no habían llegado con intenciones hostiles, que tampoco eran culpables de la muerte de los dos hombres que perecieron en el efecto kawoosh, la verdad que estaba algo pensativa, si realmente había hecho bien en hacer lo que había hecho y ordenado, de dejar las Glock-17 y las P-90 en el suelo. A Sheppard de seguro se le habría ocurrido algo brillante, pensaba Teyla...

Pero ahora era ella, se tenia que anteponer a los acontecimientos, ahora tenia que velar por la seguridad de su equipo más que nunca, lo haría bien, solucionaria de la mejor manera posible el incidente y todos volverían a Atlantis.

Korrigan había estado perplejo durante los primeros minutos. Estaba obnubilado por la presencia de tal contingente rodeándolos. Se repetía una y otra vez mentalmente, "tranquila y un cuerno", y nadie podría reprochárselo.

Todo iba mal, los apuntaban con lanzas, antiguas pero efectivas. Y Teyla no conseguía mas que convencerlos de que eran espías, un guerrero habría hablado con esa gente hasta que lo obligaran a soltar las armas o lo que fuera, sin embargo estaban demostrando su falta de hostilidad de manera muy abierta, y eso un guerrero del Medievo no lo hubiera hecho, y por tanto no lo entendería.

Viendo por donde discurrían las acciones, dejo sus cosas en el suelo y se decidido a hablar, no le gustaba la idea, sobre todo con las puntas de lanza al alcance de su cuello, como estaban ahora, pero era la mejor opción. Tenía un plan. Al menos tenía una idea.

Yo soy Korrigan que vengo del Séptimo Circulo, hijo de Korrik, sabio de Odín y portador del martillo de la sabiduría. ¿Y quién osa pararnos en nuestro viaje, quien eres tú?

Vale, por el momento no eran más que pamplinas lo que había dicho, pero el guerrero no lo sabía. Solo sabía que se había presentado, que el linaje y el lugar que había dicho no lo conocía, lo que significaba que venía de muy lejos, y eso daba la oportunidad de que fuera de más allá de donde estuviera su hermano iniciando el conflicto. Y sobre todo, le había dado la oportunidad de presentarse, de nombrar sus ancestros o su linaje, y realzarse delante de sus hombres.

Era la forma correcta de presentarse, no estaba seguro, pero al menos se había presentado. Entre su sombrero, que no era un casco, pero era una prenda de cabeza, que podía ser fácilmente confundible con la de un chaman o un sabio, y sus gestos, cortos porque no disponía de espacio, pero pavoneándose, y mostrando los símbolos y talismanes que portaba consigo, como era el escudo de StargateAtlantis al hablar del Séptimo Circulo, o el martillo de Thor como el de la sabiduría, esperaba causar al menos una reacción dialogante y confusa en el líder de esa banda de descerebrados.

Cuando más tiempo estuviera confuso, más tiempo tendrían para idear un plan y sobre todo para salir vivos de allí.

Además tenía que presentar al resto de sus compañeros y eso podía darle también más tiempo, ya tenía una idea de cómo hacerlo y de conseguir explicar porque parecían todos tan diferentes.

El hombre os observa inquisitivamente mientras empezáis a abandonar las armas con tremenda cautela, exceptuando a Ronon que aunque abandona alguno de sus cuchillos por razones obvias no hace lo mismo con su pistola, la cuál duda que esos nativos puedan identificar... y de momento parece que ha acertado.

Teyla se esfuerza por mantenerse tranquila y conciliadora, consiguiendo que el supuesto líder llegue a prestarle más atención tras haber accedido a abandonar las extrañas armas por voluntad e iniciativa propia.
-No veo que hayáis traído nada con lo que poder comerciar- responde algo contrariado. Está claro que algo no acaba de cuadrar. Es entonces cuando toma la palabra el arqueólogo, con una decisión incluso extraña en él, pero dejando claro que conoce mejor éste tipo de culturas y cómo tratar con ellas.

Sakarbik levanta un puño y se queda con él en alto, momento en el que sus hombres retiran las lanzas dejándoos espacio, aunque seguís rodeados por ellos pero al menos ya no os están apuntando.
-Sakarbik, hijo de Býk y general de Obetova- mira con fijeza el colgante de Bret, y tras unos segundos parece quedar bastante conforme con lo que ve. Baja el brazo y sus hombres empeizan a relajarse retrocediendo un poco.

-Si eres portador del martillo debéis estar aquí para ayudarnos... pero no sois como esperábamos- mira de reojo al resto de soldados, que cuchichean entre ellos por lo bajo sin dejar de miraros de reojo -Deberíais habernos avisado antes, ésta zona no es segura... Debemos volver a Obetova- todos empiezan a ponerse en marcha con sus caballos, Sakarbik sube al suyo propio y Samantha recoge su rifle del suelo gratamente sorprendida mientras le acercan una montura y se queda mirándla con cara de no saber ni cómo subir.

Bret observa cómo sus palabras causan el efecto deseado. El se presenta, orgulloso, al decir su linaje entiende que se trata de alguien importante y no un mero caza fortunas con malas pulgas. Puede que salgan con la cabeza en el sitio después de todo.

Poco a poco la situación mejora, pero siguen estando en el ojo del huracán. Así que aprovecha la invitación a salir del lugar en el que están.

No os dejéis engañar por nuestro aspecto general. Ellas son sacerdotisas guerreras, de los más poderos linajes de nuestras tierras. Y ese hombre de ahí, es el más fiero que yo conozco.

Señalo primero a Teyla y a Carter, intentaba hablar de manera misteriosa, casi con cábalas, pero sonar sincero, así que se dedico a decir verdades explicadas de maneras muy poéticas. Era cierto que ambas mujeres eran unas excelentes guerreras, y a su manera, hacían que la gente estuviera mejor, a base de salvar al galaxia y todo lo demás, con lo que el entendía completa la parte de sacerdotisa. En cuanto a Ronon, con el no hubo que mentir ni un ápice. Era más fiero que todos los hombres que había conocido a lo largo de su vida.

Pero no podía dejar así la cosa, tenía que explicar mejor que hacían allí.

Somos portadores de palabras, pero como sabrás son tierras lejanas  las que visitamos, y ser comerciantes siempre ha sido en trabajo honrado, es normal que sea nuestra carta de presentación. Y parece que no erramos en nuestra cautela, son tierras peligrosas, por lo que puedo ver.

Quizás puedas ponernos al día de lo que ocurre. Las palabras al recorrer muchos lenguas y kilómetros pierden fuerza. Y saber la verdad de vuestra mano será siempre agradecido.

Korrigan había visto monturas grandes a lo largo de su vida, los caballos americanos eran pequeños en comparación a las monturas árabes, y sobre todo las egipcias. Caballos de batalla, era lo que se le pasaba por la mente cuando veía aquellos animales de proporciones colosales. Sabia montar, siempre que no tuviera que ir a la guerra creía poder mantenerse entero encima de una.

Creía que estaba sosteniendo la conversación con el líder en un buen punto. Pero en cierta manera estaba quitándole voz de mando a Teyla, así que tendría que encontrar un punto en el que delegar su voz al resto del grupo y que con ello no se pierda la confianza que tan frágilmente habían conseguido en aquel momento.

Decididamente aquella misión no había sido una buena idea. Pero había algo más que le rondaba la cabeza. Decían que ya sabían que venían, igual que en la misión anterior, antes de coger el colgante. Había algo que él no sabía y que tenía que averiguar pronto.

Ronon escuchó atónito la conversación que se había desarrollado a su alrededor. En un momento habían pasado de ser simples prisioneros rodeados por un montón de puntas de lanza a ser los acompañantes del supuesto sabio Korrigan, de antiguo linaje. O algo así.

Fuera como fuese, el truco de Korrigan había funcionado, puesto que todos los soldados habían bajado las armas y se habían relajado. Ronon no solía dejarse pillar por sorpresa por segunda vez. Aún así, las cosas se complicaron cuando le acercaron uno de aquellos animales para que lo montara, algo que no había hecho nunca antes. Sin saber muy bien qué hacer, miró al resto, dubitativo, pero sobretodo con intención de aprender cómo debía hacerse...

Teyla estaba acostumbrada a montar a caballo, muchas veces había ido de partida de caza con su tribu, asi que con un grácil movimiento y cual amazona, no tardo mucho en subir al caballo después de volver a recoger sus armas.

Una vez montada a Caballo, estira la mano a Ronon...

Sube conmigo Ronon, en nuestras lejanas tierras a parte del entrenamiento en el gimnasio, tendré que enseñarte a montar a caballo también - las palabras iban en un tono tan bajo, que solo lo escuchara su compañero Ronon-

Me alegro mucho que estes con nosotros Korrigan -una inclinación a modo de reverencia fue dirigida a Korrigan -

Esperemos que podamos ayudar a esta gente y sepamos que ocurre.

Los hombres os tienden un par de caballos para los cuatro y empiezan a marchar, así que no podéis perder demasiado tiempo si no queréis quedaros rezagados y queréis descubrir algo más de lo que sucede en Corelia.
Teyla montó con gracilidad. Seguramente no sería capaz de llevar a cabo una persecución o una carrera de obstáculos a lomos del animal, pero trotar con relativa tranquilidad no se le daba mal.

Sam la mira sorprendida y con una pizca de orgullo a la vez. Está claro que la mujer sabe lo que hace y ésta vez serán los varones los que tendrán que recurrir a su ayuda... además de ella, claro.
Deja que el satedano ocupe su puesto junto a la athosiana y se acerca al otro caballo.

-¿Tiene idea....?- no termina la frase, algo cohibida por tener que admitir a Korrigan que no sabe demasiado cómo montarlo, pero el arqueólogo sorprende de nuevo a Carter subiendo con relativa normalidad, aunque no tanta como Teyla.
-Cierto, ha sido muy buena idea lo dicho anteriormente... por un momento me recordó a Daniel- admite con una sonrisa mientras se sujeta a Bret.

-Al parecer nos esperaban, o algo similar... Dijeron que no somos cómo esperaban. ¿Qué esperaban?- mira a Teyla y Ronon montados en el otro caballo, bastante incómoda con el continuo movimiento del animal, pero aún así no se queja y os dejáis guiar por los jinetes campo a través, aunque cada vez podéis distinguir más montañas y rocas mientras recorréis terrenos que os hacen descender más hasta que acabáis distinguiendo a lo lejos vuestro destino.

Parece ser una pequeña ciudad, o mejor dicho poblado, fuertemente vigilado y enmurallado, anclado en el fondo de un precipicio casi como si formara parte de él.

Bret ayuda a subirse Samantha con una sonrisa, hasta que una vez arriba e iniciado el camino ella le dice que le recuerda a Daniel Jackson.
Ahí su sonrisa se nubla, y cambia el gesto por una cara de concentración.
Ella no lo sabía, la había visto en varias ocasiones en la montaña Cheyenne, pero no trabajan en la misma rama, ni salían de misión juntos, y claro está, ella no sabía que Jackson había sido su mayor enemigo, que aun perduraba como un fantasma en su vida diaria.

Había viajado al otro confín de la galaxia para dejar de sentirse un segundón de tres al cuarto, y ahora, en el momento en el que tomaba las riendas de su vida y lograba salir de una situación complicada, le decían que se parecía a su mayor enemigo.

Si bien el mismo respetaba a Daniel, era cierto que no soportaba bien, el saber que durante muchos años lo considero un loco, y después tubo que admirarlo por llegar más allá que cualquier otro especialista en su campo. Aquello era duro de reconocer incluso para el mismo.
Así que asimilo como pudo las palabras de la militar, intentando decirse a sí mismo que la comparación era debida a que ella solo había conocido a otro lingüista en toda su vida.

Su cabeza dejo de dar golpes sobre ese tema cuando se internaron a través de las montañas y reconoció el lugar al que se dirigían. Aquello era una fortaleza, una preparada para la guerra. El lugar, la forma, el acceso. No era clase de lugar creado para gobernar un reino, más bien era el lugar idóneo para defenderse en cruentas guerras.

Y aquella idea se afianzo cuando lo enlazo con las palabras del general Sakarbik. Parecía que toda su nación estuviera preparada para una guerra inminente. Y estaba claro que no podía ser contra los fantasmas.

La raza de vampiros espaciales era muy sofisticada en su manera de cazar humanos, y aquellas defensas eran del todo ineficaces para hacerles frente. Quizás el interior de la montaña si pudiera ofrecer resguardo contra ellos, pero la fortaleza no.

Y sin embargo allí estaba. Eso daba a entender, que aquel pueblo llevaba una continuidad bélica de cientos de años. Y se temía de manera irremediable que hubieran llegado justo en mitad de alguna guerra civil, provocada por la muerte de algún regente que dejara más de un descendiente. Era sin lugar a dudas la mejor de las opciones que podía Korrigan barajar en aquel momento.

No obstante tendría que enterarse por medio de las palabras de los que ahora eran su escolta. Puede que las personas que esperaran fueran apoyo militar o logístico de otro planeta, para combatir en una guerra próxima. Y puede que los confundieran con los emisarios de otro lugar con el que querían mantener tratos.

Eran muchas dudas, pero tenía la certeza, de que en poco tiempo, cadáveres se amontonarían frente las duras murallas, ya fueran de un bando o de otro.

Creo que hemos llegado en un mal momento. Parece que están en mitad de una guerra. Y a enemigos de estos, no vamos a poder convencerlos de que no somos enemigos. Hay que tener cuidado y salir de aquí cuanto antes.

Sus palabras eran las justas, y su tono era leve, un poco más que un susurro, pero bien amortiguado por el sonido de los cascos de aquellas poderosas bestias en la roca de la garganta montañosa. Esperaba poder hablar con tranquilidad antes de llegar y verse encerrado en un conflicto que no iba con ellos.

La verdad que llevas toda la razon Korrigan...decia Teyla mientras hábilmente se acercaba en su montura al flanco derecho del Lingüista...

Hemos llegado en un mal momento, esta gente parece sacadas de las peliculas de "Ivanhoe" o "El Rey Arturo"..., no te extrañes , Sheppard cada dos por tres nos invita a ver sesiones de películas tanto a Ronon como a mi, la verdad que son, un tanto curiosas.

Pero lo de ahora, es cruelmente real, si no vigilamos los pasos, estaremos en un conflicto bélico de esta gente, a Weir no le gustara nada que tomemos parte en tal Guerra para nada.

Debemos de prepararnos para lo peor.

Ronon aceptó la ayuda de Teyla para montar el animal, no sin algo de fastidio por tener que hacerlo.

- ¿Cómo que "también"? - preguntó algo picado por el comentario de Teyla, aunque sin darle excesiva importancia.

A pesar de estar algo incómodo por el traqueteo del caballo, el satedano permaneció atento a lo que sucedía y se hablaba a su alrededor. Estaba claro que aún continuaban estando en un entorno algo hostil y no era conveniente bajar la guardia.

Pues a alguien... de su planeta, básicamente - pensó tras la pregunta de Carter - esta gente no debe tener ni idea ni de cómo habremos conseguido esta ropa...

Ronon se impresionó, al igual que el resto, ante la magnitud de la fortaleza de aquellos caballeros y alzó la vista para poder observarla en toda su esplendor. Tal vez estaban relativamente atrasados tecnológicamente, pero había que reconocer que aquella gente había hecho un gran trabajo arquitectónicamente y sabía perfectamente cómo hacer una buena fortaleza, al menos para su tiempo.

Las palabras de Korrigan y de Teyla no hicieron más que confirmar sus sospechas. Se habían metido enmedio de una olla a presión e iba a ser difícil escapar de allí con tanta vigilancia sobre ellos y tanta tensión en el ambiente. De momento solo cabía esperar...

Carter asiente también a las palabras del doctor. No es ningún misterio que os estáis metiendo en la boca del lobo, más bien al contrario está muy claro... incluso demasiado, pues provoca que os sintáis algo más tensos e incómodos.
Por un momento Samantha mira tras de si, al enorme campo abierto que dejáis atrás, y por un instante piensa en si sería rentables ar media vuelta e intentar huir... pero no, sería demasiado arriesgado, entonces sí que intentarían daros caza y mataros sin más dilación.

Además, y a pesar del riesgo, esa enorme fortaleza parece prometer algunos datos interesantes. Quizá dentro consigáis la información que os pidió Weir desde un principio y podais marcharos antes de que la situación se ponga más difícil.

Llegáis a la altura de las enormes puertas, a las cuáles hay que acceder a través de un estrecho puente que hace de "efecto embudo" para evitar los asaltos multitudinarios a la misma. Enseguida se oye el tronar de un cuerno, grave y sonoro, lo suficiente para hacer retumbar todo a vuestro alrededor y haceros temer que pueda caer alguna roca del precipicio... pero por suerte no es así.

Los portones se abren lenta y pesadamente, y todos los jinetes que os acompañan, o custodian según se mire, empiezan a entrar.
Sakarbik, el supuesto líder o capitán de dicho grupo, se detiene y espera a que lleguéis hasta su altura para empezar a guiaros por los pasillos exteriores de la fortaleza, avanzando hasta un arco en el lado oeste que lleva a un amplio patio donde hay hombres entrenando y también las cuadras para los caballos.

Sakarbik desmonta con la soltura propia de años de experencia, observando como lo hacéis vosotros, momento en el que arquea una ceja con escepticismo.
-Está claro que no acostumbráis a montar en caballo... ¿cómo os trasladáis en vuestro pueblo?- pregunta dejando que otros hombres se encarguen de los animales, empezando a deshacer el camino para dirigiros al interior de la fortaleza en sí, o mejor dicho al interior de su edificio superior.