Partida Rol por web

Miró el pasillo nuevamente y parpadeo varías veces... una, otra... una ultima vez... el anciano le había hecho que mirara con más detenimiento y entonces reparó en todo lo que ahí había... Fue notando, poco a poco como la bilis se le iba subiendo por su esófago dando ese "gustoso" sabor ácido que le hizo llevarse la mano a la boca con todas las ganas del mundo por devolver aquel jugo gástrico... pero algo le hizo mirar a otro lado; se percató de que la chica rubia estaba hiperventilando y Adrien, caballero imbécil por derecho propio se acercó a ella olvidándose de sus emociones... la intento abrazar para intentar calmarla, pero el empujón que recibió hizo que parara en su intento y se quedo cerca de ella dispuesto a ayudarla a registrar la zona.

Al abrir Walter el traje, la percha que lo contenía, al parecer más frágil de lo que soportaba, hizo oscilar con efecto dominó los quince trajes que había tras aquel, desestabilizándose. Debía estar oxidada. Se partió antes de que el hombre llegara a discernir en plena oscuridad cuál era el contenido, que se desplomó chocando en principio con él, causándole una leve molestia en la nariz. Una vez en el suelo, se adivinaron perfectamente las formas humanas: Una mujer de mediana edad que debía llevar poco tiempo muerta por el inmenso corte que cruzaba su torso en canal. Las vísceras de la desgraciada asomaron a menos de un palmo de su cuerpo desnudo, descubierto por el anciano. Las piernas y brazos habían caído desordenadamente... Podía verse el hombro separado del brazo, que aún así había sido introducido en el traje, como si fuese el relleno de un espantapájaros...

Estaba totalmente empapada de sangre seca y aquella sustancia marrón que goteaba del techo...

No parece haber nada cortante... Esa zona está más limpia que el pasillo de las habitaciones. Lo único que ves merecer la pena a éste respecto es la espada de Evangeline.

-Cortar…caer…-Lene murmuraba entre dientes, su voz un lamento agonizante, toda su atención centrada en lo que hacía. Sus manos ensangrentadas recorrían la habitación como arañas pálidas y ciegas, su cuerpo presa de grandes temblores inquietos. Al no encontrar lo que buscaba finalmente se detuvo, su respiración convertida en el aliento de un débil pajarillo. Su rostro lentamente giró y clavó sus ojos desencajados en Adrien, percibiendo por primera vez su presencia a su lado. En la penumbra de la estancia su mirada fue como abrirse a un abismo sin fin, oscura, intensa y dotada de un profundo entendimiento (Pensamiento 1).

-Estamos todos muertos…-sentenció en un susurro a través de sus labios agrietados.

Zipp..el sonido le hizo girarse y súbitamente en calma observó cómo uno por uno los trajes caían al partirse la percha. Liberada de la fuerza que la sujetaba el cuerpo mutilado de la mujer se desparramó por el suelo, esparciendo el contenido visceral ante ella como si de un muestrario de collares se tratara. Sus ojos se clavaron en la imagen, repasándola lentamente, con meticulosidad, y luego resbalaron por los trajes desperdigados. Sus músculos se tensaron cuando la comprensión inundó su mente pero no se movió (Pensamiento 2)

Pensamiento 1: ¿quién es? El tampoco comprende, no hay salida, sólo el dolor…

Pensamiento 2: ¡Síiiiii! El dolor me liberará…pero está demasiado cerca, no quiero tocar el cuerpo…demasiada sangre..

El cuerpo se desparrama a mis pies, como un saco de arena al caer al suelo. Inmóvil, petrificado, giro la cabeza lentamente hacia mis compañeros. El resultado: una fotografía demencial; un Santa Claus maligno con su bolsa de juguetes de carne esparcida bajo el árbol de navidad.

- Madre santísima... ¿qué es esto?

La extraña afirmación de Lene Hamilton me hace salir de mi aturdimiento. (Pensamiento 1). Retrocedo dos pasos, todavía impactado por la imagen. Luego miro al niño Jake.

- No hay nada que temer, pequeño... no nos puede hacer daño...

La sangre seca, el líquido marrón que gotea, las articulaciones desencajadas y arrancadas... como una vaca estofada demsiado tiempo que pierde su cohesión... esa mujer fue un día un cuerpo vivo, que caminaba, hablaba, sentía... ahora es una mancha deforme que me observa desde el suelo, acusándome silenciosamente. Mi mente de abogado despierta, argumentando a mi favor. En mi cabeza, se dibuja rápidamente el tribunal, el juez, el jurado... Yo estoy parado en el banquillo de los acusados y, al mismo tiempo, paseo por la sala exponiendo mi defensa. Walter y Matthew, dos entidades divididas con un mismo objetivo. Los ojos acusadores de los otros se clavan en mi. Pero sigo siendo el espíritu de la navidad, el que alivia y alegra los inviernos de grandes y pequeños... ¿Quién podría desearme el mal?

Vuelvo a fijar mi atención en el montón de vísceras que han caído. Como el relleno de un pavo... Feliz acción de gracias, señora, su receta es la mejor de toda la competición... Pero alguien ya la ha trinchado y la ha dejado así, perdiendo su sustancia. ¿Quién haría algo como eso? La falta de modales me irrita, pero contengo mi impulso y recobro el temple.

- Deberíamos avanzar. Si permanecemos aquí, nada bueno puede suceder.

Miro hacia el fondo del pasillo, preparándome para seguir el camino hacia un lugar más seguro.

PENSAMIENTO - 1

¿Muertos? No, no estamos muertos. Yo no estoy muerto en absoluto. Lo que estamos es locos. Demenciados. Perdidos. Al menos, yo soy capaz de mantener las apariencias. Pero toda esta gente ha perdido el norte, el sur, la brújula al completo. debo salir de aquí... vivir... pero antes tengo algo que hacer, tengo que comprobar si sigo en mis cabales... ese niño será la prueba, el cordero de sacrificio. He cometido las mayores atrocidades, pero siempre he sabido quién soy. Un cadaver repugnante y un grupo de psicópatas no me harán desviarme del camino. Debo pagar mi deuda con la socidedad, pero no de esta manera. Hay formas, sistemas, métodos bien pensados y vertebrados a lo largo de décadas y siglos para que la justicia sea efectiva. Ésta no es forma de pagar. El sentido de la legalidad, de la imposición de un castigo, está diseñado para el bien de la sociedad. Aquí no hay bien, no hay sociedad. No pertenezco a este lugar... Ellos sí. Nada bueno sale de sus bocas ni de sus acciones. Están contaminados de este líquido marrón... están desmembrados y abiertos en canal, como esta pobre señora... ellos están muertos. Yo no.

“Ahora bien:

Quién dejará de hundir  su mano en busca del tributo para la pequeña olvidada.

El frío pagará. Pagará el viento.

La lluvia pagará. Pagará el trueno.”

***

Aquel cuerpo deshabitado permanece en pie como una estatua de mármol: fría, bella, joven, pétrea, distante, alba y quieta. Aquel cuerpo contempla con fascinado terror aquella escena que se desarrolla ante su garza mirada.

Aquel cuerpo baldío atraviesa un océano de horror y muerte como un viejo navío abandonado, sin dirección ni propósito. Gira y contempla en derredor gestos y miradas, busca una brújula que le indique el norte, un mapa que trace algún sentido entre tanto sinsentido, y no encuentra.

—Quizá es una pesadilla. O, quizá, no soy yo. Soy otra. Y esto no es. No es. Pero ¿quién soy?

—Soy Candice Banner—Murmura.

Y otra vez, una voz invoca su nombre desde las lóbregas sombras del pasado, una voz repite su nombre en un eco lejano.

—Candice. Candice. Candice…

Aquel cuerpo baldío navega como un viejo navío a la deriva. —Caron y Estigia— Aquellos ojos azules horadan gestos y miradas.

—Estamos muertos. Estoy muerta…

Aquel cuerpo se contorsiona brevemente. Un espasmo de llanto ante aquella revelación. Recuerda la sangre vertida, la cuchilla horadando la carne. 

—Candice. Candice. Candice…

Aquel cuerpo deshabitado va hacia aquella voz que invoca su nombre. Una pregunta para tantas respuestas sin sentido.

— ¿Denisse…?

Por un momento Evangeline retrocede aún más con un pequeño salto de susto cuando el cadáver se cae al suelo. Pero luego permanece quieta contemplando el cuerpo y sus pupilasse dilatan reconociendo las partes del cuerpo y viendo cómo ha sido mutilado.

[Pensamiento 1]

Una escena. Con compases de silencio. No, una partitura. Eso eso, una partitura emborronada. No, simplemente con sus figuras, silencio y alteraciones colocados de manera esporádica, pero que el conjunto... Sí, lo que importa es el conjunto. Es bonito... Manchas, borrones.

Se acerca poco a poco al cuerpo sin cambiar de expresión, con la mirada fija. Sus pupilas dilatándose cada vez más, se asimila a las de un gato.

Seca... Faltan los armónicos.

Se acuclilla cerca del cuerpo como una niña que busca conchas en la arena de la playa, y estudia las vísceras inmiscuyendo con la mirada hacia dentro de los cortes.

[Pensamiento 2]

Petrov... Una leve sonrisa gélida se dibuja por unos instantes en la cara de Evangeline.

Pensamiento 1: ¿Por qué la han metido aquí? ¿Por qué la han cortado de esta manera? 

Pensamiento 2: ¿Con qué se habrá hecho ese corte? ¿Cómo se lo habrán hecho? Es difícil cortar un cuerpo humano de esta manera. Alguna señal... Algo... ¿Se esconderá algo este cuerpo?

Pensamiento 1 pienso mientras aprieto la mano de Walter

Míralos, la mayoría se han quedado perplejos, algunos incluso solo dicen gilipolleces, en fin vaya panda de gilipoyas.... Pero bueno parece que el viejo por lo menos sabe reaccionar, seguro que si fuera por los demás nos quedaríamos aquí como estatus un buen rato.

¿Que hace la chinorri?, solo falta que se ponga a lamer esa asquerosa sustancia del suelo, seria gracioso ver a esa pera dando lame tones al suelo, si hasta parece que le gusta, me pregunto si le gustara tanto el cuando la sangre y las vísceras que toque sean las suyas

Candice comenzó a retroceder de nuevo hacia el pasillo, ofuscada en su propia penumbra*, mientras en la estancia del amplio y extraño guardarropa Evangeline, Jake y Walter examinan el cadáver, Lene estupefacta parecía buscar en torno al cuerpo, pero sólo ella sabía qué.

Adrien que en un principio parecía centrado en la hermosa Lene, descubrió que ella se marchaba gracias a que Sebastian se giró desconcertado al notar su ausencia, de modo que ambos salieron de la sala.

De pronto un golpe metálico sella las tinieblas del guardarropa. La puerta ha encerrado a quienes estaban tras ella, y Candice, caminando de espaldas y con los ojos clavados en la nada (pues tan solo eso alcanzaba a ver al haberse alejado) comienza a oír un tenue quejido que poco a poco se transforma en un aullido de dolor. Un dolor débil, quebradizo. La voz de Adrien hace eco en el extenso pasillo y resuena contra el óxido de la puerta.

- ¡JODER! -grita histérica Esther súbitamente- ¿¡QUÉ ES ESO!? ¿¡QUIÉN COÑO ERES!? -lo siguiente en oírse es un rasgado. Salpicaduras, golpes violentos acompañando gritos de un terror estremecedor mientras la voz de Adrien sigue luchando por respirar, por hacerse oír.

- ¡CORRE, CANDICE! -clama Sebastian mientras la sucesión de golpes continúan. Algo se choca con la puerta del guardarropa, ahora sumido en una impenetrable lobreguez. Vuelve a chocar. La voz de Sebastian se queja al otro lado... Quizá sea su cuerpo lo que empieza provocar abolladuras en las puertas de metal, cerradas como por arte de magia. A medida que se sucede aquel repentino estrépito, un sonido extraño crece en volumen... Agudo, siendo imposible de discernir si es animal o electrónico...

 “En la noche terrible, sustancia natural de todas las noches,

En la noche del insomnio, sustancia natural de todas mis noches,

Recuerdo lo que hice y lo que podía haber hecho en la vida.

Recuerdo, y una angustia

Se derrama sobre mí como un frío del cuerpo o un miedo.

Lo irreparable de mi pasado: ¡Ése es el cadáver!

Todos los cadáveres quizá sean ilusiones.

Todos los muertos quizá estén vivos en otra parte…”

***

— ¿Denisse…?

Afuera, gritos, confusión y miedo; adentro, gritos, confusión y miedo se repiten como un eco. Afuera, atrás, arriba, a un lado, adentro, adelante, abajo, al otro lado, en sesgo… ¿Cómo distinguir dónde acontece lo que acontece, si es que algo acontece en ese transcurrir sin tiempo ni espacio, ni memoria…?

— “¡Corre, Candice!”, una voz retumba en la oscura noche sin tiempo, donde un alma muerta guía a un cuerpo deshabitado hacia su destino.

Aquel alma muerta -¿Puede morir un recuerdo?- apenas intuye los gritos, aquel cuerpo se crispa, aquellos nervios se tensan como las cuerdas de un violín desafinado. — ¿Tienes miedo, niñita? ¿Llorarás y pedirás  ayuda? A nadie le importas, a nadie le interesas. Mejor calla y no molestes. Ve, llora en aquel rincón, muy lejos de mi vista, niña boba— Otros cuerpos se tensan, otros cuerpos gritan, saltan, corren, se retuercen.

Un cuerpo grita un nombre y aquel cuerpo deshabitado, frágil, delgado y pálido murmura para sí, interrogante, ajeno a la realidad, ensimismado en su abismo:

— ¿Puedes oírla? Es Denisse. Me llama, me necesita…

Y aquel cuerpo deshabitado y aquellos ojos tristes se vuelven hacia la oscuridad, una y otra vez, como si la oscuridad ejerciese un magnetismo feral y arrastrado por un impulso irrefrenable se sumerge en la oscuridad que se proyecta aquí y allá, adentro y afuera, atrás y adelante, arriba y abajo, a diestra y siniestra, por doquier…

— ¿Cómo explicarle a mi ausencia que aquel cuerpo abyecto y detestado, profanado y abandonado, trémulo y expectante, es el mismo cuerpo que mucho tiempo atrás habité, el mismo que me fue arrebatado, y el mismo que en este incesante devenir olvidé?

Aquel cuerpo avanza, se aleja de los gritos y de los golpes, sigue un camino de tinieblas sin más brújula que aquella voz que lo nombra.

—Candice. Candice. Candice…

— ¿Denisse…?

Evangeline se levanta de golpe con el ruido de la puerta al cerrarse. Seguidamente los gritos... En medio del caos que se reina en la estancia, Evangeline se mantiene erguida como una piedra. Por un momento todo su cuerpo se tensa y sus órganos se contraen. Aquellos gritos que le ponen a uno los pelos de punta...

De repente sus músculos se relajan y en su cara se dibuja una sonrisa psicopática.

Qué bonito...

Poco a poco empieza dar giros y vueltas sobre sí misma con los brazos extendidos

- ¡JAJAJAJA!

Como si estuviera fuera de sí, las carcajadas de Evangeline se entremezcla con los ruidos y los gritos.

"Corre, Candice!" - Se para en seco mirando fijamente hacia donde se encontraba la puerta.

- Quiero salir de aquí. ¡Vamos! - Empieza a alejarse poco a poco de la puerta caminando atrás con la mirada fija aún como si esperara que de repente se abriera la puerta y apareciera algo que pondría sus vidas en peligro, dispuesta a echarse a correr en cualquier momento.

Cuando escucho aquel ruido estridente suelto la mano del anciano llevándolas hasta mis oídos para taparlos Nos van a matar a todos, nos van a matar a todos repito mientras me quedo a cuclillas.

mis ojos se abren como platos al ver la reacción de Evangeline Se ha vuelto loca.... Mis ojos que comienzan a llenarse de lagrimas se vuelven a clavar en el anciano Sácanos de aquí por favor

Oscuridad, densa como el petróleo, negra como la más oscura noche, viva como un alien venido del más allá. Súbitamente, movida por una fuerza sobrenatural la puerta se cerró como una losa cayendo sobre una tumba y cuatro almas perdidas en el abismo de su propia mente quedaron aisladas, enterradas y desesperadamente conscientes de su fragilidad. Nada estaba bajo su control. Eran títeres de una voluntad ajena que enloquecida les precipitaba hacia un único destino: la muerte. Sólo había una diferencia: el cómo y el cuando.

El cuerpo de Lene giró sobre sí mismo, desplazando el espeso aire a su alrededor, su rostro apuntando a las voces angustiosas que venían del otro lado. Esther primero, luego Sebástien, gritaron agónicos y sus voces histéricas hirieron los oídos de la trapecista haciéndola gemir y temblar. [Pensamiento 1] Evangeline comenzó a reir como una histérica, sus risas un tétrico contrapunto a la agonía del exterior, mientras la voz del niño se habría paso en su atontada mente, un rayo de inocencia en un infierno peor que el ideado por Dante.

[Pensamiento 2] A ciegas Lene giró bruscamente, dirigiéndose hacia donde creía que estaba la salida, su boca abierta en una mueca estridente que se abrí y cerraba en un intento por respirar. Su cuerpo tropezó con algo, quizás Walter, quizás Esther, o quizás chocó contra la pared. No sabría decirlo, pues estaba completamente desorientada. Un gemido de dolor se escapó de sus labios y sus piernas se doblaron cuando sus pies cedieron bajo su peso. Su cuerpo temblaba aterrorizado y los brazos de la mujer giraron como si estuviera nadando, en busca de un asidero. Finalmente, los plegó sobre sí misma al tiempo que comenzaba a mecerse adelante y atrás. No podía cerrar sus oídos a la angustia del exterior pero si podía cerrar su mente…[Pensamiento 3]

Pensamiento 1: Ya ha llegado, ya está ocurriendo…están muriendo

Pensamiento 2: las paredes…están…me ahogan…no…no puedo respirar…

Pensamiento 3: El viento golpea su cara, cálido y dulce como la primavera. Sus pies descalzos se pliegan sobre la cuerda floja, ligeros y firmes, seguros de su lugar. Los brazos extendidos completan la forma, la espalda recta, el rostro erguido y sonriente…”Nunca he visto algo tan bello, ¿Cómo lo haces?” El rostro de él es amable y la mira con deseo, hechizado. Ella…se siente tan bien…

No había puerta más allá de aquel guardarropa... Era un callejón sin salida...

Sin embargo los ruidos y gritos cesaron, y el silencio les recorrió en cada fibra... Hasta que la puerta, como por el efecto del propio envejecimiento, se abrió de nuevo. Sus ojos pudieron de nuevo hacerse a la penumbra, en un vago intento de iluminar los trajes echados por el suelo y a ellos mismos. Nadie había al otro lado. Ni rastro de Candice, Adrian, Esther, Sebastian o lo que quiera que fuera su atacante... Solo un silencio mortal y de nuevo el olor a hierro...

La situación me deja absolutamente perplejo... la sensación de irrealidad me inunda por todas partes... (Pensamiento 1)... Los gritos, el sonido, el olor... y luego la oscuridad. Aturdido, retrocedo dos pasos, alejándome del cuerpo descompuesto de la mujer. La voz desquiciante de Evangeline me saca de mi ensimismamiento. Mi atención vuelve al pequeño Jake.

- Tranquilo, chiquillo. No permitiré que te hagan daño.

Intento acostumbrar mis ojos a la penumbra, buscando una salida de aquel lugar. Tiene que haber un sitio mejor... menos peligroso... menos expuesto... Dejo de temer por mi vida, y empiezo a temer por mi alma. Siento la imperiosa necesidad de mantenerme alejado de Evangeline... el peligro surje de ella a borbotones, empapándome por completo.