Partida Rol por web

Más animada, empiezas por escribir o enviar mensaje de voz a Will y a Robby. Te disculpas, y lo harás en persona, comentas un poco que todo bien, que tienes trabajo y necesitas unos días para ti. También se lo comentas a Brenda. Entretanto llega respuesta de Robby, emoticones de sonrisas y corazón. Envías mensaje a Frisbee, no puedes finalmente este fin de semana, pero que seguís en contacto, estás interesada en “conocerla”. 

Recuerdas que necesitas ropa, tal vez la de Michelle te sirva o compráis algo. Michelle. Te derrites solo con su nombre. ¿Estás pilladísima por ella? Qué lío tienes en la cabeza, pero es que la mujer es majísima, el destino te la ha puesto a tus pies. ¿Dónde está la trampa? O, simplemente que hay personas así, o como Brenda. No todo el mundo es una caja de hipocresía y reproches. Tú crees que no te agobiarás de Michelle, pero, ¿y ella de ti?

Te pones a trabajar. Con ritmo al principio. La imaginación se te va y viene con esas imágenes. Vas contactando, te despistas, vuelves a los negocios. Tu jefa también, en alguna ocasión discute con su interlocutor. Aunque lo hace sonriendo. La miras con disimulo. Los ojos se te van a su boca, a sus pechos.

Te sumerges en el trabajo, ella se ríe y te exiges que te pongas a lo tuyo. Es una tarde de no parar, con tu jefa al lado, te aconseja, te anima, te exige. Porque desde luego Michelle es muy exigente con todo, con ella, contigo. Es un poco máquina cuando se pone.

Al menos sirve para que te olvides de tus deseos, de tus malos rollos. Transcurren las horas y buena parte de la tarde, entre llamadas, comentarios y alguna broma. Las sombras se alargan. 

-Vale. Ya está bien. Finito. ¿Una copa de vino, Alice? Por supuesto que sí.

Por momentos, la tarde es fluida, el trabajo le despeja las ideas y enfría sus monstruos internos...claro que por otros instantes necesita tomar el aire, cuando Michelle se le acerca y la pilla des prevenida, un montón de sensaciones casi incontrolables se le caen encima y pierde el hilo de lo que estaba haciendo. Realmente se sentía como si estuviera en el océano durante una tempestad, imprevisible, peligroso, atrayente... Pero Michelle era un faro, una luz que le indicaba hacia dónde nadar...

¿un faro? ¿una luz? ¿pero tu te estas escuchando? mierda Alice, sácate eso de la puta cabeza. Ella es una mujer a la que no puedes ni debes aspirar, esta lejos de tu alcance y tampoco es lo que quieres. Es lo que quieres ahora pero ¿para el resto de tu vida? no no, nada de eso, nada de atarnos a nadie. Eso no puede ser...

Carraspeo. Vuelve al trabajo, se serena...papeles, llamadas, bien...todo controlado. Su voz, otra ola...una mirada, un rayo...

Por dios esto es insufrible...

Por fin llega el atardecer, el día había pasado a toda velocidad y casi ni se había dado cuenta.

-Si por dios.-dice con un gran suspiro de alivio, dejando caer sus hombros y se recuesta en la mesa bajando la tapa del portátil.-Vino está bien...dame un minuto que recojo esto...

Un pequeño refrigerio preparado por Michelle, un copa de vino rojo con especies y aroma de cerezo, y algo para picar. Una charla convencional, sobre series y libros, anécdotas, te enseña fotos de su hijo, un atractivo adolescente. Luego se toma una ducha, tú recoges y lavas la vajilla, haces la cama, ordenas el trabajo, documentos y carpetas.

Recibes mensajes de Brenda y Will, sin problema. Brenda, por supuesto, te pregunta si quieres que vaya a verte, que te echa de menos. Y solo ha pasado un día. También hay un par de mensajes de Frisbee, un “ok” y un “tenemos que vernos, avísame”,  que suena misterioso, o al menos a ti te lo parece.

-Habrá que acostarse pronto. Mañana a primerísima hora salimos. Quiero cumplir todas las citas y cerrar acuerdos. -te saluda Michelle a la salida de la ducha. Va envuelta en una gran toalla que cubre desde el torso a las rodillas. El cabello también en otra toalla.

-Tenemos algunas horas por delante. Si te quieres duchar, es tu turno. Mira en mi vestuario a ver si algo te gusta y te vale. ¿Quieres pasta para cenar?

La tienes delante, una fruta madura. Te muerdes el labio. En ningún momento hoy Michelle se te ha insinuado, aparte de algún comentario picante en plan broma. Tú te duchas, ella se cambia de ropa, algo cómodo, falda y camiseta, después tú también te pones algo, y la encuentras en el sofá, mirando la tele. Te señala el asiento a su lado.

-Ven, a mi lado. Que necesitas mimos. ¿Qué tipo de peli te apetece? A mí la ciencia ficción me encanta.

¿Qué haces, Alice? ¿Te sientas acurrucada en su abrazo? ¿Acaso podrás resistir su cercanía o ella la tuya? Es solo una peli y no pasa nada. ¿prefieres hacer otra cosa que no te conduzca a su regazo? ¿O estás deseándolo?

La ducha le sentó bien, más que bien de hecho. Tendría que haber empezado el día por aquí, sin duda, lo habría visto todo con una mejor perspectiva. Parecía que el agua tuviera la virtud de apagar el fuego que crepitaba en su interior...

Claro que esa sensación de paz antilibidinosa se esfumó tan pronto como salió de la ducha y recibe el "inocente" recibimiento de Michelle. Si, lo deseaba, por supuesto. Y también deseaba otras cosas...y no eran ver una película. Pero entendió o creyó entender la intención de la rubia...tal vez se trataba precisamente de eso, de autocontrol. 

Puedes hacerlo Alice, no eres un animal ¿no? Va, venga.

-Perfecto, si...una película. Umm ¿ciencia ficción? No te pega nada jaja me encanta.- se acomoda al lado de Michelle, intentando no estar tensa.- ¿Que tal...umm Passengers? ¿Interestellar? ¿Alien el octavo pasajero? Ah y pasta para cenar me parece estupendo, pero si quieres podríamos pedir...pago yo, tu ya has trabajado mucho hoy.

-¿Y qué me pega a mí, va, listilla, dime -se ríe, "ofendida" - te sientas a su lado, y como no haces amago de nada más, ella toma la iniciativa y se recuesta en ti, en tu mullido pecho, y coloca tus manos en su vientre. -Interestellar, buena elección.

La peli os entretiene. Te olvidas del sexo. Pero no solo por la película sino por esa calma que a veces parece emanar de tu jefa. Has acertado, autocontrol. Aunque en realidad ha sido fácil, no has luchado contra ese deseo. Se está muy bien así, con ella entre tus brazos. A veces le das un beso en la cabeza o juegas con tus cabellos. En ocasiones es ella la que gira y levanta la cara para besarte. 

Termina la peli. Llega la cena que has encargado. Entre bromas y risas os la zampáis enterita. Una última copa de vino en la terraza y a dormir. Michelle te unta la crema en la zona del tattoo. Bromea y te besa en la espalda. Duermes con ella, tranquila, sosegada. Deseándola, sin embargo no hay necesidad apremiante. Eres tú ahora la que se refugia en su regazo y Michelle no tarda en conciliar el sueño. Su respiración acompasada la delata.

A la mañana siguiente, despiertas y, soñolienta, paseas hasta la cocina office. Michelle ya está vestida, lista, preparando el desayuno. Te hubiese gustado hacerlo tú, pero esta mujer es de una actividad frenética. Tienes el fin de semana para sorprenderla. Para anclarte a ella. O para seducirla igual que ella a ti.

-Bongiorno, signorina. Tienes media hora. ¿Suficiente? ¿o eres de las que necesitan dos horas en el baño? 

Te encuentras mejor. Tus fantasmas arrinconados. Te dan ganas de comértela a besos. ¿Cómo reaccionaría esa mujer que da la impresión de tenerlo todo organizado, controlado? O casi que quizás dejarlo no sea que...No, no crees que suceda nada. Estás muy serena, muy bien contigo misma.  

No lo piensa, no lo medita. Se siente bien. Se siente agradecida. Y lo quiere demostrar. 

Se acerca a ella, interrumpiendo sus palabras amables, no las necesita, la tiene totalmente derretida; Alice sólo se deja llevar, tal vez demasiado pero no quiere pensar. Las mejores cosas que le han pasado en la vida fueron fruto de no pensar.

Toma dulcemente su rostro entre las manos y une sus labios en un beso. Pero no cualquier beso, uno profundo, amoroso, tierno, nada devorador ni hambriento. Un abrazo entre sus labios, un gesto cálido e íntimo, se adivina una sonrisa por la posición de su boca.

-Ahora si...buenos días.- responde cuando se separa, apenas unos milímetros, de ella, aún con sus frentes unidas y las puntas de ambas narices casi tocándose. Se ríe ligeramente, su respiración es calmada, sus demonios estaban adormecidos y corazón, feliz.- Sólo necesito veinticinco minutos, por cierto.- añade con un guiño divertido.

-Más...que está muy rico -Le das otro abrazo entre tus labios - Más -te pide, sonriendo. Un tercero llega, demorándose en el tiempo. Luego las dos os ponéis a reír. Te sientes fenomenal. 

Desayunas y en camino en la motocicleta de Michelle. Su conducción no es agresiva, no se mete en líos, respeta señales y conductores. Luego la mañana es de mucha actividad, de entrevistas concertadas en los salones de estética y en algún restaurante que pilla por la zona. Michelle es la intermediaria de un holding de mediano tamaño que quiere hacerse con varios centros. Hay preacuerdos, y va viento en popa. La observas como se desenvuelve, como actúa, sus gestos, sus formas, el carisma que desprende. También acaba pactando la compra de un restaurante italiano. 

Vais a comer, un almuerzo ligero, para continuar por la tarde. En el baño, recibes un mensaje al móvil. Es Will. Lees que quiere verte. Hablar. Conoce un pub, música en vivo. Te propone quedar esta noche, que te olvides un poco de tu jefa. Que lo pasaréis bien.

Will. Eso hace que tu culebra se agite en su sueño. Lo recuerdas dentro de ti. Su abrazo, sus besos, sus movimientos detrás tuyo. El dolor placer de aquella penetración. Te dan sudores. Con lo tranquila que estabas. ¿Qué hacer? El finde es de Michelle. Sábado y  domingo. Will es un rato y un desahogo. ¿Sí? ¿No? ¿Cómo se lo tomaría Michelle? Quieres distancia de Will y Robby. Pero la tentación...¿Sí? ¿No?

Maldita sea Will... Alice se remolonea un poco dentro del baño, con el móvil en las manos, pensando...maldiciendo también.

Suspira, deja el móvil, coge un poco de agua fría en la mano y se moja las muñecas y la nuca. Se había mojado la cara pero eso habría echado a perder el maquillaje. Logra serenarse...no, Will no tiene derecho a hacerle esto. Ella había pedido unos días de paz y Will debía respetarlo. Él y todos...empezando por ella misma.

Está enfadada, se mira al espejo, ve que tiene la mandíbula apretada. Tiene que calmarse...más agua. Bebe un poco y se seca las manos con una toalla deshechable. No hay tiempo para más. Su mirada sigue encendida pero tiene que contestar.

No, Will. Nos vemos el lunes. 

Enviar.

No había manera de componer el mensaje que fuera menos borde. Le había arruinado en cierta medida el día...y lo peor es que él ni siquiera lo entendería. Suspira y guarda el móvil antes de volver con Michelle, intentando que no se le notara el cambio de humor.

Cuando te has sentado con Michelle, ya has recompuesto tu expresión, en un intento de que la perspicaz mujer no note nada. Si lo hace, Michelle no lo menciona.

-Ya he pedido por ti. Aquí se come muy bien, sabroso, nutritivo. -baja la voz- La tercera parte es mío. Es propiedad de tres socios. -te guiña un ojo. 

Te llega otro mensaje. Will. No desiste. Es un buen tío, pero como todos los tíos, le falta la sensibilidad femenina. Tienes claro que quiere follar. Tecleas un rápido, "No" . Y le bloqueas. Ahora se te nota en la cara. De manera fugaz. La rubia no se mete, es discreta. 

-El plan es continuar esta tarde un rato, un par más de citas. -prosigue y se estira como un gato.- Luego, no se, estoy como muy activa para "apalancarme" en casa. ¿Qué hacéis los jóvenes ahora? Como siempre, ¿no? Disco, pub, fiesta. ¿Qué te apetece? Hay que celebrar el día, que está siendo una maravilla. Me das suerte, Alice. Ven aquí -te da un besazo a través de la mesa. Justo llega el camarero.

-Señora Feifer. -te mira y saluda - Señorita. Qué sorpresa. ¿Qué tal todo? ¿Lo de siempre?

-Genial, Derek. Sí, con el vino de "Reserva". Ella es Alice. Mi asistente. 

-Ah gracias.-  responde algo avergonzada a eso de que Michelle había pedido por ella. Se serena después de bloquear a Will, se da cuenta de la mirada de Michelle. Ya sabía algo. Mierda Alice siempre tienes que cagarla...no estropees el resto del día.

Sonríe luego con bastante sinceridad y se deja contagiar por el entusiasmo de Michelle, le devuelve el beso y parece que el color vuelve a su cara. No puede apartar los ojos de ella.

-Eres una exagerada... sólo es que eres muy buena en tu trabajo.- le dice convencida y une su mano con la de ella para darle un buen apretón...y tarda en retirarla aunque finalmente lo hace.- Y si jeje me temo que eso no ha cambiado nada, a todo el mundo le sigue gustando salir, beber...el rollo de siempre, ya sabes. Pero me parece un plan perfecto. Noche en plan "las chicas quieren divertirse" jaja.

-Ah...así que Feifer, ya era tiempo de saber tu apellido.- la pica, animada por su broma- Encantada, Derek.- responde, educada y sonriente.

La breve comida, un lunch, está exquisita. No es copiosa, y acompañada de un mínimo de vino de excelente calidad, te estás dando unos lujazos de órdago. Si te vieran...¿De verdad te está sucediendo o es una fantasía? Despiertas del sueño con un chasquido de dedos de tu jefa. 

De nuevo en marcha. 

No te agota porque estás en forma. Y no sabes cómo ella aguanta de aquí para allá. Será por eso que luego se queda un par de días al sol en la terraza de su apartamento. Bueno, eso, y que tú cargas con la mochila y el portátil, y ella con su iphone y una carpetita. En fin, que eres la asistente. 

Acabáis más tarde de lo previsto. Y por mucha moto que habéis utilizado, te duelen los pies y las nalgas. A Michelle también, sin embargo no quiere regresar, quiere celebrarlo sin esperar a mañana. Ahora lo ves en sus ojos, brillantes, eufóricos, casi febriles. A Michelle es esto lo que le pone. O una de las cosas. El éxito. El triunfo. O haber obtenido esos contratos. No lo tienes claro. Tal vez simplemente el ajetreo de los negocios, el conquistar y cautivar personas. Destapar elixires y ofrecerles a cada una de ellas el aroma que desea. 

El deseo. 

¿Le preguntas sobre ello? ¿La observas nada más? ¿Lo dejas para otro momento? 

Al pasar al lado de un pub se escucha la música tipo jazz o blues que se escapaba por las rendijas de la puerta. Michelle se mira el local.- No lo conozco. Vamos a entrar. 

¿Entráis? ¿Prefieres la intimidad de su apartamento, descansar...o celebrarlo? ¿Más tarde? ¿Probar la aventura de ese pub?

Alice se mantiene a su ritmo, embelesada pero al mismo tiempo, aprendiendo. Es realmente alucinante esta mujer, cuando más sabe sobre ella, más atractiva a cada momento.

-Tienes una energía increíble Michelle...por el amor de dios.-dice cuando la ve tan radiante, allí en la puerta de pub. La morena no está cansada pero su ánimo dista mucho del de Michelle. - ¿De dónde sacas la energía? Oh hacía siglos que no escuchaba blues...vamos dentro.- la apremia, realmente encantada con la idea, ya veríamos en qué terminaba la noche, de momento le apetecía tomar una cocacola y relajarse.

-¿Cómo lo haces?- pregunta una vez que están acomodadas- Es...¿no te estresas con este trabajo? A ver a mi me gusta pero lo tuyo...es como si fuera tu combustible.

El apartamento queda para luego. Entráis en el local, “Las personas que Amo” , os saluda el blues y cierto bullicio de conversaciones.

No es muy grande, una barra rectangular una docena de mesas  redondas flanqueadas por sillas. Es acogedor. La gente que hay se nota la típica salida después de las oficinas a tomar algo antes de regresar a casa y algún grupito que sale de fiesta. Las edades oscilan entre jóvenes como tú a más allá de la edad de Michelle. La mayoría están en un término medio.

Quedan un par de mesas libres por el centro, tomáis asiento. Te pides una Cocacola y Michelle una copa de champán. Se descalza disimuladamente -Uff, qué alivio. Luego no me los podré poner. Cogeremos un taxi. Jajaja.

Se moja los labios en la bebida. Responde a tus preguntas. - Es mi droga. Mi café, mi nicotina. Mi cuerpo y mi mente lo necesita. Eso y gimnasio, piscina, bicicleta estática. -Bebe un poco más – No es un rirmo que pueda llevar todos los días. Pero a veces me vuelvo muy caníbal. Jaja. Acostúmbrate, pequeña. Y rapidito.

Hay una mesa al fondo con una mujer de edad, gordita, vestida con túnica, lee las manos a un chico. En otra esquina, una mujer de treinta y tantos, echa las cartas a una mujer. La barra y las mesas las atienden un chico y una chica.

Tú miras aquí y allá, ella también. Un momento de relax. Hay gente guapa, hay quien te llama la atención. Michelle lo nota, adopta la expresión de un tiburón.

-¿Vamos de caza? ¿Qué dices? Tengo ganas de ti. Muchas. Y tú también de mí. Pero y si nos damos un aperitivo antes. Un poco de descontrol. Olvida tus miedos. Lo mismo nos dan calabazas.

Alice toma.a sorbos su Cocacola mientras observa la concurrencia, realmente el ambiente se le antojaba muy adecuado para poner el broche al día de hoy, aunque eso no quitaba que más tarde podrían acabar en un after o cualquier cosa.

La propuesta de Michelle la pilla algo desprevenida y sonríe.

-No conocía tu faceta liberal...me gusta jeje...-​​​​​​-comenta ahora volviendo su vista a la gente pero tal vez ahora con otro pensamiento, con otro instinto.

-¿Sabes? Nunca me han leído la mano, me gustaría probar eso primero...tal vez cambie mi perspectiva...¿Te animas? Será divertido. Y luego cazaremos.- promete guiñandole un ojo y lleva la mano a la rodilla de ella.

Tu mano a su rodilla y la de ella a la tuya. Se acerca, se inclina, te besa, sabor a champán y excitación en su boca. Su beso es dulce al principio y pronto deriva hacia una ferocidad que te asalta de pronto. La actividad del día ha puesto caliente a Michelle, ¿será eso? Se aparta luego un poco. -Perdona. Hoy soy yo la que arde por dentro, jaja.

Prefiere beber y pide otra copa.- Quiromancia. No creo mucho en eso. Farsantes. Puede que haya alguien que domine, pero cuando alguna vez lo hice, nada de nada. Bueno, vamos a preguntar si quieres.

Sin embargo hay que esperar turno. -¿Y si pagamos el doble puedes atender a mi amiga? Está de visita en la ciudad. -Michelle desliza el dinero en la mano de la pitonisa, el doble y un poco más. La otra sonríe.

-Ah, pues sí, estaba en la lista , la siguiente.

Tomas asiento frente a la señora. Tiene una cara ancha, un cuerpo grande con su amplia túnica de cuerpo entero. Te coge la mano. La observa reflexiva. -Uy. Tú eres una aventurera. Hum. ¿Qué quieres saber, un vistazo general o alguna cosa en particular?

Alice no se queja del beso recibido, es más todo su cuerpo reacciona y da un respingo largo, aspirando por la nariz cuando Michelle la besa de esa manera. La rubia acababa de activar todas las hormonas de su cuerpo, ligeramente adormecidas o distraídas para "evitar" daños. La sonrisa perversa y divertida que asoma en la cara de la morena asegura que ahora ella está tan o más caliente que la mujer de negocios. Se muerde el labio inferior.

-Nada que perdonar...- susurra en un tono que sonaba a que seguro que después había más que palabras. Alice se había encendido e iba a ser difícil que se apagara ahora. Aún así se contiene, tal vez por prudencia, tal vez por generar expectativa...y se van a hablar con la pitonisa.

-Sorpréndeme, cuéntame algo importante.-dice con actitud interesada pero retadora, desafiante.

Michelle se inclina detrás de ti, que estás sentada frente a la quiromántica. Te susurra al oído -Importante eres tú. -Te muerde ligeramente la oreja mientras mira a la mujer a los ojos. La pitonisa carraspea.

-¿Empezamos?

La rubia está extrañamente juguetona. -Te dejo. Es tu privacidad. *

La gruesa mujer escruta con mirada experta las diferentes líneas de tu mano, los dedos, la forma de las uñas, las repasa con las yermas de sus dedos, te gira la mano. Va desgranando "lo que ve" - Vas a tener una vida larga. Sí. Serás una abuelita. Un par de romances de verdad, intensos. Y muchos menores. -Se queda pensativa- Contradicciones, tu vida va a ser, o ya lo es, como cruzar a nado un pantano del Missisipi. Eres una inconformista. Eres fuego. Te vas a mover bastante. Te gusta el riesgo...Hum. Te puede devorar. No...tú misma te vas a devorar, como la serpiente que se come a sí misma. 

Levanta la vista hacia tus ojos-Algo importante...Siempre vas a necesitar más. A querer más. Tu corazón nunca va a tener suficiente. Vas a sufrir por eso. Y harás sufrir. Pero ya lo sabes. Cuando quieres algo no cesas en tu empeño hasta que lo obtienes. -Te cierra la mano y sonríe beatíficamente- Pero no te preocupes demasiado. Veo una buena vida. Intensa, como tiene que ser, ¿no?

Deja que Michelle se vaya, no por nada en concreto, por supuesto que no se iba a tomar en serio las palabras de la quiromante pero tampoco quería hacer que la mujer perdiera el tiempo en una tontería. De seguro que lo aprovechaba más buscando caza para luego.

Vuelve en si cuando la mujer empieza con su supuesta predicción y, al principio, Alice se ríe divertida y descreída ante la idea de ser abuela pero sigue escuchando. Asiente a lo de los romances, conteniendo una risilla floja.

-...y tan menores...insignificantes.- comenta mientras sigue atenta en la parte de las contracciones y el Misisipi.

Su gesto se ensombrece...se borra la sonrisa de su cara. Ya no le gustaba lo que estaba escuchando...se estaba incomodando precisamente por la verdad que sentía ahora mismo, removiendo sus entrañas, el miedo que la carcomía y se retroalimentaba... devorándose a sí misma. Y la cosa no mejora cuando le habló sobre el inconformismo y...el sufrimiento propio y ajeno. 

Suspira, con el gesto torcido y desanimado, fuerza una sonrisa y asiente con la cabeza.

-Si, supongo que así debe ser. Muchas gracias por su tiempo. Muy instructivo jeje...

La señora compone una mueca de disculpa. -No es una ciencia exacta. No soy infalible. Y siempre las personas tenemos el poder de decisión -Como si quisiera disculparse por la "verdad" que ella ha visto. Pero a ti ya te ha cortado el rollo. Un poquito. Pero al ver salir a Michelle el baño se te ilumina la cara de nuevo. Ella no te ve, se acerca a la barra y pide otra copa de champán. ¿Es la tercera? 

Te acercas, ¿vamos a cazar? preguntan tus ojos. Michelle te da un repaso de arriba a abajo, sus ojos son sagaces a pesar del alcohol que brilla en ellos. Y tú, para ella, eres un libro abierto. Te coge por la cintura y te apoyas la espalda en la barra. -He decidido que no. Que lo que quiero es follar contigo. Hasta el amanecer. Y más allá. 

Está muy contenta. Y muy salida. 

¿Y tú, estás de humor? ¿Te has recuperado del chaparrón anterior? ¿Quieres a otra persona en tu cama esta noche, Alice? ¿O también quieres comerle el coño hasta que se te caiga la lengua? 

El ardor de Michelle consigue volver a cambiar su humor, ojalá estar tan chispeante como ella, ¿Porque pediría una triste Cocacola? Estúpida Alice...bueno tampoco importaba tanto.

Su sonrisa vuelve a aparecer, aviesa, malévola, ardiente, deseosa...todo eso...

-Vámonos...tenemos una cuenta pendiente.- le dice dejándose atrapar contra la barra, se cuelga de su nuca y su cadera serpentea contra la de ella, pidiendo guerra, atenciones...-...¿o lo hacemos aquí mismo?- propone, de broma aunque desde luego que sí hubieran estado en otro tipo de local de seguro que ya habrían iniciado la fiesta.

Se ríe, le encanta ver ese brillo lujurioso en sus ojos, encendía sus instintos...se acerca y se funde en sus labios, apegando sus cuerpos, dejando sentir todo su calor.